lunes, 31 de octubre de 2022

RAE, NUESTRO MANEJO DEL IDIOMA

 

NUESTRO BUEN EMPLEO DEL LENGUAJE

 

1--CON QUE, CON QUÉ Y CONQUE

 

Ante las dudas que se generan al emplear las formas: con que, con qué y conque, veamos una explicación del uso adecuado de cada una de ellas.

 

• La expresión CON QUE está constituida por la preposición con y el relativo que: «Esa es el arma con que dispararon al taxista». En estos casos también se puede intercalar el artículo LA: «Esa es el arma con la que dispararon al taxista».

no se intercala ningún artículo cuando QUE no equivale a CUAL, sino que funciona como conjunción, como en: «Para llevar a cabo el proyecto basta con que el director lo apruebe».

• La expresión CON QUÉ está constituida por la preposición con y el interrogativo o exclamativo qué (este qué siempre es tónico y lleva tilde). Puede aparecer tanto en oraciones interrogativas o exclamativas directas («¿Con qué se escribió este texto?», «¿Con qué votos cuenta el partido?» «¡Con qué paciencia trataba al público!») como en oraciones interrogativas o exclamativas indirectas («No sé con qué se escribió este texto» «Hay que ver con qué paciencia trataba al público»).

En las oraciones interrogativas o exclamativas indirectas no aparecen los signos de interrogación o exclamación, frente a lo que ocurre con las oraciones interrogativas o exclamativas directas.

• La expresión CONQUE es una conjunción ilativa y es palabra átona. Equivale a:  así que, por tanto, por consiguiente: «Ya se resolvió la situación del equipo; conque ahora todos estaremos más tranquilos».

 

2--INDUCCIÓN

es un anglicismo desaconsejable con el sentido de iniciación, ingreso o curso introductorio.

Uso recomendado:

Diversos centros educativos recibieron un curso introductorio y participaron en acciones que contribuyen a elevar sus habilidades tecnológicas.

El programa marca objetivos de impacto ESG mediante procesos de iniciación.

Esta palabra Inducción se ha extendido recientemente, sobre todo en el ámbito empresarial y el educativo, en referencia a actividades cuyo propósito es que una persona o un grupo de personas conozca una materia o el funcionamiento de una empresa u organismo en su ingreso, con el fin de mejorar su adaptación.

Sin embargo, los usos propios de inducción son ‘mover a alguien a algo o darle motivo para ello’, ‘provocar o causar algo’ o ‘extraer, a partir de determinadas observaciones o experiencias particulares, el principio general implícito en ellas’, ninguno de los cuales se corresponde con el que se le está dando en el contexto indicado.

Se trata de una traducción inadecuada del inglés induction, que en esa lengua no solo equivale a lo que en español se entiende por inducción, sino también a iniciación, introducción, ingreso o instalación. A menudo se emplea, incluso, con el sentido más preciso de curso o cursillo introductorio.

 

3--REVULSIVO

 

El término adecuado para hablar de lo que genera reacciones bruscas es revulsivo, no repulsivo, que es aquello que causa repulsión o repele.

Uso adecuado:

Supondrá un revulsivo para el ritmo de vacunación.

El alumbrado navideño se mantiene como un revulsivo para que las ventas se mantengan.

Abrió sus puertas en 2002 y fue un revulsivo para los pueblos vecinos.

El Diccionario de la lengua española define revulsivo como aquello ‘que provoca una reacción brusca, generalmente con efectos beneficiosos’. Por su parte, repulsivo es todo lo que provoca repulsión o repele.

Es bueno recordar que, cuando se quiere nombrar un producto o una sustancia que repele, lo recomendable es emplear el sustantivo repelente, no repulsivo, ejemplo: «Las mariposas sirven también de repelente para hormigas y pulgones» . «Es un repelente para los insectos».

 

4--ESCAPAR

 

El verbo escapar va acompañado de la preposición A, no DE, para hablar de lo que queda fuera del dominio o influencia de alguien o algo.

Uso adecuado:

Se escapa al entendimiento el motivo por el que aparecen sus iniciales.

Se trata de un problema que escapa al poder de control de los administradores.

El monto escapaba a la capacidad económica del exfiscal.

Cuando no tiene este sentido, sino otros como ‘salir de un encierro o un peligro’, sí rige la preposición de, como en «Un preso peligroso escapó de la cárcel ayer por la noche» o «Los pasajeros del vehículo escaparon de una muerte segura».

 

5-- UNO, UNA:

 

UNO, por su forma masculina, pierde la ‘o’ cuando precede al sustantivo, ejemplos: un señor, veintiún niños, treinta y un días. Del contexto se deduce su carácter: si es adjetivo numeral, (un libro, dos libros, veintiún libros) o si es artículo indeterminado (un hombre desconocido, un libro cualquiera). Delante del sustantivo femenino no se apocopa, ejemplos: una señora, veintiuna conferencias, treinta y una damas.

La estilística recomienda no abusar de los artículos indeterminados: ‘un’, ‘una’ porque son galicismos y afean el estilo; un ejemplo moderno del abuso de dichos vocablos: “Puede muy bien cualquiera llegar a ser un gran hombre sin estar dotado de un talento ni de un ingenio superior, con tal que tenga valor, un juicio sano y una cabeza bien organizada.” Al anterior texto le sobran casi todos los artículos indeterminados.

Es válido el uso de UNO en relación con la mujer cuando se refiere a hechos no específicos de las damas, es decir, hechos comunes a los dos géneros; así, pueden decir las mujeres: uno no mira muchos almacenes; uno no pasea por las avenidas. Uno piensa en él.

 

6--PRESENTE 

 

El adjetivo presente ha de concordar en número con el sustantivo al que se refiere cuando acompaña a los verbos hacer y tener.

Sin embargo, es habitual encontrar en los medios de comunicación frases como «Los ciudadanos querían saber si el alcalde tiene presente las consecuencias», «Lo dijo en una reunión organizada para hacer presente las dificultades a las que se enfrentan».

De acuerdo con el Diccionario panhispánico de dudas, en las construcciones hacer presente y tener presente, el adjetivo presente no se mantiene invariable y lo adecuado es establecer la concordancia en número con el sustantivo al que se refiere, es decir, con el complemento directo de hacer y tener.

Por tanto, en los ejemplos anteriores, lo adecuado habría sido escribir: «Los ciudadanos querían saber si el alcalde tiene presentes las consecuencias», «Lo dijo en una reunión organizada para hacer presentes las dificultades a las que se enfrentan» . «Este tipo de muestras sirve para recordar y tener presentes las crueldades de las guerras».

 

7--CUALESQUIERA  

 

 El plural del adjetivo y del pronombre cualquiera es cualesquiera, por lo que no es adecuado mantenerlo invariable ni emplear las formas cualquieras ni cualesquieras.

Uso recomendado

No se justifica su comportamiento, cualesquiera que sean los motivos que le han llevado a ello.

Han de informar sobre la existencia de cuentas bancarias, depósitos o cualesquiera otros tipos de activos financieros.

Tal como indica el Diccionario panhispánico de dudas, la voz cualquiera puede funcionar como adjetivo y como pronombre y en ambos casos el plural es cualesquiera.

 

8--VISUALIZAR, VISIBILIZAR Y VISIONAR

 

Todos ellos relacionados con el sentido de la vista, se emplean a menudo de modo impropio como meros sinónimos de ver.

VER

Este es el verbo más general y se puede aplicar en multitud de contextos para la percepción de algo mediante la vista.

VISUALIZAR

Visualizar tiene el sentido básico de ‘hacer visible’, en especial lo que no se ve directamente, como por ejemplo en la mente, mediante gráficas o con algún dispositivo especial.

Son adecuadas frases como las siguientes: «El cometa no se ve a simple vista y será necesario visualizarlo con un telescopio» o «El mapa interactivo permite visualizar el voto de cada mesa electoral».

VISIBILIZAR

Es parecido a visualizar y en cierto número de casos podrían valer ambas opciones, pero este último verbo implica más precisamente el empleo de un aparato para hacer visible artificialmente lo que no puede verse a simple vista porque está oculto o es muy pequeño. Por ejemplo: «Gracias al microscopio se pudo visibilizar la bacteria».

Visibilizar también puede aplicarse en general a lo que está oculto y se le quiere dar relieve, sobre todo un problema o un grupo social, como en «Lanzan una campaña para visibilizar la situación de las mujeres refugiadas».

VISIONAR

Visionar tiene en la actualidad un valor muy específico: ‘examinar técnica o críticamente, en una sesión de trabajo, un producto cinematográfico, televisivo, etc.’. Por ello, no es apropiado su uso en esta expresión: «El presidente del Gobierno reconoció que no había visionado El buen patrón», y no es apropiado, pues de lo que se trataba era, simplemente, de que no había visto esta película.

domingo, 16 de octubre de 2022

¿ESTÁ AÚN EL BIEN EDUCAR AL SERVICIO DEL BIEN VIVIR?

 

 

¿CÓMO DEFINIR, HOY, LA FAMILIA, LA SOCIEDAD, LA EDUCACIÓN?

  

Lucila González de Chaves

Lugore55@gmail.com

 

Hasta hace algunos años, la educación era holística, es decir integral; y eso lo entendía, lo asimilaba y lo exigía tanto la sociedad como la familia. Teníamos que esforzarnos en dar conocimientos, sí; pero, sobre todo, intensificar el cuidado y cultivo del alma, del corazón, del carácter de los niños y jóvenes.

¿En qué momento se bifurcó el exclusivo objetivo de “educar”? ¿Cuándo resolvimos que era más efectivo intensificar el conocimiento, en detrimento de la formación del SER?, ¿y que ganar las pruebas del Saber y todas las demás competencias y demostraciones de conocimientos eran la cima que se tenía que alcanzar en la educación?

Dizque los puntajes altos en el conocimiento eran el índice de la excelencia EDUCATIVA…

Hemos dedicado todos los esfuerzos y todas las metodologías al SABER…, y en su pro, todas las filosofías educativas de gobernantes y maestros….

Y, ¿el SER? ¿Sabemos algo sobre el ineludible compromiso de educar el SER?

 Se nos olvidó que para darle sentido al SABER y encaminarlo provechosamente, primero hay que SER; y que lo que necesitamos hoy es gente que sepa SER, no tanto SABER.

Por esta bifurcación ahondada cada vez más por el miedo al compromiso, a las amenazas, muchas de ellas, mortales, y por no aplicar normas serias y hacerlas cumplir, y sancionar cuando la falta de ellas hiere hondamente el alma, la personalidad, la dignidad, las mínimas normas de convivencia en esta sociedad desvalida; por ello, por esa flexibilidad, nuestras familias, la educación, la sociedad… y todo en Colombia se derrumba….

Se esfumaron el buen ciudadano, el honrado político y el gobernante, el amable compañero, el cómplice gentil de todos los momentos, el vecino educado, el adolescente dispuesto a respetar y a colaborar en la formación de su carácter, el niño inocente, atento a recibir lecciones de vida. Hoy, casi todos los colombianos, son, al decir de Dostoievski, “seres humillados y ofendidos”.

Detengámonos en estas locas competiciones e intentemos seriamente, comprometidamente y con discernimiento, organizar puntajes de respetuosos hijos de familia, de ejemplares miembros de la sociedad, de compañeros fraternos de estudio y de diversión, de ciudadanos que no fomenten actos horripilantes…

Realicemos ejercitaciones para “convivir” en paz, con dignidad, con honestidad, con respeto, por el otro. Hagamos de este verbo un verdadero objetivo de la educación; vivifiquemos ese logro con estrategias, con ejercitaciones y no con retóricas repetidas hasta el cansancio.

Que “convivir” sea el VERBO núcleo de nuestros esfuerzos educativos como padres “realmente presentes en la vida de los hijos”, como maestros, como dirigentes de una sociedad, como religiosos, como vigilantes para que se cumplan las normas y se aplique justicia.

Hoy, tenemos que enseñar a decir: ¡NO!

Antes, nos enseñaban a decir ¡SÍ!, porque había que aprender a obedecer para, más tarde, saber mandar; porque “había que respetar a los mayores”, escuchar sus consejos y lecciones y ejemplos de vida; había que colaborar con los compañeros de estudio, con los amigos, los vecinos y con todos cuantos nos necesitaran….

Pero, era que ¡se podía creer en el otro!

Hoy, por la puerta del “SÍ” han penetrado todos los males, al amparo de las consignas de contemporizar, de perdonar, de comprender, de tolerar, socializar, fraternizar, de “vivir y dejar vivir” porque se impone el mandamiento de: “el libre desarrollo de la personalidad es sagrado”. Por la puerta del SÍ a los celulares, a la TV, a Internet, a las malvadas redes sociales; por esa puerta del debilitamiento del carácter – digo - ha penetrado en el ser humano la ruina de su capacidad de decisión y el respeto por sí mismo y por los demás, y lo ha convertido en un robot, ya sin capacidad de discernimiento. No estoy en contra de la tecnología, al contrario, es una magnífica herramienta que aún no sabemos utilizar convenientemente.

Del “dejar hacer y el dejar vivir” emana la flexibilidad de todos cuantos tienen la investidura de la autoridad, que ya solo alcanzan a pedirle a una sociedad herida de muerte por la deshonestidad, los crímenes, las mentiras, el incumplimiento de las promesas, el irrespeto a las palabras dichas u oídas, solo alcanza – digo – a pedirle o a exigirle que calle o que colabore con el derrumbamiento, o que “comprenda y que perdone”. ¡Qué facilismo!

Hemos olvidado que uno de los pilares de la moral, del compromiso, de la decencia, del respeto es la sanción, aplicada siempre según las características de la falta, del pecado, del crimen.

En estos cruciales momentos, tenemos que reaprender a asumir nuestra culpa, y sus consecuencias, en palabras o en nuestros silencios cómplices, en comportamientos, en opciones de vida y aceptar con fuerza moral y reciedumbre de carácter, las sanciones.

martes, 11 de octubre de 2022

LA LECTURA, ¿DEBER O PLACER?

 

Leer con libertad o sin ella

 

 

 Lucila González de Chaves

Maestra, periodista y escritora

 

1.     

 

Un regocijo, una fiesta es leer con libertad; con libre escogencia; y tomar de la lectura lo que nos plazca, para luego pasar a otro libro: novela, cuento, poesía, historia, ensayo…, es el regalo de saber y poder leer.

Esta es la clase de lectura que ha bajado en las encuestas, y sigue bajando, porque la mayoría de la población lee y estudia para profesionalizarse y, luego, lee aún más para especializarse.

Los tiempos cambian: las anteriores generaciones no tenían el agobio del estudio investigativo, comparativo, deductivo; simplemente, todo transcurría en el colegio y en la universidad, con profesor al frente para explicarlo todo; de esa manera, había tiempo para la lectura por placer.

Estamos en un momento en que se teoriza intensamente sobre la perfección educativa, de los cambios obligados en todo: profesores, materias, metodologías, competencias, estrategias, profesiones, procesos, logros, activación hasta el cansancio de creatividad, de conciencia crítica, de juicios analíticos de sí mismos y de los otros, de lo leído y lo estudiado… Cambios  que quieren hacer dar el gran salto al alumno, sin paliar la transición; ojalá no sea un salto en el vacío, porque no se le ha dado tiempo de poner los pies en la tierra, de asimilar todo lo que ve y oye; no se le ha guiado para que observe, soporte y supere cuantos obstáculos graves tiene a su alrededor, amenazantes cada minuto para maestros y estudiantes; y todos esos asuntos, ideas y métodos cambiantes, hay que realizarlos con rapidez porque el tiempo de las innovaciones apremia. Ya están muy cerca los siguientes cambios….

 

2.

Para pensarlo

 

Un profesor dijo, no hace mucho, en la universidad Nova Sautheastern de Florida, EE.UU.: “retener  a un alumno más de veinte minutos en un mismo tema, contribuía a disminuir sus capacidades, porque esta nueva generación es capaz de hacer, entender y aprender varias cosas al mismo tiempo: atender el celular, oír música, hacer tareas, ver un vídeo, atender a las redes sociales, consultar los temas de filosofía, leer en Internet, etc….Que es el maestro el que debe cambiar su sistema de enseñanza, para que ella sea de una alta exigencia, compacta, rápida…

Los alumnos deben realizarlo todo con excelentes aciertos, no importa que no tengan bases”.

 Hoy, es el alumno el que debe acudir, con investigaciones precisas y lecturas extensas de documentos, muchas veces no entendidos, a completar la clase, a solucionar las incógnitas que plantea el profesor o que le señalan los textos.

Todo cambió porque como colombianos muy identificados con modelos extranjeros, nos hemos excedido, y la mayoría de los profesores dejaron en manos de los alumnos – para que sean sujetos de su propia educación, según Pablo Freire – y de la familia la formación integral, holística como se dice hoy, que a ellos correspondía.

 

3.

 

Para llevar a cabo todo este trabajo, el alumno necesita leer mucho; pero no los libros que las encuestas y las librerías esperan y señalan.

Es otra clase de lectura: exigente, agotadora, atenta, reflexiva que lleve a la intuición del conocimiento o que obligue al estudiante a deducirlo, después de luchar con textos y “documentos” extensos, engorrosos y agotadores.

Esta es la lectura que de continuo realizan en un alto porcentaje los seres humanos de este último tiempo: LA LECTURA DE ESTUDIO, la que no se ve, la que no se compra en librerías, la que no se lee en parques, ni en metros, ni en sitios de recreo, sino una lectura que se realiza recogidamente en el “cuarto de estudio”; la que ignoran los libreros, los encuestadores y las gentes del común.

 

sábado, 1 de octubre de 2022

PALABRAS CREADORAS DE BELLEZA

 

 

TERTULIA SOBRE LAS PALABRAS CREADORAS DE BELLEZA

 

Lucila González de Chaves

Maestra, escritora y periodista

 

 

Hace algún tiempo estuve, como invitada, en una tertulia cultural sobre “El arte de las palabras”. Ya el título mismo señala el compromiso y la importancia.

El coordinador tuvo la gentileza de presentarme como “estudiosa de la gramática y de la ortografía”. A alguno de los integrantes de la tertulia, se le ocurrió recordar que hace  años la Alcaldía, al condecorarme con la Medalla Porfirio Barba Jacob, categoría oro, me llamó “Maestra del Idioma”.

Agradecí sinceramente cuanto dijeron, pero cuando me pidieron que hablara de mi vida, dije:

Sí. Es verdad cuanto han dicho, pero sé un poquito más allá de la gramática y de la ortografía, aspectos muy importantes y necesarios en el manejo del idioma; pero, no representan todo lo que es el idioma, ni tampoco los luminosos encantos idiomáticos que realizan las palabras.

Me gusta estudiar otros campos en el manejo del idioma, por ejemplo: su origen, su historia, su desarrollo, su presencia en otros países, la estilística, los maestros de la palabra creadores de belleza o sembradores de profundas ideas; la gran influencia en nuestra vida y en la comunicación con los otros, que tienen las palabras precisas, dignas, sonoras…

 Llena mi vida el estudio del idioma como vehículo de expresión de la belleza, tanto en prosa como en poesía, y me apasionan su sonoridad, su armonía; además de las formas connotativas con las cuales se pueden expresar tantos sentimientos ocultos; dolorosos, unos; vivificantes, los más.

En el idioma, teniendo solo en cuenta la gramática y la ortografía, no podría lograrse tanto esplendor literario como lo han tenido los grandes escritores en prosa y en verso.

Por ejemplo: a la luz de la gramática, la expresión “soy un esqueleto vivo”, del escritor Pedro Calderón de la Barca en su incomparable obra La vida es sueño, sería un grave error contra la lógica del idioma en el campo de la contradicción; pero, en la genial concepción de la belleza en poesía, dicha expresión es una muy bien lograda paradoja. Además de la connotación filosófica que conlleva.

Tampoco podría decirse “noche oscura del alma” porque sería un error gramatical: un mal manejo de los epítetos; un pleonasmo, una inútil expresión, en lo que toca con la lógica del idioma: hacer muy evidente lo ya evidente (redundancias, tautologías). Además, la gramática dice que los epítetos (adjetivos que no explican nada, no agregan nada al concepto), cuando se usen –en muy contadas ocasiones - deben estar delante del sustantivo. Y es, además, una severa advertencia de la estilística. 

Sin embargo, ese adjetivo que no agrega ninguna idea, ese epíteto, es un bellísimo ponderativo en la poesía del místico San Juan de la Cruz cuando habla de: “La noche oscura del alma”.

¡Hermosa forma del lenguaje connotativo!

Por la misma razón, sería gramaticalmente inaceptable decir que una espina es aguda (redundancia, bobería). Sin embargo, el poeta Machado escribe con toda belleza:

 

 “Aguda espina dorada,

 ¡quién te pudiera sentir

 en el corazón clavada!”

 

Y en ortografía, la diéresis es un signo muy respetable e imprescindible: se coloca sobre la U en las combinaciones GUE, GUI para que ella tenga sonido: vergüenza, argüir (dar argumentos), agüita.

A pesar de los puristas; en literatura, la diéresis es algo más, es una licencia poética que permite al escritor convertir una palabra de dos sílabas (una de ellas con diptongo) en un vocablo de tres sílabas, al destruir mediante la diéresis, el diptongo. Así, el inmenso poeta Fray Luis de León dice:

 

 “¡Qué descansada vida

 la del que huye del mundanal rüido”!

 

 (Se lee: rü – i- do; no: rui-do).

 

 Y Rubén Darío escribe:

 

 “Era un aire süave

 de pausados ritmos”.

 

 (Se lee: sü – a – ve; tres sílabas, en vez de dos: sua – ve).

 

En gramática no puede juntarse un sustantivo abstracto con un sustantivo concreto, para formar una sola unidad lingüística con contenido lógico.

Sin embargo, el insigne poeta Rubén Darío junta el sustantivo abstracto ‘melancolía’ con el sustantivo concreto ‘gotas’; y crea una figura o imagen literaria que es la personificación: la melancolía goteando.

Así termina el genial poeta su soneto Melancolía:

 

“Y en este titubeo de aliento y de agonía,

cargo lleno de penas lo que apenas soporto.

¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?”