viernes, 30 de julio de 2021

UNA MUJER ESCRITORA, IMBORRABLE EN LA HISTORIA DE LAS LETRAS

 

ROCÍO VÉLEZ DE PIEDRAHÍTA, INTÉRPRETE DE LA SOCIEDAD

 

Lucila González de Chaves

“Maestra del Idioma”

Lugore55@gmail.com

 

Escritora por vocación, por temperamento, por estudio y por una aguda observación, principal característica de nuestra autora y columnista, excelsa hija de Antioquia (Colombia),  (1926 -  2019).        Alimentó sus devociones literarias con la cátedra, las conferencias, los foros y seminarios en los que sobresalen la profundidad de los conceptos y la seriedad de sus sustentaciones.

Novelista, cronista, crítica, historiadora, periodista, todos estos aspectos de su ingenio se elevan a la misma altura por su sello inconfundiblemente personal, por la honda vibración humana que en todas sus obras palpita. Escribe para despertar resonancias en la sociedad y en las comunidades, y lo consigue, porque su sentido de la realidad o de lo concreto, su elegante y contenida ironía, su paciente y honesto análisis, la aguda psicología y un fino humor, son elementos diferenciadores y característicos de su estilo.

Los personajes de sus novelas y cuentos están llenos de urgencias realistas y de centelleos instintivos. Los problemas que ellos afrontan son jirones de la vida diaria. Todos hablan de hondas inquietudes sentimentales y sociales, que son desgarramientos interiores.

Un tanto al estilo de Molière, observando a los seres humanos y a la sociedad, ha concebido sus novelas: La tercera generación. El pacto de las dos rosas. El hombre, la mujer y la vaca.

Con humor y con respeto fustiga los vicios y costumbres de una sociedad vacía, ajena a los valores espirituales e intelectuales; una sociedad que no le encuentra sentido a la existencia. Así lo afirma el subtítulo de La tercera generación: “episodios de una mujer sin vida”.

Si leemos detenidamente el epígrafe con  que empieza la desilusionadora historia de Lucerito, Junior y doña María Josefa (personajes de la Tercera Generación) nos daremos cuenta del hondo contenido socio-cultural de sus obras:

Cuando veo los que suben y los que bajan en la escala social, observo que los que suben llevan alpargatas, y los que bajan zapatos de charol”. (Leroy-Beaulieu).

El libro El hombre, la mujer y la vaca es el retrato fiel del rico hacendado, para quien cuentan más sus vacas de raza, que su esposa e hijos. Entre él y su familia se levanta un muro: ¡la admiración y dependencia de una “holstein”! Veamos el primer párrafo de este “cuento desagradable”:

“Alfredo de Musset, en su famoso soneto a Víctor Hugo, dice que en este bajo mundo es preciso amar muchas cosas, para saber al fin cuál es la que nos gusta más”.

Pues bien: Don Antonio, después de haber amado con entusiasmo el deporte, el dinero, las mujeres y los negocios, a los sesenta años resolvió que definitivamente lo que más le gustaba en el mundo, eran las vacas. Sobre  todo las vacas lecheras. Y entre ellas, Amapola, la ‘Holstein’ cuya vida valía más que la de una mujer.

La novela La Cisterna  tiene un argumento inspirado en la vida de una mujer de la clase media, adinerada, que padece todas las angustias provenientes de no haberse adaptado al medio social y familiar que la rodea. Esta obra es una crítica a la sociedad contemporánea y a algunas de sus instituciones más importantes.

La Guaca, novela cuyo marco espacial es mixto, ya que es relato rural y urbano al mismo tiempo. Su conflicto es un secuestro con todo lo que esto conlleva: angustia, sobresaltos de la familia, despliegue de actividades por parte de los cuerpos de seguridad, y la buena voluntad de una sociedad que con sus “pistas” casi siempre falsas, entorpecen la labor de rescate, y llevan al clímax, la expectativa y el dolor del hogar ofendido. Todo esto desata “sentimientos  mezquinos, altruistas, interesados, rencorosos, valientes, agazapados”.

Y lo de siempre, el principio de la solución: “el coronel recomendó sigilo, prudencia, reserva, discreción”.

En esta novela hay suspenso, emoción, análisis, sátira, crítica. En ella se asoma la violencia, esa extensa y dolorosa historia que desde 1950 ha vivido nuestro país y que aún está presente en secuestros, robos, acechanzas, atracos, asesinatos.

Tal vez la obra narrativa más extensa de Rocío Vélez de Piedrahíta es el Terrateniente. Sobre ella, la propia autora dice:

“Lo que aquí se relata  -con personajes y lugares ficticios-  es lo que se esconde en Antioquia detrás de la simple expresión “abrir fincas”. Por ser una aventura que se realizó en el silencioso batallar de individuos ajenos a la publicidad, y sobre  todo porque enriqueció a muchos de ellos, no despertó en el país, que beneficiaba, ni asombro, ni mucho menos, reconocimiento. Es más, la generación que se internó en el monte entre los años veinte y treinta, (1920 – 1930) presenció durante su vejez cómo la culminación de su empresa coincidía con una revolución social que  - debido al atraso de las leyes agrarias y al usufructo inmerecido de la tierra, por algunos ciudadanos urbanos -  distorsionó sus esfuerzos y ahogó en la animadversión general uno de los movimientos más espectaculares que se hayan realizado en el país”. (p.9)

Con esta novela, Rocío ocupó el segundo puesto en el Concurso Nacional de 1978 (España), y con ella, la mujer latinoamericana se hizo sentir más allá de las fronteras patrias.

Sus crónicas recopiladas en dos tomos con el título de Entre nos, son otro regalo para el espíritu. Risueñas fotografías de los aconteceres más destacados en la vida del país y en el común vivir de las familias. El escritor Abel Naranjo Villegas, después de leer estas crónicas, se expresó así respecto a la autora:

“Las calidades de su prosa la colocan entre los grandes escritores de Antioquia, es decir, del país, porque empalma ella con la gran tradición literaria de antaño y la nueva literatura nacional. Por las dotes de su ingenio pertenece a la pura línea vernácula de Carrasquilla y Efe Gómez, con una riqueza de vocabulario y de sintaxis realmente envidiable”.

Rocío Vélez de Piedrahíta es, además experta en literatura infantil. Sus muy valiosos conceptos están recogidos en la obra Guía de literatura infantil. De la introducción que hace la autora, transcribo tres conceptos que me llaman  la atención:

“El niño afortunado que encontró cupo en una escuela, recibe clase todo el día y tiene, además, que hacer tareas, no resiste que en las horas de reposo, cuando quiere distraerse, lo sigan instruyendo, aunque le den material atractivo con bellas ilustraciones. Se niega: le da dislexia que es una manera de bloquearse. Entre los factores que se enumeran para explicar el éxito avasallador e indestructible del “comics”, junto con el factor económico, debe figurar en primera fila, el deseo del niño a divertirse sin esfuerzo intelectual, leer repasando, sin retener, sin aprender. Tal y como los adultos que, cuando están fatigados no leen los Sueños de don Marco Fidel Suárez, sino novelitas policíacas".

“Para que un libro sea un buen libro para niños, tiene que ser un buen libro a secas, y reunir las condiciones de las obras literarias de calidad".

No es lo mismo “literatura para niños” que literatura deliberadamente pueril y tonta, sin ambiciones literarias, donde se acude a la exaltación del diminutivo, peor aún, de vocabulario reducido, “para que entienda”. “Con el criterio de limitar el vocabulario para que el niño entienda, se comete un contrasentido: si nunca oye palabas nuevas, nunca conocerá palabras nuevas”.

En su obra de crítica literaria Comentarios sobre la vida y la obra de algunos autores colombianos, nos presenta análisis serios de quienes en la época de la Colonia, se distinguieron como altos exponentes de las letras: Juan Rodríguez Freile, Hernando Domínguez Camargo, Lucas Fernández de Piedrahíta y la Madre Josefa del Castillo.

En 1980, Rocío recibió la Medalla “Trabajador de la Cultura” impuesta por el Instituto de Integración Cultural. En 1979 representó a Colombia en el Seminario sobre Edición de Libros Infantiles y Juveniles, organizado por la Unesco y el Cerlal.

Digamos, para finalizar, que fue miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y una excelente columnista de periódicos importantes del país.

 

 

 

jueves, 22 de julio de 2021

JULIO 22; 1951 - 2021; UN MATRIMONIO SEPTUAGENARIO QUE NO PUDO SER



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PERIÓDICO EL MUNDO – MEDELLÍN

 

Relato de un amor entre dos maestros

Autor: Daniel Grajales

 

La maestra, escritora y experta en Lenguaje, Lucila González de Chaves, presentó hace unos meses su más reciente título “Carta abierta al maestro”:

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 Cuando terminó la gran guerra que padecía el mundo en 1945, a Medellín llegaron muchos europeos, entre ellos lituanos y austriacos, de origen judío, quienes fundaron la Orquesta Sinfónica de Antioquia, bajo la dirección de Joseph Matza Dusek. Un violinista había conquistado entonces el amor de Lucila González, hasta ese momento sin apellido de casada, quien, en la magia de sus dos decenios de vida, se formaba en la Alma Máter de Antioquia. 

Sin embargo, por esa capacidad que tiene el destino de cambiar de rumbo la vida de las personas, la joven, de 24 años, se enamoraría de otro hombre, catorce años mayor que ella, quien también tendría en las venas el sentimiento musical, el amor por las partituras, por las voces, por los tonos, por la melodía que significa dedicar la existencia al sonido. Muy al estilo de la reflexión de Luciano Pavarotti, con su idea de que “una vida dedicada a la música es una vida bellamente empleada”, el hombre que conquistaría a la entonces autora en formación sería un maestro musical. 

“Yo estaba un día (finales de febrero de 1951) esperando a mi novio, violinista de la Orquesta Sinfónica de Antioquia. Recuerdo que salía de la Universidad, ahí en el Paraninfo, donde estaba estudiando Letras, A las 5:00 p.m., iba por él a Bellas Artes, en La Playa, esperaba a que acabara los ensayos, y nos íbamos para el Astor. Un día vi a un señor que entró, serio, con un talante como de diplomático, muy bien puesto, y le dije a Valerio, el papá de la gran pianista que tenemos, Teresita Gómez, ‘¿quién es ese señor?’, y me dijo: ‘no sé, un señor que canta’. Yo me imaginé que era uno de Los Panchos, que estaban de moda en ese momento, (1950), entonces me dije: ‘no estoy interesada en los Panchos’… Conversamos mucho los días siguientes y me di cuenta de la dimensión del hombre que era”, relata la experta en Lenguaje, refiriéndose al maestro Luis Eduardo Chaves, a quien dedicó su vida, y ahora dedica su libro “Carta abierta al maestro”, publicación que da cuenta de un amor intenso, real y duradero. 

 "Tanta conquista, tanto afecto nos causamos el uno al otro que a los cuatro meses nos casamos”. 

Esta nueva obra de Lucila González de Chaves fue publicada gracias a la insistencia de la poetisa Mara Agudelo, quien encontró letras de valor para poner en contexto hoy, como una invitación a reflexionar sobre temas fundamentales como la familia y el rol de los padres: 

“Ver partir, poco a poco, al amor de su vida, al maestro admirado, al padre de sus hijos, al artista, al amigo y confidente, sin desplomarse, es de valientes. Y ella, la maestra, lo demuestra día a día”, precisa la poetisa Mara Agudelo en el prólogo, en el cual enfatiza además que en estas letras hay “memoria cultural y artística, recuerdos familiares, amor, fortaleza y fe, ¡mucha fe!”.


En la intimidad de la maestra:

Lucila González de Chaves dice que Carta abierta al maestro “no nació como libro. Fueron unos apuntes que naturalmente, cuando uno está tan habituado a estar escribiendo, todo lo que ocurre lo escribe, y yo fui escribiendo momentos de nuestra vida en común, de nuestro matrimonio, de todas las actividades que el maestro Chaves fue desempeñando. Aquí está la historia cultural de Medellín, desde 1951, aproximadamente hasta 1965. Hay que retroceder más de cincuenta años para saber que Medellín era incipiente en temas culturales. Cuando él se enfermó, empezó su decadencia, y yo fui escribiendo día a día. Hice el seguimiento de todas las circunstancias de su enfermedad. Cierro el libro el día en el que él muere”. 


Estas letras salen a la luz develando un matiz poco conocido de la autora, reconocida por su columna semanal en EL MUNDO en la cual enseña Lenguaje, sus decenas de títulos y los libros didácticos de apoyo a los maestros que creó hace unas décadas cuando cambió el sistema educativo, libros que formaron en escritura y lectura crítica y en el manejo del idioma a varias generaciones. 

 

“Es muy diferente, en todo, en tamaño, en presentación, en color, en contenido, de los demás libros que he escrito”. “Estos son mis apuntes muy personales que Mara conoció alguna vez aquí en mi casa y se empeñó en que había que publicarlos; se fue para la Asociación de Institutores de Antioquia, Adida, les habló de mis apuntes, y ellos le dieron el apoyo económico para la publicación. Ella fue a la tipografía, ella corrigió las pruebas, escribió el prólogo para el libro “Carta abierta al maestro”, y, además, precisó el día de la presentación. A ella hay que agradecerle infinitamente todo”, detalla la autora. 

 

Así, el lector se encuentra con una mujer que deja a un lado todo el rigor con el que educa en su área del conocimiento lingüístico, para mostrar sentimientos, emociones, anhelos y sensaciones diferentes. 

Cierra el libro el siguiente párrafo:

 "Miércoles 16 de marzo del 2011

¡Mi maestro!  A las nueve y media de la noche te has ido para siempre. Ya estabas listo y el Gran Maestro te tendió los brazos y te dijo ¡ven! Te fuiste en medio del sueño, con paz y serenidad. Para ti, ¡nuestro homenaje de amor y de recuerdo por siempre! ¡Acompáñanos desde el cielo!”, dice en la contraportada de la obra, apuntando al maestro Chaves sus palabras de adiós, luego de su muerte. 

 

González de Chaves cita en este mismo espacio un poema de Edgar Poe Restrepo, poeta antioqueño, autor de la letra del Himno de la Universidad de Antioquia:

 

“¡Qué tristeza más triste, más tristísima,

¡Qué desolada soledad tan triste!

Qué soledad más sola, más solísima,

Qué triste soledad tan desolada

Tenía esa palabra: ¡Triste!, ¡Sola!”.

 

La maestra deja ver su intimidad, da cuenta de una vida bien vivida, para aportar a los ciudadanos:

 

“Creo que son lecciones de vida: cómo aceptar el dolor, cómo vivir el nexo de la compañía, cómo vivir el compromiso matrimonial, cómo acompañar a alguien que se amó durante tanto tiempo, tanto en el éxito y la gloria como en la decadencia y la muerte. Hay lecciones de amor, de fortaleza frente a la vida. El libro no tiene nada de didáctico, no es moralista, no predica ética, no predica religión…. Es una entrega a los 24 años de edad, a un hombre voluntariamente elegido, por la admiración de sus valores artísticos, espirituales, intelectuales”. 

 

Su amor fue largo, comenzó con “un noviazgo de cuatro meses, para un matrimonio de sesenta años (1951 – 2011, año de muerte del señor Chaves). “Compartimos todo, lo bueno, lo malo, lo negro, lo gris. Fue mi maestro en el ordenamiento y ubicación de mi formación cultural y mi amigo hasta en callejear para tomar tinto en el Astor”. 

 

Y el arte, la cultura, la formación, fueron los caminos que recorrieron juntos:

“Cuando lo conocí y nos asamos, yo tenía 24 años; a su lado empecé a afianzar mi admiración por el arte. Nos unió fundamentalmente la música barroca, por su lado, y por el mío, la literatura que era y es mi amor”.

 

 La voz de narradora

 

Para la autora no fue fácil dejar ver su vida privada; pero dice con orgullo, que casi todo fue amable, porque se esmeraron en cultivar la amistad y el compañerismo: 

 

“Yo siempre tuve desconfianza en relación con las confidencias, porque cuando uno pone a la vista de las gentes lo íntimo de su personalidad, de sus sentimientos, de su vida privada, casi siempre da temas de conversación y a la crítica a los demás. Tengo una natural timidez, un natural rechazo a que las personas empiecen a clasificar mis sentimientos, mis comportamientos, mis quehaceres; a que se tomen libertades para inventar historias acerca de cómo piensa y cómo vive uno, cómo estudió y cómo trabajó. Ya me pasó con alguien que no conocía mi vida antes de casarme y muy poco de mi vida privada ya de casada y con hijos; una dama  a quien ayudé mucho en sus estudios; ya profesional ella se iba destacando en su servicio, y mi nombre se iba conociendo en el ámbito cultural, periodístico y educativo de la ciudad. No sé qué la llevó a inventarse unas historias un poco desagradables…, quizás opacar mi nombre…, no sé”. 

 

En el rol de narradora, la maestra Lucila acepta que se siente “muy bien, contenta, por haber respetado la verdad, el orden y la nobleza de las palabras”. 

 

“Yo ya había escrito algunas narraciones. Escribí mi vida de niña en Titiribí; hablé sobre mi preadolescencia en el más amado de los pueblos antioqueños; de todos los castigos en el Colegio de La Presentación porque uno tenía novio; y luego, ya otra vez en Medellín, expuse las peripecias sufridas y superadas de estudiante en la ciudad, en el Instituto Central Femenino, hoy CEFA”.

 

Desde su experiencia, tras una vida dedicada a las letras, González de Chaves explica que en Carta abierta al maestro “hay retrospección, el libro empieza en el momento mismo en que pierde la salud, cuando él tenía 93 años, mirando hacia atrás nuestra vida, nuestros hijos, el Instituto de Bellas Artes, las corales, las presentaciones de ópera, etcétera. Hay introversión, porque da cuenta de lo que yo siento, lo que pienso, también, de lo que trato de entender, de lo que el maestro siente con sus atormentadoras molestias”. 

 

“Es un libro circular porque comienza muy tarde, da muchas vueltas por todas las vías existenciales de los 24, 30, 40 años, y casi que termina en el momento en que empieza. Tiempo circular; no es el tiempo lineal de las novelas”.

 

El maestro Chaves según su esposa:

 

Lucila González de Chaves describe a continuación a su esposo, el maestro Luis Eduardo Chaves:

 

“Admiro de él un infinito desapego de la parte económica. En el libro consta que yo siempre lo vi flotando en una nube de ideales, de ilusiones artísticas: óperas, conciertos, maravillas de la música…, admiro ese desinterés de llevar el arte a todas partes  y a todos los seres humanos desde los niños hasta los adultos, sin esperar nada”. 


“Él trajo, en 1960, de Sofía,  la capital de Bulgaria, el Método Kodaly para empezar a educar a los niños y a los jóvenes en la música, desde los 5 años, cuando en Medellín no se estudiaba música; puso en ello todo su entusiasmo, pero las directivas de la educación en Antioquia,  le dijeron, con desprecio, que él era comunista. Inmediatamente, lo castigaron mandándolo para el Magdalena Medio; después vinieron otras cosas muy insoportables e injustas por parte del jefe de la educación, que no quiero repetirlas porque todavía me afectan, pero en el libro están todas las afrentas que recibió”. 

 

“Creó muchas casas de la cultura, llevó sus enseñanzas musicales, la música clásica y barroca, a las universidades y a instituciones educativas. Daba clases particulares. Escribía para la prensa”. 

 

“Otro valor muy escaso en la gente, fue su capacidad de asimilar las incompetencias de los demás. Entenderlas, comprenderlas, perdonarlas, aceptarlas y continuar la vida de una manera normal.

 

La unión de la familia

 

Para González de Chaves, el papel de la familia es fundamental en cualquier sociedad, por eso “a pesar de todo lo que él fue y de todo lo que yo hice, nunca dejamos el rol de papá y de mamá”. 

 

“Nuestros hijos crecieron escuchando ópera. Les compramos, siendo muy niños, la enciclopedia El mundo de los niños, y ellos, sin saber leer, ojeaban sus páginas. Cantaban pedazos de ópera, porque como eso era lo que oían, entonces cantaban de manera enrevesada, lo que su papá y los alumnos cantaban”. 

 

La maestra se siente orgullosa de lo logrado en el seno familiar:

 

“Hoy tengo cuatro hijos y ocho nietos profesionales. Trabajan con consagración y responsabilidad, pero no pretendo decir que sean unas lumbreras.

 

 Me devuelvo en mi historia y me siento satisfecha por la profesión que pude desempeñar, el cómo la desempeñé y cómo la amo, porque yo no me siento jubilada; uno se jubila de los cargos y las cargas materiales, pero de escribir, de leer y de estudiar uno no se jubila, y de ser maestro, tampoco”. 

 

González de Chaves precisa la libertad, el respeto, pero también la guía de los padres como eje fundamental en el desarrollo de una familia de bien: “todos los hijos eligieron libremente sus profesiones; no fueron músicos como el papá; quizás fui yo quien influyó para que fueran primero a la academia; después vendrían las artes; deseé que tuvieran una profesión”. 

 

También habla del feminismo, extendiendo su concepto a las mujeres de hoy: “a mí me ha ido muy bien en la vida siendo mujer. No sé por qué ahora algunas mujeres quieren apabullar a los hombres, los menosprecian, ….  Respeto sus posiciones, pero creo que necesitamos a la pareja”. 

 

La reflexión final

 

Como despedida, la experta en Lenguaje, la mujer que ha formado a los estudiantes del departamento y del país con sus conocimientos, sus libros, sus conferencias y sus escritos en periódicos y revistas, conceptúa que la lucha del maestro Chaves por la cultura de Medellín y Antioquia debe continuar en los gestores culturales, en los periodistas, críticos, artistas, maestros e investigadores.

 

Dice la maestra: “No hemos podido alcanzar una cultura clásica, armónica, universal, paradigmática; no nos gusta acercarnos a la cultura griega ni a otras culturas superiores a la nuestra.

 

Hoy la poesía es de momento, las únicas normas son los deseos particulares de cada persona. La poesía perdió el ritmo, la musicalidad, y en ningún momento hablo de la rima, porque esta, sí está en decadencia; en cuanto al mensaje poético, este es muy coloquial y   la mayoría de las veces, ininteligible. Mi gusto y mis estudios de estilística me dicen que poesía sin musicalidad, sin ritmo es una prosa cualquiera. Nos faltan modelos y respeto para aceptar a los pocos, muy valiosos, que van apareciendo. La mayoría de la gente no les pone valor y cuidado ni a los escritores de valía, ni a las exposiciones, ni a los conciertos, ni a los artistas.

 

Y la narrativa va empobreciéndose por falta de altura en las ideas, en los conceptos, en la imaginación, en la expresión, en el noble y adecuado manejo del lenguaje; son pocos los estilos literarios de valía. Sí existen escritores colombianos de altura, de muchos méritos literarios y lingüísticos, pero nuestras envidias quieren opacarlos. Nos falta sensibilidad y mucho respeto para poder crecer en lo artístico. Hay excepciones admirables entre escritores y artistas, pero pocas; lo demás tiene una existencia corta y sin huellas”, concluye González de Chaves. 

 

 

 

 


martes, 20 de julio de 2021

20 DE JULIO DE 2021, UN GRITO DE LIBERTAD

 

LA LIBERTAD DE LA PATRIA PERSEGUIDA, TAMBIÉN, 

POR EL COVID-19

 

 

 

Lucila González de Chaves

“Maestra del Idioma”

Lugore55@gmail.com

 


Este 20 de julio de 2021, es un día agridulce: la historia nos manda recordar el grito libertario y las grandes entregas de los actores. Pero también, la historia existencial de Colombia pone a nuestra consideración los grandes dolores sufridos por causa de tantas malas conciencias; las heridas, aún sin cerrar, dejadas por algunos dirigentes de todos los niveles, que han preferido la inalcanzable y falsa felicidad de trabajar para sí mismos; su volubilidad, la pequeñez de su nobleza, la indiferencia ante sus responsabilidades, su vocación politiquera y ambiciosa son causantes, en buena parte, de tanto deterioro.

 Y nosotros, los colombianos, llamados a ser buenos ciudadanos, hemos errado el camino de la civilidad, de la compostura, de la hermandad pacífica y tolerante; con nuestras inútiles pasiones, nuestras insostenibles rebeldías, nuestra prepotencia y nuestros oscuros sentimientos de odio, de venganza, de desobediencia civil, vamos retrasando el resurgir de Colombia, nuestra patria, doblegada, también, por el virus implacable del COVID-19.

Por un momento, escuchemos nuestro corazón y con dolor, amor y ternura leamos, en honor de nuestra amada Patria, este reflexivo poema de un gran poeta antioqueño, Jorge robledo Ortiz (1917 – 1990).


La patria que buscamos

 

La patria que buscamos

es una patria buena

donde la voz del pueblo sea la voz de Dios.

Una patria que agite la savia en sus banderas

y al ofrecer el trigo de sus espigas nuevas

cante junto al molino del viejo corazón.

 

La patria que buscamos es la noble parcela

donde la sed del alma sea una sed de amor.

Una patria sin odios, sin sombras ni cadenas,

donde los hijos puedan cultivar sus cosechas

sin esconderle al monte sus gotas de sudor.

 

La patria que buscamos

tiene la piel morena

quemada por los rayos de un sol agricultor.

Una patria cristiana que eleve en cada aldea

la Cruz de un campanario, la lumbre de una escuela,

el pan de cada día y un grano de ilusión.

 

La patria que buscamos

es la antigua querencia

con cal de los abuelos y fe de su dolor.

Una patria que pueda creer en sus profetas

y conquistar la altura sin hundir la conciencia

ni enlodar los cuarteles azules de su honor.

 

La patria que buscamos

es la entraña materna

que empuja hacia el futuro toda palpitación.

La patria que fabrica con la misma madera

los tiples y las cunas, los sueños y las penas,

al niño su juguete y al anciano su bordón.        

 

La patria que buscamos

es una patria entera

sin miembros mutilados por golpes de pasión.

Una patria que escuche de frontera a frontera,

los salmos de los jóvenes, los rezos de la abuela,

la copla del trapiche y el himno de la unión.

 

La patria que buscamos

es la patria fraterna

que fue angustia sin ecos en el Libertador.

Una patria segura donde los hombres puedan

ambicionar la altura sin borrar las estrellas

y «pescar en las noches» sin redes de pavor.

 

La patria que buscamos

sube por nuestras venas

ofreciéndole surcos al milagro del sol.

Una patria que anhela ver justicia en su tierra

y cambiar por mazorcas las palabras en guerra

y enseñarle a la herida vendajes de perdón.

 

La patria que buscamos

es el limo de América

que dominó los Andes a golpes de azadón.

Una patria que nutra sus raíces eternas,

con los amaneceres que el porvenir despierta

sobre la sangre en marcha de una generación.

 

La patria que buscamos

tiene luz ecuménica

para esta madrugada de clarines en flor.

Somos los alfareros de una Colombia nueva,

y haremos con su arcilla himnos de primavera

que enarbolen las glorias de nuestra tradición.


jueves, 15 de julio de 2021

LA CORRECCIÓN LINGÜÏSTICA VIGENTE


 

EL USO CORRECTO ES UN MANDAMIENTO LINGÜÏSTICO

 

EL QUEÍSMO


 es la incorrección que consiste en la supresión indebida de la preposición de.

En español existen ciertos verbos que exigen en su construcción la presencia de la preposición de. El temor de algunos hablantes a caer en el conocido fenómeno del dequeísmo los lleva a omitir esta preposición en los casos en los que, sin embargo, es obligatoria.

La preposición de no debe omitirse cuando va con verbos que llevan un complemento de:

régimen (acordarsealegrarsearrepentirseolvidarse… de algo o convencertratar… de algo).

Tampoco con sustantivos y adjetivos que necesitan un complemento preposicional (a condición decon ganas de… y seguro deconvencido de…).

 Ni con locuciones como: a pesar dea fin dea condición deen caso dehasta el punto de

Hay verbos que pueden construirse con la preposición DE.

Es el caso de:

Advertir algo a alguien y advertir de algo a alguien; 

Avisar algo a alguien y avisar de algo a alguien; 

Cuidar algo o a alguien y cuidar de algo o alguien; 

Dudar algo y dudar de algo; 

Informar algo a alguien e informar de algo a alguien.

 

ENTRENO Y ENTRENAMIENTO

Los sustantivos entreno y entrenamiento son igualmente válidos para expresar la ‘acción y efecto de entrenar o entrenarse’.

Lo mimo que junto al verbo adelantar, existe el doblete: adelanto y adelantamiento.

 

AHONDAR

ahondar algo y ahondar en algo no significan lo mismo

Ahondar algo equivale a ‘hacer que una cosa o situación sea más profunda’, mientras que ahondar en algo, con la preposición en, significa ‘investigar algo en profundidad’.

Ejemplos:

La emergencia sanitaria va a ahondar en la crisis social y económica.

 

 VOCABLOS CORRECTOS 

Velocísimo (de veloz); archiconocido, hipersensible, superbrillante,;
 jovencísimo (de joven), mayorcísimo (de mayor), crudelísimo y cruelísimo (de cruel); fidelísimo, sapientísimo; aspérrimo y asperísimo (de áspero); misérrimo (de mísero); nigérrimo y negrísimo (de negro); paupérrimo y pobrísimo (de pobre); pulquérrimo y pulcrísimo (de pulcro),

 

 ADJETIVOS FORMADOS POR PREFIJO MÁS SUSTANTIVO.


Los adjetivos formados por la adición de un prefijo a un sustantivo, son invariables en plural:

 

faros antiniebla, (no faros antinieblas),

Máscaras antigás (no máscaras antigases),

 Sistemas multifrecuencia (no sistemas multifrecuencias).

Algunos de estos adjetivos tienen como base un sustantivo plural, de ahí que presenten una -s final tanto en singular como en plural:


Policía antidisturbios, policías antidisturbios.

Otros tienen dos formas admitidas, una con -s y otra sin ella, válidas tanto para el singular como para el plural:

Mina o minas antipersona, mina o minas antipersonas.

 

PRELIMINAR


La palabra preliminar, aplicada a lo que sirve de introducción a algo, se escribe con una sola e.

Usos adecuados:

Hemos conocido los resultados preliminares de la encuesta epidemiológica.

El estudio preliminar consistió en comparar 15 muestras de leche materna.

Preliminar es un adjetivo que significa ‘que precede a algo y le sirve de introducción’; también se emplea como sustantivo masculino, por lo general en plural, como: «En los preliminares del diccionario se explica cómo usarlo».

No debe confundirse este término con el verbo preeliminar, que es una formación válida con el prefijo pre- y el verbo eliminar para suprimir de modo anticipado; eliminar previamente, esto último es lo que da validez a la doble e.

 

LATAM


En los medios de comunicación es frecuente encontrar este acrónimo, en los que su empleo y su escritura son válidos, en frases como:

Botín pide políticas de educación en LATAM y formación para la transformación tecnológica.

Crecer en Latam, con México como punta de lanza.

En el uso, se ha extendido este acrónimo para aludir a América Latina, es decir al ‘conjunto de países del continente americano en los que se hablan lenguas derivadas del latín (español, portugués y francés)’.

Aunque como sigla puede escribirse enteramente en mayúsculas, su condición de acrónimo (‘sigla cuya configuración permite su pronunciación como una palabra’) hace que también sea válida su escritura solo con mayúscula inicial. La pronunciación más habitual es aguda, por lo que, de acuerdo con las normas generales de acentuación, lo adecuado es escribir Latam sin tilde.

 

 “DAR POR HECHO”

 

Expresión que tiene femenino y plural y concuerda en número y género con aquello a lo que hace referencia.

Uso adecuado:

También se da por hecha la profundización de la crisis económica.

En algunos estados se daban por hechos los acuerdos.

Otras expresiones del mismo tipo también concuerdan en género y número: dar por bueno, dar por válido, dar por sentado

 

PREFIJOS


semi-, anti-, archi-, multi-,    Cuando estos prefijos se unen a palabras que comienzan con el prefijo i- debe mantenerse la doble vocal, pues su supresión cambiaría el significado:   

antiilegal, archiilustre, antiimán.

 

DEBER. DEBER DE,


La primera expresión significa obligación; y la segunda solo indica suposición:

 Los usuarios de tarjeta prepago deben dar sus datos antes del 9 de noviembre. 

Cuando un equipo de trabajo apuesta por un proyecto, debe ser secundado por todos.

La competición tiene unas normas y deben cumplirse. Obligación.

En cambio, para indicar posibilidad o suposición, se emplea deber con la preposición de :

 Deben de ser las nueve. Deberías de leer el libro recomendado.

 

ALTO COMISIONADO

 

La expresión Alto Comisionado se escribe con iniciales mayúsculas y en masculino cuando se refiere a la institución, mientras que, si alude a quien la dirige, se escribe en minúscula, y en masculino o femenino según la persona en concreto que ocupe el cargo: el alto comisionado / la alta comisionada. 

Los cargos se escriben con minúscula: presidente, ministro y, en este caso, alto comisionado, cuyo femenino es alta comisionada, igual que el femenino de alto representante es alta representante.

 

 VOTO DE PROTESTA. VOTO PROTESTA  


Son expresiones válidas y no presentan diferencias de significado, sino de construcción: en el primer caso, el vocablo “protesta” es complemento del nombre; en el segundo caso, “protesta” actúa como un sustantivo en aposición (al igual que en canción protesta, entre otras).

En el caso de que se opte por esta última forma, ampliamente aceptada, no es apropiado interponer un guion entre las dos palabras (voto-protesta) y no es necesario destacar la expresión en cursivas ni entrecomillarla («voto protesta»).

Esto mismo es extensivo a las expresiones voto de castigo y voto castigo.