¡L I B E R T A D!
Lucila
González de Chaves
Lugore55@gmail.com
Hace
doscientos años nuestra patria empezaba a hacer realidad su sueño de liberarse
del yugo de los españoles (20 de julio de 1810). El siete de agosto de 1819 ¡se
cumplió su sueño!
Hoy, Colombia,
soporta muchos más yugos: corrupción, deshonestidad, envidia, engaños,
violaciones; desviación de las conciencias, de las leyes, de las sanas ideas,
de las tan necesarias acciones justicieras; de desacatos religiosos, sociales,
familiares, gubernamentales, educacionales; de enredos malignamente fabricados
para favorecer, sin ningún pudor, a los destructores de patria y condenar
severamente otros pecados, quizás, menos tremebundos.
Es
un sueño este poema de Jorge Robledo Ortiz, ¡cómo quisiéramos que fuera una
realidad, siquiera en mínima parte!
(Sábado,
20 de julio de 2019)
La patria
que buscamos
La patria
que buscamos
es una
patria buena
donde la
voz del pueblo sea la voz de Dios.
Una patria
que agite la savia en sus banderas
y al
ofrecer el trigo de sus espigas nuevas
cante
junto al molino del viejo corazón.
La patria
que buscamos
es la
noble parcela
donde la
sed del alma sea una sed de amor.
Una patria
sin odios, sin sombras ni cadenas,
donde los
hijos puedan cultivar sus cosechas
sin
esconderle al monte sus gotas de sudor.
La patria
que buscamos
tiene la
piel morena
quemada
por los rayos de un sol agricultor.
Una patria
cristiana que eleve en cada aldea
la Cruz de
un campanario, la lumbre de una escuela,
el pan de
cada día y un grano de ilusión.
La patria
que buscamos
es la
antigua querencia
con cal de
los abuelos y fe de su dolor.
Una patria
que pueda creer en sus profetas
y
conquistar la altura sin hundir la conciencia
ni enlodar
los cuarteles azules de su honor.
La patria
que buscamos
es la
entraña materna
que empuja
hacia el futuro toda palpitación.
La patria
que fabrica con la misma madera
los tiples
y las cunas, los sueños y las penas,
al niño su
juguete y al anciano el bordón.
La patria
que buscamos
es una
patria entera
sin
miembros mutilados por golpes de pasión.
Una patria
que escuche de frontera a frontera,
los salmos
de los jóvenes, los rezos de la abuela,
la copla
del trapiche y el himno de la unión.
La patria
que buscamos
es la
patria fraterna
que fue
angustia sin ecos en el Libertador.
Una patria
segura donde los hombres puedan
ambicionar
la altura sin borrar las estrellas
y «pescar
en las noches» sin redes de pavor.
La patria
que buscamos
sube por
nuestras venas
ofreciéndole
surcos al milagro del sol.
Una patria
que anhela ver justicia en su tierra
y cambiar
por mazorcas las palabras en guerra
y
enseñarle a la herida vendajes de perdón.
La patria
que buscamos
es el limo
de América
que dominó
los Andes a golpes de azadón.
Una patria
que nutra sus raíces eternas,
con los
amaneceres que el porvenir despierta
sobre la
sangre en marcha de una generación.
La patria
que buscamos
tiene luz
ecuménica
para esta
madrugada de clarines en flor.
Somos los
alfareros de una Colombia nueva,
y haremos
con su arcilla himnos de primavera
que
enarbolen las glorias de nuestra tradición.
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