martes, 4 de diciembre de 2012


Clases de lectores


Lucila González de Chaves


1.-  Los que nunca han leído, pero siempre están pensando en títulos de ciertos libros y hablan de ellos. Llegan a imaginar posibles cosas dichas en esos libros, y a emitir conceptos de su propia invención.  El daño está en que lo hacen con quienes no han leído y estos les creen todo. Si lo hicieran frente a los que leen y conocen dichos libros, serían desmentidos.

2.- Los que han leído malamente: emiten juicios a diestro y siniestro, juicios que casi nunca son favorables al autor. Estos lectores no caen en la cuenta de que como han leído mal, no han podido entender al autor, o bien, han tergiversado su pensamiento. La mente de estos lectores es inquieta: leen un poco de un libro y un poco de otro y de otros al mismo tiempo; o en el mismo libro leen aquí y allá sin ningún orden ni propósito. Evaden cualquier conversación que llegue al fondo del análisis de una obra que dicen haber leído. Se convierten en desequilibradores mentales y espirituales, a causa de no haber podido penetrar en el fondo de lo leído y por la “indigestión de ideas” que su desorden en la lectura les crea.

3.-  Los que han leído bien y seleccionan correctamente las obras: Estos lectores saben que saben; además, saben bien qué es lo que saben, cuánto saben y cómo lo saben. Están próximos a ser verdaderos sabios y eruditos… Su modestia es notoria, no hay pedantería. Siempre anhelan saber más, leer más, analizar más. Su mente está calmada, su seguridad espiritual e intelectual está cada vez más respaldada, porque leen metódicamente, con orden y sistema. Cuando estos lectores se comunican con los demás, es para ayudar y enriquecer, no para exhibirse o asfixiar a sus contertulios.

4.- Los que en verdad leen: Son, por ejemplo, estudiantes serios que lo hacen porque quieren ser personas valiosas. Los estudiosos que quieren su perfeccionamiento para no estancarse: Los que piensan, hacen y crean. Los que quieren ir hacia un futuro mejor, seguros de sí mismos con voluntad y optimismo.

5.- Los que aparentan leer: Estos acuden a las bibliotecas y librerías para ser vistos, para hacerse conocer; fingen pensar mientras que, realmente, lo que hacen es pereza; simulan concentración mientras, en verdad, sueñan. Casi nunca hacen nada en serio ni dejan hacer. Se quedan rezagados en todos los campos, pero les cuesta reconocer el hecho.

6.-  Los leedores: Son los que devoran libros, revistas, periódicos, avisos, propagandas… sin importarles su contenido; leen por leer, por matar el tiempo. Lo hacen así, porque desconocen qué leer, para qué se lee y cómo se lee. A veces son lectores de buena fe que leen mal por ignorancia. Cada uno de nosotros fuimos, en alguna época, leedores, y con la ayuda y la orientación de alguien, fuimos pasando, poco a poco, a ser verdaderos lectores.