lunes, 5 de julio de 2021

LA INTENCIONALIDAD EN EL LENGUAJE

 

 

LA CONNOTACIÓN EN EL ARTE DE ESCRIBIR. –

 

 

Lucila González de Chaves

“Maestra del idioma”

Lugore55@gmail.com

 

 

Recursos literarios,

 

 

Los tropos designan la traslación (dar vuelta), en la escritura, del sentido de las palabras o de la oración. Por ejemplo, la palabra nieve es agua congelada en sentido natural, pero al darle vuelta a su significado (sentido tropológico) puede designar frialdad de carácter, blancura de la tez, etc.

 

Metáfora

 

Es uno de los tropos más conocidos, y más bellamente ennoblecedor del texto literario. La metáfora consiste en designar una cosa con el nombre de otra con la cual tiene alguna semejanza.

La expresión metafórica es excelencia en el estilo cuando se emplea con propiedad, ya que nos conduce juntamente a dos ideas: puede significar una cosa, sin dejar de significar la otra.

El poeta colombiano Jorge Robledo Ortiz en la siguiente metáfora, no nombra al poeta, sino que lo explica en comparaciones altamente poéticas

 y de contenido: (El poeta es:)

 

“Una voz en el tallo de la vida,

una luz en el mástil de la muerte.

Un sencillo alquimista que convierte

en surtidor la sangre de la herida”.

……

 

 La vaguedad en el significado,

 

 Se debe a varios factores:

1.   El carácter de las palabras salidas de la entraña de nuestro sentir y pensar.

2.   Inconsecuencias que cometemos en el uso de nuestra lengua.

3.   Ausencia de límites claros en las ideas.

4.   Falta de dominio y análisis de dichas ideas.

Tal vaguedad es una desventaja frente a la claridad y precisión, necesarias en el momento de presentar claros y delimitados los conceptos. - T. S. Eliot siempre hablaba de la incansable lucha con las palabras y con sus significados.

 

La necesaria connotación

 

¿Qué entendemos cuando se habla de hipertonos?

 

Existe una diferencia entre dos usos de la lengua: cognoscitivo el uno (el del saber), y emotivo el otro. Algunos poetas, novelistas y críticos tienden a negar esta división.

Un estudio de no hace muchos años, distingue y admite hasta nueve aspectos del significado y dice que no debe tenerse en cuenta el término “emotivo”, y hablar más bien de “connotaciones” o “hipertonos”.

 

¿Qué es un hipertono?

 

Es cada una de las vibraciones que se unen al tono, en la producción de un sonido, para construir su timbre.

 Es el efecto expresivo o emocional que las palabras pueden generar en quienes las producen o en quienes las reciben.

El contexto especificará qué aspecto de una persona, qué fase de su desarrollo, qué clase de sus actividades tenemos en mente.

El hipertono está presente en todo cuanto hablamos, pero especialmente en los campos de la política, de la educación, de la religión, etc.

Algunos hipertonos están ligados a una situación o contexto especial; otros nacen del lenguaje particular de la persona.

Los hipertonos de significado nacen, a veces, de la colocación de las palabras en los textos. La expresión emotiva, por ejemplo, de “pobre”, que es “pobrecito”, es un diminutivo que da cierta connotación, desde muchos aspectos. En nuestro nivel lexical tenemos infinidad de hipérboles que han perdido su valor cognoscitivo y lo han cambiado  por el uso emotivo, ejemplo: “mi cielo”, “mi tesorito”, “madrecita”, y otro montón de extravagancias y exageraciones (hipérboles) que convierten nuestro léxico personal en un lenguaje cursi.

En gramática, el cambio del orden de las palabras, puede contribuir a que se formen los hipertonos semánticos. No significan lo mismo: “eres un pobre hombre” que: “eres un hombre pobre”; “es una gran mujer” que: “es una mujer grande”. A esos hipertonos se les agrega el énfasis: los hablados, tienen que ver con la fonética (tono de voz- el “tonito”-); y los escritos, con algunos signos de puntuación.

Los hipertonos, las connotaciones y demás intencionalidades llevan a que el estilo personal se salga un poco, de las normas gramaticales. Y eso, es válido si   no se quiere tener un estilo árido, monótono, plano, (¡es tan monótona la morfosintaxis!)

 Desde luego el estilo se forma en la libertad controlada del manejo y conocimiento de todos los principios: gramaticales, sintácticos, semánticos, ortográficos; principios que son la barrera a nuestros errores, y, también, a nuestros desvaríos de querer lucirnos con extravagancias y con nuestro exclusivo “creacionismo lexical”.

NO es atrayente un escritor que solo tenga en cuenta las normas académicas, “al pie de la letra”, y maneje de manera estricta el lenguaje. Esos son los insoportables puristas.

Tampoco atrae el escritor que se salte la lógica, la claridad, la elegancia, la armonía y se convierta en escritor con léxico exótico, pedante, rebuscado, escribiendo desde las alturas inalcanzables de su saber.

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