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Noticias del español
Carmen Naranjo
(Agencia EFE)
Enseñar español a las máquinas con ética: un
decálogo fija buenas prácticas
Enseñar español a
las máquinas y que estas nos ayuden a enseñarlo es el reto lingüístico y
cultural más importante del siglo XXI, pero es necesario hacerlo desde el
humanismo y la ética y, por eso, el Instituto Cervantes promueve un decálogo de
buenas prácticas. […]
Es la primera vez
que se establece un código de comportamiento digital alineado con las
directrices éticas de la Comisión Europea para una inteligencia artificial (IA)
fiable.
La inteligencia
artificial supone en la actualidad una transformación cultural de primera
magnitud y hay que pensar su desarrollo desde el principio porque «las máquinas
no piensan por sí mismas, sino que son programadas y existen poderosísimos
medios de control de las conciencias y de manipulación», sostiene el director
del Instituto Cervantes en declaraciones a EFE.
Por ello, García
Montero destaca la necesidad de «reivindicar una mirada ética para que toda la cultura digital se sostenga en los valores
democráticos, la libertad, la diversidad y la dimensión humanista».
«Es muy importante que el desarrollo tecnológico
vaya acompañado de un desarrollo humano. No caigamos en la superstición de
pensar que el futuro es simplemente la apuesta por la tecnología porque si nos
olvidamos de la filosofía, el pensamiento o la literatura y las tradiciones
humanistas, estaremos generando sociedades de siervos, manipuladas y al
servicio de los grandes poderes».
García Montero
expresa su rechazo a un patrón de programación de inteligencia artificial – IA
- «bajo un dominio estricto del modelo de hombre blanco protestante» y dice que
quiere «un paradigma que represente la diversidad y la igualdad de género».
El decálogo destaca
que «enseñando a las máquinas y trabajando con ellas con una perspectiva
humanista conseguiremos que la tecnología esté realmente al servicio de la
sociedad».
También se subraya
la necesidad de que los algoritmos no sean «impenetrables», sino transparentes,
y de construir redes globales y descentralizadas para el avance del español en
el entorno de la IA.
«Enseñar un idioma a las máquinas implica transmitir
una cultura y unos valores que deben reflejarse en el diseño de los sistemas y
en su producción lingüística», dice otro de los
puntos de este decálogo que, apuesta
también por evitar sesgos de carácter discriminatorio por motivos ideológicos,
de procedencia y de género, así como los que tengan que ver con las brechas
sociales o generacionales.
Precisamente, la
visibilización de estos sesgos ha sido puesta de manifiesto en una mesa redonda
en la que han participado profesionales del mundo de la cultura y las nuevas
tecnologías.
«La IA tiene
bastante poco de inteligente», indica Ramón López de Mántaras, director del
Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial (IIIA), que opina que se generan «expectativas desmesuradas»
sobre ella cuando carece de «conocimientos de sentido común».
Un ejemplo, afirma,
son algunas conversaciones con Alexa, el asistente virtual de voz: «A la orden
de “Alexa, apunta lo siguiente en la lista de la compra”, Alexa contesta:
“Apuntado lo siguiente en la lista de la compra”».
«Nadie sabe cómo
dotar de estos conocimientos de sentido común a las máquinas» y, aunque la IA es muy valiosa, hasta ahora lo
que tiene son «habilidades sin comprensión», recalca el director del
Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial.
Idoia Salazar,
presidenta del Observatorio del Impacto Ético y Social de la Inteligencia
Artificial (ODISEIA), considera el actual un momento fundamental de la historia
«para saber encaminar la tecnología y llegar al punto al que queremos que
llegue», mientras que Mario Tascón, especialista en mundo digital, explica cómo
a veces la tecnología «se confunde con la magia». «La magia no es lo mismo que
un prodigio, que es lo que es la inteligencia artificial», destaca.
Tras el debate,
García Montero y representantes de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), Instituto Caro y Cuervo, Centro Cultural Inca Garcilaso y la
Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (integrantes de la red Canoa) han leído cada uno de los «mandamientos»
que integran este decálogo de la cultura general panhispánica.
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