jueves, 13 de diciembre de 2018

OH SAPIENCIA SUMA.....




¡Ven a nuestras almas!


Autor: Lucila González de Chaves
12 diciembre de 2018 - 09:05 PM

Debiéramos confesar, con entereza y orgullo, este sentimiento, porque la real y permanente presencia de Dios en lo más íntimo de nuestro corazón es el eje de nuestra fe, su llama alimentadora.

Las palabras que dan nombre a este texto son un ruego del ser humano; demandan ayuda; lo repetimos en Navidad, cuando, congregados en torno al pesebre, rezamos la Novena al Niño Jesús.
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven, no tardes tanto!

¡Oh Sapiencia suma / del Dios soberano, / que a infantil alcance/ te rebajas sacro! / ¡Oh Divino Niño, / ven para enseñarnos / la prudencia que hace / verdaderos sabios!

Hermosa e inolvidable costumbre.


Si nos apartamos de la musical y devota literatura de dicha Novena, readaptada hace más de cien años, por Bertilda Samper, monja de la comunidad de la Compañía de María, La Enseñanza, llamada en el Claustro: Hermana María Ignacia, autora, ella sí, de los “Gozos”; si nos apartamos un poco –digo- de dicho texto, y reflexionamos sobre nuestra fe, descubrimos que Él siempre vive en nosotros; que nuestro amor y nuestra esperanza mantienen viva y permanente su presencia en nuestra personal comunión con con Él.
Debiéramos confesar, con entereza y orgullo, este sentimiento, porque la real y permanente presencia de Dios en lo más íntimo de nuestro corazón es el eje de nuestra fe, su llama alimentadora.
Llega Navidad y nuestras costumbres católicas nos remiten cada año al pesebre para sentir, anhelar y creer firmemente que el Dios-Niño nace para reavivar nuestros principios cristianos y encender el apagado deseo de sentirnos hijos de Dios.
Deberíamos cuidar y alimentar lo eterno. Su amorosa Presencia en nosotros desde nuestro nacimiento; y con la certeza de vivir siempre en Él, y Él en nosotros, practicar devotamente los ritos.
Las siguientes reflexiones están basadas en la clásica novena y en sus gozos, que amorosamente nos remiten a nuestra infancia:
  1. “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”. (Juan 14).
Nace en un pesebre “para nuestra salud y remedio”.

2. Dios Padre entrega a su Hijo a los hombres como la máxima demostración de amor y de perdón.

3. María, madre del Dios encarnado, prepara nuestras almas “con humildad profunda y con amor encendido”, para tan deseado nacimiento, Haciéndonos, así, “menos indignos de verle, amarle y adorarle…”

4. Niño Jesús, venimos confiados ante ti, porque nos prometiste: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.

5. Jesús-Niño, ante ti exponemos nuestro deseo de llevar una vida virtuosa y poder así, conseguir una eternidad de amor y entrega en tus brazos.

6. El Dios-Padre, por amor al hombre, busca otra morada; y su misericordia infinita, para poder redimirlo y salvarlo, se encarna en la Virgen María.

7. El hombre, creado por Dios, le había desobedecido y merecido, por ello, un castigo eterno, pero el Dios-Padre nos da a su Hijo para expiar aquella desobediencia, ingratitud y rebeldía.

8. Dios-Niño, postrados ante ti en el pesebre, te adoramos y recibimos la gracia santificadora; te pedimos que por medio de ella ayudes la debilidad de nuestras almas y les des nuevas energías para cumplir tu Voluntad.

9. La imponderable sabiduría del Espíritu Santo te formó, ¡oh Niño! en las entrañas de la Virgen María, con tanta delicadeza y tal capacidad de sufrimiento hasta llegar a redimirnos y a hacernos hijos de Dios.

10. Virgen María, nos unimos a tu adoración por el Dios-Hombre, encarnado en tu seno y como tú, queremos estar siempre anonadados para que Él lo sea todo en nuestras vidas.

11. Divino Niño: ayúdanos a practicar tu lección de amor: Quien se entrega a la Voluntad de Dios, ya no se pertenece a sí mismo, y no quiere a cada instante sino lo que Él quiere, siguiéndole fervientemente.

12. Dios-Niño: queremos prepararnos para tu cumpleaños, purificando nuestras almas para que sean una verdadera morada tuya; y ennobleciendo nuestros corazones para que aprendan a amar, como tú, sin medida.

13. Llega la media noche y, como hace más de dos mil años, tú estás en el pesebre.

Tú, el vaticinado, el anhelado febrilmente. Tu santa Madre, transportada de júbilo, se postra a tus pies. José, te rinde el homenaje con el que inaugura su misterioso e imponderable oficio de padre putativo del Redentor de los hombres.

Lo invitamos a leer: En el cumpleaños del Rey del Amor


“Pónese el sol del 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén…Las estrellas van apareciendo una tras otra. Algunas horas más y aparecerá el Verbo Eterno”.
¡Feliz cumpleaños, mi Señor!

CompartirImprimir

Comentarios:

Bertha Lucía
Bertha Lucía 
2018-12-13 11:52:17
Amén doctora. Cuando decimos "Ven no tardes tanto", aún cuando El Señor habita por siempre en nosotros, estamos reconociendo que hacer su voluntad nos cuesta a veces, muchísimo trabajo. Sin embargo el lóbulo frontal no se desarrolla si no desarrollamos la paciencia para esperar los acontecimientos afortunados. Qué esté allí y no lo veamos, equivale a que no esté. No le parece?


Bertha Lucía: ¡Feliz Navidad!  Gracias por leerme y por hacerme conocer su pensamiento.

Aprovecho este tiempo para enviar un saludo navideño a todos mis lectores y en especial a Edgar que casi siempre me escribe amistosamente .



lunes, 10 de diciembre de 2018

MUJERES: LAURA MONTOYA, GLADIS OTÁLVARO, MARTA ELENA BRAVO Y OTRAS....


Mujeres, su brillante huella en la educación y en el arte



9 diciembre de 2018 - 08:03 PM

Estas siete mujeres antioqueñas han descollado en las humanidades, la educación y el arte.



Madre Laura Montoya: (1874  1949)
Educadora y misionera antioqueña. En 1914 fundó la Congregación de las Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena.
Es la primera santa de nacionalidad colombiana, canonizada por el papa Francisco el 12 de mayo de 2013.
Estudió en la Escuela Normal de Institutoras de Medellín en 1893 y se graduó como maestra elemental de la Escuela Normal. Fue maestra en las escuelas públicas de algunos municipios de Antioquia, pero la guerra civil de 1895 obligó al cierre de las escuelas del departamento.
Trabajó como maestra en el Colegio de la Inmaculada de Medellín, del cual llegó a ser su rectora, pero por intrigas y acusaciones, el colegio fue cerrado.
A los treinta y nueve años de edad se fue al municipio de Dabeiba con seis catequistas, para dedicarse a la educación de los indígenas Emberá Katíos. Al mismo tiempo, dedicó muchas horas a la escritura; más de treinta libros en los cuales narró sus experiencias místicas. Su autobiografía lleva por título Historia de la Misericordia de Dios en un alma.
En 1939 recibió del gobierno colombiano la Cruz de Boyacá. En el momento de su muerte, la Congregación tenía ya noventa casas y cuatrocientas sesenta y siete religiosas trabajando en tres países.

Lea también: Rómulo Góngora: Poeta desde la piel al alma
 

Gladis Otálvaro Rojas


Destacada rectora del Centro Formativo de Antioquia Cefa- , institución educativa, fundada en 1935 con el inolvidable nombre de Instituto Central Femenino, - ICF - por el ilustre hijo de Antioquia, doctor Joaquín Vallejo Arbeláez, el visionario que no tuvo otro objetivo que el de que la mujer se liberara de lo doméstico y se preparara, igual que los varones, para ingresar a la universidad y poder ser una profesional en cualquiera de las carreras. Así, las mujeres de muchos lugares de Colombia ingresaron al ICF y fueron las primeras bachilleras, brillantes y competentes.
En 1997, la doctora Gladis asumió el reto de conducir la Institución y llevarla hasta el más alto mejoramiento cultural, pedagógico, social, intelectual, y lo hizo con éxito pues es experta en educación y en administración.
Diez años después de su llegada, el plantel fue declarado por la Alcaldía de Medellín como la Mejor Institución Oficial de Medellín". Y del vecino país, Ecuador, en 2008, recibió el Premio Iberoamericano a la Excelencia Educativa. Títulos estos, sumados a los muchos que ha recibido el Cefa a través de su historia; además, de numerosas condecoraciones y diplomas en los últimos años, logrados de la mano de la doctora Gladis, quien deja la rectoría de un colegio en la cima de su excelencia en todos los campos.
Vigilante, durante muchos años, del diario discurrir de su Institución Educativa, la doctora Gladis, gracias a sus cualidades humanas y a su formación vocacional, convirtió en una sus mejores herramientas el diálogo formal con el cuerpo profesoral, el administrativo y en especial, con las jóvenes mujeres constructoras de su futuro, quienes recibían de su rectora mensajes como este: Los grandes logros son el resultado de haber aceptado retos acompañados de la acción. Participar nos hace mirar la vida de otra manera.
Marta Elena Bravo
Es una de las más destacas intelectuales de Colombia: filósofa de la Universidad Pontifica Bolivariana. Investigadora y asesora en políticas culturales. Profesora Honoraria de la Universidad Nacional. Conferencista de muy diferentes temas humanísticos, entre ellos, uno que le mereció altos elogios: El concepto de identidad. Dice la crítica que la expositora ubicó (el tema) a la manera de proceso de construcción continua que permite reconocer en gradualidad lo que somos y vamos siendo, en los espacios históricos, geográficos y culturales.
Marta Elena y su hermana Cecilia, la gran violinista de la antigua Orquesta Sinfónica de Antioquia (Osda) escribieron un extenso, emocionado y completo texto sobre la pianista Teresita Gómez, en el que podemos comprender las dimensiones culturales y artísticas de Teresita y los avatares de su vida.
Marta Elena ha coordinado el Plan de Desarrollo Cultural de Medellín en 1986, 1990; el Plan Departamental de Cultura en 2009; el Plan de Desarrollo de Medellín 2010 a 2021. Posee numerosos diplomas y títulos tanto de Colombia como del extranjero, en diferentes ramas del saber.
Hace parte de una familia antioqueña de destacada estirpe social, cultural y artística. Basta con recordar y reconocer lo que para el país representó en la música su ilustre padre, el insigne maestro José María Bravo Márquez, fundador y director del Orfeón Antioqueño, cuyos conciertos pusieron muy en alto el alma cultura y musical de Antioquia. La frase proverbial y convincente del inolvidable maestro, para animar a las generaciones jóvenes, era: Todo el que habla, canta.

Lola González (1894  1970)
Gestora del cambio educativo en Medellín. Como rectora del Instituto Central Femenino  hoy, Cefa- llevó a cabo una educación liberadora de la mujer en Colombia, y una formación intelectual equiparada con la de los varones, inspirada y guiada por los planteamientos que el ilustre fundador de dicha Institución, Joaquín Vallejo Arbeláez, tuvo en cuenta en 1935.
Con esta comprometida y estricta rectora, las mujeres nos preparamos  además, de nuestro título profesional de Maestra Superior - para ingresar a la Universidad y dejar el papel marginal en lo público y en lo intelectual. Una educación moderna en la que las mujeres nos preparamos para el cambio social, académico y cultural. Este es el origen de lo que hoy llaman equidad de género, pero que en esos años de mitad del siglo XX, al educar a la mujer, no se trataba de mostrar y ejercer la supremacía de un poder sobre otro, sino de generar lenguajes y actos de nuevas posibilidades y realizaciones.

Débora Arango (1907  2005)
Pintora expresionista y acuarelista. Fue la primera pintora colombiana en pintar desnudos femeninos; puso en evidencia, con sus obras, la prostitución femenina y reveló por primera vez la intimidad del cuerpo femenino.
En el Instituto de Bellas Artes estudió con los maestros Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez. Sus hermanos, estudiantes de medicina, le facilitaron los libros de anatomía para el estudio del cuerpo humano.
En 1937 realizó su primera exposición. En 1938 empezó a pintar sin sus maestros y a experimentar con desnudos en tamaño natural. Un año después, presentó otra exposición en la que incluyó dos desnudos, uno de ellos: Cantarina Rosa, que ganó el primer premio y, entonces, estalló el escándalo. Los políticos y los intelectuales de Medellín repudiaron su obra y la calificaron de impúdica y pornográfica.
Estudió en México, y a su regreso en 1948, realizó otra exposición con los desnudos, llamada La adolescencia. Volvió el escándalo y la Iglesia católica quiso excomulgarla, por lo inmoral de sus cuadros.
Rebelde y transgresora, siguió pintando: obreros marginados, monjas, prostitutas, mujeres relegadas, el dolor y el maltrato, la situación política y las manifestaciones populares. Las críticas la hicieron retirar del mundo cultural y social; pero en 1975 realizó una exposición en la Biblioteca Pública Piloto con casi cien obras. En 1984 el Museo de Arte Moderno de Medellín organizó una exposición con más de doscientas cincuenta obras.
Recibió el Premio a las Artes y a las Letras, La Medalla al Mérito Artístico y Cultural, la Cruz de Boyacá y el título de Maestra Honoris Causa de la Universidad de Antioquia, UdeA.
Blanca Uribe
Cortesía Eafit
Sus brillantes conciertos van quedando en la historia y en la mente de las gentes, como constancia de la grandeza de esta artista que ha representado a Colombia en el exterior con su arte y su pedagogía, pues es pianista y docente de gran trayectoria en el ámbito mundial de la música clásica y en la cultura musical de Colombia. Lo que más la destaca son sus exclusivas y brillantes interpretaciones de Beethoven.
Su primer contacto con la música fue junto a su abuela paterna, la pianista María García. Su padre Gabriel Uribe fue un destacado flautista, clarinetista y saxofonista.
A los once años, Blanca dio su primer concierto con la Orquesta Sinfónica de Colombia. Ha viajado por Estados Unidos, Latinoamérica y Europa en calidad de recitalista, o como solista de importantes orquestas del mundo.
En 1977, presentó en Bogotá y Medellín el ciclo completo de las treinta y dos sonatas para piano, de Beethoven, una proeza sin antecedentes en Colombia. Lo repitió en Estados unidos en 1997. Ha interpretado el ciclo de los cinco Conciertos de Beethoven, con varias orquestas. Por su incomparable labor ha recibido condecoraciones, premios y varios homenajes, entre ellos:
Premio Naftzger en 1956 en Estados Unidos. Premio Elena-Rombo-Stepanow en Viena en 1959. Primer Premio Internacional de Orense en 1967. La Estrella de Antioquia. La Medalla Francisco de Paula Santander, la Orden de San Carlos, el Doctorado Honoris Causa de la Universidad del Valle, Medalla de Oro de la Alcaldía de Medellín, y el Premio Albéniz (2007).
Ha sido docente en la Universidad de Nueva York y en el Vassar College de Nueva York; hoy, lo es en la Universidad Eafit de Medellín.
Lo invitamos a leer: Cuando Safo no era poeta
http://www.elmundo.com/noticia/Cuando-Safo-no-era-poeta/374826
Teresita Gómez
Gran pianista y concertista que da lustre al arte musical en Colombia, excelente maestra de piano en la Universidad de Antioquia, UdeA, en donde le rinden méritos a su arte interpretativo.
Inició sus estudios de piano en el Instituto de Bellas Artes de Medellín con las profesoras Marta Agudelo de M. y la italiana Anna María Penella. A los diez años dio su primer concierto.
Realizó estudios superiores de piano en la Universidad Nacional de Colombia con la pianista rusa Tatiana Goncharona y la pianista alemana Hilde Adler. En la Universidad de Antioquia fue alumna del pianista colombo-holandés Harold Martina, y se graduó como Concertista y Maestra de Piano summa cum laude. Recibió clases de Bárbara Hesse y de otros maestros extranjeros. Son innumerables sus conciertos en Colombia y en el extranjero.
En 2005 recibió del gobierno de Colombia la Cruz de la Orden de Boyacá en el grado de Comendador. Fue agregada cultural de la Embajada de Colombia en la antigua República Democrática Alemana entre 1983 y 1987, y hoy sigue viviendo y exaltando su arte, cada vez con mayor excelencia.

CompartirImprimir
0

Comentarios:

sábado, 8 de diciembre de 2018

ENTREVISTA A DOÑA LUCILA





MUERTE DEL EXPRESIDENTE BELISARIO BETANCURTERNA FISCAL AD HOCCORREDOR VERDE DE LA AV. ORIENTALALUMBRADOS DE MEDELLÍN


·         CULTURA
o     

Las letras de Lucila González de Chaves
·         
Su biblioteca está menguada porque ha ido regalando los libros. Lucila estuvo casada con el músico Luis Eduardo Chaves y tiene cuatro hijos.


·         EDUCACIÓN

·         LIBROS
POR JOHN SALDARRIAGA |
EN DEFINITIVA
Lucila González de Chaves es profesora desde el decenio de 1940. Gran aporte a la educación lo constituye su serie Español y Literatura, texto de enseñanza en colegios por más de 30 años.
Si Lucila González de Chaves no hubiera sido maestra, su espíritu seguro se hubiera marchitado.
A esta conclusión llega quien se acerque y hable con ella. Más que locuacidad, la suya es una elocuencia cargada de amor por ese oficio.
Sentada ante su computador, en su salón de estudio, acompañada por un órgano enmudecido desde 2011 cuando murió el maestro del canto lírico Luis Eduardo Chaves, su esposo, ella cuenta historias de su vida, que comenzó, según dice, “en el año uno de la era cristiana”. La va contando como una novela, a veces da saltos en el tiempo, hacia atrás, hacia adelante.
“Mi papá murió cuando yo tenía tres años, cuando se descarriló el tren en Medellín”, es decir, en 1930. Su madre se fue a Titiribí, de donde era oriunda. Allí se incorporó al seno de su familia. Lucila cursó la primaria hasta “la preparatoria”, pero no había nada más que estudiar.
—Tengo que seguir estudiando —le dijo a su abuelo.
—Y dónde, muchachita.
—No sé, pero yo no me puedo quedar así.
Buscaron por todas partes. El abuelo descartó la posibilidad de que se fuera para Boyacá, por lejos.
Les hablaron del Instituto Central Femenino, el Cefa, fundado por Joaquín Vallejo Arbeláez en 1935 para que las mujeres pudieran capacitarse y vincularse al mercado laboral, puesto que era liberal —como Lucila—.
—¿Usted va a matricular a la niña en un colegio liberal y ateo? —le preguntó al abuelo el cura del pueblo.
—Uno es lo que es en cualquier parte —le respondió y envió a Lucila a estudiar en Medellín.
“Para graduarme en pedagogía debía presentar una tesis. Metían en una bolsa los papelitos con los temas de las investigaciones. Por turno, las alumnas íbamos metiendo la mano y sacando uno. Metí la mano y ¡adivine qué me salió! ¡El café! Sentí que me había ganado la lotería, porque crecí entre cafetales, jugando con los granitos”.
Con su título en la mano, fue nombrada profesora en Amagá. A los dos meses, la trasladaron para Rionegro. Con menos de 20 años, Lucila González Restrepo—este es el apellido materno—fue nombrada rectora de la Normal. Los profesores eran mayores que ella.
El Bogotazo la encontró en el colegio. Se enteró de él junto a sus compañeras en un radiecito que encendían un rato después de almuerzo.
“Las ansias de libertad de multitudes de personas liberales se fueron acumulando desde 1946, cuando el partido perdió las elecciones por haber llegado dividido. Se perdieron 16 años en el poder. Con el asesinato del líder, Jorge Eliécer Gaitán, explotó la violencia”.
Los conservadores decidieron destituirla con cualquier argumento. Ella, sin inmutarse, porque uno a esa edad no se echa a morir por nada, volvió a Titiribí a hacer de asistente de su tía, también maestra.
Le decía: “andá y dictales a los niños la clase de canto”, y ella iba y cantaba; “andá a darles la de dibujo”, y ella les dibujaba algo en el tablero... Y así pasó un año, “mejor dicho, vagando y tomando tinto, leyendo y hablando en el parque con quien tuviera una charla interesante”.
El cartón
Lucila volvió a Medellín y retomó su labor de docente en un colegio del barrio Sucre. Ingresó a la Universidad de Antioquia, en la plazuela San Ignacio, a estudiar Letras.
“El cartón, que recibí por allá en el 51 o 52, decía: ‘Experta en Letras’”.
Para ganarlo había “estudiado literatura a lo loco”, universal, norteamericana...
“Pero imagínese: en América Latina no había llegado el boom. De este continente leíamos obras de la venezolana Teresa de la Parra (Ifigenia y Las memorias de mamá Blanca), a la chilena Gabriela Mistral... De Colombia, claro, la poesía de Silva, la María de Isaacs... Y La vorágine, de José Eustasio Rivera. Para mí, la mejor novela nuestra de todos los tiempos. Reúne todas las corrientes: naturalismo, costumbrismo, tiene poesía e intriga. No más recuerde ese final:
El último cable del cónsul, dirigido al señor ministro y relacionado con la suerte de Arturo Cova y sus compañeros, dice textualmente:
‘Hace cinco meses búscalos en vano Clemente Silva.
Ni rastro de ellos.
¡Los devoró la selva!
Fui a exponerlo ante mi profesor Juan de Garganta, un español, y comencé por el final, a pesar de que se usaba era del principio al fin.
—¿Por qué comienza por el final —me preguntó.
—Porque me parece que ese final tiene un gran sensacionalismo”.
Lucila cuenta que De Garganta le cuestionó el término. Ella lo defendió hablando de las sensaciones diversas que le había causado.
—Siéntese —le dijo el español.
Después, al averiguar su nota, encontró que había sido eximida del examen final. Esa exposición suya había sido “un tiro al blanco”.
Los libros
La vida de esta educadora es sin duda una novela. Sin embargo, nadie me perdonaría si no cuento la historia de la serie de libros educativos Español y Literatura, que marcaron la pauta en la enseñanza del bachillerato por unos 30 años.
Todo comenzó con el cambio de programa de español, dispuesto por el Ministerio de Educación, en 1973.
Hasta ese año, “esta materia no tenía sino tres cosas: ortografía, gramática y literatura. Con la reforma, aparecieron mil cosas: fonética, sintaxis, etimología, lectura... Todo estaba mezclado de tal modo que resultaba inmanejable. Cuando vimos ese programa, dijimos: ¡Qué susto!”.
Lucila, con vocación de pedagoga, se quedaba hasta tarde en el estudio de esta misma casa de La Floresta —allí ha vivido por 60 años, dándole orden al maremágnum.
Tomó hoja por hoja de aquel cartapacio y fue separando cada uno de los componentes. Formó un cerro de fonética, otro de gramática y así sucesivamente. Como no se podían dictar separadamente, fue articulándolas con explicaciones y ejercicios, en unidades, porque entonces no se hablaba de módulos.
“Cuando logré entenderlo y ordenarlo todo, yo estaba feliz y los alumnos lo sentían”.
Entonces, en la Editorial Bedout se enteraron, quién sabe cómo, de que una profesora del Cefa llamada Lucila González de Chaves tenía su propio método para enseñar español y literatura. La buscaron. Les dio una copia de su libro de grado sexto —no se decía undécimo grado, como hoy—, el único que dictaba.
—¿Dónde está el de quinto?
—No hay.
—Pues debe hacerlo.
Y así fue saliendo la serie, del último al primero. Pronto se convirtió en best seller.Lucila les solucionó un problema, no solo a los profesores de Antioquia sino del país.

CONTEXTO DE LA NOTICIA
PARÉNTESIS SIGUE LEYENDO Y ESCRIBIENDO
Esta profesora, conocida en Colombia por la serie de libros de enseñanza de Español y Literatura, nació en Medellín, en abril de 1927.
En la docencia, ha pasado por todos los niveles: desde primero elemental hasta el universitario.
Se jubiló en el 2000, pero no ha dejado de trabajar: dicta conferencias, fue columnista del Suplemento Dominical de El Colombiano y es columnista de El Mundo. Ha publicado los libros Literatura. Investigación, lecturas y análisis, Cien mujeres y Carta abierta a un maestro.
John Saldarriaga Londoño
Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros de cuentos: Al filo de la realidad y El alma de las cosas. Periodismo: Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López; Crónicas de humo, El Arca de Noé, y Vida y milagros. Novelas: Gema, la nieve y el batracio, El fiscal Rosado, y El fiscal Rosado y la extraña muerte del actor dramático. Fábulas: Las fábulas de Alí Pato. Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa.