PLEGARIA DE MEDIA NOCHE
Lucila González de Chaves
¡Dios Niño, al descender a la tierra en esta hora de
inmenso amor por los hombres, te pedimos que la angustia de la muerte no nos
arruine la alegría de vivir! ¡Impide,
Dios Niño, que tanta muerte nos estropee los sentimientos de fraternidad, de
solidaridad humana. La herida abierta de la violencia duele sin encontrar aún
remedio!
¡Oh Dios!
Consérvanos en el corazón la esperanza para que nos reconforte, nos
aliente a seguir esperando en un mañana luminoso para nuestros hijos y nietos y
en la paz que Tú habrás de concedernos
cuando todos volvamos nuestro corazón hacia el Tuyo, lleno de perdón y de amor.
¡Señor! En esta media noche en que llegas a iluminar
al mundo, en que comienzas la obra redentora, un temblor de dicha y plenitud
sobrecoge a los hombres. Ayúdanos a derrotar a la muerte, tanto física como
moral y espiritual; a construir la vida,
y a enseñar a quienes nos han de prolongar en el tiempo y en la historia, a
respetarla y a hacerla fructífera en virtudes.
Haz que cumplamos nuestra misión de amor y de servicio
como una prolongación humana de Tu Misericordia providente.
¡Dios Niño! Haz
que comprendamos que esta hora de tu nacimiento,
es la hora de cambiar las equivocadas posturas mentales, aquellas de odios,
rencores, ambición, hipocresía, venganza; porque las consecuencias de estos sentimientos
erróneos son el nerviosismo, los miedos personales y colectivos, la fatal
pasividad, la sangre derramada, las relaciones caóticas en los hogares en las
sociedades.
¡Ayúdanos, Dios Niño, a dar paso a la Vida y al Amor!
A volver a las actitudes amistosas. Danos vida interior intensa. Concédenos el
don precioso de comprender, perdonar y servir. Guíanos en el hablar y en el actuar
para que lo hagamos con dignidad, acierto, cortesía e indulgencia.
¡Dios de Amor y de paz, aleja de nosotros la sombra de
Caín! ¡Dios Niño! Haz que tus
mandamientos vuelvan a ser letra viva en nuestros corazones para que Colombia
sea al fin una nación pacífica, cristiana y culta.
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