miércoles, 22 de septiembre de 2021

LENGUAJES: EL INCLUSIVO; EL DE LA POSVERDAD; EL DE NUESTRO INTERIOR

 

               HABLEMOS DE LENGUAJE

 

 Lucila González de Chaves

“Maestra del Idioma”

Lugore55@gmail.com

 

 

1. El lenguaje inclusivo

 

¿Usted cree que el masculino genérico se queda corto?

 

El precepto académico es: «los sustantivos masculinos no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también, en los contextos apropiados, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos». (Gramática, RAE).

 

Este precepto que se rompe, casi siempre, en los foros en los que las mujeres son mayoría; lo mismo en reuniones y encuentros profesionales; en el deporte femenino, que cada vez cuenta con más presencia en los medios; en la composición de los distintos gobiernos, etc.

 

Muchos hablantes creen que el llamado masculino genérico se queda corto, por ejemplo: ante una mayoría, por ejemplo, de ministras, la gente cree que lo más adecuado sería hablar de las ministras del Gobierno, englobando con esta denominación a hombres y mujeres, lo cual es incorrecto.

 

El servicio de consultas de la Real Academia Española (RAE) explica que «los alumnos», en masculino, «es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones”.

Y presenta estas razones:

 

a). La economía lingüística:


Desdoblar cada apelación en dos géneros, son un circunloquio innecesario, ordinario y molesto, la mayor parte de las veces, como: el alumno y la alumna aplicado y aplicada serán los jefes y las jefas de los colombianos y de las colombianas.

Es pura bobería decir: los unos, las unas; los otros, las otras, los otres.

(Estos desdoblamientos tediosos pecan contra la gramática, la estilística, la sintaxis, el buen gusto; anulan por completo la armonía y musicalidad del idioma español. Tantas palabras inútiles y repetidas son un atentado contra el adecuado, correcto y preciso número de vocablos para construir frases lógicas, claras, sencillas).

 

b). La concordancia gramatical:

 

 Ante soluciones como el desdoblamiento inútil y sistemático, la concordancia (tan decisiva en el lenguaje) se vuelve mucho más complicada y farragosa: ciudadanos senadores colombianos y ciudadanas senadoras colombianas de la república. Los ámbitos políticos, gubernamentales y educativos son los que se han encargado de hacer bien visibles tales melindres del idioma.

 

   ¿Cuántos géneros tiene el idioma español?

 

El género es una propiedad de los nombres y los pronombres. Los sustantivos en la gramática española solo pueden ser masculinos o femeninos. Pero, los demostrativos, los cuantificadores, los artículos y los pronombres personales pueden ser, además, neutros como cuando empleamos los vocablos: esto, eso, aquello; tanto, cuanto, mucho; lo, ello.

 

¿Género igual a sexo?

 

El género, en gramática, no es lo mismo que sexo; es una propiedad gramatical independiente: la mesa es femenino, el libro es masculino y no tienen sexo).

 

. ¿Cómo se marca el género?

 

a) Morfemas o terminaciones como: la -a en (niña); -esa, en (abadesa); -isa en (poetisa), -ina en (heroína), -era en (cocinera), -ana en (decana), - óloga en (psicóloga), -ada en (magistrada), etc.

b) Raíces distintas: caballo, yegua; vaca, toro; (son los llamados heterónimos).

c). Determinantes: el artista, la artista; el cantante, la cantante: (se los conoce como: comunes en cuanto al género).

 

       ¿Los sustantivos ambiguos?

 

Se pueden usar en femenino o masculino indistintamente: el mar, la mar; esta última forma pertenece más a la poesía.

 

            ¿Cómo distinguir?

 

Términos como el cónyuge / las cónyuges distinguen el género por la concordancia y no mediante terminaciones, ejemplo: su cónyuge está enferma / enfermo.

 

    ¿Y los sustantivos comunes que denotan profesiones?

 

Cargos, títulos, empleos o actividades; en la evolución de muchos de estos nombres, aparecen las formas femeninas (ya aceptadas por la RAE), a medida que la mujer se ha ido incorporando a ellos (el socio, la socia; el juez, la jueza; el magistrado, la magistrada, el abogado, la abogada, el alcalde, la alcaldesa, etc.).

 

        La Gramática académica

 

Ha acogido y declarado correctas, voces como: coronela, edila, fiscala, jueza, médica, plomera, árbitra, alcaldesa…

(El hecho de que una palabra suene bien o mal no es un criterio lingüístico).

 

         ¿Cómo evitar el desdoblamiento?

 

Para evitar el molesto desdoblamiento:


a. Emplear colectivos: "la ciudadanía", por los ciudadanos; el alumbrado, la niñez, el discipulado, etc.

b. Usar sustantivos epicenos como: persona, víctima, clientela.

c. Sustantivos abstractos como: dirección, presidencia, alcaldía, secretaría, etc.

d. Usar la paráfrasis, es decir: el ser humano, por: el hombre; el personal administrativo, por: los administrativos; la clase trabajadora, por: los trabajadores, etc.

e. Empleo de relativos, ejemplos: quien solicite ayuda, puede acudir a la oficina….

f. Formas explicativas: se necesita personal docente.

g. Omisión del sustantivo en algunas construcciones: entrada gratuita para menores de 12 años.

 

2.El lenguaje en la era de la posverdad

 

Revisión de la conferencia de la periodista y académica española Soledad Gallego-Díaz, en el seminario realizado sobre la posverdad. Estos son algunos puntos para reflexionar:

 

1) ¿Qué son las noticias falseadas y la posverdad, y por qué nos preocupan ahora tanto, cuando, al fin y al cabo, se nos dice, basta remontarse a la guerra de Cuba para saber que la mentira y la intoxicación periodística no son un fenómeno nuevo?

 

2) ¿Las noticias falseadas y la posverdad afectan solo a los medios de comunicación y a la política, o hay otros sectores y otros intereses de la sociedad que están también sometidos al mismo proceso de desinformación?

 

3) ¿Qué papel han jugado los medios tradicionales, incluidos televisión, radio y periódicos digitales, no solo en papel?

 

4) ¿Existe realmente el riesgo de que nuevos usos de la tecnología y del procesamiento de grandes datos produzcan ciudadanos «burbuja», sometidos a lo que algunos sociólogos llaman ya «cámaras de eco»? Y, si esto es así, ¿qué riesgos sociales comporta? ¿Las noticias falseadas y la posverdad terminan por provocar la desaparición de los espacios de debate público, imprescindibles para el buen manejo de las democracias?

 

 La Fundéu:

 

) La Fundéu recomienda no hablar solo de fake news ni de noticias falsas, sino también de noticias falseadas. Fake news es la expresión que utilizan quienes las originan porque quieren dar a entender que se trata de un fenómeno muy antiguo y no tan alarmante.

 

b) Los políticos siempre han tenido una relación elástica con la verdad, siempre ha habido campañas de intoxicación en los periódicos. Pero ahora se trata de noticias falseadas intencionadamente que forman parte de enormes redes de desinformación.

 

c) El problema de la desinformación afecta los mensajes de índole política y los medios de comunicación; además del pánico que experimenta el mundo de la medicina ante la campaña de desinformación respecto a las vacunas; la enorme preocupación que sienten muchos especialistas en educación ante la campaña que niega que las creencias religiosas sean compatibles con los descubrimientos científicos.

 

d) La transformación no se ha limitado a la aparición de nuevas tecnologías; ha implicado un profundo cambio en la empresa periodística. El problema para el periodismo, es si puede ser objeto, con esas nuevas herramientas, de una malformación tal que termine perdiendo su sentido y su papel en las sociedades democráticas.

 

e) Acosados por la transformación digital, los periodistas cayeron en manos de las redes, mucho más dinámicas y también mucho menos seguras y confiables. Si no se presenta una verdad periodística basada en hechos comprobados de acuerdo con reglas profesionales, no se recuperará la confianza de los ciudadanos, se perderá la guerra contra las noticias falseadas o, peor aún, contra la posverdad, las informaciones que no se basan en hechos, sino en emociones, creencias o deseos del público.

 

f) La posverdad entierra hechos objetivos en una avalancha de emociones y creencias, y produce un contagio emocional ciudadano. Los medios de comunicación deben ser elementos principales de lucha, para recobrar la credibilidad y la defensa de la verdad de los hechos.

 

g) Los expertos han desaconsejado que los gobiernos legislen sobre las noticias falseadas y la posverdad. Se consideran noticias falseadas las informaciones falsas, ideadas, promovidas y difundidas intencionadamente para causar un daño público o un beneficio.

 

h) Para hacer frente a ese inquietante fenómeno, debe recurrirse a los medios tradicionales, digitales o no, incluidos radio y televisión, para que actúen como el principal instrumento de contención. Existe el peligro de que desaparezca la verdad en el espacio público, y de que se acentúe la falta de confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Hay que hacer compatible la denuncia de las redes de posverdad con la protección de la libertad de expresión y de la pluralidad y diversidad de los medios de comunicación.

 

i) Los periodistas deben tener también mucho cuidado para no permitir que se eche la culpa de todo a las noticias falseadas o a las campañas de desinformación. El brexit fue consecuencia de muchas cosas complejas y la victoria de Donald Trump también. Lo que está ocurriendo en Polonia o en Hungría, dentro de la Unión Europea, no es consecuencia solo de la difusión de noticias falseadas que apelan a sentimientos y creencias, sino también de otros fenómenos sociales muy complejos que hay que identificar. No simplifiquemos la realidad ni permitamos que la posverdad nos convierta en personas simplificadas.

 

3.El lenguaje es fiel reflejo de nuestro interior

 

La palabra aislada no presta ningún servicio, no tiene cabida sino en la frase; y en la frase, no la tienen los múltiples significados de la palabra, sino uno solo, el necesario en esa frase; y esa significación momentánea, determinada por la situación, que nuestro pensamiento o nuestro sentimiento le asignan, va dirigida, exclusivamente, a quien nos escucha o nos lee. Por eso somos responsables de nuestras palabras; una sola de ellas da cuenta de nuestra nobleza interior o de la mezquindad de nuestra vida. Somos en nuestro interior tal y como son nuestras palabras.

En este nuevo siglo, la velocidad a que se vive, el trauma de la pandemia y el fenómeno de las llamadas redes sociales han potenciado de tal manera las palabras, que la comunicación se ha deteriorado. Por causa de los artefactos informáticos, las llamadas redes “sociales” son un feriado de chismes, insultos, destrucción de honras, vulgaridades, cacerías de brujas, maledicencias, morbosidades y toda clase de venenos de lenta pero segura efectividad.

 

Hemos olvidado que la palabra es un puente entre nuestra muy íntima realidad y la realidad del otro; entre el YO hacia el TÚ, para llegar a un NOSOTROS; pero ocurre casi siempre que nuestras deslealtades, nuestros prejuicios y odios y rencores incondicionales, borran el NOSOTROS, desconocen el TÚ, es decir, a los otros, y solo quedan las palabras narcisistas del YO.

 

La palabra está circunscripta al “almacenamiento” interior de cada individuo; un almacenamiento constituido por lo psicológico, lo afectivo, lo espiritual, lo social. A un enriquecido almacenamiento interior, corresponden más amabilidad y respeto en las palabras, mayor equilibrio en el tono, mayor facilidad de acercamiento a los demás, cualesquiera que sean.  A menor almacenamiento interior, corresponden mayor rudeza y altanería en la palabra, más prepotencia, más egolatría, menos comunicación bondadosa, educada y tolerante.

 

Es bueno preguntarnos cuánto respeto tenemos por la palabra hablada y escrita; cómo la utilizamos en nuestros ámbitos familiar, profesional, laboral, social, cultural. ¿Hemos pensado en las secuelas positivas o malignas que nuestra palabra puede dejar en el otro? ¿Sabemos que ella nos traiciona muchas veces por defecto o por exceso, y que cada palabra se transforma en un ser vivo, lleno de significación y de sentido, de comprensión y tolerancia, pero que, en un momento de odio, de envidia, de rencor, de discordia, la palabra destruye y arrasa?

 

La elegancia y nobleza de nuestro lenguaje no reside en las palabras aisladas; la capacidad de expresión habita en el modo digno y en la sabiduría de utilizarlas y, por sobre todo, en la riqueza interior de quien habla o escribe, y en el respeto por los demás.

 

La profundidad y trascendencia, o la vulgaridad y grosería de lo que hablamos y escribimos, llegan directamente hasta el sentir o el pensar de quienes nos leen o nos escuchan.

 

Las palabras dignas y significativas prestan a la frase una densidad, considerada como elemento del bien decir, y se constituyen en el faro guiador de los caminos intrincados, - y en este siglo XXI, más enredados y confusos aún - que los seres humanos debemos recorrer. De ahí el ineludible compromiso de quienes tienen como oficio opinar y orientar con la palabra, renunciar a lo soez, a lo desafiante, lo mentiroso, lo agresivo, lo tóxico.

El manejo de cada palabra en la comunicación NO es tarea fácil. Son pocas las palabras que tienen un sentido claro y un solo significado. Cuanto más se estudian las sutiles diferencias y matices en el significado de las palabras, más nos convencemos de la responsabilidad, al utilizarlas como instrumentos para razonar, para calificar y para transmitir ideas y, sobre todo, sentimientos.

 

Una palabra mal empleada o intencionalmente puesta para herir, estropea, y, a veces, para siempre, el más bello pensamiento, la más brillante idea, la más cara amistad y hasta la fama merecida en el ejercicio de la profesión.

 

Estamos en el delirio educativo de “desarrollar competencias y habilidades” y de seguimiento y “evaluaciones por procesos”; por ello, recomiendo repasar y reflexionar sobre la importancia, el manejo y las diferencias entre el SIGNIFICANTE y el SIGNIFICADO, irreemplazables pilares de nuestro lenguaje.


Lucila González de Chaves

 Septiembre de 2021

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario