jueves, 25 de julio de 2019

OCHENTA Y CUATRO GLORIOSOS AÑOS DEL CEFA



Ochenta y cuatro gloriosos años…


Autor: Lucila González de Chaves

24 julio de 2019 - 09:05 PM

Nuestro himno recoge todo lo que para ese presente y para todo el futuro de la mujer, concibió el siempre amado y recordado fundador del Instituto Central Femenino.

Medellín
Era el año de 1945 y las alumnas del Instituto Central Femenino de Medellín, disfrutábamos de las festividades conmemorativas de los diez años de fundación de nuestro Colegio, el que con el correr del tiempo se llamaría CEFA.

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Uno de los especiales actos fue, en ese momento, el estreno de nuestro amado Himno. Por primera vez iba a ser cantado por todo el alumnado y para ello nos habían exigido llevar el uniforme de gala: medias largas de seda (sin importar la edad), zapatos negros con dos centímetros de altura en el tacón, un vestido azul oscuro, especie de “estilo sastre” con camisa blanca y un sombrerito estilo holandés, también azul. Con esta elegancia y con el orgullo de ser alumnas del I.C.F. desfilamos, cantando, por las calles vecinas a la sede del colegio, la misma de hoy.
Los autores del Himno encabezaban el desfile: el sacerdote sonsoneño, canónigo y doctor Bernardo Jaramillo Arango  autor del poema más didáctico e iluminante, dedicado a la adolescencia femenina; y el compositor que, con acordes marciales, puso las notas al poema convocatorio a mujeres, para escalar todas las cimas: el nunca olvidado maestro Carlos Vieco Ortiz.
Desde entonces, el Himno se ha venido cantado así, tal como fue creado; sin alteraciones caprichosas, ni personales, ni políticas, y continúa marcando la ruta de las, ayer, alumnas del Instituto Central Femenino y de las de hoy, estudiantes del CEFA.
Ese himno- en sus brillantes y poéticas metáforas - es un llamado a superar dificultades, a ser mujeres del futuro, con virtud, dignidad y sabiduría. Nos advierte que la consigna de tener honor, fe, espíritu de sacrificio, amor e idealismo, es nuestra bandera de combate en cualquier campo.
Por su altura poética, filosófica, didáctica y musical es imposible remplazarlo, como lo pretendió hace muchos años una de sus directivas (“de cuyo nombre no quiero acordarme”), dizque porque este himno era anticuado y había que modernizarlo, que era muy romántico, que había expresiones que no se entendían – nada menos que las metáforas - etc. etc.; pero en su afán de “llevar la contraria” no pudo hallar ni un poeta ni un músico que pudieran derrumbar la férrea y elegante estructura del Himno oficial del I.C.F. - CEFA –.
Y, es que todos los principios fundacionales del Colegio están resumidos allí. Nuestro himno recoge todo lo que para ese presente y para todo el futuro de la mujer, concibió el siempre amado y recordado fundador del Instituto Central Femenino, el ilustre profesional, en ese entonces con veintitrés años de edad y Director de Educación en Antioquia, Joaquín Vallejo Arbeláez: era urgente formar mujeres profesionales en todas las áreas, igual que los hombres, pues la mujer solo se ocupaba en ese momento, en aprender a tocar piano, a dibujar, a pintar, a manualidades y a filigranas, a la caligrafía……

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Todo cambió en 1935: nació el único colegio en Colombia formador de mujeres bachilleres que marcaban su paso hacia las universidades. Y lo ha logrado de manera sobresaliente; ha tenido siempre excelentes directoras entre las que destaco, y con honores, a Lola González y a Gladis Otálvaro.
Felicitaciones al CEFA; a sus cuerpos: directivo, administrativo, profesoral y estudiantil; y aplausos por ser, aún en este siglo XXI, bandera de nobles combates, de dignidad y compromiso, de ética y honradez.
Maestro Carlos Vieco Ortiz (1904 – 1979)
Gran figura de la música colombiana, cuya actividad se realizó en el campo de la educación. Fue, durante 26 años profesor de música en el I.C.F. – CEFA.
Muchas de las generaciones que pasaron por los claustros del Instituto Central Femenino, lo vimos con igual vigor espiritual, siempre fiel a sus principios éticos y estéticos; su varonil talante respetuoso, sereno, reposado y humilde. Un músico-maestro que valía por su sobriedad en las palabras, su discreción en la conversación y su receptividad para la belleza y la armonía.
Doy testimonio de su amor por la música y de su devoción por el mensaje que ella entrega; de su ejemplar comportamiento como maestro; de sus métodos sencillos y simples para que sus alumnas aprendiéramos a cantar desde el corazón y desde la alegría de vivir; pudiéremos leer notas en sus pentagramas y distinguir claves.
La producción musical del maestro Vieco abarca más de tres mil composiciones entre: pasillos, bambucos, valses: Invierno y primaveraTriste y lejanoHacia el CalvarioPlegariaTierra labrantía, Cultivando rosas, etc., todas ellas con letras de grandes poetas como León Zafir, Bernardo Mejía Palacio, e interpretadas por figuras destacadas del canto como Alfonso Ortiz Tirado, Margarita Cueto…
El maestro Carlos Vieco fue condecorado con la Cruz de Boyacá, y tres veces con la Estrella de Antioquia: dos en plata y una en oro. Recibió también la Medalla al Mérito de Colcultura y el Premio “Germán Saldarriaga del Valle”.

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Comentarios:

Edgar
Edgar 
2019-07-25 11:53:12
Nostalgia de mis dos hermanitas, felicitaciones!

lunes, 22 de julio de 2019

DOS OBRAS QUE PODRÍAN CONSIDERARSE CLÁSICAS


 Dos obras literarias que podrían considerarse clásicas





21 julio de 2019 - 09:38 PM

A partir de las notas de estudio recopiladas en su archivo personal como maestra y escritora, la autora navega en el universo de Nikos Kazantzakis.



El autor: Nikos Kazantzakis (1885 – 1957)
Narrador, poeta, dramaturgo, abogado y filósofo griego. Viajó largo tiempo por todos los lugares de origen de la cultura greco-cristiana. Su adolescencia fue época de inquietudes espirituales: acosado por asuntos metafísicos y existenciales; por el ateísmo y el “superhombre” de Nietzsche.
Pasó seis meses en un monasterio, obsesionado con preocupaciones espirituales, tratando de alcanzar una unión con Dios. Desde siempre, y hasta sus últimos años, la figura de Jesús estuvo presente en sus pensamientos.

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Dice la crítica literaria que “Kazantzakis es el hombre de las múltiples vidas condensadas, todas inquietas, todas esperanzadas, todas con la mira hacia el horizonte de la historia donde, duramente la paz se hace justicia. […]. El amor a la justicia, la revolución por el pobre, es compromiso con la sociedad, nunca desaparecerán de él, ni en su obra”.

1. El jardín de las rocas:
El odio al hombre blanco está en su apogeo. Kazantzakis asiste a la tragedia de los años que preceden a la Segunda Guerra Mundial. El libro no es propiamente una novela; podría decirse que es un relato histórico. "Capta la incompatibilidad entre el pensamiento y la acción, entre la aspiración a la justicia y su realización…. Conturbado, escribe esta obra”. (Izzet).
 “El tema esencial es el hombre meditativo frente a hombres entregados en cuerpo y alma a la acción, por la fuerza del momento histórico, y, a veces, en detrimento del alma”. De ahí que algunas expresiones se prestan a todo tipo de discusiones:
- “¿A dónde vamos? ¡No preguntéis!... ¡No hay comienzo, no hay fin! Solo existe el momento presente, desbordante de amargura y de dulzura, y lo saboreo hasta las heces”.
- “No razono, no calculo ni obedezco. Me lanzo en pos de mis deseos. Grito e interrogo, golpeando las tinieblas: ¿Quién nos ha arrojado sobre la tierra sin haber consultado nuestra opinión?... La vida es breve y no tenemos tiempo para ser tímidos o morales…”.
Otros conceptos revelan sus percepciones acerca de la belleza, la poesía, lo sutil, lo delicado, etc.:
--“Odio la belleza porque nos seca el corazón y nos inocula un veneno sobrehumano: el olvido”.
-- “Eres un poeta. Tu corazón, en apariencia, tan tierno, es seco y cruel, como el de todos los artistas. Tú no piensas en el sufrimiento del hombre sino en la expresión de su rostro y en las entonaciones de sus gritos cuando sufre”.
Los siguientes conceptos invitan a la reflexión:
-- “Un hombre necesita un poco de locura, si no, nunca se atreverá a cortar la saga y ser libre”.
 --“El secreto de los grandes maestros es como el de la felicidad: esperamos éxtasis, iluminaciones fulminantes, luchas sobrehumanas, y la felicidad es una cosa muy simple, muy humana”.
-- “Dios no se manifiesta en un temblor de tierra, en un incendio, en un milagro; Dios es una leve brisa que pasa”.
-- “Las almas frías y asexuadas solo pueden percibir lo que ve el objetivo del aparato fotográfico. La realidad objetiva, como se le llama. Pero las otras, las almas viriles, las almas femeninas, que son las únicas capaces de amar y de sufrir, entran en contacto ferviente con los paisajes, los hombres y las ideas, y escogen ardientemente sus amores y sus odios”.
-- “Mira todas las cosas como si las vieras por primera vez. Mira todas las cosas como si las vieras por última vez”.
--“Procura colocar tu dolor insignificante dentro del dolor inmenso del mundo, no permitas que tu caso individual cobre proporciones ridículas”.
2. La última tentación
Es una novela dramática y angustiosa. Ideológicamente, difícil de aceptar en muchos círculos religiosos, culturales, sociales: modifica la historia y la personalidad de Cristo, lo mismo que la de los demás personajes bíblicos.
La raíz de este relato, quizás sea esta vivencia expresada por el propio autor: “Desde mi juventud, mi angustia primera, la fuente de todas mis alegrías y de todas mis amarguras fue esta: la lucha incesante e implacable entre la carne y el espíritu… Y mi alma era un campo de batalla donde se enfrentaban aquellos dos ejércitos. Era una angustia abrumadora. Amaba mi cuerpo y no deseaba que se perdiera; amaba mi alma y no quería verla envilecida…”
La primera parte de la novela es un canto de amor a Cristo, Dios y Hombre, un reconocimiento a la misión salvífica de Jesús, un llamado a la lucha por los valores eternos.
Cristo amarillo de Paul Gaugin
El cristo amarillo de Paul Gaugin es la obra artística escogida por la editorial Debate, para ilustrar la portada de la novela La última tentación de Kazantzakis.
......
De las declaraciones del autor en el prólogo tomamos lo siguiente:
“Este libro ha sido escrito para dar un ejemplo supremo al hombre que lucha, para mostrarle que no debe temer al sufrimiento, la tentación o la muerte, porque todo ello puede ser vencido, y ya ha sido vencido. Cristo sufrió, y luego el sufrimiento quedó santificado; la tentación luchó hasta el último instante para extraviarlo, la Tentación fue vencida. Cristo fue crucificado y luego la muerte fue vencida…; al escribir este libro cumplí con mi deber. El deber de un hombre que luchó mucho, que se ha sentido muy atormentado en su vida y que ha esperado mucho. - Estoy seguro de que todo hombre libre que lea este libro rebosante de amor, amará más que nunca, más intensamente a Cristo”.
En la segunda parte del libro desaparece lo espiritual: separa de Jesús la esencia divina; al presentarlo como un hombre, simplemente, le quita sus valores. Cristo es cobarde, miedoso, todos lo creen un enfermo mental. En contraste con él, el autor crea una figura de Judas Iscariote, viril, arriesgado, razonador, fiel a una causa, fácil y decidido en la acción y en la palabra. Así, Cristo aparece todavía más mal librado.-
Las tergiversaciones irritantes abundan: el rayo que deja a José paralítico; el enamoramiento de Jesús por Magdalena, y lo que más molesta a los católicos: la imagen de la madre, María. Sin miramientos, sin ningún respeto, presenta a la Virgen como una mujer prosaica, sin valores espirituales, cruel, una madre que nunca tomó parte en las actividades de su hijo, ni lo acompañó a ningún sitio; una madre muy molesta porque su hijo no se casa… El autor, sin analizarlo dos veces, pone en boca de algunos de sus personajes la certeza de que disfrutar del sexo es encontrar a Dios. -
Con maestría estilística, con una sutilidad extraordinaria, el autor desliza conceptos que repelen la santidad, la castidad, la privación de los goces de los sentidos, etc.
La novela alcanza su más intenso dramatismo en las desgarradoras palabras de desconsuelo, de desencanto que Judas Iscariote, frustrado, dirige a Jesús en aquel largo ensueño - la última tentación - que padece cuando está suspendido de la cruz. Con un poco de recelo, estas palabras atraen y conmueven por lo intensamente humanas; son jirones de un alma que ha perdido la fe, el amor, la paz.
Son muchos los análisis que se han hecho en torno a esta desconcertante obra, uno de ellos, dice: “El Cristo de La última tentación, es el ser que comparte con el autor las angustias y el dolor existencial. Es sujeto de dudas, miedos y culpas. Es el Hijo del Hombre, cuya lucha interior representa su humanidad”.
La película basada en esta obra, realizada por Martín Scorsese fue controvertida y prohibida en muchos teatros.

3. Otras de sus producciones
Odisea: Una secuela moderna. Es un extenso poema de 33.333 versos, que empezó a escribir en 1924, fue reescrito siete veces y publicado en 1938. Está dividido, como la obra de Homero, en 24 rapsodas, y es un registro de su extraordinaria experiencia espiritual.
Zorba el griego, basado en las andanzas de Alexis Zorba quien dice mientras baila sobre las rocas de la playa: “Nosotros tenemos otras metas; metas más elevadas”. ¿Qué metas?, pregunta el autor. Zorba le responde: “Nosotros cavamos para ver qué demonios llevamos por dentro”.
Cristo de nuevo crucificado, obra en la que tiene gran importancia el diálogo como fuente de comunicación. El autor da a entender que es la única forma de entenderse y ayudarse las personas unas a otras. Se ha dicho en la historia literaria que es una “novelaza de feroz actualidad”, y un “referente del cristianismo revolucionario”.
La circunstancia de que Grecia sigue siendo uno de los principales puntos de llegada de los refugiados, esta novela vuelve a estar muy vigente; su autor entiende y afirma que la vida es una lucha incesante en favor de la libertad.
El punto central de este libro es la histórica costumbre de representar la pasión de Cristo. Los ciudadanos más notables de un pueblo hacen la escogencia de los personajes que deben representar las figuras bíblicas. Kazantzakis cuestiona al cristianismo porque en muchas veces utiliza los fundamentos de su doctrina para acceder a prerrogativas.

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“Esta novela es una obra crítica que nos plantea la pregunta sobre la posibilidad real de practicar el cristianismo”. (Alejandro Jiménez)
El pobre de Asís; en este libro expone su concepción del cristianismo.
Su trilogía: 1. Prometeo portador de fuego; 2. Prometeo encadenado; 3. Prometeo liberado; un tratado de profundo contenido, muy leído y detenidamente analizado.

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viernes, 19 de julio de 2019

¡L I B E R T A D!




¡L I B E R T A D!


Lucila González de Chaves
Lugore55@gmail.com

Hace doscientos años nuestra patria empezaba a hacer realidad su sueño de liberarse del yugo de los españoles (20 de julio de 1810). El siete de agosto de 1819 ¡se cumplió su sueño!
Hoy, Colombia, soporta muchos más yugos: corrupción, deshonestidad, envidia, engaños, violaciones; desviación de las conciencias, de las leyes, de las sanas ideas, de las tan necesarias acciones justicieras; de desacatos religiosos, sociales, familiares, gubernamentales, educacionales; de enredos malignamente fabricados para favorecer, sin ningún pudor, a los destructores de patria y condenar severamente otros pecados, quizás, menos tremebundos.
Es un sueño este poema de Jorge Robledo Ortiz, ¡cómo quisiéramos que fuera una realidad, siquiera en mínima parte!
(Sábado, 20 de julio de 2019)

La patria que buscamos

La patria que buscamos
es una patria buena
donde la voz del pueblo sea la voz de Dios.
Una patria que agite la savia en sus banderas
y al ofrecer el trigo de sus espigas nuevas
cante junto al molino del viejo corazón.

La patria que buscamos
es la noble parcela
donde la sed del alma sea una sed de amor.
Una patria sin odios, sin sombras ni cadenas,
donde los hijos puedan cultivar sus cosechas
sin esconderle al monte sus gotas de sudor.

La patria que buscamos
tiene la piel morena
quemada por los rayos de un sol agricultor.
Una patria cristiana que eleve en cada aldea
la Cruz de un campanario, la lumbre de una escuela,
el pan de cada día y un grano de ilusión.

La patria que buscamos
es la antigua querencia
con cal de los abuelos y fe de su dolor.
Una patria que pueda creer en sus profetas
y conquistar la altura sin hundir la conciencia
ni enlodar los cuarteles azules de su honor.

La patria que buscamos
es la entraña materna
que empuja hacia el futuro toda palpitación.
La patria que fabrica con la misma madera
los tiples y las cunas, los sueños y las penas,
al niño su juguete y al anciano el bordón.                              

La patria que buscamos
es una patria entera
sin miembros mutilados por golpes de pasión.
Una patria que escuche de frontera a frontera,
los salmos de los jóvenes, los rezos de la abuela,
la copla del trapiche y el himno de la unión.

La patria que buscamos
es la patria fraterna
que fue angustia sin ecos en el Libertador.
Una patria segura donde los hombres puedan
ambicionar la altura sin borrar las estrellas
y «pescar en las noches» sin redes de pavor.

La patria que buscamos
sube por nuestras venas
ofreciéndole surcos al milagro del sol.
Una patria que anhela ver justicia en su tierra
y cambiar por mazorcas las palabras en guerra
y enseñarle a la herida vendajes de perdón.

La patria que buscamos
es el limo de  América
que dominó los Andes a golpes de azadón.
Una patria que nutra sus raíces eternas,
con los amaneceres que el porvenir despierta
sobre la sangre en marcha de una generación.

La patria que buscamos
tiene luz ecuménica
para esta madrugada de clarines en flor.
Somos los alfareros de una Colombia nueva,
y haremos con su arcilla himnos de primavera
que enarbolen las glorias de nuestra tradición.

jueves, 18 de julio de 2019

PERDONE, CAPITÁN. AUTOR, JORGE ROBLEDO ORTIZ






Don John Márquez.
Este es el texto completo del poema solicitado por usted. No es posible presentarlo, por su extensión, en mi columna de los jueves. Gracias por leerme y por contar conmigo.



PERDONE, CAPITÁN
(Poema de Jorge Robledo Ortiz)
(Antioqueño; 1917 – 2017)

Perdone, capitán, si  no comparto
Su heroico optimismo,
Si no creo en la paz,
Aunque su ausencia
Me duela en ocho hijos
Que van llevando su esperanza al hombro
Como cargando un grito.

Yo quisiera creer
Pero lo impiden
Los rústicos calvarios del camino
Y los niños con hambre
Y los charcos de olvido
Y la noche regada en las conciencias
Y en los cinco sentidos.

Paz es amor,
Justicia,
Libertad de vivir,
Libertad de cantar,
Tolerancia en el llanto y en el vino;
Es alegría de buscar las uvas
Sin encontrar armados los racimos.

Paz es llevar las manos
Sin huellas de fusiles,
Sin sangre de cuchillos,
Con la fatiga de los azadones,
Con un saludo campesino,
Con la melaza de la caña,
Con un sudor sin fechas
Como la savia de un yarumo antiguo.

Paz es mirar con ojos sin ojeras
El pájaro del día,
Es no pisar los sueños de los pobres
Ni el desfile sin voz de las hormigas;
Es sentirnos sin cielo cuando el huérfano
Deja caer su llanto en la alcancía
Y es no matar la débil mariposa
Por miedo inmenso de matar la brisa.

Paz es salir sin armas por el  pueblo
Y regresar con vida;
Es decirle al amigo: “Nos vemos en la plaza”
Y no hallar su cadáver en la esquina;
Es ir envejeciendo honradamente
Sin cotizar en pesos las cenizas:
Es saber que en la ruana de los hijos
Colocamos la fe como una orquídea.

¡Perdone, capitán!
Pero no puedo,
Fabricando una cruz, ser optimista.
La paz se está muriendo,
Ya la  bandera blanca es un pañuelo
Con lágrimas vencidas,
Una ilusión sin pulso,
Una paloma malherida,
Un reloj sin punteros,
Vendaje en rebeldía.

La paz es una Bienaventuranza
Que va de pueblo en pueblo
En harapos,
Descalza,
Tocando en las conciencias,
Tocando en los fusiles,
Tocando en las campanas.
Todos la reconocen, capitán.
Todos saben que es bella,
Todos saben que es buena,
Todos saben que es casta.

Pero a pesar de todo, capitán,
Desmesurado timonel,
La paz se está  asfixiando,
Va a morir atrapada
Exhibiendo desnuda su agonía,
Como esos pececitos que se quedan sin vida
Al caer en la red.

JULIO DE 2019 - AÑO BICENTENARIO DE LA LIBERTAD......