sábado, 25 de febrero de 2023

SABER ESTAR.....

 

SABER ESTAR

 

Lucila González de Chaves

“Maestra del idioma”

Lugore55@gmail.com

 

Nuestro crecimiento interior nos lleva a hacer esfuerzos por ser impecables en nuestras acciones. Antes de tener una línea definida de “saber estar”, debemos conocernos cada día un poco más, porque saber estar es la gran sabiduría de la vida. Saber estar en todas las situaciones: el hogar (la familia), el trabajo, el descanso (diversión), la amistad (amor), la oración (presencia de Dios).

EN EL HOGAR: Es importante darnos cuenta de que cada actitud, cada gesto, mirada, palabra, cada comportamiento tienen siempre un mensaje para los otros: positivo o negativo o de indiferencia. Una mirada rechaza o acoge; una sonrisa conquista o se torna burlona.

Es necesario comportarnos como buenos interlocutores. Es muy difícil el diálogo. Todos lo recomendamos, lo elogiamos, lo escogemos como el mejor camino para afianzar el cariño o para aclarar desencuentros y falsas interpretaciones; pero, ocurre que casi nadie sabe manejar el diálogo, fundamentalmente por dos circunstancias: porque se vuelve un monólogo de una de las partes o de la otra, y porque si no nos dan la razón, afirmamos categóricamente que “no hubo diálogo”.

EN LA AMISTAD: (o en el amor, es lo mismo; porque quien sabe ser amigo de verdad sabe manejar el enamoramiento).

Se consigue equilibrio, si comprendemos que cada persona, cualquiera que sea su edad, su sexo, su estrato social, académico, etc.   tiene sus encantos y sus debilidades. Es muestra de gran sabiduría SER aquello que somos en el momento particular de la vida en que nos encontremos. ESTA ES LA ESENCIA DEL ARTE DE SABER ESTAR.

Y siempre están de por medio en la amistad y en el amor, el perdón, la aceptación, la fraternidad y la solidaridad. Los horizontes de nuestro mundo interior deben irse ensanchando indefinidamente mediante la cordialidad con todos los que nos rodean. Para llevar a cabo estos objetivos, primero tenemos que aceptarnos a nosotros mismos, con las inevitables limitaciones que lleva consigo la corta o larga vida: limitaciones del cuerpo físico que –creo- no deben esconderse, ni negarse, ni disfrazarse; las del cuerpo mental, muchas veces debidas a la falta de cultivo por parte del cuerpo espiritual, el que debe ser nuestro faro en cada paso; las fallas del cuerpo emocional (no dar ni saber recibir amor, amistad; alimentar odios, rencores). En estas caídas colabora en gran proporción, y equivocadamente el cuerpo mental.

EN EL TRABAJO: Hay que ser realista. Muchas personas exigen que el trabajo sea perfecto. Esto es muy discutible porque debemos contar con la condición humana, de suyo imperfecta. Los “perfeccionistas” sufren mucho y hacen sufrir innecesariamente a los demás. La perfección no existe. Existe sí, la lucha por alcanzarla, y es lo que le da sentido a la vida.

Exigir la perfección propia y la de los demás, sólo sirve para aumentar el nivel de estrés y de preocupación. Es la fuente de desencantos, discusiones, deshumanizaciones, desarmonía. Por eso, todos con todos, unos al lado de los otros, luchar por lograr que todo sea armónico y beneficioso para la comunidad

Hay que ser conscientes de que lo que debemos hacer puede resultar bien, y hacia ello enfocamos todas las fuerzas de nuestros cuerpos: espiritual, mental, emocional, energético y físico. Pero, también, estar alertas a que nuestro trabajo puede no salir tan   bien como lo esperábamos.

No nos sintamos autosuficientes; pidamos ayuda cuando sea necesario, para que en nuestro trabajo no se acumulen los problemas sencillos; ya que irles dando solución, uno por uno, a medida que aparezcan, impide que ellos se conviertan en problemas mayores. De aprender a resolver los problemas sencillos se adquiere la experiencia y la sabiduría para solucionar los que consideramos mayores o más graves.

Los acosos, las ansiedades y responsabilidades en el trabajo llevan al estrés y, dicen los médicos, que dicho estrés conduce a un colon irritable. De aquí la necesidad de balancear bien los alimentos y dormir lo suficiente, para que cuando se presenten situaciones estresantes, el aparato digestivo y, en general, el cuerpo físico sufra menos.

Si nos pidieran señalar los lugares del cuerpo físico donde duelen o se manifiestan el estrés, el cansancio, la falta de energía, el desorden en el trabajo, el desencanto, es seguro que diríamos que, en la espalda, la cabeza, el estómago, el corazón. Y dicen los estudiosos que dichos dolores se presentan porque no se asumen de manera correcta los traspiés, los desencantos, las debilidades, los desencuentros, las llamadas de atención, los equivocados conceptos de “todo perfecto”.

En el trabajo siempre habrá cosas que no dependen de nosotros, ni las podremos controlar. Es, entonces, necesario establecer prioridades, fijarnos metas que sean posibles de alcanzar. Reflexionar sobre todo esto, asimilarlo y ponerlo en práctica, es saber estar en el trabajo.

EN EL DESCANSO:

En el mundo actual, la palabra “viejo” tiene un fuerte significado, una connotación que no es del todo favorable.

Se toman decisiones y se organizan programas con base en reflexiones acerca de la edad. Por esto, el entretenimiento para los ancianos es tan limitado, ya que “son demasiado viejos” para invitarlos a fincas, fiestas, reuniones, conferencias…

Se les señalan edades cronológicas: por su aspecto, debe tener X años; por las características de su cuerpo, debe tener X años; por sus pensamientos y palabras, debe tener X años; por sus intereses, debe tener X años… No sé si les hemos preguntado si les gusta que los llamen “viejos”, o” ancianos”, o gente de “la tercera edad”, o que los llamemos con “sobrenombres”. En un alto porcentaje prefieren que los llamen por su nombre, o “señor”, “señora”; porque son señores y señoras.

Dice un sicólogo que el anciano no quiere ser juguete para diversión o burla de otras personas; por eso, agradecen y se sienten bien cuando los respetan y asumen su dignidad. Y les gusta que los inviten a las diversiones.

Los comportamientos de los ancianos son distintos de los de las personas adultas, y los de éstas, diferentes de los de los adolescentes y niños. Por tanto, el saber estar en los diferentes momentos en que se aplica el descanso, se basa en las capacidades del cuerpo físico, del mental, del emocional, del energético, y también del espiritual de cada persona, teniendo en cuenta su edad, su nivel de gustos, personales inclinaciones, su preparación académica, mental, etc.

En las diferentes diversiones se ve bien cuál es nuestro temperamento, nuestro carácter, nuestra educación y nuestros modales. La urbanidad y finura no riñen con la alegría, la diversión, el disfrute, el esparcimiento.

Pero, hay algo que cuidar: no dejarnos arrastrar de las masas. Muchas veces acabamos haciendo y diciendo inconscientemente “cosas” que los demás hacen y dicen, y de las cuales tenemos que arrepentirnos después: hemos hecho el ridículo, nos hemos visto torpes, ordinarios, maleducados, agresivos, cuando en realidad, no somos así.

EN LA ORACION: (Frente a Dios) Si sabemos estar frente a Dios, nos será más fácil saber estar en todas las demás situaciones. A través de mis años he comprendido que frente a Dios son indispensables: humildad, amor, fe, generosidad, confianza.

Y de las clases de oraciones: - la de petición, la de acción de gracias, la de alabanza, creo que esta última debe ser la primera de todas ellas y la que debe estar siempre presente en nuestro corazón; desde luego, al lado de la oración de acción de gracias (la gratitud). En cuanto a la oración de petición, me parece que debemos ser gentiles y bien educados con el SEÑOR: respetar y aceptar amorosamente, humildemente Su Santa Voluntad; aunque Él dijo: “Pedid y se os dará”.

 

EL HOGAR Y LA SOCIEDAD EN LA LITERATURA

 

 

EL HOGAR Y LA SOCIEDAD EN LA LITERATURA INFANTIL DE   AYER Y DE HOY

 

 

Lucila González de Chaves

“Aprendiz de Brujo”

Lugore55@gmail.com

 

Examinemos el invaluable apoyo que presta la buena literatura infantil en el despertar del amor por la lectura y la formación de mejores ciudadanos.

 

La evolución del sentido estético del niño está en relación directa con sus valores literarios.

 

De los cuentos contados por los padres, extrae los elementos para jugar, recrearse y re-crear su mundo. En esta primera etapa comienza el buen manejo del lenguaje, la sociabilidad, las aptitudes creativas, la iniciación de su mundo interior.

 

Vendrá después el encuentro directo con autores y personajes mediante el libro. Ya sabe leer. Con la lectura el niño empieza a diferenciar el mundo que va descubriendo, con el de su hogar. Aquí empieza la conquista de la realidad.

 

Su encuentro con el hada madrina en los cuentos, ha sido muy discutido. Unos están en contra de las hadas porque las consideran perjudiciales. Para otros, su presencia es simbólica. Preguntémonos: ¿qué representan las hadas?,

 

Siempre, la literatura tiene para el que sabe leer, un mensaje dado en símbolos. El niño, por su capacidad y vocación de identificación con los personajes, ¿no verá algo especial en las hadas?  Recordemos que el hada madrina, con su magia, su varita de estrellas, su dulzura y su comprensión, concede de inmediato lo que todo el poderío del padre y el infinito amor de la madre no pueden realizar.

 

De la mano de las hadas fuimos aprendiendo a ser seguros en la acción; el hada buena nos consolaba; nos defendía de la bruja mala y de sus encantamientos malignos; por eso, era aún más buena el hada madrina. Recordemos que lo bueno se resalta por la contraposición con lo malo; pero, desde luego, no puede negarse su proximidad, casi diríamos, su simultánea presencia.

 

El hada madrina –o la bruja buena en otros cuentos- ha sido para todos nosotros la primera sembradora de la nobleza y de la generosidad, elementos indispensables para la convivencia en el hogar y en la sociedad.

 

Aprendimos desde muy niños el atractivo de la música en el cuento El flautista de Hamelín.  En un concierto, en el encuentro con la sublimidad de la música, estamos tan alelados como aquellos animalitos que dejaron en paz la ciudad de Hamelín, para correr detrás del flautista; o como los niños que llegaron al país de la ilusión guiados por el prodigio de las notas musicales que salían de aquella flauta.

 

En los cuentos de aventuras, el niño se sentirá un héroe generoso y valiente: El hijo del zorro; Colmillo blanco del autor Jack London; La isla del tesoro; En los mares del sur del escritor Stevenson; La venganza de Sandokán (El tigre de la Malasia); El corsario negro, del incomparable Emilio Salgari, el italiano que fue capitán a los dieciocho años, y cuya experiencia marinera alimentó su fantasía de autor de obras de aventuras, ocurridas en lugares exóticos.

 

Recordemos a Julio Verne con sus obras de ciencia-ficción, un género narrativo que muestra cierto tipo de predicciones científicas con respecto al futuro del mundo. Muchos de los aspectos y realizaciones que narró Julio Verne son hoy conquistas logradas por el hombre. Pero esas obras fueron (¿seguirán siendo?) el vínculo del niño con el saber científico y la respuesta a su pregunta por el universo.

 

Y el libro Las mil y una noches, ese inolvidable conjunto de ensueños, emociones y aventuras de un país oriental, una Arabia –para los niños- perdida en el mapa, pero que teníamos la certeza de que era absolutamente feliz, a causa de la intervención de genios y gigantes, espíritus y duendes.

 

Nadie puede negar que este libro despierta la imaginación y enseña que para satisfacer cualquier deseo hay que aceptar muchos retos y correr innumerables riesgos.

 

Las lecciones son una inferencia, no una enseñanza explícita en los cuentos. Si estuvieran claramente expresadas las lecciones de solidaridad, de moral y de ética, creo que los cuentos perderían mucho de su valor. Las lecciones para la vida y los parámetros de convivencia familiar y social se van captando de una manera inconsciente.

 

Miremos algunas obras de la literatura infantil actual. El escritor Hernando García Mejía tiene en sus cuentos infantiles, como característica sobresaliente ese trasfondo didáctico y formativo que circula en un caudal de ternura y belleza.

 

En su cuento Ojitos borradores, los niños van aprendiendo a rechazar la soberbia y el engreimiento personificados en el detestable Felipón; valoran la humildad y la entrega al servicio de los demás en la persona inolvidable del Maestro Heraclio. Camila, la niña rica y avara, es un personaje que a los niños les causa una incomodidad y un tremendo sentimiento de impotencia, y ¡qué alegría se siente cuando le va llegando el castigo en el poder misterioso de Elenita, la dueña de los ojitos borradores!

 

En este cuento está, también, la presencia del hada madrina, del hada buena, la cual no es creación exclusiva de los autores de cuentos de hace tiempo; el hada es una hermosa señora que todo lo ilumina con su presencia, flota y “agita en el aire azul de la noche” una mano cargada de sortijas. “Soy la Maga Bondad”, le dice a Elenita. “(…) quiero ayudarte en tu problema”.

 

Un cuento ganador en el Concurso “Raimundo Susaeta” de hace años, (del cual fuimos jurado), es Martín Girasol escrito por José Martínez Sánchez. En este cuento, desde el primer párrafo, que es un pregón, se inicia el aspecto didáctico: amor por la naturaleza, necesidad de conservar la ecología. Dice: “He aquí, niños de toda la tierra, la verdadera historia del amigo de los árboles, de los pájaros, del viento y de las flores”.

 

La defensa de la ecología es una necesidad sentida y vivida no sólo por los hogares y la sociedad, sino por el mundo entero. ¡Basta ver los desastres causados por la soberbia del hombre!  Quiero decir que el tema, el hilo conductor del citado cuento ganador, es universal. Creo que su lectura contribuye mucho más a la educación de los niños y, en general, de los ciudadanos, que todos los discursos, las leyes y las disciplinas del NO, de padres, maestros y gobernantes.

 

El cuento finalista en el citado concurso fue La amapola y el cardo del joven escritor Luis Fernando Estrada. Es un cuento corto, absolutamente hermoso en la concepción y el estilo; didáctico y filosófico en la actitud de sus personajes: la amapola, engreída y superficial a causa de su belleza es despreciativa, altanera, ofensiva; el cardo, humilde, despreciado por la amapola, pero siempre su silencioso amante.

 

El final del cuento es triste: Cuando el jardinero arranca el cardo porque es “maleza”, una rosa le cuenta a la amapola la historia del cardo enamorado, y ella exclama: “¡Si yo lo hubiera comprendido y amado también!”, y no logró evitar que las lágrimas corrieran abundantemente.

 

Es lo que pasa siempre: llorar por lo que no hicimos a tiempo, por el amor que conquistamos, pero no supimos retener y se alejó desengañado; ser indiferentes a los problemas de los demás por egoísmo y engreimiento; negamos a toda colaboración para restaurar la paz, el amor, la armonía, escudados en esas detestables expresiones: “es que yo soy así y no puedo cambiar”; “es que no creo en nada; nada cambiará”

 

Y Genoveva de Brabante, la princesa infeliz que pagó cara su fidelidad al esposo con una condena a muerte.

 

El niño, de manera inconsciente, percibe que Genoveva es la personificación de la virtud perseguida, la que triunfa al fin. Infiere en esta narración una sociedad de intrigas y falsedades; pero, al fin comprueba cómo la maldad es castigada. Aunque más tarde tenga que comprobar y vivir la desolada realidad de que muchos seres honrados e inocentes, son condenados a causa de la maldad de otros, o por los desaciertos de la justicia.

 

El niño aprende lo que es la crueldad en cuentos como: Hansel y Gretel; Caperucita Roja y muchos más. Pero, ¿qué sucede?, que al niño no puede aislársele de los componentes de la realidad, y la crueldad es uno de ellos. La agresividad hace parte de lo humano; la crueldad hace parte del universo del niño.

 

Aprendiendo a sortear la crueldad, asimilando la forma como se maneja en los cuentos, va preparándose para el encuentro con una sociedad, cada vez más cruel y en mayor descomposición.

 

La mayoría de los cuentos crueles tienen un final de paz y de reencuentro con los seres y las cosas que constituyen el mundo feliz. Un ser superior, o un pensamiento rápido convertido en eficaz acción, extirpan el mal y restablecen el bien.

 

Se pensará que esta forma de solución en nada toca los caminos de la objetividad. Podemos estar de acuerdo.  Pero, ¡cuántos milagros realizan en la vida personal o de hogar o de sociedad, un espíritu bien templado, bien acrisolado, un carácter decidido!  ¡Cuánta magia hay en la palabra consoladora, en el abrazo cordial, en el desinteresado servicio de un ser humano, en la decisión tomada por quien escoge sembrar en el corazón de sus hijos el amor y la paz!

 

En la vida de relación de los niños con los cuentos, son importantes el lenguaje, el estilo, el relato o el discurso –como lo llama la semiótica-. Muchos cuentos tienen el encanto musical del lenguaje, la belleza de nombres sonoros y armónicos.

Del encuentro del niño con el lenguaje estético, con el estilo sutil del autor, con la expresión amorosa y tierna del primer cuento contado por sus padres, nace la devoción por la magia y el encanto de la palabra; la valoración de lo connotativo, es decir, del significado expresivo.

 

Ocurre que, en el hogar, en el colegio, en la sociedad, a los niños creativos los llamamos despectivamente “soñadores”, y afirmamos que todos los cuentos que están leyendo son los causantes de ese “mal”. También es costumbre señalarlos como mentirosos porque nos cuentan las historias más inverosímiles, sin espacio, sin tiempo, sin la lógica de los mayores; están construyendo su propio mundo con sus amigos invisibles, dialogando con los personajes de sus cuentos, escenificando para sentirse protagonistas de lo que les han contado o han leído.

 

 Por seguirle –a veces de buena fe-  el juego a ciertos parámetros educativos de padres y maestros rígidos, que pretenden lecturas y comportamientos serios y de la realidad, estamos impidiendo que sueñen, que creen, que imaginen, a quienes quizás sean una futura sociedad más generosa y creativa, capaz de aplicar con éxitos sus excelentes competencias, de encontrar mejores soluciones a tantos problemas agobiantes.

 

Recordemos el más extraordinario libro de todos los tiempos, El Principito, escrito por el autor francés Antoine de Saint-Exupéry. En este relato niños, adolescentes y adultos hemos aprendido lecciones de las más diversas especies; la más trascendente, la del camino de la amistad.

 

La gran moraleja de este libro, una constante bellísima, y al mismo tiempo profunda, es la soledad vencida por la amistad. Tema que está claramente expuesto en el diálogo entre el zorro y el principito.

 

 Y cerramos estas apreciaciones con la frase de Pablo Picasso: “Cada niño es un artista. El problema es cómo puede seguir siendo artista una vez que crece”.

 

jueves, 9 de febrero de 2023

FELICITACIÓN A LOS PERIODISTAS

 

EL PERIODISMO, UN FORJADOR DE EDUCACIÓN Y CULTURA

 

 

Lucila González de Chaves

“Aprendiz de Brujo”

Lugore55@gmail

 

 

 El periodismo serio y bien entendido debe llevar a la comprensión y mejor interpretación de la realidad educativa, social, política, laboral, cultural, etc. Debe ser una profesión desempeñada con objetividad, es decir “buscar el sentido verdadero de los hechos”. Por ello, al periodista se le exigen aptitudes para la comunicación, cooperación y aceptación de responsabilidades, todas, apoyadas en la ética, seriedad e investigación, para que pueda evitar esa loca carrera de superficialidad que impone la competencia.

 

El afán de la noticia y el vértigo de la vida moderna quieren imponerle al periodista una necesidad de propaganda y un afán de llevar la delantera en presentar los hechos a una inmensa masa de personas ávidas de acontecimientos, lo que impide que la información periodística sea para la verdad y más bien deje, tanto en  la forma de decirlo como de escribirlo, rendijas por las cuales se cuelan la maledicencia y la calumnia.

 

La insoportable exigencia de la actualidad está convirtiendo el periodismo en un hecho complejo, de crucial aceptación para sus destinatarios que van llegando al escepticismo, porque la comunicación de muchos de los hechos, peca por falta de veracidad, ya sea exagerando, exasperando o faltando comprobación; el nombre actual de este fenómeno es noticias falsas.

 

Para rescatar la credibilidad, el periodismo hablado está haciendo uso, sin descanso, de las grabaciones a personas para ratificar los hechos; y en los medios escritos, la información y el espectáculo verbal y fotográfico, además del caricaturesco, caminan de la mano; así, de alguna manera, se va manipulando la conducta de los ciudadanos quienes se van llenando de miedos, desconfianzas y recelos.

 

Hoy, más que nuca, el periodista está frente al compromiso de autovigilarse, informarse bien y autocontrolar sus reacciones ante los hechos. Hoy, el periodista está amenazado por la grave tentación de inflar los hechos para adquirir la notoriedad, la gloria, la fama, y de esa manera crea, de la noche a la mañana, dioses, genios, líderes. Según la circunstancia y su propia manera de ver y valorar los hechos, sataniza sin piedad y juzga y condena cualquier error; y él mismo (el periodista), adorador de lo sensacional, se ufana de la notoriedad y acogida de su noticia.

 

Hoy el periodista lucha sin descanso para cumplir con el obligatorio y ético compromiso de cuidar con devoción y cautela esa amenazante circunstancia del presente:  la cantidad de noticias.

 

El periodista debe conocer a fondo su papel de mediatizador y de referencia, igual que su responsabilidad de informar objetivamente sin ningún tipo de participación ni compromiso.

 

El periodista ideal, comprometido con la búsqueda del “sentido verdadero de los hechos”, además de ser responsable, serio, investigador, debe utilizar un estilo sobrio, reflexivo, lógico y ágil; no hacer gala de erudición y gran imaginación, sino de ser un asertivo informador de la opinión pública.

 

La probidad lo lleva a ser preciso en el concepto y en la presentación de los hechos; además de tener en alto grado el don de la observación, y desenvolverse ágilmente entre la reflexión y la acción.

 

¡Felicitaciones a todos los periodistas en este su día, en el cual todos enaltecemos, aún más, la importancia y la trascendencia del oficio que ustedes desempeñan con amor y ética!

 

  

 

 

domingo, 5 de febrero de 2023

FACUNDO CABRAL

 

El Maestro Facundo Cabral

 

"Nos aferramos a nuestros hábitos por miedo a lo incierto, a lo nuevo, que tal vez no nos dé la seguridad que creemos necesitar. Es inevitable que olvidemos los modos de escapar al miedo porque debemos enfrentarlo para conocerlo (eludirlo es aumentarlo, escapar del miedo es otra forma de miedo), no podemos evitar el miedo que está ahí, como una herida, entonces vamos a darle lugar para verlo funcionar, serena, tranquilamente. Cuando miramos al miedo de frente le encontramos otra dualidad: ¿Quién mira a quién? ¿Quién mira si el miedo es lo mirado? Si nosotros somos los observadores, lo somos desde nuestros hábitos (conductas, creencias, ideologías, es decir con las culturas heredadas), entonces el miedo es lo observado por nuestro pensamiento, que se nutre de la memoria, la tradición, la cultura, es decir que produce los miedos, pero si algo sucede rápidamente, sin darle tiempo al pensamiento para intervenir, no tenemos miedo porque el miedo sólo aparece cuando hay algo de tiempo entre el acto y la reacción para que el pensamiento ordene el miedo. Nos asustamos porque escapamos del miedo, al evitarlo le damos más categoría, lo agravamos con la lucha, que produce violencia, odio, dolor."

 

CABRALIDADES…

️Si no soñaras, si no te agotaras en los pleitos de los sueños, descansarías más y te levantarías mejor. Para eso debes vivir plenamente cada vigilia para que el inconsciente no tenga que recordarte nada a la hora del sueño.

️Cuando no tenemos necesidad de regresar a nada ni a nadie comenzamos a ser realmente libres, entonces sí podemos crecer.

️No hay peste más dañina que la ignorancia ni esclavitud más grande que la mentira.

️Si somos felices por una causa, por otra causa dejaremos de serlo, es decir que si somos felices por algo, no somos felices.

️Escapa de los que levantan banderas porque cuando alguien dice Viva algo, está diciendo Muera el resto.

️Es peligroso que nazca este niño, aconsejó el médico, porque la madre está tuberculosa, el padre es alcohólico y viven en la miseria. Por suerte no lo escucharon, de lo contrario hubieran matado a Beethoven.

sábado, 21 de enero de 2023

LAS LLAMADAS TAREAS ESCOLARES

 



¿SON ÚTILES Y NECESARIAS LAS TAREAS      ESCOLARES?


Lucila González de Chaves

Maestra, periodista, escritora

Lugore55@gmail.com

 

 

A quienes estamos comprometidos con la educación, ¿qué nos hace falta hoy: pedagogía o metodología o psicología?

 

Cada año, cada semestre, por diversas circunstancias, todos hablamos de renovar la educación, de cambiar el currículo, de nombrar de otra manera los objetivos, estrategias, destrezas, evaluaciones, etc. Una de las malas interpretaciones de esa tendencia a mejorar, a cambiar, a reemplazar, ha dado como resultado, y muchas veces, el incremento exagerado y descontrolado de consultas y tareas escolares. 



Es correcto entender la metodología como un conjunto de técnicas, de métodos de trabajo como estrategias para el desarrollo de las competencias (destrezas, habilidades), lo que coloca al alumno en positivas situaciones nuevas y variadas que le exigen compromiso personal, iniciativa, acción, perseverancia.

 

Pero estas situaciones trasladadas al hogar como tareas o como consultas, provocan tensión y desembocan en conflictos que impiden la actividad y el desarrollo afectivo e intelectual de los alumnos. Hagamos algunas precisiones:

Los llamados talleres son las estrategias pedagógicas, los trabajos que el alumno realiza, bien como complementación de los temas del currículo, o bien como afianzamiento del aprendizaje. Estos talleres deben realizarse, en lo posible, dentro del aula o en la biblioteca de la institución con el maestro como asesor, puesto que en algunos hogares no hay bibliotecas, no hay asesores adecuados, y la Internet (la red) no es muy confiable en ciertos temas y datos.



Las circunstancias desagradables que desatan las tareas imposibles contribuyen a que el alumno no se interese por las áreas y los libros, y los padres de familia pierdan la poca tranquilidad que desean tener al llegar a su  hogar, después de un intenso trabajo.

 

El lugar de la pedagogía es el colegio, pero hace algún tiempo, ese lugar se ha invertido. Se ha entendido mal el propósito del Ministerio de Educación de involucrar a los padres en el desarrollo de sus hijos.  Por tanto, el fracaso no debe atribuirse a quienes (los padres de familia) poco preparados pedagógica, o mejor, metodológicamente y sin tiempo para lograr los éxitos reales de una clase, sólo pueden transmitir a sus hijos gustos y deseos, o dictar órdenes y reglas, o teorías sin sentido.

 

Las tareas no son para aprender; son para mostrar el desarrollo de las destrezas de los alumnos. Debieran ser experiencias de ellos, como: leer un párrafo de un libro, de un periódico, de una revista, y señalar algunos conceptos que les llamen la atención, y explicarlos en clase, o hacer resúmenes de dichos párrafos, o ampliarlos con sus propios conceptos, o hacer un dibujo de acuerdo con el contenido, o reconstruir en forma oral, en clase, dichos párrafos.

 

Otra experiencia que sirve como tarea: narrar su tarde pasada en el hogar. Sería una especie de informe en el que los niños ordenan las ideas, reconstruyen hechos y analizan situaciones.

 

Conversar con alguien sobre lo aprendido en las horas de colegio y llevar por escrito el diálogo. Aunque el alumno invente la tarea, ella es provechosa porque está reconstruyendo, recordando y, de todas maneras, aprendiendo a expresar su ser y su saber, y casi siempre, activando la creatividad.

 

Observar lo que acontece o lo que se habla alrededor, y llevar a clase interrogantes (los porqués), y entre todo el grupo dar respuestas. Y…muchas más situaciones que ayuden a que el alumno se forme como persona, que reflexione, intuya, deduzca, analice.

 

De esta manera, los padres, al llegar al hogar, participarán en la tarea de sus hijos  -eso es necesario-  pero desde otro punto de vista: el de darse cuenta del desarrollo de su niños, comprobar, mediante lo que ellos fueron capaces de realizar solos (sus competencias, habilidades), que las tareas sí están cumpliendo su finalidad, cual es la de que el niño se vincule personalmente al saber y desarrolle su creatividad.

 

 Así, el estado psicológico de la familia mejora; inclusive, habrá tiempo para leer con los niños un cuento antes de dormir, o conversar con ellos sobre los mutuos aconteceres del día. Todo esto integra a la familia.

 

Ciertas formas de aprendizaje tienen una importancia decisiva en el futuro de los alumnos: La manera de aprender a leer, a escribir, a narrar, a entender los diferentes temas del currículo, las relaciones humanas vividas en el colegio constituyen, a largo plazo, un factor de desarrollo individual y colectivo; o bien, un factor de retraimiento social y pereza mental. Por tanto, los maestros debemos evitar implantar actividades, tareas y consultas sin planearlas porque no es metodológico ni ayuda a alcanzar los logros pretendidos.



Es importante organizarse en función de actividades del futuro; es la llamada “prospectiva”. 

 

Toda ejercitación, todo taller o tarea, debe responder a una necesidad, no del maestro, sino del alumno que es quien va descubriendo, en forma casi ilimitada, un mundo que se transforma. Por eso, los adultos (padres y maestros) anclados al pasado, cristalizados en recuerdos y que, además, ofenden y atropellan al niño (o al adolescente) por su torpeza - puesto que apenas se inicia en la formación de sí mismo-  lo colocan en una situación de inseguridad que acaba con la autoestima.

 

Un niño feliz, que juega, que imagina, que inventa, será un adulto equilibrado. Ya lo dijo el pedagogo Claparède: “¿Para qué sirve la infancia?, para jugar e imitar”.

 

El niño que después del colegio, puede descansar, soñar, jugar, será optimista, confiado, alegre, y si las tareas son pocas y cortas, y las realiza por sí mismo, será un adulto interesado en estudiar siempre, no alguien cansado ya de los libros. Pero hay que aprender (padres, maestros, niños, jóvenes) a defenderse de esos grandes enemigos (¿tendré que decir que “amigos”?) que son la televisión, el celular y la navegación en Internet.

 

La permanencia del periódico escolar es importante en el progreso de la pedagogía (también es un método – metodología -), porque los niños empiezan a expresar sus pensamientos, sus emociones, a realizar esfuerzos para hacerse comprender, a ser selectivos y definidos en la escogencia.

 

Los niños (y aun los jóvenes) son poco capaces de expresarse por escrito en forma clara. Si no fuera así, ¿para qué irían al colegio?  Cuando son los amigos, los vecinos o los padres de familia los que expresan el pensamiento del niño, estamos en una labor de traducción; el mismo niño ya no es capaz de identificarse con esa circunstancia y acaba desconociendo su propio pensamiento.

Por tanto, los niños y también los adolescentes, deben hacer sus trabajos en el aula, y más todavía si necesitan el consejo, la guía y la supervisión del maestro.

El periódico escolar es una de las más fuertes motivaciones de la correcta expresión escrita, porque el colegio debe enseñar a escribir, y no, simplemente, a formar copistas.

El alumno realiza con éxito, en clase y en equipos, tareas, en las que expresa lo que sabe y, además, le causan complacencia. Ve al maestro presente, atento a sus inquietudes, dispuesto a facilitarles el aprendizaje, orientando sus talleres, autorizando los intercambios entre los grupos, invitando a cada alumno a expresar su opinión en forma oral; ve que su maestro los escucha a todos por igual; observa cómo van surgiendo nuevos proyectos de trabajo generados por el que se está realizando. 

Todo esto es para el alumno una invitación al aprendizaje y a la formación de su futuro comportamiento como ciudadano, líder, gobernante, padre de familia; la ética hay que practicarla y cuidarla desde los primeros años de vida, para evitar que esta sociedad y este país se sigan descomponiendo intelectual y moralmente. Nos encontramos, así, con hechos más convincentes que todos los trabajos hechos por mandato, fuera del aula, o que toda tarea o consulta realizadas por los papás o los amigos o los vecinos o bajadas de Internet.

Para terminar, dejo estos interrogantes a quienes manejan la educación en Colombia, y a los padres de familia:

 

-       Tal vez, ¿podríamos prescindir ahora de una motivación para el aprendizaje basada en un sistema de competencia entendida como rivalidad, en el autoritarismo, en sanciones y calificaciones inútiles?

-       ¿Qué les ocurrirá en el futuro a esos niños que salen del colegio (preescolar, primaria) y deben correr a clases de pintura, natación, canto, piano, guitarra, flautas dulces, gimnasia, etc., etc., inclusive, los sábados?

-       ¿Ha perdido el niño, en la posmodernidad, el derecho a jugar, a soñar, a dormir?

Los padres encierran a sus niños en vacaciones porque van muy mal en el colegio, tienen que estudiar, recibir clases de escritura, o de lectura rápida, de lectura crítica, o de sumas y restas, para que se “nivelen”. Después de tantas clases de nivelaciones que les han impedido disfrutar su libertad en las vacaciones ¿sí llegarán los niños en mejores condiciones al colegio?

 

-       ¿Son realmente útiles e imprescindibles las tareas escolares?

 

-       ¿Sí lograremos tener en el futuro una Colombia mejor con los niños que estamos educando hoy?

 

-       ¿No serán necesarios más civismo, más urbanidad, mejores relaciones humanas, más respeto y aceptación por el otro, no importa su condición de ser, más conocimiento de sí mismo, más capacidad de autocorregirse, más reflexión y, por supuesto, más prudencia y sabiduría en la asignación de las tareas escolares?



Ocurre que la organización de los trabajos en clase no se maneja con un esquema, con un método cualquiera; esas tareas son, por parte del maestro al señalarlas, y por parte del alumno al realizarlas, la respuesta a las cuestiones que se plantearon en una clase; es el camino que señala el éxito de los logros.



 Y ese aprendizaje teórico-práctico será una clase activa, con una organización minuciosa; es la clase-taller adaptada a las posibilidades intelectuales y al nivel escolar real de los alumnos, base del éxito en el aprendizaje, porque esta tarea no los oprime con angustia, y les asegura un desarrollo armonioso.



Agrego que la posibilidad ofrecida a los niños de inventar historias, de contar sus sueños les permite, de modo continuo, la expresión de ideas y sentimientos - normalmente no expresados - y bien dirigidos por un excelente maestro que ame su profesión, ellos aprenderán a reflexionar, a opinar, a respetar, a orientar, que son las bases de una conciencia crítica que tanto necesita Colombia.