miércoles, 22 de septiembre de 2021

LENGUAJES: EL INCLUSIVO; EL DE LA POSVERDAD; EL DE NUESTRO INTERIOR

 

               HABLEMOS DE LENGUAJE

 

 Lucila González de Chaves

“Maestra del Idioma”

Lugore55@gmail.com

 

 

1. El lenguaje inclusivo

 

¿Usted cree que el masculino genérico se queda corto?

 

El precepto académico es: «los sustantivos masculinos no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también, en los contextos apropiados, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos». (Gramática, RAE).

 

Este precepto que se rompe, casi siempre, en los foros en los que las mujeres son mayoría; lo mismo en reuniones y encuentros profesionales; en el deporte femenino, que cada vez cuenta con más presencia en los medios; en la composición de los distintos gobiernos, etc.

 

Muchos hablantes creen que el llamado masculino genérico se queda corto, por ejemplo: ante una mayoría, por ejemplo, de ministras, la gente cree que lo más adecuado sería hablar de las ministras del Gobierno, englobando con esta denominación a hombres y mujeres, lo cual es incorrecto.

 

El servicio de consultas de la Real Academia Española (RAE) explica que «los alumnos», en masculino, «es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones”.

Y presenta estas razones:

 

a). La economía lingüística:


Desdoblar cada apelación en dos géneros, son un circunloquio innecesario, ordinario y molesto, la mayor parte de las veces, como: el alumno y la alumna aplicado y aplicada serán los jefes y las jefas de los colombianos y de las colombianas.

Es pura bobería decir: los unos, las unas; los otros, las otras, los otres.

(Estos desdoblamientos tediosos pecan contra la gramática, la estilística, la sintaxis, el buen gusto; anulan por completo la armonía y musicalidad del idioma español. Tantas palabras inútiles y repetidas son un atentado contra el adecuado, correcto y preciso número de vocablos para construir frases lógicas, claras, sencillas).

 

b). La concordancia gramatical:

 

 Ante soluciones como el desdoblamiento inútil y sistemático, la concordancia (tan decisiva en el lenguaje) se vuelve mucho más complicada y farragosa: ciudadanos senadores colombianos y ciudadanas senadoras colombianas de la república. Los ámbitos políticos, gubernamentales y educativos son los que se han encargado de hacer bien visibles tales melindres del idioma.

 

   ¿Cuántos géneros tiene el idioma español?

 

El género es una propiedad de los nombres y los pronombres. Los sustantivos en la gramática española solo pueden ser masculinos o femeninos. Pero, los demostrativos, los cuantificadores, los artículos y los pronombres personales pueden ser, además, neutros como cuando empleamos los vocablos: esto, eso, aquello; tanto, cuanto, mucho; lo, ello.

 

¿Género igual a sexo?

 

El género, en gramática, no es lo mismo que sexo; es una propiedad gramatical independiente: la mesa es femenino, el libro es masculino y no tienen sexo).

 

. ¿Cómo se marca el género?

 

a) Morfemas o terminaciones como: la -a en (niña); -esa, en (abadesa); -isa en (poetisa), -ina en (heroína), -era en (cocinera), -ana en (decana), - óloga en (psicóloga), -ada en (magistrada), etc.

b) Raíces distintas: caballo, yegua; vaca, toro; (son los llamados heterónimos).

c). Determinantes: el artista, la artista; el cantante, la cantante: (se los conoce como: comunes en cuanto al género).

 

       ¿Los sustantivos ambiguos?

 

Se pueden usar en femenino o masculino indistintamente: el mar, la mar; esta última forma pertenece más a la poesía.

 

            ¿Cómo distinguir?

 

Términos como el cónyuge / las cónyuges distinguen el género por la concordancia y no mediante terminaciones, ejemplo: su cónyuge está enferma / enfermo.

 

    ¿Y los sustantivos comunes que denotan profesiones?

 

Cargos, títulos, empleos o actividades; en la evolución de muchos de estos nombres, aparecen las formas femeninas (ya aceptadas por la RAE), a medida que la mujer se ha ido incorporando a ellos (el socio, la socia; el juez, la jueza; el magistrado, la magistrada, el abogado, la abogada, el alcalde, la alcaldesa, etc.).

 

        La Gramática académica

 

Ha acogido y declarado correctas, voces como: coronela, edila, fiscala, jueza, médica, plomera, árbitra, alcaldesa…

(El hecho de que una palabra suene bien o mal no es un criterio lingüístico).

 

         ¿Cómo evitar el desdoblamiento?

 

Para evitar el molesto desdoblamiento:


a. Emplear colectivos: "la ciudadanía", por los ciudadanos; el alumbrado, la niñez, el discipulado, etc.

b. Usar sustantivos epicenos como: persona, víctima, clientela.

c. Sustantivos abstractos como: dirección, presidencia, alcaldía, secretaría, etc.

d. Usar la paráfrasis, es decir: el ser humano, por: el hombre; el personal administrativo, por: los administrativos; la clase trabajadora, por: los trabajadores, etc.

e. Empleo de relativos, ejemplos: quien solicite ayuda, puede acudir a la oficina….

f. Formas explicativas: se necesita personal docente.

g. Omisión del sustantivo en algunas construcciones: entrada gratuita para menores de 12 años.

 

2.El lenguaje en la era de la posverdad

 

Revisión de la conferencia de la periodista y académica española Soledad Gallego-Díaz, en el seminario realizado sobre la posverdad. Estos son algunos puntos para reflexionar:

 

1) ¿Qué son las noticias falseadas y la posverdad, y por qué nos preocupan ahora tanto, cuando, al fin y al cabo, se nos dice, basta remontarse a la guerra de Cuba para saber que la mentira y la intoxicación periodística no son un fenómeno nuevo?

 

2) ¿Las noticias falseadas y la posverdad afectan solo a los medios de comunicación y a la política, o hay otros sectores y otros intereses de la sociedad que están también sometidos al mismo proceso de desinformación?

 

3) ¿Qué papel han jugado los medios tradicionales, incluidos televisión, radio y periódicos digitales, no solo en papel?

 

4) ¿Existe realmente el riesgo de que nuevos usos de la tecnología y del procesamiento de grandes datos produzcan ciudadanos «burbuja», sometidos a lo que algunos sociólogos llaman ya «cámaras de eco»? Y, si esto es así, ¿qué riesgos sociales comporta? ¿Las noticias falseadas y la posverdad terminan por provocar la desaparición de los espacios de debate público, imprescindibles para el buen manejo de las democracias?

 

 La Fundéu:

 

) La Fundéu recomienda no hablar solo de fake news ni de noticias falsas, sino también de noticias falseadas. Fake news es la expresión que utilizan quienes las originan porque quieren dar a entender que se trata de un fenómeno muy antiguo y no tan alarmante.

 

b) Los políticos siempre han tenido una relación elástica con la verdad, siempre ha habido campañas de intoxicación en los periódicos. Pero ahora se trata de noticias falseadas intencionadamente que forman parte de enormes redes de desinformación.

 

c) El problema de la desinformación afecta los mensajes de índole política y los medios de comunicación; además del pánico que experimenta el mundo de la medicina ante la campaña de desinformación respecto a las vacunas; la enorme preocupación que sienten muchos especialistas en educación ante la campaña que niega que las creencias religiosas sean compatibles con los descubrimientos científicos.

 

d) La transformación no se ha limitado a la aparición de nuevas tecnologías; ha implicado un profundo cambio en la empresa periodística. El problema para el periodismo, es si puede ser objeto, con esas nuevas herramientas, de una malformación tal que termine perdiendo su sentido y su papel en las sociedades democráticas.

 

e) Acosados por la transformación digital, los periodistas cayeron en manos de las redes, mucho más dinámicas y también mucho menos seguras y confiables. Si no se presenta una verdad periodística basada en hechos comprobados de acuerdo con reglas profesionales, no se recuperará la confianza de los ciudadanos, se perderá la guerra contra las noticias falseadas o, peor aún, contra la posverdad, las informaciones que no se basan en hechos, sino en emociones, creencias o deseos del público.

 

f) La posverdad entierra hechos objetivos en una avalancha de emociones y creencias, y produce un contagio emocional ciudadano. Los medios de comunicación deben ser elementos principales de lucha, para recobrar la credibilidad y la defensa de la verdad de los hechos.

 

g) Los expertos han desaconsejado que los gobiernos legislen sobre las noticias falseadas y la posverdad. Se consideran noticias falseadas las informaciones falsas, ideadas, promovidas y difundidas intencionadamente para causar un daño público o un beneficio.

 

h) Para hacer frente a ese inquietante fenómeno, debe recurrirse a los medios tradicionales, digitales o no, incluidos radio y televisión, para que actúen como el principal instrumento de contención. Existe el peligro de que desaparezca la verdad en el espacio público, y de que se acentúe la falta de confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Hay que hacer compatible la denuncia de las redes de posverdad con la protección de la libertad de expresión y de la pluralidad y diversidad de los medios de comunicación.

 

i) Los periodistas deben tener también mucho cuidado para no permitir que se eche la culpa de todo a las noticias falseadas o a las campañas de desinformación. El brexit fue consecuencia de muchas cosas complejas y la victoria de Donald Trump también. Lo que está ocurriendo en Polonia o en Hungría, dentro de la Unión Europea, no es consecuencia solo de la difusión de noticias falseadas que apelan a sentimientos y creencias, sino también de otros fenómenos sociales muy complejos que hay que identificar. No simplifiquemos la realidad ni permitamos que la posverdad nos convierta en personas simplificadas.

 

3.El lenguaje es fiel reflejo de nuestro interior

 

La palabra aislada no presta ningún servicio, no tiene cabida sino en la frase; y en la frase, no la tienen los múltiples significados de la palabra, sino uno solo, el necesario en esa frase; y esa significación momentánea, determinada por la situación, que nuestro pensamiento o nuestro sentimiento le asignan, va dirigida, exclusivamente, a quien nos escucha o nos lee. Por eso somos responsables de nuestras palabras; una sola de ellas da cuenta de nuestra nobleza interior o de la mezquindad de nuestra vida. Somos en nuestro interior tal y como son nuestras palabras.

En este nuevo siglo, la velocidad a que se vive, el trauma de la pandemia y el fenómeno de las llamadas redes sociales han potenciado de tal manera las palabras, que la comunicación se ha deteriorado. Por causa de los artefactos informáticos, las llamadas redes “sociales” son un feriado de chismes, insultos, destrucción de honras, vulgaridades, cacerías de brujas, maledicencias, morbosidades y toda clase de venenos de lenta pero segura efectividad.

 

Hemos olvidado que la palabra es un puente entre nuestra muy íntima realidad y la realidad del otro; entre el YO hacia el TÚ, para llegar a un NOSOTROS; pero ocurre casi siempre que nuestras deslealtades, nuestros prejuicios y odios y rencores incondicionales, borran el NOSOTROS, desconocen el TÚ, es decir, a los otros, y solo quedan las palabras narcisistas del YO.

 

La palabra está circunscripta al “almacenamiento” interior de cada individuo; un almacenamiento constituido por lo psicológico, lo afectivo, lo espiritual, lo social. A un enriquecido almacenamiento interior, corresponden más amabilidad y respeto en las palabras, mayor equilibrio en el tono, mayor facilidad de acercamiento a los demás, cualesquiera que sean.  A menor almacenamiento interior, corresponden mayor rudeza y altanería en la palabra, más prepotencia, más egolatría, menos comunicación bondadosa, educada y tolerante.

 

Es bueno preguntarnos cuánto respeto tenemos por la palabra hablada y escrita; cómo la utilizamos en nuestros ámbitos familiar, profesional, laboral, social, cultural. ¿Hemos pensado en las secuelas positivas o malignas que nuestra palabra puede dejar en el otro? ¿Sabemos que ella nos traiciona muchas veces por defecto o por exceso, y que cada palabra se transforma en un ser vivo, lleno de significación y de sentido, de comprensión y tolerancia, pero que, en un momento de odio, de envidia, de rencor, de discordia, la palabra destruye y arrasa?

 

La elegancia y nobleza de nuestro lenguaje no reside en las palabras aisladas; la capacidad de expresión habita en el modo digno y en la sabiduría de utilizarlas y, por sobre todo, en la riqueza interior de quien habla o escribe, y en el respeto por los demás.

 

La profundidad y trascendencia, o la vulgaridad y grosería de lo que hablamos y escribimos, llegan directamente hasta el sentir o el pensar de quienes nos leen o nos escuchan.

 

Las palabras dignas y significativas prestan a la frase una densidad, considerada como elemento del bien decir, y se constituyen en el faro guiador de los caminos intrincados, - y en este siglo XXI, más enredados y confusos aún - que los seres humanos debemos recorrer. De ahí el ineludible compromiso de quienes tienen como oficio opinar y orientar con la palabra, renunciar a lo soez, a lo desafiante, lo mentiroso, lo agresivo, lo tóxico.

El manejo de cada palabra en la comunicación NO es tarea fácil. Son pocas las palabras que tienen un sentido claro y un solo significado. Cuanto más se estudian las sutiles diferencias y matices en el significado de las palabras, más nos convencemos de la responsabilidad, al utilizarlas como instrumentos para razonar, para calificar y para transmitir ideas y, sobre todo, sentimientos.

 

Una palabra mal empleada o intencionalmente puesta para herir, estropea, y, a veces, para siempre, el más bello pensamiento, la más brillante idea, la más cara amistad y hasta la fama merecida en el ejercicio de la profesión.

 

Estamos en el delirio educativo de “desarrollar competencias y habilidades” y de seguimiento y “evaluaciones por procesos”; por ello, recomiendo repasar y reflexionar sobre la importancia, el manejo y las diferencias entre el SIGNIFICANTE y el SIGNIFICADO, irreemplazables pilares de nuestro lenguaje.


Lucila González de Chaves

 Septiembre de 2021

 

 

 

ESCUCHARNOS, PRINCIPIO DEL CAMBIO

 

ESCUCHARNOS A NOSOTROS MISMOS….

 

“La gente está perdiendo el contacto con su ser interior.


Hay una competencia de unos contra otros para ver quién tiene el mejor carro o quién se ha hecho la mejor operación estética.


 Mientras la gente esté persiguiendo un mundo de imágenes exteriores para ser aprobados por el mundo exterior, va hacia el desastre….


Lo primero que tiene que hacer cada persona es abrirse a su propio interior, a preguntarse quién es, a encontrarse consigo mismo, a escucharse, a estar en silencio….


Cuando la persona se siente y se escuche a sí mismo, empieza el camino….


La conciencia es lo que nos puede permitir comprender por qué vivimos la vida que vivimos….


La única manera es poder resolver y disolver el molde heredado; es decir: la herencia negativa heredada sigue las leyes del caos….


Hay que tener compasión, comprensión y perdón con los padres; solo así, podemos entrar en una nueva forma de concebir el mundo, y comenzar a vivir la verdadera vida personal absolutamente libre…


Hay un conocimiento complejo de cómo se manifiestan los traumas en el ser humano, y que nada tiene que ver con ser o no ser espiritual……


Se está buscando tanta espiritualidad que se está haciendo mal”.

 .....

En el año 2017 el doctor en Psicología, Manuel Almendro tuvo una entrevista con Claudia Arango, periodista de El Colombiano.

El anterior texto son los apuntes de dicha entrevista guardados en mi fichero personal.

La introducción, según la periodista; es:

“El doctor en Psicología, Manuel Almendro, habla de la consciencia y de cómo esta puede ayudar al hombre a salir de la crisis en que vive”.


Traigo estos apuntes a mi blog para que mis lectores hagan una pausa en el vivir y en el quehacer; se vean, se oigan y saquen sus propias reflexiones, libremente.

 

Lucila González de Chaves

“Maestra del idioma”

Lugore55@gmail.com

lunes, 13 de septiembre de 2021

LA LECTURA Y LAS "FERIAS DEL LIBRO"

 

             LEER... ¿POR QUÉ, Y CÓMO?


Lucila González de Chaves

"Maestra del Idioma"

lugore55@gmail.com


      Los ancestros de la “Fiesta del Libro”: 

 

Eran los años de 1943, 1944, 1945…; años en que cursábamos los estudios de enseñanza media en el glorioso Instituto Central Femenino, hoy Cefa.

Muy cerca, en una casona de La Playa, entre las carreras Girardot y El Palo, año tras año, había en nuestro Medellín la “Feria del Libro”. Era un abundante, serio y variado acopio de obras maestras de todos los países, las corrientes y los autores, en ediciones sencillas, que los inolvidables libreros de esas épocas (conocedores del material que vendían; dialogantes afectuosos y guiadores de los gustos de los jóvenes, nos recomendaban los libros y nos hablaban de sus valores); los libreros, digo, ponían esas ediciones a nuestro alcance, pues sólo poseíamos las “mesadas” justas; así que, para comprar libros, había que abstenerse de muchos gustos, y hasta tener que ir al colegio a pie.

En esas “Ferias del Libro” compramos los que fueron la “primera piedra” de nuestra biblioteca. Aquí están, todavía, muchos de los que pude comprar, entre ellos, en 1944: “Poesías”, de Garcilaso de la Vega, Colección Boreal, cuyo valor era de tres centavos (recordemos que un peso tenía cien centavos). Tengo seguridad del año en que lo compré, porque en ese entonces, los adolescentes teníamos un secreto placer: marcar con los bolígrafos de tinta seca conocidos por primera vez en Medellín, los libros, cuadernos, libretas, con unas sofisticadas letras y unas desafiantes rúbricas

También, y desde entonces, tengo conmigo: “Églogas y Geórgicas” de Virgilio, año 1945, Colección Austral. “La amada inmóvil” de Amado Nervo. “Las mejores poetisas colombianas”, de la Colección Aldeana de Colombia, edición 1936, publicaciones del Ministerio de Educación Nacional; lo compré por diez centavos en 1943, y etc., etc.

Luego vinieron el primero y el segundo “Festival del Libro Colombiano”, Biblioteca Básica de Cultura Colombiana, dirigida por Eduardo Caballero Calderón. Comisión organizadora: Alberto Zalamea, presidente; Alberto Aguirre, coordinador. De estos festivales repaso libros que tengo en mi vieja biblioteca.

Del “Primer Festival de Escritores Antioqueños”, dirigido por Manuel Mejía Vallejo, poseo una Colección, sencilla, discreta, pero de un valor incalculable.

Hubo en 1946, también en las hermosas casonas de La Playa, una singular exposición de la llamada “Biblioteca de Bolsillo. Textos completos”, de autores clásicos y modernos…

La hoy llamada “Fiesta del Libro” tiene gloriosos e inolvidables antepasados en la “Feria del Libro”; por eso existe la obligación de seguir la tradición y engrandecerla cada vez más. Pero en estos tiempos modernos de apuro y celular, ya no están los autores y las obras de aquellas épocas de ensueño, los que nos ayudaron a formar nuestra personalidad y pusieron las bases de nuestra cultura.

 

  A todos nos gusta leer….

 

Pero, ¿por qué leemos mal?

 

1. Porque no nos interesa el contenido del texto.

 

2. Porque el cerebro se desentiende de las ideas del texto.

 

3. Porque no estamos interesados en adquirir cultura, ni en el desarrollo de la destreza de pensar. Elegimos lecturas fáciles, novelitas sin complicaciones, narraciones rápidas y cortas….

 

4. Porque no nos interesa la lectura y buscamos otros medios para emplear el tiempo libre. Leer es una disciplina que se adquiere.

 

5. Porque creemos que leer es juntar palabras y no interesarnos por el contenido. Por ello no sabemos emitir juicios críticos sobre las ideas de un texto.

 

6. Porque somos conformistas con lo poco que sabemos y no nos atraen los horizontes culturales que abre la lectura.

 

 7. Por falta de respeto a quienes nos escuchan, cuando tenemos que leer en público.

 

 8. Por falta de costumbre. Solo se aprende a leer, leyendo; y a pensar, pensando.

 

La lectura coral, en la infancia, cuando se está aprendiendo a leer, es necesaria, porque ella acompasa las voces y colabora para tener un buen ritmo y no destruir la armonía y elegancia de nuestro idioma español.

 

 Los “si” condicionales de la lectura

 

Si leemos a la velocidad adecuada y personal, y comprendemos lo leído, nos aficionaremos a la lectura.

 

Si variamos los temas de lectura: biografías, viajes, aventuras, exploraciones, ciencia-ficción, policíacos, románticos, tendremos más vocación de lectores.

 

Si nos quedamos anclados en novelas sin mérito, telenovelas y fotonovelas baratas, seremos unos seres mediocres.

 

Si no maduramos en la capacidad de analizar, valorar y comprender lo que leemos, no podremos leer con provecho las obras maestras universales; no sabremos nunca qué es “lectura crítica”.

 

Si solo leemos a los escritores morbosos, seremos unos lectores enfermizos, anímica y espiritualmente; no daremos frutos provechosos, no cultivaremos la vida sentimental, la personalidad y el carácter, ni educaremos la voluntad y la conciencia.

 

Si tenemos predisposiciones neuróticas o temperamento muy emotivo y poco activo, leer obras en donde los titanes todo lo resuelven sin dificultad, es posible que nos impida el ver y manejar la cotidianidad de la vida.

 

Si nos entusiasmamos con la lectura de excelentes textos, estaremos en condiciones de entender y valorar el contenido del arte en sus variadas manifestaciones: música, pintura, dibujo, escultura, arquitectura, literatura…

 

Si estamos bajo la influencia de la inseguridad, el miedo, el estrés, la preocupación, el agobio del trabajo o del estudio, nos será difícil comprender y analizar el sentido de lo que leemos.

 

Si leemos obras filosóficas, formativas o de contenido espiritual o científico, la lectura debe ser pausada, con intervalos de concentración y análisis, puesto que son textos que nos exigen atención, reflexión y aprendizaje. Sin estas ejercitaciones no podremos desarrollar una lectura crítica.

 

      Las pausas


Saber manejar los signos de puntuación es indispensable para la lectura silenciosa y para la lectura en voz alta:

 

La coma:

 

Hubo error fonético cuando nos enseñaron que “cuando hay coma se hace pausa y se sube la voz”. Es una simpleza y un facilismo esta aseveración. Hay comas que NO señalan pausas, ejemplo: buenos días, doctor (esto solo se ve en el lenguaje escrito, pero en el oral, hay que pronunciar toda la frase sin hacer pausa). Hay pausas respiratorias que, en lo escrito, son errores ortográficos marcarlas con coma. ¿Qué hacer?  La práctica de la lectura y la comprensión del texto indicarán las pausas respiratorias, sin dislocar el texto. Cuando la pausa corresponde a la coma, ella debe ser breve.

 

El punto y coma:

 

Indica una pausa un poco más larga; aunque el punto y coma indique que hay final de una idea, es claro que las oraciones siguientes pertenecen al mismo párrafo.

 

El punto:

 

El punto y seguido, indica una pausa no muy larga, pero sí diferente de las marcadas por la coma.

El punto y aparte: exige una pausa igual a la del punto y seguido. El punto final exige una pausa larga, pero, sobre todo, una entonación diferente, pues el descenso profundo de la voz ha de indicarles a los oyentes que el texto ha terminado.

 

Signos de interrogación:

 

  (¿?)  También hubo error en la enseñanza del manejo de estos signos. Nos dijeron que siempre que los encontráramos en un texto, subiéramos la voz, y con una tonalidad fuera de lo normal.

 

Hay dos clases de preguntas o interrogaciones: la que tiene como respuesta o NO. Estas preguntas exigen un tono ascendente suave.

 

Las preguntas que exigen como respuesta un explicación, son aquellas que no admiten un sí o un no; se entonan con suspenso o con un poco de descenso de la voz.

 

Signos de exclamación:

 

   (¡!)   Es el nombre correcto; no debe decirse: signos de admiración. Cuando el lector que lo hace en voz alta, se encuentra en un texto con estos signos, tiene frente a sí un desafío: la correcta pronunciación de la frase dentro de dichos signos. Hay que darle realce a la idea con la tonalidad de la voz y expresar el sentimiento que dicha frase encierra.

 

Concluyo afirmando que, en la comprensión lectora, en la lectura crítica es importantísima y definitoria la fonética.

 

miércoles, 8 de septiembre de 2021

LA EFECTIVIDAD DE NUESTRAS PALABRAS

 


¿CUÁNTA EFECTIVIDAD TIENEN NUESTRAS PALABRAS?

 

 

 Lucila González de Chaves

“Maestra del idioma”

Lugore55@gmail.com

 

 

La belleza y elegancia de un texto escrito no residen en las palabras aisladas, sino en su artística conexión


 

La palabra recibe las muchas acepciones que el diccionario le asigna, pero también otras que no le ha dado, nacidas de un contexto social, cultural, familiar, afectivo, laboral que, al generalizarse, son enriquecimiento del idioma y de nuestra capacidad de expresión.


Las palabras resultan muchas veces impotentes para expresar todos los aspectos del pensamiento, del sentimiento, de la imaginación. Está comprobado que nuestro vocabulario nos traiciona muchas veces por defecto o por exceso.

 

El diccionario, con toda su riqueza de léxico, no es, a fin de cuentas, más que un lugar donde yacen las palabras; somos los seres humanos quienes les damos vida y valor al contextualizarlas.

 

La belleza, claridad, propiedad y elegancia de un texto escrito  están  en la correcta y artística conexión; esa capacidad de expresión habita en el modo y en la sabiduría de utilizarlas, y en las cualidades del interior de quien habla o escribe.

 

Es bueno recordar que hay palabras vacías de significación. Un texto en el que predominan las palabras vacías, produce una impresión de ordinariez, de indigencia. Y en lo hablado, ya el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) aprobó el adjetivo ‘cantinflesco’ para referirse a todo lo que hablamos falto de sentido, de mensaje, de coordinación, a semejanza de aquel célebre actor de cine mexicano conocido con el sobrenombre de “Cantinflas”.

 

Y, al contrario, en otros textos encontramos una densidad excesiva con la cual hay que tener cuidado, porque dicha densidad es fatigosa y difícil puesto que exige una permanente tensión cerebral. “Hay textos demasiado cargados de ideas y pensamientos: algunos escritores y pensadores creen que escribir es ‘apretar’ de tal modo el pensamiento en palabras y frases, que leerlos parece un ejercicio para desentrañar el sentido de una fórmula matemática”.

 La palabra adquiere gran valor dentro de un texto hablado o escrito; pero esa especial  significación es momentánea, determinada por la situación que nuestro pensamiento o nuestros sentimientos le asignan en el momento en que  la frase va dirigida exclusivamente a quien nos escucha o nos lee.

 

Por eso somos responsables de nuestras palabras; una sola de ellas da cuenta a quienes nos escuchan o nos leen, de nuestra nobleza interior o de la mezquindad de nuestra vida espiritual, cultural y afectiva.


La fonética ayuda a expresar en forma adecuada las ideas, las emociones, los deseos. En español, la IMPROPIEDAD DE LA ENTONACIÓN altera el sentido de toda la frase. El tono de la voz se nota y se estudia en toda la expresión, no en palabras aisladas.

 

Y habrá mejor entonación, más musicalidad en el habla, más correcta vocalización y pronunciación, cuanto más nos identifiquemos con el texto por leer, cuanto mayor sea nuestro compromiso con la verdad al hablar.


Los lingüistas han señalado tres etapas en el manejo de la palabra:


Acto locutivo:

 

Nivel en el cual se emiten solamente los sonidos con significado o sin él. En este campo están la mayoría de las interjecciones.

 

Acto elocutivo:

 

Se refiere a los principios del pensamiento. Ocurre en el momento de expresar algo, teniendo en cuenta las relaciones entre el emisor y el receptor.

 

Cuando hablamos, leemos o escribimos es necesario tener muy claros:

- el ‘qué’

-el ‘porqué’

-el ‘cómo’

-el ‘para qué’.

 

 F. de Saussure, el gran maestro de la lingüística, afirmaba que:

 el saber elocutivo es el saber manejar la palabra, y que este saber es una capacidad inconsciente.

 

Chomsky, el creador de la gramática generativa, opinó que:

 el acto elocutivo o manejo de las palabras es un conocimiento intuitivo.

 

Acto perlocutivo:

 

Son las reacciones del oyente frente al acto elocutivo, es decir: el escucha frente al hablante.

 

Dicho acto pretende mover, convencer, hacer reaccionar.

 

Lo perlocutivo se trabaja mucho en las propagandas, en la política, en los sermones religiosos, en la oratoria, en las conferencias, en los recitales, en los foros, etc.

viernes, 3 de septiembre de 2021

OBJETIVOS DE LA COMUNICACIÓN

 

 

LA COMUNICACIÓN SOCIAL Y SUS PRINCIPALES OBJETIVOS

 

Informar:

 

No solo se informa a los demás, sino que también nos informamos a nosotros mismos, según que el proceso sea hablar - escuchar; escribir- leer.

 

Formar:

 

El empleo de la comunicación social como medio de instruir o formar a los demás, e instruirnos, es palpable en todos los campos del conocimiento humano, pero sobre todo en el educativo, porque es uno de los instrumentos de que se vale la educación para conseguir su fin: procurar cambios en la personalidad.

 

Ofrecer una imagen de algo:

 

Mediante las palabras, las ideas llegan a nuestro cerebro y en él se fijan las imágenes. La comunicación nos forma una idea de cómo está el mundo en el campo científico, político, literario, cultural, social, tecnológico.

 

Difundir:

 

La comunicación nos sirve para difundir, sin mucho esfuerzo, no solo nuestra opinión sino también, los conocimientos de diverso orden. Por medio de ella se difunden los acontecimientos diarios de la nación y del mundo, los nuevos hechos en el campo científico, artístico, literario etc.

 

Persuadir:

 

A los demás y moverlos a la acción. Esto es muy aplicable en el campo educativo, pero también se cumple de una manera cabal en la oratoria. Se debe tener un cierto dominio del lenguaje y eficacia en su manejo, para poder utilizar la comunicación como medio de convencer a los demás.

 

Divertir:

 

La comunicación no puede entenderse si  no hay algo de interés para comunicar o para recibir. Pero a veces debemos acudir a ocurrencias, hechos o incidentes de la vida diaria, cuentos y chistes para animar el espíritu de los demás o reuniones demasiado monótonas.

 

Condiciones de la comunicabilidad:

 

Credibilidad, contexto, claridad, continuidad, lógica, capacidad de escucha.

La mayor parte de las actividades de expresión oral, requieren una adecuada elaboración de los temas, con el fin de organizar las ideas y los hechos para que conduzcan a unas conclusiones o recomendaciones.

Antes de presentarse ante un público oyente, el hablante debe estar seguro del tema - mediante su acertada preparación - porque conociéndolo, el expositor adquirirá un buen dominio y tendrá claridad al exponerlo, lo que da credibilidad a lo que dice y, en consecuencia, el mensaje tendrá más eficacia.

 

El contexto: Para adquirir un conocimiento amplio sobre el tema es necesario estar bien documentado y organizar las ideas, para que el contexto tenga importancia y valor, y una de las exigencias más importantes: la lógica.


La documentación al respecto debe ser completa, lo que se consigue :


-mirando las fuentes bibliográficas más importantes y deteniéndose únicamente en los aspectos que sean útiles para el tema que se va a tratar,

-asimilar los aspectos mediante la reflexión,

-ayudarse de fichas bibliográficas y papeletas de trabajo para consignar los datos y aspectos más importantes,

-tener en cuenta las opiniones de personas que poseen buenos conocimientos sobre el tema,

-consultar revistas, libros, enciclopedias, etc.,

-ejercitarse en el manejo de bibliografías, catálogos de libros y bibliotecas de todo tipo.

De esta manera el contexto será tratado con claridad y continuidad y no desvertebradamente. Para que esto ocurra es muy importante ordenar los temas y los subtemas mediante el sistema de nomenclatura.

Si se consulta en Internet, es aconsejable examinar textos y autores responsables, reconocidos y apropiados; de lo contrario es mejor desechar tales informaciones. En Internet existen muchas informaciones inexactas.

Respecto a la capacidad de escucha, es importante situar el tratamiento del tema según el presumible nivel mental del escucha. Esto es imprescindible si se quiere alcanzar algún éxito en la comunicación, ya que debe tenerse un buen conocimiento de la calidad del auditorio y gran habilidad para adaptarse a él.

Por otra parte, el auditorio o escucha necesita también del interés del tema, de su importancia, seriedad y credibilidad, para evitar el fastidio, la apatía y el aburrimiento. Si la comunicación no está relacionada ni con la vida, ni los sentimientos, ni los intereses, ni sus conocimientos, posiblemente las personas que constituyen el auditorio, desearían aprovechar mejor el tiempo y no estar gastándolo sin motivo, en cosas inútiles.

 

Circuito de la palabra:

 

Entre el hablante y el oyente se establece un circuito de la palabra manifestado en el diálogo. Esta es la forma más perfecta de la comunicación.

Para que el circuito se establezca correctamente, tanto el hablante como el oyente deben realizar tres etapas o fases:


El hablante empieza con la Fase Psíquica: tiene la intención de decir algo, de manifestar su mensaje.


Viene luego la forma en que enviará el mensaje, el ciframiento de este; es la Fase Lógica.


Luego está la Fase Fisiológica o  sea la fonación, la emisión del mensaje.


El oyente empieza por donde terminó el hablante: por la Fase fisiológica, o sea la audición (porque está oyendo, no hablando). Luego descifra el mensaje, es la Fase lógica, y termina por donde comenzó el hablante: por la Fase Psíquica, que en el oyente es la comprensión del mensaje.

 

Interferencias o barreras de la comunicación:

 

El circuito de la palabra (el diálogo) se ve interrumpido con frecuencia por diferentes clases de barreras. Algunas de ellas son:


1.      Desconocimiento del código en que se envía el mensaje: el idioma, las señales, etc.


2.     Factores psicológicos: prejuicios, nerviosismo, timidez, temor, aversiones, inseguridad, doble sentido, falta de interés y respeto por el interlocutor, etc.


3.     Impropiedad en el lenguaje, como poner palabras o letras donde no se necesitan (muletillas), o suprimir palabras donde sí hacen falta.


4.     Condiciones de la voz: deficiencias en la modulación, tono, volumen de la voz. Es el tono de la voz el que hace que una expresión suene como un regaño, un elogio o una ofensa. Los hipertonos desvían el mensaje y desvirtúan la intencionalidad.


5.     Defectos físicos: tartajear (cambiar las sílabas) o tartamudear (repetir las sílabas), la sordera, mala vocalización de las palabras, pronunciación incompleta, etc.


6.     La ensoñación (lo que comúnmente llamamos elevamiento). El escucha tiene su mente ocupada en algo diferente al diálogo y, a veces, el hablante está dividido entre dos ideas, dos pensamientos, dos intenciones; todo ello desajusta el lenguaje, enmaraña el hilo de la conversación y produce el aburrimiento.


7.     Pobreza de léxico: uso de dialectismos y modismos. Recordemos que mientras más aprendamos a utilizar las palabras, y más palabras conozcamos, mejor podremos comunicar nuestras ideas y disminuirá el peligro de las malas interpretaciones.

Para enriquecer el vocabulario debemos consultar en el Diccionario todas las palabras nuevas que oigamos o leamos y cuyo significado desconocemos. Recordemos que, para usar apropiadamente cada palabra, debemos dominar su semántica


8.     Circunstancias ambientales como el ruido, la mala acústica de los recintos, la vecindad ruidosa de familiares, amigos, las aglomeraciones en donde todos hablan al tiempo.


9.     Circunstancias fisiológicas: sueño, hambre, cansancio, frío, calor, fallas auditivas.

 

(Documento seleccionado y organizado por Lucila González de Chaves “Maestra del idioma”).