sábado, 1 de octubre de 2016

HABLA Y LENGUA. ESCUCHAR



EL HABLA Y LA LENGUA.  EL BIEN ESCUCHAR


Lucila González de Chaves


La escuela de Saussure distingue dos factores: la lengua y el habla.

El habla
Es un acto individual de la voluntad y de la inteligencia; pero, el hablante necesita los códigos de la lengua para expresar su pensamiento. La relación entre  lengua y habla es la de  un complemento mutuo.

La lengua
Existe en la colectividad como algo que es patrimonio común de  los individuos. El habla tiene combinaciones individuales, dependientes de la voluntad del hablante y de su personal fonética. No el habla es el origen de todos los cambios de la lengua (o idioma).
Cada cambio empieza por ser una práctica individual o de un número reducido de individuos,  antes de convertirse en un hecho de la lengua. El habla es actualizada, movible, libre, concreta, cambiante. Esto no quiere decir que toda forma del habla tenga que entrar forzosamente en la lengua; de ser así, entrarían en ella los cambios fonéticos y expresivos de los niños,  el argot o jerga de algunos jóvenes y adultos, etc. Aprendemos nuestra lengua por el  habla de los otros, es decir, “de oído”; y por esto, es el habla la que hace evolucionar la lengua como instrumento y  producto del habla.

¿Significa esto que todos tenemos libertad para hablar como nos plazca?

En principio, sí. Pero en la vida práctica no podemos hacer esa afirmación categórica: todos queremos y necesitamos que nos entiendan; esa necesidad de comunicación reduce  lo puramente individual en la expresión; y la vida en sociedad exige cultura, decencia en las palabras, educación, buenas maneras; elementos muy necesarios en  el bien decir.
La libertad de expresión y los signos convencionales de la comunicación necesitan gobierno, dirección, autoridad, orientación; las normas contribuyen a forjar un tipo de expresión disciplinada, un correcto manejo de la lengua.
Los maestros del idioma conceptúan que el lenguaje por sí mismo no es correcto ni incorrecto; lo es el uso, el empleo o manejo que de él hacen las personas. Rufino José Cuervo afirmó que “en todas partes hay personas que hablan bien y otras que hablan mal”.
Para hablar con propiedad y corrección, no es suficiente articular bien las vocales y las consonantes. Hay que conocer los rasgos principales de su entonación. Cada lengua tiene una entonación característica que la distingue de las demás; por eso, quien pronuncia bien un idioma extranjero es aquel que imita su entonación lo mejor posible.
La entonación ayuda a expresar en forma adecuada las ideas, las emociones, los deseos. En español, la IMPROPIEDAD DE LA ENTONACIÓN altera el sentido de toda la frase. El tono  de la voz se nota y se estudia en toda la expresión, no en palabras aisladas.
Los lingüistas han señalado tres etapas en el hablar:
Acto locutivo:
Es el nivel en el cual se emiten los sonidos con significado o sin él. De esto se ocupa la fonética.
Acto elocutivo:
Se realiza al decir algo, teniendo en cuenta las relaciones entre el emisor  (quien envía el mensaje) y el receptor  (quien lo recibe). El hablante convierte el idioma (o la lengua) en un discurso con sentido. Al escucha le es necesario conocer la intención del hablante en ese proceso de comunicar:
- ‘qué’
-‘por  qué’
-‘cómo’
-‘para qué’.
El acto elocutivo se refiere a los principios del pensamiento. Saussure afirmaba que el saber elocutivo es saber hablar, y que este saber es una capacidad inconsciente. Chomsky, el de la gramática generativa, opinó que el acto elocutivo o el saber hablar es un conocimiento intuitivo.
Acto perlocutivo:
Comprende las realizaciones que se desprenden del acto elocutivo. Es decir, son las reacciones del oyente frente al acto elocutivo (el escucha frente al hablante). Este acto, que busca mover, convencer, reaccionar, se trabaja mucho en las propagandas, en la política, en los sermones religiosos, en la oratoria, etc.
El lingüista Eugenio Coseriu opina que en el acto de hablar hay tres planos fundamentales y los clasificó así:
Designación:
El habla  hace referencia a objetos no lingüísticos, sean estos objetos, estados de cosas o contenidos mentales.
Significado:
Corresponde al plano lingüístico (manejo del idioma o lengua) de cada uno de los seres humanos.
Sentido:
Se trasmite  en lo “dicho”, en el habla;  corresponde a las actitudes, intenciones o suposiciones del hablante.

Lengua o idioma:
Así llama la Real Academia al conjunto de palabras y modos de hablar de cada nación.
Para que una lengua o idioma se considere como tal, debe poseer gramática y literatura propias, y ser hablado por muchas personas.

Estrategias del idioma:
Son cuatro: leer, escribir, hablar, escuchar. En publicaciones anteriores habíamos repasado sobre el leer y sobre el escribir. Hoy estamos recordando la importancia del hablar y del escuchar.

El lenguaje
 Es una de las manifestaciones de la aptitud del hombre para representar las cosas, las ideas y los hechos por medio de sonidos, gestos, actitudes, comportamientos, signos….
En la actualidad, debido al gran avance científico y tecnológico, se han desarrollado nuevos sistemas de comunicación, como: el lenguaje visual, el auditivo, el matemático, el de la lógica formal, el de las imágenes, etc., etc.

La ciencia del lenguaje
Se divide en dos grandes bloques:
SOCIOLINGÜÍSTICA: afirma que el lenguaje tiene relaciones con las ciencias sociales, especialmente con la psicología social, la geografía humana y la sociología. La sociolingüística no concede mucha importancia a la gramática; destaca la intencionalidad del individuo.
PSICOLINGÜÍSTICA: estudia los nexos entre la psicología y la lingüística. Abarca conceptos biológicos, antropológicos, sociológicos y educativos. Se ocupa de las diferencias entre el lenguaje humano y la comunicación animal; enfatiza en la relación lenguaje-pensamiento y en  la influencia que sobre el individuo tiene su medio familiar, social, educacional, etc.
En este siglo XXI, se está estudiando sobre NEUROLINGÜÍSTICA: Muchas definiciones en torno a esta palabra. Muchas aplicaciones.

La escucha
Escuchar significa  captar con atención lo que dicen los demás. En las relaciones personales la escucha es un factor de éxito para  mantenerlas, tanto en lo social como en lo familiar. No es exagerado decir que muchas amistades y los  vínculos familiares se rompen por incapacidad de escuchar.
Oyentes profesionales como psiquíatras, consejeros familiares, trabajadoras sociales, psicoanalistas, psicólogos están de acuerdo en hacernos las siguientes recomendaciones:

1. Escuchemos con todo nuestro ser:
 El hablante  notará nuestra distracción y falta de atención en el contacto visual, en nuestros gestos que NO lo animan a que continúe hablando. Nuestra postura corporal  indica el interés en lo que lo que el otro dice.

2. No estemos buscando qué decir; simplemente, escuchemos:
Los que hablan necesitan un buen oyente. Una persona que sabe escuchar es bien recibida en cualquier reunión y altamente apreciada.

3. Alentar la conversación con pequeñas frases:
Tales como: ¿En serio?; explícame un poco más; qué interesante lo que dices…me aclara muchas cosas.
Opinan los profesionales de la comunicación que conversar con alguien  que no reacciona, es como gritarle a un teléfono dañado; nos sentimos ridículos y renunciamos a seguir hablando.

4. Desarrollemos sensibilidad para comprender lo que está detrás de las palabras de quien habla:
 Hay pensamientos internos que las palabras esconden. Debemos “OÍR” no sólo lo que las personas dicen, sino también lo que se callan. Si sabemos escuchar, reconoceremos la preocupación, o la frustración  detrás de la crítica.

5. Escuchemos sin juzgar:
 Los seres humanos vivimos estableciendo normas del bien y del mal; siempre estamos dictando juicios. Son circunstancias desagradables que cortan la comunicación.
Saber escuchar  es dar satisfacción a la comunicación. La carencia de esta habilidad genera incomprensión, conflictos, soledad y desagrado.