lunes, 26 de octubre de 2020

CORRECCIÓN Y CLARIDAD EN EL LENGUAJE

 

 

                              

 

                 UN LENGUAJE CLARO, CORRECTO Y ARMONIOSO

    Lucila González de Chaves

lugore55@gmail.com                                                                                                                                                                                          


1.     Evitemos el estilo difuso, prolijo, impreciso

 

 Lo primordial en la expresión oral o escrita es ordenar las ideas. Evitar los detalles insignificantes que son causa del estilo difuso y con poca precisión. La prolijidad en la expresión se debe casi siempre a la pobreza de ideas. Cuando no se tiene nada que decir, se escribe más de lo necesario; también, menos.

Cuidar el matiz de la expresión; es decir, distinguir, comprender, apreciar, valorar...

Al hablar o escribir, hay que acertar con la palabra adecuada para no incurrir en imprecisiones o innecesarias explicaciones.
Evitar la repetición de una palabra, bien sea suprimiéndola   o reemplazándola por otra, pero sin cambiar la idea; o expresar la idea de manera diferente.
En la sustitución de un vocablo por otro hay que tener cuidado porque las palabras sinónimas no son exactamente iguales. Pereza, indolencia, holgazanería son sinónimas, pero tienen leves matices de diferencia. Inquietud, alarma, perturbación, agitación son sinónimas, pero pueden no expresar la misma idea dentro de un contexto.
Se cree que un diccionario de sinónimos es la tabla de salvación del escritor; esta afirmación no es del todo cierta, porque en determinado momento, ni el más completo diccionario de este tipo puede darnos el sinónimo exacto.

Las palabras, a diferencia de los números, cambian de valor según el contexto. La tristeza, el amor, la ternura... son palabras cuyo contenido e intensidad dependen de los otros vocablos que las acompañan en el texto, o de lo que el escritor quiso decir en determinado momento. Cuando hay que matizar una expresión, por su contenido espiritual o emocional, no debemos dejarnos llevar por el fácil camino de los sinónimos.
Tengamos presente que el lenguaje es pobre y limitado, en  proporción con la riqueza infinita de los pensamientos, los sentimientos y las múltiples experiencias existenciales.
"La lengua - dice el ensayista y crítico Marouzeau -  es un instrumento imperfecto, un sistema insuficiente y a veces incoherente de signos y procedimientos, incapaz de traducir exactamente el pensamiento".
"La expresión lingüística - en opinión del escritor Gonzalo Martín Vivaldi - no es más que una traducción aproximada de lo que, en un momento dado, pensamos, sentimos o imaginamos".
El buen manejo del lenguaje, hablado y escrito, es un larga y permanente ejercitación, pues el logro es difícil de alcanzar.

 

2.     Hipertono


Es cada una de las vibraciones secundarias que se suman al tono de un sonido para construir el timbre peculiar de dicho sonido. Nos especificará qué aspecto de una persona, qué fase de su desarrollo, qué clase de sus actividades tenemos en mente.

Dicho de otra forma: el hipertono es el efecto expresivo o emocional que las palabras pueden generar en quienes las producen o en quienes las reciben.

El hipertono está presente en todo cuanto hablamos; algunas veces más suave y discreto, por amor, por respeto, por confidencia, etc.; otras, es subido, gritón, amenazante, impositivo, sobre todo cuando hay violencia, cuando no dominamos las intensas emociones o la necesidad de convencer. Con frecuencia escuchamos: ¡cuidado con el tonito!

 

 3.     Efectos del sentido de las palabras

 

El sentido o significado de base: Es el que le corresponde en el diccionario. Evoca un concepto preciso y no ofrece ambigüedades.

El significado contextual: Las palabras siempre están dentro de un contexto, y es este el que precisa el sentido en que ha sido empleada dicha palabra. Ejemplo: Operación, su significado de base: Acción o labor necesaria para hacer una cosa. Su significado contextual: Se habla de operación bancaria, operación militar, operación cesárea, etc.

El significado denotativo: Es la relación entre: signo-palabra-objeto. Cuando usamos denotativamente palabras, estamos nombrando algo en el mundo físico.

El significado connotativo. Es el significado personal, configurado por nuestra cultura y el sistema social en que nos movemos. Los semiólogos lo definen como una relación entre signo-objeto-persona.

Este significado está relacionado con la experiencia personal: sentimientos, creencias. Es el valor expresivo que damos a las palabras.

Si oyentes o lectores no poseen habilidad de escuchar, de leer críticamente y de pensar, no están capacitados para recibir e interpretar los mensajes, y menos aún, si estos tienen lenguaje connotativo.

Realicemos estas ejercitaciones para fortalecer nuestra competencia comunicadora:

- Escribamos de nuevo algunos mensajes confusos, oídos o escritos, para que ejercitemos nuestro claro y correcto estilo.

 -Analicemos mensajes en correos electrónicos, y hagamos un paralelo entre dicho análisis y nuestras competencias y habilidades.

 -La sociedad de consumo nos acosa con propagandas, ofrecimientos, rebajas…, valoremos cuáles tienen mejor contenido desde el punto de vista de atracción, convencimiento, verdad y buenos códigos. Además, ejercitemos nuestra percepción de lenguajes denotativos y connotativos.

 -Seamos buenos escuchas y analicemos los hipertonos; tratemos de encontrar la causa y el momento en que se producen.


4.     La tilde y los monosílabos prefijados

 

Plan, gas, ve, yo no llevan tilde por ser palabras monosílabas, pero se acentúan ortográficamente en el momento en que se les añade un prefijo y, por tanto, dejan de ser monosílabas y se convierten en agudas terminadas en -n, -s o vocal: megaplán, antigás, biogás, prevé, superyó.

Uso correcto

Chile anuncia un megaplán de obras públicas.

Los vendedores se confunden sobre la diferencia entre respiradores y máscaras antigás.

Se prevé que la cinta se estrene el próximo diciembre de 2021.

Gracias a la última creación de Marvin Kren, podemos conocer cómo surgieron en su mente los conceptos del yo, superyó y el ello.  



martes, 20 de octubre de 2020

NACER Y MORIR

 

 

NACER Y VIVIR.   MORIR Y VIVIR

 Lucila González de Chaves

 

 El nacer nos da la vida; es una realidad permanentemente comprobada.El morir nos da la vida. ¿Cómo explicar esto?

 

Del nacer se desprende un largo viaje con un objetivo: hemos sido creados por Dios y, desde entonces, ÉL nos acompaña, nos guía y protege en cada minuto. No nos manda castigos ni enfermedades. No se opone a que suframos en el alma y en el cuerpo nuestro deterioro natural, que camina juntamente con la edad; pero Su Corazón Amante arde junto al nuestro para que tengamos valor frente a las penas, las enfermedades y las limitaciones.

 

Y, así, con Él como faro iluminador, nos vamos acercando confiadamente a ese otro instante: la muerte, que es la puerta para entrar, para nacer a esa otra vida. Vida, ésta sí, de felicidad, de plenitud, de santidad junto al Corazón de Dios.

 

Nadie ha vuelto para contarnos acerca de esa otra vida; todo cuanto se dice y se escribe son especulaciones, hipótesis sin bases reales. Ni siquiera San Pablo, cuando fue arrebatado a los cielos, pudo decir nada; sólo exclamó misteriosamente: “¡Ni el ojo vio ni el oído oyó!”. Cuando Jesús resucitó a Lázaro, tampoco éste dijo nada. La historia guarda un completo silencio sobre este hecho. ¿Qué vio Lázaro?, ¿qué oyó Lázaro en esos tres días en que estuvo muerto?

 

No pensemos tanto en la muerte y alegrémonos desde ya frente a esa puerta que se abre para entrar en la eternidad y vivir una vida de gozo en los brazos de Dios.

 

Pensemos en esta vida que nos dio el nacer y en nuestras responsabilidades. No les demos la espalda a las pequeñas cosas que nos hacen felices, a pesar de la enfermedad y de las limitaciones: una sonrisa, una mirada, un brazo, un apretón de manos, la presencia silenciosa de nuestros seres queridos. Muchas veces rechazamos todo esto con la disculpa de que “somos viejos y enfermos, que los demás molestan, que nos ponen de mal genio, que nada nos gusta, que gritan, que no están, o, que sí están, pero…”

 

El compromiso, al abrirse la puerta del nacer y darnos esta vida, es amar y disfrutar lo que nos queda de ella. Cuánto más amor y alegría le damos a esta vida y mayor aceptación de nuestras limitaciones tengamos, mejor estaremos preparando el equipaje para entrar por la puerta de la muerte, a esa vida de santidad en Jesús y para Jesús.

 

Es fácil sentirse alegre, porque la alegría no son carcajadas, ni chistes, ni parrandas, ni gritería, ni superficialidades. La alegría es el regalo dado por Dios al Hombre para mantener la paz interior, el equilibro de las emociones, el agradecimiento sincero por los que nos rodean y atienden, el disfrute de las pequeñas cosas que nos acompañan.

 

Encontramos la alegría en los ojos bondadosos de los amigos, a quienes no les importan nuestros años, ni nuestras arrugas, ni nuestras fallas en el comportamiento, en las palabras, en el pensar, en el hacer. No desear nada y desprenderse de todo, es alegría.

 

Agradecer el haber nacido y aceptar el morir para empezar a vivir de verdad, eso es alegría, gozo, salud, santidad.

 

Para los pacientes de PLENILUNIO con todo cariño, a petición de Viviana.

 


jueves, 15 de octubre de 2020

"BÚSCATE EN MÍ" - (SANTA TERESA DE JESÚS)

 

“BÚSCATE EN MÍ” - (Santa Teresa de Jesús) ---

 

 

Lucila González de Chaves

 

De repente, leyendo a Santa Teresa, se le aparece a uno esta frase: “búscate en mí”.

 

 Cuenta la santa doctora que una tarde, Jesús se la dijo muy quedo.  ¿Sería para consolarla de su soledad interior o de sus eternos padecimientos?

 

Para los que tenemos fe en Jesús, esta frase sobrecoge, obliga a cerrar el libro y a reflexionar despacio, serenamente.

 

Producto de mis pensamientos es que:

 

Uno vive en su adolescencia y buena parte de la juventud y, quizás, en la madurez, una primera etapa:

 

Se busca en los otros, en los que lo rodean y, al encontrarse, lo que ve es una imagen de sí mismo, fabricada por alabanzas, aplausos, abrazos, frases de amores pasajeros, compromisos sociales, académicos y profesionales que desgastan.

 

 Recibimos títulos de inteligencia, de solidaridad, coronas de perfección, certificados de que somos importantes y eficientes, lo que nos lleva al maligno sentimiento de ‘autosuficiencia’.

 

Con tanta palabrería, con tantos reconocimientos, con tantos amores y tantas amistades, acabamos por no reconocer la verdad de nuestra esencia, por no entender nuestra personalidad íntegra.

 

Cansados de todo lo anterior y a medida que se van diluyendo y agotando tantos menjurjes amorosos, espirituales, sociales, intelectuales, físicos, empezamos a buscar otro refugio: nos buscamos dentro de nosotros mismos y comenzamos una segunda etapa.

 

Ir hasta el fondo de uno mismo es un desafío. Hay quienes tienen miedo de encontrarse, de verse, de conocerse y ¡huyen! Acuden, entonces, al ruido exterior – teléfono, televisión, equipos de sonido, conversaciones a gritos, radio, redes sociales - para salir de la prisión amenazante de encontrarse y conocerse a sí mismos.

 

Ir hasta el fondo de uno mismo es someterse a hallazgos luminosos y a hallazgos oscuros. Solo la valentía y la verdadera humildad nos mantienen firmes y dignos frente a ese claroscuro del alma: pasados amores, amistades, compañerismos, éxitos que la gente aplaudió, rencores, desencantos, silencios y olvidos; muy hondamente están las verdaderas manipulaciones nobles u oscuras que todos nosotros, sin excepción, les hemos dado, algunas veces, a las palabras, al comportamiento, a los aplausos, a los regalos, etc.

 

Queriendo poner orden por dentro, empezamos a pulir, a limpiar, a desagraviar, y este último verbo nos retiene, porque tenemos que desagraviarnos a nosotros mismos por tantas mentiras que nos hemos dicho y creído; por no observar y valorar la calidad de nuestras virtudes.

 

 ¡Dolorosa la remoción de la basura interior!

 

Hay basura de todas las clases: espirituales, intelectuales, amorosas, sociales, religiosas, económicas, profesionales, familiares….

 

La mayoría de las personas sale aniquilada de aquel “adentro”, de aquel examen íntimo, y sella la puerta de entrada; prefiere regresar a solazarse con lo de afuera, con lo que los demás dicen y hacen, con lo inane, con lo que pasa presto, con la “insoportable levedad del ser”.

 

En momentos de profundo vacío de todo y del cansancio de existir, en una tercera etapa, escuchamos esa VOZ:

 

BÚSCATE EN MÍ”.

 

Los católicos queremos “que Dios esté con nosotros”; otros seres más evolucionados espiritualmente, se “buscan en Él”.

 

 Pero el esfuerzo de buscarse en Él los agobia y pronto están de regreso: unos se escudan en la misantropía, otros en la filantropía, otros en el dejar pasar…...

 

Sigo pensando….

 

Creo que lo determinante, con perdón de la santa doctora, no es buscarse en Él.

 

 Tengo la certeza de que siempre, y desde siempre, estamos en Él. Lo que necesitamos es ENCONTRARNOS EN ÉL.

 

Y, encontrarnos en Él, es tener un alma enamorada, capaz de sentirse abrazada por el Señor, consolada, educada, guiada, inspirada en Él, de tal manera, que con verdad y con sinceridad y con mucha decisión de entrega, podamos decirle y demostrarle, como el profeta Samuel le enseñó a contestar a Elí cuando Él volviera a llamarlo:

 

 “Aquí estoy, Señor, para cumplir tu voluntad”.

….


Hoy, 15 de octubre, fecha consagrada a honrar la memoria y a conocer la obra de Santa Teresa, “la primera doctora de la Iglesia”, y su exquisita unión con Dios, leamos su oración más conocida: «Solo Dios basta»

 

Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.

 

domingo, 4 de octubre de 2020

¡EL BIEN LEER, FACTOR DE EDUCACIÓN!

 

EDUCAR PARA LEER Y LEER PARA EDUCAR


Opina el escritor español Salinas  en su inigualable obra: 

Educar para leer y leer para educar:

 “El bien leer se logra, no por misteriosas y complicadas reglas técnicas, sino poniendo al estudiante en contacto con los mejores profesores de lectura, y que no son otros que los buenos libros. El maestro, en esto de la lectura, ha de ser fiel y convencido mediador entre el estudiante y el texto. Porque todo escrito lleva su secreto consigo, dentro de él, no fuera de él, como algunos creen, y sólo se lo encuentra adentrándose en él y no andando por las ramas. Se aprende a leer leyendo buenas obras, inteligentemente dirigido en ellas, avanzando gradualmente por la difícil escala. Y al final de ella se alcanza la posesión de una inteligencia formada, de un gusto propio, de una consciencia de lector, personal y libre.”

“Los dos problemas: el QUÉ leer y el CÓMO leer, van siempre resueltos juntamente en una buena educación. Se leen los clásicos, para cada edad el suyo; se leen los mejores libros, señalados no por fulano o zutano acorde con su capricho, sino por la tradición culta del mundo, con las variantes propias de cada país. Y se leen delicadamente aclarados, diariamente vividos, en la clase, año tras año, de suerte que el CÓMO leer se aprende sin saber cómo, al igual que el andar o el respirar, por natural ejercicio de la función. No de otro modo aprendieron a leer los grandes lectores de la humanidad, cuyos maestros de lectura no fueron, por cierto, manuales fáciles que quieren enseñar todo a la carrera, sino en despaciosa lectura, tras lenta lectura, en toda la vida.”

Medellín, 3 de octubre de 2020 (Año de la crucial pandemia - VID-19)