LINGÜÍSTICA I
Lucila González de Chaves
1. Saludar
En estos tiempos difíciles, más que nunca, es necesario saludar a la
familia que nos rodea. También, por internet se puede saludar a los amigos y a
cuantos nos escriban, con las mismas formas correctas. Es agradable un correo,
por simple y corto que sea, cuando empieza con: buenos días, buenas tardes…
La expresión buenos días, se puede
utilizar en plural y en singular (buen día). Para los saludos
correspondientes al resto del día, lo normal en todo el ámbito hispánico es
emplear el plural, buenas tardes, buenas noches.
Algunos autores han explicado la utilización del plural, por analogía
con la expresión también en plural, de las horas canónicas (maitines,
laudes, vísperas).
Asimismo, se ha relacionado con un tratamiento llamado: «plural de
respeto».
Saludemos, siempre, al comienzo del día, para que ese saludo exprese
cariño, aceptación, fraternidad, tolerancia; así, quienes nos acompañan en este
aislamiento, sienten que su presencia nos es grata, que estamos bien en cuanto
a salud mental y física, que nada de ellos, ni sus palabras ni sus gestos ni
sus comportamientos, nos incomodan… Saludar, sonreír, decir: ¡buenas
noches!, ¡hasta mañana!, son una buena terapia para nuestro mundo interior
que padece incertidumbre y desorientación, y para nuestros cuerpos emocional y
físico que siempre están necesitando soportes…
Hagámoslo ya, para que no tengamos que agregar después a nuestras penas
el dolor de decir: pero…… si ¡ya es muy tarde!
2. Bacano
Es un vocablo aceptado por la RAE.
Bacano (bacana) proceden del adjetivo bacán, usado en Colombia.
"Bacán: en lenguaje juvenil, significa: muy bueno, estupendo,
excelente”.
“En Chile se usa también, para expresar que una persona es
prepotente, sobrada; o para hablar de un espectáculo taquillero”.
“En Colombia y Cuba, es un adjetivo coloquial para decir de alguien que
es muy atractivo, o muy admirado”.
En “Cuba, también se usa para señalar al hombre mantenido por su esposa
o su amante”.
“En Uruguay, para hablar del hombre que costea los gastos de las mujeres
con las que mantiene vínculos”.
Bacán, bacano, bacana, son americanismos (vocablos
nacidos en América del Sur) aceptados por la RAE.
3. Los genéricos masculinos
No invisibilizan a la mujer en el lenguaje, sostiene el periodista y
escritor Álex Grijelmo; destaca el valor simbólico que tendrían en una
reforma constitucional en el sentido de la lucha por la igualdad, pero
carecería de efectos jurídicos.
Y para descubrir dónde nacen los géneros en la lengua española, Grijelmo
acude al origen: al indoeuropeo.
Allí se comprueba que no fue por ninguna orden ni designio de los
varones, sino que surgió de la necesidad de marcar lo femenino, de visibilizar
a las mujeres y a las hembras en el género humano y en el animal, de tal forma
que el genérico que existía antes para todos los seres animados, derivó en el
masculino.
«Los términos que antes eran genéricos se convirtieron, por oposición
al femenino, en masculino. «Hay lenguas que tienen el femenino como
genérico y otras que no tienen género y no por eso corresponden a sociedades
más igualitarias».
Las duplicaciones o dobletes de género han estado en el idioma español
«desde siempre»; recuerda el catedrático Grijelmo que en el Mio Cid,
en el siglo XII se hablaba de mujeres y varones; de burgueses y burguesas. Y
era una sociedad no feminista.
Las «dualidades aparentes», dice, deben ser corregidas ya que “son el
gran problema del lenguaje sexista: diferencias de significados entre, por
ejemplo, pariente/parienta; fulano/fulana, solterón/solterona, zorro/zorra”.
Deben desaparecer del lenguaje los refranes machistas, los menosprecios y los
insultos que se dirigen hacia las mujeres en algunas frases hechas; también las
expresiones con un sesgo masculino”.
«Cuando se hayan resuelto las diferencias salariales, la violencia
machista, la discriminación de la mujer, cuando haya desaparecido todo eso y la
igualdad sea plena, el lenguaje dejará de ser una batalla».
4. El término “orbital”
Está relacionado con las órbitas, por lo que es inapropiado su uso como
equivalente de: mundial o global en expresiones como «cita orbital» o «marca
orbital».
Lo adecuado es optar por adjetivos como mundial, universal, global o
intercontinental, según los casos, ejemplos correctos: «Llegará a la cita mundial a
defender la doble corona». «Le permitió clasificarse para la cita
intercontinental que se disputará en Hungría».
5. Videollamada; videoconferencia
Estos sustantivos se escriben sin tilde en la i, y en una sola palabra,
sin guion, ni espacio intermedio.
Uso correcto: Las videollamadas de la aplicación han crecido de manera
exponencial.
Justicia prepara la celebración de juicios por videoconferencia.
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a) Auschwitz
Con motivo de la pasada recordación del acto de liberación de Auschwitz, la RAE recomienda:
1 ¿75; o 75. º ?
Para aludir al número del aniversario cumplido, se utiliza tanto el ordinal 75. º (Septuagésimo quinto) como el cardinal 75 (setenta y cinco).
Se escribe en minúsculas con el significado general de ‘gran matanza de
seres humanos’. Pero, para referirse al llevado a cabo por el régimen nazi, se
emplea Holocausto, con mayúscula inicial, como indica el
Diccionario.
La grafía de este nombre judío, puede ser con hache final o sin ella, y tilde en la A: Shoah o Shoá. En ambos casos, se escribe con mayúscula, pues es la denominación de un acontecimiento histórico.
4. ¿Auschwitz, Auswitch?
Auschwitz, con ch antes de la w y terminada en z, es la grafía en español,
preferible a Auswitch.
Son términos válidos en alusión a las doctrinas que niegan algún hecho
importante ya aceptado, en especial si es histórico o científico. Son neologismos válidos:
neonegacionismo y neonegacionista.
El término israelí es el adecuado en alusión al moderno Estado de Israel; israelita, hebreo y judío aluden al antiguo pueblo semítico, a su lengua y a su religión.
Formación de plurales
1. Sustantivos y adjetivos terminados en vocal.
Forman el plural agregando -s: casas,
estudiantes, taxis.
2) Sustantivos y adjetivos terminados en a; o, tónicas.
Lo forman agregando s: papás, dominós. Excepto el adverbio NO,
cuyo plural es: noes; y el pronombre YO: yoes.
Cuando funciona como sustantivo, admite dos plurales: yoes; yos.
3) Sustantivos y adjetivos terminados en i; u, tónicas.
Admiten dos formas de plural; se prefiere la primera:
bisturíes, bisturís; tabúes, tabús. En los gentilicios, se utilizan los
plurales en -es: israelíes, marroquíes, hindúes. Hay voces procedentes
de otras lenguas que forman el plural con -s: popurrís,
champús, menús. El adverbio sí, cuando funciona como sustantivo, su
plural es: es síes, diferente de la nota musical: si, cuyo plural es
sis.
4) Sustantivos y adjetivos terminados en y
Forman su plural con es: ley, leyes; buey, bueyes;
ay, ayes. Los sustantivos y adjetivos de uso reciente, tomados de otras
lenguas, hacen su plural en -s.: gay, gais; espray, espráis.
5) Voces extranjeras terminadas en y.
Deben adaptarse al español sustituyendo la y por i: panti (del ingl.
panty); ferri (del ingl. ferry). Su plural se forma añadiendo
una -s: dandis, pantis, ferris.
6) Sustantivos y adjetivos terminados en: S, N, X .
Forman el plural añadiendo -es: tos, toses; vals, valses; fax, faxes;
compás, compases. Otros son invariables: la/las crisis; el/los tórax; igual que
las voces compuestas cuyo segundo elemento es un plural: el/los ciempiés;
el/los buscapiés.
7) Sustantivos y adjetivos terminados en -l, -r, -n, -d, -z
Forman el plural agregando: es: dócil, dóciles; cáliz, cálices
Los extranjerismos deben seguir esta misma regla: píxel, píxeles; máster,
másteres; interfaz, interfaces. Permanecen invariables en el plural:
el/los polisíndeton; el/los trávelin El plural de hipérbaton es hipérbatos.
8) Onomatopeyas y voces procedentes de otras lenguas
Hacen el plural en -s: crac, cracs; zigzag, zigzags;
esnob, esnobs; cómic, cómics. La palabra club, admite dos plurales: clubs y
clubes.
9) Sustantivos y adjetivos terminados en -ch.
Procedentes de otras lenguas, son invariables en plural:
el/los crómlech; el/los zarévich; algunos hacen el plural en: es, como:
sándwich, sándwiches.
10) Los latinismos.
Hoy, se han acomodado a las reglas: hacen el plural en:
s, es; o son invariables, como ocurre con los préstamos de otras lenguas:
lapsus, lapsus; nomenclátor, nomenclátores; déficit, déficits; hábitat,
hábitats; vademécum, vademécums; ítem, ítems. Permanecen invariables en plural:
statu quo; currículum vítae; mea culpa.
11) Notas musicales.
Su plural se forma añadiendo s, menos en la nota sol,
que forma el plural con –es. Plurales de las notas: dos, res, mis, fas, soles,
las, sis.
12) Unidades léxicas de dos sustantivos.
El segundo es modificador del primero, por eso, solo el primer
sustantivo lleva plural: horas punta; bombas lapa; hombres rana;
igual que los compuestos escritos con guion: Los dos edificios eran
“viviendas-puente”.
Si el segundo sustantivo funciona con el mismo valor del primero, debe
usarse también en plural: países satélites, empresas líderes, palabras claves.
13) Sustantivos en plural
Para designar un solo objeto, como: gafas, pantalones, tenazas,
alicates, tijeras
14) Nombres propios.
Identifican un solo ser de entre los de su clase, y no van en
plural: Juan, Luisa.
15) Apellidos invariables
Los apellidos se mantienen invariables cuando designan a los miembros de
una misma familia: vamos a casa de los García.
Cómo decirlo adecuadamente
Universidad Nebrija:
Se desaconseja
sustantivar el nombre de la enfermedad para designar a la persona
1. Salud mental
Con motivo de la presentación de la Guía de estilo sobre salud
mental para medios de comunicación de la Confederación Salud Mental en
España, hubo recomendaciones para mejorar la redacción de las noticias
relacionadas con este ámbito:
a). Persona con problemas de salud mental, o persona con
trastorno mental, son las denominaciones recomendadas. Los colectivos que
representan a estas personas defienden estas denominaciones, especialmente
para su empleo en los medios de comunicación, y las consideran preferibles
a enfermo o enferma mental, que denominan al individuo por una sola de sus
características, y a otras, aún más peyorativas, como loco o perturbado.
Asimismo, más allá de los significados recogidos en los diccionarios,
se desaconseja sustantivar el nombre de la enfermedad para designar a la
persona (esquizofrénico, depresivo, anoréxico, psicótico, etc.), del
mismo modo que no es frecuente hablar de un sidoso o un canceroso para
referirnos a quienes tienen estas enfermedades.
b). Centro de salud mental o centro de rehabilitación y
otras expresiones similares son las adecuadas para referirse a las
instalaciones donde se atiende a las personas con problemas de salud mental; no
llamarlas manicomio. En otros centros sanitarios, quienes necesitan
tratamiento de salud no son recluidos, internados o encerrados en ellos.
c). Trastorno mental no es sinónimo de discapacidad intelectual
La denominación trastorno mental se utiliza para
referirse a una serie de problemas de salud que no suponen ni tienen por qué
estar asociados con una discapacidad intelectual. Así, la Guía de
estilo sobre salud mental para medios de comunicación indica que la
esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión o la ansiedad, entre otros,
son problemas de salud mental, mientras que el daño cerebral adquirido, el
autismo, el síndrome de Down o la epilepsia no lo son.
d). Términos de salud mental en otros contextos
En ocasiones se emplean en las noticias elementos y terminología del
campo de la salud mental para describir situaciones, personas o cosas que nada
tienen que ver con los problemas de este tipo. Por ejemplo, es frecuente usar
el adjetivo esquizofrénico para referirse a una situación caótica, irracional o
contradictoria, como en: El partido vive una etapa esquizofrénica. Se trata de
un uso metafórico que los colectivos que representan a las personas con
trastorno mental consideran inapropiado, peyorativo y perjudicial para su
imagen. (Conceptos de la RAE).
2. Dormir
En su significado básico de 'hallarse en el estado de reposo que
consiste en la suspensión de todos los sentidos y de todo movimiento
voluntario', este verbo es intransitivo (sin complemento directo),
ejemplo: Hoy he dormido mucho; pero, cuenta con algunas acepciones transitivas
(con complemento directo) como: dormir la siesta, dormir la borrachera; un
medicamento para dormir el dolor), y, además con algunos usos con pronombres,
como: quedarse dormido; me dormí temprano. El vocablo dormirse puede
explicarse como un proceso en el que un sujeto experimenta un cambio de estado,
sin ejercer un control directo sobre este. Dicen los lingüistas que no resulta
apropiada la paráfrasis: me duermo, yo me duermo a mí mismo; el pronombre, que
concuerda con el sujeto, no indica que el sujeto que ejecuta la acción también
la recibe, no es verbo reflexivo. Lo mismo ocurre con otros verbos
intransitivos (no tienen complemento directo) y pronominales como arrepentirse,
en los que no es adecuada esa paráfrasis: me arrepiento, yo me arrepiento a mí
mismo.
3. Llamar
El verbo llamar es transitivo (tiene complemento directo) en su acepción
de: intentar captar la atención de alguien mediante voces, gritos o gestos: lo
llamé para saludarlo). En el sentido de 'dar [a alguien o algo] una
denominación o un calificativo, podría generarse una expresión reflexiva,
como: Yo me llamo tonto cada vez que me acuerdo de lo que pasó. Pero no es
verbo reflexivo y es inadecuada la paráfrasis: Yo me llamo Pedro, me llamo
Pedro a mí mismo. Este caso se llama: “aporte del pronombre a una noción
semántico-aspectual”. No contenido, no significación, sino un caso gramatical
de aspecto solamente.
(Esto es lo más claro que a don Francisco Galvis puedo responderle en
relación con los verbos dormir y llamar).
4. Prever; prevenir
Prever significa ‘ver con anticipación’, ‘conocer, conjeturar lo que ha
de suceder’ y ‘preparar medios contra futuras contingencias’;
Prevenir es ‘preparar y disponer con anticipación lo necesario para un fin’
Aunque en ciertos contextos funcionan como sinónimos, cada verbo ha
especializado su uso: prever se emplea con el sentido de ver algo con
anticipación; prevenir con el sentido de verlo y tomar medidas para evitarlo.
Esta especialización semántica se aprecia en el uso de sus respectivos
sustantivos: se habla de prevención de las enfermedades
crónicas o de prevención de riesgos laborales y no de previsión de
ellas.
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DICCIONARIO MEDIOAMBIENTAL
El nuevo diccionario
medioambiental, en la Cumbre de Madrid:
El uso de términos como solastalgia o ecocidio ha sido frecuente en los debates en la Cumbre del
Clima; pero estas palabras, desconocidas para la mayoría, empiezan a trascender
y a hacerse habituales, a medida que crece la preocupación por el cambio climático.
Son términos y conceptos, unos
antiguos y otros de nueva creación, que aparecen en los medios y redes sociales —algunos ya
aceptados por la RAE — pero que irán
incorporándose, al vocabulario general.
Puede que a cualquier persona le
diagnostiquen ecoansiedad, tras haber visto por televisión
un ecocidio o haber discutido con un amigo negacionista sobre
las bondades del reciclaje. Alguien podrá creerse un ecohéroe.
Según las definiciones que proporcionan
la RAE, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) y la opinión de algunos
expertos en relación con el fenómeno del cambio climático, los siguientes son
solo algunos de los términos y conceptos más populares:
COP. Siglas con
las que se hace referencia a la Conferencia de las Partes en la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrado en Madrid.
Acidificación. En ecología,
fenómeno que padecen los océanos al absorber las emisiones de dióxido de
carbono y que pone en peligro la vida marina y los ecosistemas.
Descarbonización
y descarbonizar. Según la
Fundéu, son los términos adecuados para referirse al proceso de reducción de
emisiones de carbono, sobre todo en forma de dióxido de carbono.
Desoxigenación. Para la
RAE, es: ‘acción y efecto de desoxigenar’, y, para los ecologistas: fenómeno
que padecen los mares y océanos por el aumento de la temperatura relacionado con
el cambio climático.
Ecoansiedad. Según
expertos en psicología, ansiedad provocada por los desastres medioambientales.
Ecohéroe. Aunque el
término no está incluido en el DLE, se aplica a quien cree que ayuda con sus
iniciativas, cotidianas o excepcionales, a resolver problemas medioambientales.
Ecocidio. Para la
Fundéu, es un neologismo válido, formado a partir de los elementos compositivos eco- y -cidio, para
referirse a un daño ecológico muy grave.
Ecofeminismo. Según
expertos y organizaciones feministas, es un término que se usa para referirse
al tratamiento de los temas relacionados con el cambio climático desde una
perspectiva de género.
Ecopostureo (también ecoimpostura). Se usa de forma coloquial para
definir las estrategias de algunas empresas para aparentar respeto al medio
ambiente.
Ecotasa. Impuesto,
ya aplicado en muchos países, que penaliza a quien contamina.
Especismo.
Discriminación de los animales al ser considerados como especies inferiores,
según el Diccionario de la lengua española.
Hipermetropía
ambiental.
Según expertos en psicología, preocupación mayor por los dramas
medioambientales alejados de nuestro lugar de residencia, que por aquellos que
ocurren cerca.
Negacionismo. Para los
ecologistas, es negación del cambio climático.
Paladín (champión en inglés). En el marco de la Cumbre
sobre Clima, es el representante del presidente de la conferencia que realiza
gestiones relacionadas con la negociación.
Reciclaje.
Reutilización de materiales para fabricar nuevos productos.
Resiliencia. En el medio
ambiente, los expertos se refieren con esta voz, a la capacidad de un sistema
ecológico de recuperar sus propiedades tras verse alterado por una
perturbación.
Sabanización. Para la
Fundéu, es un neologismo válido para aludir al proceso de degradación de zonas
de bosque, en especial selvas o bosques tropicales.
Solastalgia. Según los
expertos, es angustia por las consecuencias del cambio climático o los
desastres medios ambientales.
Sostenible (también sustentable). Según la RAE, se usa
especialmente en ecología para referirse a una actividad que se puede mantener
durante largo tiempo sin agotar los recursos, algo básico para actuar contra el
cambio climático.
Taxonomía. Dice la
RAE que se aplica, en particular, en el ámbito de la biología, a la ordenación
jerarquizada y sistemática de los grupos animales y vegetales.
Guarecerse, es el verbo adecuado para expresar
que alguien se cobija en un lugar para librarse de un peligro o daño, o de las
inclemencias del tiempo.
Ejemplos correctos:
Numerosas personas se refugiaron en el edificio para guarecerse de las
tormentas.
Es cuestión de disciplina y fortaleza guarecernos en
nuestras casas hasta que pase el contagio.
¡Hay tantos que no tienen un lugar seguro para guarecerse!
……………..
“Unos se lanzan a la rebelión, al
desafío, que es una no-aceptación negativa. Otros se mantienen en la aceptación
indiferente, pura pasividad negativa. Los iluminados toman la actitud más
noble. Oponen a la angustia la esperanza que va más allá de una simple
aceptación, pues es una no-aceptación como la rebelión, pero de signo positivo,
es la aceptación en la esperanza”. (Obra: “Murió en ruta”. Francisco García-salve)
EL ESPAÑOL Y LAS MÁQUINAS
1. Noticias automáticas…
Dice la FUNDÉU: En el periodismo, como en muchas otras facetas de la vida,
la inteligencia artificial ha llegado para quedarse: numerosos medios de
comunicación disponen ya de robots capaces de crear noticias de forma
automática. Y, como en otros campos, la cuestión es saber si esas máquinas suponen una ayuda o una amenaza.
2.Ética y periodismo; el
lenguaje
Son los muy importantes y delicados asuntos que se han abordado esta semana en el
seminario “El español y las máquinas:
lenguaje, ética y periodismo”, organizado por la Fundación del Español
Urgente (promovida por la Agencia EFE y BBVA) y la Fundación San Millán de la
Cogolla.
Periodistas, ingenieros, filósofos, lingüistas,
informáticos… debatieron en el monasterio riojano de Yuso, considerado la cuna del español, sobre los aspectos
éticos, comunicativos y lingüísticos de la interacción entre personas y
máquinas, […]..
3.”La tecnología ha
pisado el acelerador”
"Vivimos tiempos vertiginosos en el mundo de la
inteligencia artificial; las tecnologías que la hacen posible han pisado el
acelerador y debemos acostumbrarnos a convivir con máquinas cada vez más
parecidas a nosotros, y que no solo podrán ejecutar las tareas que les
encomendemos sino que tomarán sus propias decisiones”.
Esas son algunas de las reflexiones con las que el profesor
José Ignacio Latorre, catedrático de Física Teórica de la Universidad de
Barcelona y uno de los mayores expertos en computación cuántica y aplicaciones
de inteligencia artificial, lanzó en la inauguración del encuentro.
4. Un deber ético
El físico y teólogo Javier Sánchez Cañizares, de la Universidad de Navarra, plantea si, ante esa posibilidad, no
tenemos el deber ético de impedir que suceda, de evitar la existencia de
inteligencias fuera del control humano.
5. Contenidos de forma
automática
Esther Paniagua, periodista española independiente,
especializada en asuntos de tecnología e innovación, conceptuó que las máquinas
ya son hoy capaces de crear contenido para los medios de comunicación de forma
automática a partir de datos, como redactar noticias sobre la jornada bursátil
o sobre un partido de fútbol, y lo hacen en un español, si no brillante, al
menos, correcto. Pueden producir más contenido que los humanos, ser más
precisas, detectar las informaciones falsas…, pero carecen de cualidades imprescindibles para hacer periodismo, tales como:
capacidad para la comunicación compleja, pensamiento experto, capacidad de
adaptación, juicio subjetivo…
6. ¿Ayuda o sustitución?
Olalla Novoa, periodista española y directora de servicios
de contenido digital de la consultora Prodigioso Volcán cree que la
automatización puede ser muy positiva porque facilita el acceso a datos; pero, emplearla
para sustituir a los profesionales e inundar el ecosistema comunicativo con
contenidos producidos con un coste infinitamente menor que los creados por
personas, es una tentación muy fuerte en un mundo en el que no parece primar la
calidad. Una vez más, aparece la duda, ¿máquinas para ayudar o máquinas para
sustituir?
….
Así, ha relatado, el nivel de cálculo mental se ha reducido
mucho desde hace décadas por el uso de máquinas, y «el castellano también se ha
resentido» porque «al escribir todos pensamos que habrá un corrector».
Esta situación «hace unos años era más tácita, pero estamos
en una época en la que las máquinas toman decisiones», lo que supone, a su
juicio, un «declive ético» aceptado por el ser humano, por ejemplo, «cuando se
dice que una decisión ha salido de un programa» y «esa delegación es, en
realidad, algo muy profundo y serio».
Se ha llegado a esa situación, «tras un siglo XX
vertiginoso», de avances en mecánica cuántica e inteligencia artificial que en
el siglo XXI tiene ya implicación en todas las actividades humanas.
«Hemos aprendido a aprender», ha asegurado Latorre Sentís,
quien ha explicado que ahora mismo, frente a la idea anterior de que fuera un
algoritmo el que le dijera a un ordenador cómo copiar la lógica humana, la
corriente científica actual es la de copiar en un ordenador la red neuronal humana
«y enseñarle como a un niño».
Latorre Sentís se ha referido a la existencia de
aplicaciones de inteligencia artificial que ya se usan como asesorías
jurídicas, médicas o empresariales; y a cómo se ha logrado que los sistemas de
reproducción de voz avancen hacia el reconocimiento de estados de humor o de la
imitación de entonaciones.
Y también ha aludido a que en Estados Unidos existen
compañías que hacen entrevistas de trabajo solo a través de máquinas y a que en
China se monitorean las caras de escolares para saber si atienden o no.
Pero es, ha dicho, en la ciencia médica donde más se pone en
cuestión el uso de inteligencia artificial por la posibles errores de los
ordenadores frente a los médicos humanos.
«Hay que analizar cuestiones éticas, entre todos, como quién
programa esas máquinas y quién supervisa el proceso», ha afirmado, «aunque esa
frontera ética esta en todas las disciplinas humanas y, por cierto, es
dramática en el caso del periodismo».
«Hay que pensar y codecidir», ha recalcado, porque hay que
responder a cuestiones como «si las máquinas son entes jurídicos» y, «ante eso,
los gobiernos no pueden mirar a otro lado, aunque lo están haciendo».
Ha insistido en que los gobiernos no pueden hacer más
«dejación de funciones» porque «entramos en la era de la supremacía cuántica» y
ha recordado que hace escasos días se dio a conocer la creación del primer
ordenador cuántico, que ya podría intervenir cualquier transacción u operación
tecnológica que se haga en toda la tierra.
Ante esta situación, «no nos queda más que preguntarnos qué
nos espera y qué significa nuestra especie, si somos solo un eslabón, al que
seguirá una forma de vida no biológica» y «si esa vida será benévola», algo que
él cree que sí.
En el futuro, «las máquinas nos cuidarán, nos acompañarán o
nos harán reír», ha defendido, y «hay que comprender y conocer ese proceso», ya
que «si no lo hacemos, perdemos libertad» y porque «la clave están en la ética
de verdad sobre esta cuestión, pero no solo hablando, sino legislando», dado
que «vamos a generar máquinas que van a cambiar nuestra forma de comprender la
vida y relacionarnos»
. La tercera y última de las mesas, que presentará el
investigador en procesamiento de lenguaje natural de la Universidad del País
Vasco Rodrigo Agerri, se centrará en los aspectos lingüísticos y en concreto
los que afectan al español con una perspectiva de ida y vuelta. Por un lado,
las máquinas «hablan» el español que alguien les enseña o que aprenden a través
de los sistemas de aprendizaje automático; ¿qué variedades y sesgos tiene esa
lengua?, ¿qué saben o pueden aprender las máquinas de matices emocionales?,
¿qué problemas se derivan de la traducción automática?… Y, por otro, ¿cómo
afecta todo esto a la evolución del español?
Ingenieros, filósofos, lingüistas…
Para tratar cuestiones tan diversas, pero tan relacionadas
entre sí, el seminario propone la reunión y el intercambio de puntos de vista
de destacados profesionales de áreas muy distintas, entre ellos, ingenieros y
especialistas en informática y procesamiento del lenguaje natural, como Rodrigo
Agerri (Universidad del País Vasco), David Llorente (Narrativa), Elisa Martín
Garijo (IBM), Juan Murillo (BBVA), María Pérez Ortiz (University College
London) y Luis Alfonso Ureña (Sociedad Española para el Procesamiento del
Lenguaje Natural).
También filólogos y lingüistas, varios de ellos
especializados en lingüística computacional, como Leticia Martín-Fuertes
(Google), Amelia Sanz Cabrerizo (Universidad Complutense de Madrid) y Carmen
Torrijos (Instituto de Ingeniería del Conocimiento).
7. El derecho de los
lectores
En lo que parece haber un acuerdo general, como señaló David
Llorente —de la empresa Narrativa (España), que ya produce cada día miles de
noticias de forma automática— es en que, en este nuevo panorama, los lectores tienen derecho a saber si lo
que están leyendo ha sido redactado por una persona o por un algoritmo. Porque
los contenidos generados por unas y otros no son siempre distinguibles.
“EL OCÉANO SEMÁNTICO DE LAS NOTICIAS
FALSAS”
1.
El Director general de la Fundéu BBVA, opina:
e
Las noticias falsas (y las falseadas)
son una de las principales amenazas para los sistemas democráticos, y su detección es uno de los grandes retos para
los profesionales de la comunicación.
Y también lo es que, como ante tantos
otros fenómenos, hemos adquirido para designarlo un anglicismo que puede
llevarnos a banalizar su significado: eso
de fake news suena menos contundente que los términos falsedad, desinformación,
mentira. No solo eso, sino que además, es prescindible porque cuenta con
innumerables alternativas en español.
Hace ya mucho que propusimos: noticias
falsas o falseadas como principal alternativa al omnipresente anglicismo fake
news. En su momento, explicamos que esas dos expresiones aportan matices
distintos: una noticia falsa puede serlo
porque falte a la verdad de forma involuntaria, o porque lo haga de manera
premeditada. En este último caso es más preciso hablar de noticias falseadas,
expresión que indica a las claras que la adulteración se ha producido adrede.
El
campo semántico relacionado con este asunto es más bien un vasto océano
plagado de criaturas no recomendables y
a menudo francamente monstruosas.
La palabra más general, la especie más
común, es la simple mentira (‘cosa que no es verdad’), una voz directa, clara y
de sencilla comprensión, que —quizá por eso— se evita a menudo en el lenguaje
políticamente correcto y se sustituye por el insulso adjetivo incierto: Eso de
que yo tuve algo con tu amigo es incierto, se oye decir a menudo.
Las mentiras existen. Se mueven, impulsadas por la mendacidad de
algunos, a través de: la desinformación
(‘acción de dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos
fines’), de la manipulación (‘intervención con medios hábiles y a veces arteros
en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad
o la justicia, y al servicio de intereses particulares’), y de la posverdad.
La posverdad es una de las voces que se ha incorporado más
recientemente a esta fauna abisal del idioma, y lo ha hecho, procedente del inglés (post-truth), para
designar la ‘distorsión deliberada de
una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la
opinión pública y en actitudes sociales’. El Diccionario lo dice claro:
«Los demagogos son maestros de la posverdad».
Se mueven, además de la mentira, la impostura (‘fingimiento o engaño con apariencia de verdad’), la falsificación (‘algo falso o falto
de ley’), la simulación
(‘representación de algo, fingiendo o imitando lo que no es’) y la falsedad (‘falta de verdad o
autenticidad’)
Un caso curioso es el de las patrañas. El Diccionario dice que esa voz se refiere a las ‘invenciones urdidas con
el propósito de engañar’, así como a ciertos ‘relatos breves de carácter
novelesco’. Seguramente por eso hasta hace unos doscientos años las patrañas no
eran mentiras urdidas para engañar, sino «para divertir o entretener».
Cuando alguien falta a la verdad puede hacerlo
con algún buen fin (las mentiras piadosas), o directamente para hacer daño.
Entre estas especies dañinas están la injuria (‘agravio, ultraje de obra o
de palabra’), la calumnia
(‘acusación falsa, hecha maliciosamente para causar daño’), la insidia (‘palabra o acción que
envuelve mala intención’), la asechanza (‘engaño
o artificio para hacer daño a alguien’), la
falacia (‘engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar a alguien’) y
hasta el libelo, que, además de ser
un libro pequeño, es un ‘escrito en que se denigra o infama a alguien o algo’.
Algunas de las anteriores podemos encontrarlas tanto en las páginas de
Diccionario como en las de Código Penal, ya que se consideran conductas
punibles.
A veces, para hacer daño ni siquiera
es necesario mentir. Es el caso de los chismes, que —como señala el
Diccionario— son ‘noticias verdaderas o falsas, o comentarios con que se
pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna’.
Acabamos de hablar de algunas de las
muchas especies que pueblan el océano
semántico relacionado con las noticias falseadas. Una fauna que puede
asustarnos, pero cuyos significados y matices conviene conocer para llamar a
las cosas por su nombre. Reducirlo todo al manido anglicismo fake news no es
correcto ni apropiado frente a la infinidad de sesgos, de intenciones y maneras
de expresarse periodísticamente, y, sobre todo, en las redes sociales, con
intención de dañar.
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