miércoles, 11 de agosto de 2021

LA SUPREMACÍA DEL LENGUAJE


EL LENGUAJE NO PIERDE SUPREMACÍA FRENTE AL COVID-19 



 Gobernanza

 La voz gobernanza, que alude a un modo de gobierno eficaz y ajustado a unos determinados fines de desarrollo, es preferible a “gobernancia”. Usos correctos: -El análisis es sobre el medioambiente, lo social, la gobernanza y la excelencia operativa. -Han hallado vínculos entre las juntas directivas diversas, los buenos resultados financieros y la gobernanza corporativa. Más precisamente, y según la definición que ofrece el diccionario académico desde el 2001, la gobernanza es el ‘arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía’. 

Antiguamente se empleó gobernanza como sinónimo de gobernación o gobierno, valor que hoy no resulta aconsejable, pero ha sido recuperada por organismos como la ONU o la Unión Europea para traducir el término inglés “governance”. Por ser un sustantivo común, se escribe con inicial minúscula, excepto en los casos en que forma parte de un nombre propio (Plan de Gobernanza Económica; Acuerdo de Gobernanza Ambiental; Cumbre de Gobernanza Progresista…). 

 Carioca 


 La voz carioca designa a los habitantes de la ciudad de Río de Janeiro y no es adecuado su uso como equivalente de brasileño. El Diccionario de la lengua española define carioca como ‘natural de Río de Janeiro, ciudad del Brasil’ y ‘perteneciente o relativo a Río de Janeiro o a los cariocas’; por tanto, se desaconseja su empleo con el sentido más general de brasileño. Además, el gentilicio que alude a los habitantes del estado de Río de Janeiro es fluminense. Se dice y se escribe: brasileño o brasilero; no, brasileiro. 

 
Porcentajes, claves de redacción 

 Con el fin de resolver las dudas que se plantean a menudo en relación con la expresión de los porcentajes, se deben tener en cuenta las siguientes claves de redacción: 

 1. Por ciento y porciento Por ciento, en dos palabras y después de un numeral, es la locución adecuada para expresar porcentajes: el treinta por ciento; mientras que porciento, en una sola palabra, es un sustantivo, usado sobre todo en el español caribeño, equivalente a porcentaje: «Los trabajos conducentes a aumentar el porciento de vacunación continúan». 

 2. Por ciento y por cien La locución por ciento puede usarse con cualquier numeral (seis por ciento; noventa por ciento), mientras que únicamente es posible emplear: “por cien” para expresar totalidad (cien por cien) y no es adecuado usarlo junto a ningún otro numeral: se dice y se escribe: cincuenta por ciento, y no: cincuenta por cien. 

 3. Ciento por ciento; cien por cien; cien por ciento; nunca usar: ciento por cien. La totalidad puede expresarse mediante las locuciones ciento por ciento (preferida en América), cien por cien (preferida en España) y cien por ciento, pero no es adecuada la secuencia ciento por cien.

 4. Ocho por ciento y 8 por ciento Tal como señala “El buen uso del español”, la locución: por ciento, puede escribirse después de palabras y de cifras: ocho por ciento; 8 por ciento. 

 5. Nueve por ciento, pero 90 % Los porcentajes que corresponden a números inferiores a diez pueden escribirse con letras o cifras: nueve por ciento o 9 %; sin embargo, los porcentajes de números superiores a diez se escriben casi exclusivamente con cifras: 90 %, mejor que noventa por ciento. No es adecuado escribir en letras la cantidad seguida del símbolo de porcentaje: no: el quince %.; correcto: el 15 % 

 6. El símbolo: %, separado Cuando el porcentaje se escribe con el símbolo %, lo adecuado es dejar un espacio después de la cifra: 25 %, mejor que 25%. Se recomienda no separar en líneas de texto diferentes, los elementos que integran la expresión de los porcentajes, se escriban con cifras o con palabras: incorrectos: veinte / por ciento, 20 / %. 

 7. Lectura del símbolo % En un texto en el que aparece escrito un porcentaje con el símbolo % — en vez de con la locución por ciento —, este se lee: por ciento. Únicamente puede leerse: por cien, en el caso de que se exprese totalidad: 100 %. 

 8. Entre el 30 y el 40 % Si en una oración se coordinan dos porcentajes, lo habitual, salvo en documentos científico-técnicos, es colocar el símbolo solo tras la última cifra: entre el 30 y el 40 %. En los intervalos escritos con guion, lo más indicado es escribir únicamente el símbolo al final: 30-40 %. 

 9. Un 40 % y el 40 % Delante de los porcentajes es correcto utilizar el artículo determinado, el indeterminado u otros determinantes, ejemplos: un 40 %; el 40 %; este 40 %... No es adecuado escribir la cantidad sin ningún determinante, ejemplo incorrecto: «China ha contribuido en más de 30 por ciento al crecimiento económico global». 

 10. - 0,3 %, 0.3 %, correctos; no: 0,3 por ciento o 0.3 por ciento. Los porcentajes decimales se escriben con cifras: «El superávit del sector servicios disminuyó un 4,5 % [o 4.5 %] en el segundo trimestre». Solo en textos de carácter financiero, administrativo o legal se escriben enteramente en letras: «Establécese para los haberes del mes de julio de 2019 un incremento salarial del 7,5 % (siete, coma, cinco por ciento)». 

 11. Concordancia Cuando el porcentaje va acompañado de un complemento del nombre en plural, el verbo puede concordar tanto en singular como en plural: «El 30 % de los encuestados afirmó/afirmaron que volverán a ir al colegio electoral». 

 12. Tanto por mil, tanto por millar o pormillaje. Cuando se hace referencia al número de unidades en relación con un total de mil (no de cien), se habla de tanto por mil o, más raramente, tanto por millar o pormillaje. Cuando el tanto por mil se escribe con cifras, es habitual el símbolo ‰. 

 EPÓNIMO 

 Un epónimo es el nombre de una persona o de un lugar que sirve para designar un pueblo, una época, una enfermedad, una unidad, etc., es decir, un epónimo es una persona o cosa que da nombre a otra persona o cosa. Francisco de Quevedo (1580-1645) usó siempre sus particulares gafas sin patillas, las que hoy llamamos “quevedos”. Así, Francisco de Quevedo es el epónimo de quevedos (cierto tipo de gafas). 

Alois Alzheimer es el epónimo de la enfermedad de Alzheimer. 

El personaje de Harry Potter es el epónimo de los libros que relatan sus historias (como Harry Potter y la piedra filosofal). 

 Michael Faraday es el epónimo de la unidad faradio. 

 El físico Ernest O. Lawrence es el epónimo del elemento químico llamado laurencio. 

California es el epónimo del elemento químico llamado californio, etc. 

 Creación de términos por eponimia 

 La eponimia, es decir, el proceso de crear una palabra a partir de otro nombre, es un procedimiento habitual para crear neologismos y está relacionada con la metonimia, la lexicalización y la etimología. Hay básicamente tres formas de crear denominaciones por eponimia:

 -Un genérico seguido de un complemento con la preposición DE. En estos casos, se conserva la ortografía del epónimo: ley de Newton, complejo de Edipo, aparato de Golgi, lazarillo de Tormes -Un genérico, que va en minúscula, con el epónimo en aposición (agregado). La ortografía aquí es variable y puede adaptarse el epónimo al español, con minúscula, o puede dejarse el original. La minúscula es lo recomendado por la OLE ("Observatorio Laboral para la Educación"; también: "Observatorio Local de Empleo")en variedades y tipos de alimentos, aparatos: efecto Compton, ley Sinde, grado Celsius, calle Alcalá, método Stanislavski, estilo Luis XV, era Meiji, baño maría, motor diésel o dísel, cóctel molotov. 

 -El nombre propio original, adaptado si es necesario, funciona como nombre común, es decir, se lexicaliza:  zepelín, clínex, delco, jeep. 

 En algunos casos, un mismo concepto tiene dos formas: 

 el mal de Alzheimer ~ el alzhéimer 
 el baño de María ~ el baño maría 
un perro de san Bernardo ~ un sambernardo 
calle Alcalá ~ calle de Alcalá 
cultura Nazca ~ cultura de Nazca 

 También se pueden crear nombres propios por eponimia. Un caso característico es el de centros educativos que toman su nombre de una persona o lugar: 
 Colegio Público Simón Bolívar 
Liceo Santo Tomás 
Biblioteca Santa Teresa

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