lunes, 5 de diciembre de 2016

NAVIDAD




                             PLEGARIA DE MEDIA NOCHE

                                                                    Lucila González de Chaves

¡Dios Niño, al descender a la tierra en esta hora de inmenso amor por los hombres, te pedimos que la angustia de la muerte no nos arruine la alegría de vivir!  ¡Impide, Dios Niño, que tanta muerte nos estropee los sentimientos de fraternidad, de solidaridad humana. La herida abierta de la violencia duele sin encontrar aún remedio!

¡Oh Dios!  Consérvanos en el corazón la esperanza para que nos reconforte, nos aliente a seguir esperando en un mañana luminoso para nuestros hijos y nietos y  en la paz que Tú habrás de concedernos cuando todos volvamos nuestro corazón hacia el Tuyo, lleno de perdón y de amor.

¡Señor! En esta media noche en que llegas a iluminar al mundo, en que comienzas la obra redentora, un temblor de dicha y plenitud sobrecoge a los hombres. Ayúdanos a derrotar a la muerte, tanto física como moral y espiritual; a construir la vida, y a enseñar a quienes nos han de prolongar en el tiempo y en la historia, a respetarla y a hacerla fructífera en virtudes.
Haz que cumplamos nuestra misión de amor y de servicio como una prolongación humana de Tu Misericordia providente.

¡Dios Niño!  Haz que comprendamos que esta hora de tu nacimiento, es la hora de cambiar las equivocadas posturas mentales, aquellas de odios, rencores, ambición, hipocresía, venganza; porque las consecuencias de estos sentimientos erróneos son el nerviosismo, los miedos personales y colectivos, la fatal pasividad, la sangre derramada, las relaciones caóticas en los hogares en las sociedades.

¡Ayúdanos, Dios Niño, a dar paso a la Vida y al Amor! A volver a las actitudes amistosas. Danos vida interior intensa. Concédenos el don precioso de comprender, perdonar y servir. Guíanos en el hablar y en el actuar para que lo hagamos con dignidad, acierto, cortesía e indulgencia.

¡Dios de Amor y de paz, aleja de nosotros la sombra de Caín! ¡Dios Niño!  Haz que tus mandamientos vuelvan a ser letra viva en nuestros corazones para que Colombia sea al fin una nación pacífica, cristiana y culta.