¿CUÁNTA EFECTIVIDAD TIENEN NUESTRAS PALABRAS?
“Maestra del idioma”
Lugore55@gmail.com
La belleza y elegancia de un texto escrito no residen en las palabras
aisladas, sino en su artística conexión
La palabra recibe las muchas acepciones que el
diccionario le asigna, pero también otras que no le ha dado, nacidas de un
contexto social, cultural, familiar, afectivo, laboral que, al generalizarse,
son enriquecimiento del idioma y de nuestra capacidad de expresión.
Las palabras resultan muchas veces impotentes para
expresar todos los aspectos del pensamiento, del sentimiento, de la
imaginación. Está comprobado que nuestro vocabulario nos traiciona muchas
veces por defecto o por exceso.
El diccionario, con toda su riqueza de léxico, no
es, a fin de cuentas, más que un lugar donde yacen las palabras; somos los
seres humanos quienes les damos vida y valor al contextualizarlas.
La belleza, claridad, propiedad y elegancia de un texto escrito están en la correcta y artística conexión; esa capacidad de
expresión habita en el modo y en la sabiduría de utilizarlas, y en las cualidades del interior de quien habla o escribe.
Es bueno recordar que hay palabras vacías de
significación. Un texto en el que predominan las palabras vacías, produce
una impresión de ordinariez, de indigencia. Y en lo hablado, ya el
Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) aprobó el adjetivo
‘cantinflesco’ para referirse a todo lo que hablamos falto de sentido, de
mensaje, de coordinación, a semejanza de aquel célebre actor de cine
mexicano conocido con el sobrenombre de “Cantinflas”.
Y, al contrario, en otros textos encontramos una
densidad excesiva con la cual hay que tener cuidado, porque dicha densidad es
fatigosa y difícil puesto que exige una permanente tensión cerebral. “Hay
textos demasiado cargados de ideas y pensamientos: algunos escritores y
pensadores creen que escribir es ‘apretar’ de tal modo el
pensamiento en palabras y frases, que leerlos parece un ejercicio para
desentrañar el sentido de una fórmula matemática”.
Por eso somos responsables de nuestras palabras; una sola de ellas da cuenta a quienes nos escuchan o nos leen, de nuestra nobleza interior o de la mezquindad de nuestra vida espiritual, cultural y afectiva.
La fonética ayuda a expresar en forma adecuada las
ideas, las emociones, los deseos. En español, la IMPROPIEDAD DE LA ENTONACIÓN
altera el sentido de toda la frase. El tono de la voz se nota y se estudia en
toda la expresión, no en palabras aisladas.
Y habrá mejor entonación, más musicalidad en el
habla, más correcta vocalización y pronunciación, cuanto más nos identifiquemos
con el texto por leer, cuanto mayor sea nuestro compromiso con la verdad al
hablar.
Los lingüistas han señalado tres etapas en el manejo de la palabra:
Acto locutivo:
Nivel
en el cual se emiten solamente los sonidos con significado o sin él. En este
campo están la mayoría de las interjecciones.
Acto elocutivo:
Se
refiere a los principios del pensamiento. Ocurre en el momento de expresar
algo, teniendo en cuenta las relaciones entre el emisor y el receptor.
Cuando hablamos, leemos o escribimos es necesario tener muy claros:
-
el ‘qué’
-el
‘porqué’
-el
‘cómo’
-el
‘para qué’.
F. de Saussure, el gran maestro de la lingüística, afirmaba que:
el saber elocutivo es el saber manejar la palabra,
y que este saber es una capacidad inconsciente.
Chomsky, el creador de la gramática generativa, opinó que:
el acto elocutivo o manejo
de las palabras es un conocimiento intuitivo.
Acto perlocutivo:
Son
las reacciones del oyente frente al acto elocutivo, es decir: el escucha frente
al hablante.
Dicho
acto pretende mover, convencer, hacer reaccionar.
Lo
perlocutivo se trabaja mucho en las propagandas, en la política, en los
sermones religiosos, en la oratoria, en las conferencias, en los recitales, en
los foros, etc.
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