LA COMUNICACIÓN SOCIAL Y SUS PRINCIPALES OBJETIVOS
Informar:
No solo se informa a los demás, sino que también nos informamos a
nosotros mismos, según que el proceso sea hablar - escuchar; escribir- leer.
Formar:
El empleo de la comunicación social como medio de instruir o
formar a los demás, e instruirnos, es palpable en todos los campos del
conocimiento humano, pero sobre todo en el educativo, porque es uno de los
instrumentos de que se vale la educación para conseguir su fin: procurar
cambios en la personalidad.
Ofrecer una imagen de algo:
Mediante las palabras, las ideas llegan a nuestro cerebro y en él
se fijan las imágenes. La comunicación nos forma una idea de cómo está el mundo
en el campo científico, político, literario, cultural, social, tecnológico.
Difundir:
La comunicación nos sirve para difundir, sin mucho esfuerzo, no solo
nuestra opinión sino también, los conocimientos de diverso orden. Por medio de
ella se difunden los acontecimientos diarios de la nación y del mundo, los
nuevos hechos en el campo científico, artístico, literario etc.
Persuadir:
A los demás y moverlos a la acción. Esto es muy aplicable en el
campo educativo, pero también se cumple de una manera cabal en la oratoria. Se
debe tener un cierto dominio del lenguaje y eficacia en su manejo, para poder utilizar
la comunicación como medio de convencer a los demás.
Divertir:
La comunicación no puede entenderse si no hay algo de interés para comunicar o para
recibir. Pero a veces debemos acudir a ocurrencias, hechos o incidentes de la
vida diaria, cuentos y chistes para animar el espíritu de los demás o reuniones
demasiado monótonas.
Condiciones de la comunicabilidad:
Credibilidad, contexto, claridad, continuidad, lógica, capacidad de escucha.
La mayor parte de las actividades de expresión oral, requieren una
adecuada elaboración de los temas, con el fin de organizar las ideas y los
hechos para que conduzcan a unas conclusiones o recomendaciones.
Antes de presentarse ante un público oyente, el hablante debe
estar seguro del tema - mediante su acertada preparación - porque conociéndolo,
el expositor adquirirá un buen dominio y tendrá claridad al exponerlo, lo que
da credibilidad a lo que dice y, en
consecuencia, el mensaje tendrá más eficacia.
El contexto: Para adquirir un conocimiento amplio sobre el tema es necesario
estar bien documentado y organizar las ideas, para que el contexto tenga
importancia y valor, y una de las exigencias más importantes: la lógica.
La documentación al respecto debe ser completa, lo que se consigue
:
-mirando las fuentes bibliográficas más importantes y deteniéndose únicamente en los aspectos que sean útiles para el tema que se va a tratar,
-asimilar los aspectos mediante la reflexión,
-ayudarse de fichas bibliográficas y papeletas de trabajo para consignar los datos y aspectos más importantes,
-tener en cuenta las opiniones de personas que poseen buenos conocimientos sobre el tema,
-consultar revistas, libros, enciclopedias, etc.,
-ejercitarse en el manejo de bibliografías, catálogos de libros y
bibliotecas de todo tipo.
De esta manera el contexto será tratado con claridad y continuidad y no desvertebradamente. Para que esto ocurra es muy importante ordenar los temas y los subtemas mediante el sistema de nomenclatura.
Si se consulta en Internet, es aconsejable examinar textos y autores responsables, reconocidos y apropiados; de lo contrario es mejor desechar tales informaciones. En Internet existen muchas informaciones inexactas.
Respecto a la capacidad de escucha, es importante situar el tratamiento del tema según el presumible nivel mental del escucha. Esto es imprescindible si se quiere alcanzar algún éxito en la comunicación, ya que debe tenerse un buen conocimiento de la calidad del auditorio y gran habilidad para adaptarse a él.
Por otra parte, el auditorio o escucha necesita también del
interés del tema, de su importancia, seriedad y credibilidad, para evitar el
fastidio, la apatía y el aburrimiento. Si la comunicación no está relacionada
ni con la vida, ni los sentimientos, ni los intereses, ni sus conocimientos,
posiblemente las personas que constituyen el auditorio, desearían aprovechar
mejor el tiempo y no estar gastándolo sin motivo, en cosas inútiles.
Circuito de la palabra:
Entre el hablante y el oyente se establece un circuito de la
palabra manifestado en el diálogo.
Esta es la forma más perfecta de la comunicación.
Para que el circuito se establezca correctamente, tanto el
hablante como el oyente deben realizar tres etapas o fases:
El
hablante empieza
con la Fase Psíquica: tiene la
intención de decir algo, de manifestar su mensaje.
Viene luego la forma en que enviará el mensaje, el ciframiento de
este; es la Fase Lógica.
Luego está la Fase Fisiológica o sea la fonación, la emisión del mensaje.
El
oyente empieza por donde
terminó el hablante: por la Fase fisiológica, o sea la audición (porque está
oyendo, no hablando). Luego descifra el mensaje, es la Fase lógica, y termina
por donde comenzó el hablante: por la Fase Psíquica, que en el oyente es la
comprensión del mensaje.
Interferencias o barreras de la
comunicación:
El circuito de la palabra (el diálogo) se ve interrumpido con
frecuencia por diferentes clases de barreras. Algunas de ellas son:
1. Desconocimiento del
código en que se envía el mensaje: el idioma, las señales, etc.
2. Factores psicológicos:
prejuicios, nerviosismo, timidez, temor, aversiones, inseguridad, doble
sentido, falta de interés y respeto por el interlocutor, etc.
3. Impropiedad en el
lenguaje, como poner palabras o letras donde no se necesitan (muletillas), o
suprimir palabras donde sí hacen falta.
4. Condiciones de la voz:
deficiencias en la modulación, tono, volumen de la voz. Es el tono de la voz el
que hace que una expresión suene como un regaño, un elogio o una ofensa. Los
hipertonos desvían el mensaje y desvirtúan la intencionalidad.
5. Defectos físicos:
tartajear (cambiar las sílabas) o tartamudear (repetir las sílabas), la
sordera, mala vocalización de las palabras, pronunciación incompleta, etc.
6. La ensoñación (lo que
comúnmente llamamos elevamiento). El escucha tiene su mente ocupada en algo
diferente al diálogo y, a veces, el hablante está dividido entre dos ideas, dos
pensamientos, dos intenciones; todo ello desajusta el lenguaje, enmaraña el
hilo de la conversación y produce el aburrimiento.
7. Pobreza de léxico: uso
de dialectismos y modismos. Recordemos que mientras más aprendamos a utilizar
las palabras, y más palabras conozcamos, mejor podremos comunicar nuestras
ideas y disminuirá el peligro de las malas interpretaciones.
Para enriquecer el vocabulario debemos consultar en el Diccionario
todas las palabras nuevas que oigamos o leamos y cuyo significado desconocemos.
Recordemos que, para usar apropiadamente cada palabra, debemos dominar su
semántica
8. Circunstancias
ambientales como el ruido, la mala acústica de los recintos, la vecindad
ruidosa de familiares, amigos, las aglomeraciones en donde todos hablan al
tiempo.
9. Circunstancias
fisiológicas: sueño, hambre, cansancio, frío, calor, fallas auditivas.
(Documento seleccionado y organizado por Lucila González de Chaves
“Maestra del idioma”).
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