SABER ESTAR
Lucila González de Chaves
“Maestra del idioma”
Lugore55@gmail.com
Nuestro crecimiento interior nos lleva a
hacer esfuerzos por ser impecables en nuestras acciones. Antes de tener una
línea definida de “saber estar”, debemos conocernos cada día un poco más,
porque saber estar es la gran sabiduría de la vida. Saber estar en todas las
situaciones: el hogar (la familia), el trabajo, el descanso (diversión), la
amistad (amor), la oración (presencia de Dios).
EN EL HOGAR: Es importante darnos cuenta de
que cada actitud, cada gesto, mirada, palabra, cada comportamiento tienen
siempre un mensaje para los otros: positivo o negativo o de indiferencia. Una
mirada rechaza o acoge; una sonrisa conquista o se torna burlona.
Es necesario comportarnos como buenos
interlocutores. Es muy difícil el diálogo. Todos lo recomendamos, lo elogiamos,
lo escogemos como el mejor camino para afianzar el cariño o para aclarar
desencuentros y falsas interpretaciones; pero, ocurre que casi nadie sabe
manejar el diálogo, fundamentalmente por dos circunstancias: porque se vuelve
un monólogo de una de las partes o de la otra, y porque si no nos dan la razón,
afirmamos categóricamente que “no hubo diálogo”.
EN LA AMISTAD: (o en el amor, es lo mismo;
porque quien sabe ser amigo de verdad sabe manejar el enamoramiento).
Se consigue equilibrio, si comprendemos que
cada persona, cualquiera que sea su edad, su sexo, su estrato social,
académico, etc. tiene sus encantos y
sus debilidades. Es muestra de gran sabiduría SER aquello que somos en el
momento particular de la vida en que nos encontremos. ESTA ES LA ESENCIA DEL
ARTE DE SABER ESTAR.
Y siempre están de por medio en la amistad y
en el amor, el perdón, la aceptación, la fraternidad y la solidaridad. Los
horizontes de nuestro mundo interior deben irse ensanchando indefinidamente
mediante la cordialidad con todos los que nos rodean. Para llevar a cabo estos
objetivos, primero tenemos que aceptarnos a nosotros mismos, con las
inevitables limitaciones que lleva consigo la corta o larga vida: limitaciones
del cuerpo físico que –creo- no deben esconderse, ni negarse, ni disfrazarse;
las del cuerpo mental, muchas veces debidas a la falta de cultivo por parte del
cuerpo espiritual, el que debe ser nuestro faro en cada paso; las fallas del cuerpo
emocional (no dar ni saber recibir amor, amistad; alimentar odios, rencores).
En estas caídas colabora en gran proporción, y equivocadamente el cuerpo
mental.
EN EL TRABAJO: Hay que ser realista. Muchas
personas exigen que el trabajo sea perfecto. Esto es muy discutible porque
debemos contar con la condición humana, de suyo imperfecta. Los
“perfeccionistas” sufren mucho y hacen sufrir innecesariamente a los demás. La
perfección no existe. Existe sí, la lucha por alcanzarla, y es lo que le da
sentido a la vida.
Exigir la perfección propia y la de los
demás, sólo sirve para aumentar el nivel de estrés y de preocupación. Es la
fuente de desencantos, discusiones, deshumanizaciones, desarmonía. Por eso,
todos con todos, unos al lado de los otros, luchar por lograr que todo sea
armónico y beneficioso para la comunidad
Hay que ser conscientes de que lo que debemos
hacer puede resultar bien, y hacia ello enfocamos todas las fuerzas de nuestros
cuerpos: espiritual, mental, emocional, energético y físico. Pero, también,
estar alertas a que nuestro trabajo puede no salir tan bien como lo esperábamos.
No nos sintamos autosuficientes; pidamos
ayuda cuando sea necesario, para que en nuestro trabajo no se acumulen los
problemas sencillos; ya que irles dando solución, uno por uno, a medida que
aparezcan, impide que ellos se conviertan en problemas mayores. De aprender a
resolver los problemas sencillos se adquiere la experiencia y la sabiduría para
solucionar los que consideramos mayores o más graves.
Los acosos, las ansiedades y
responsabilidades en el trabajo llevan al estrés y, dicen los médicos, que
dicho estrés conduce a un colon irritable. De aquí la necesidad de balancear
bien los alimentos y dormir lo suficiente, para que cuando se presenten
situaciones estresantes, el aparato digestivo y, en general, el cuerpo físico
sufra menos.
Si nos pidieran señalar los lugares del
cuerpo físico donde duelen o se manifiestan el estrés, el cansancio, la falta
de energía, el desorden en el trabajo, el desencanto, es seguro que diríamos que,
en la espalda, la cabeza, el estómago, el corazón. Y dicen los estudiosos que
dichos dolores se presentan porque no se asumen de manera correcta los
traspiés, los desencantos, las debilidades, los desencuentros, las llamadas de
atención, los equivocados conceptos de “todo perfecto”.
En el trabajo siempre habrá cosas que no
dependen de nosotros, ni las podremos controlar. Es, entonces, necesario
establecer prioridades, fijarnos metas que sean posibles de alcanzar.
Reflexionar sobre todo esto, asimilarlo y ponerlo en práctica, es saber estar
en el trabajo.
EN EL DESCANSO:
En el mundo actual, la palabra “viejo” tiene
un fuerte significado, una connotación que no es del todo favorable.
Se toman decisiones y se organizan programas
con base en reflexiones acerca de la edad. Por esto, el entretenimiento para
los ancianos es tan limitado, ya que “son demasiado viejos” para invitarlos a
fincas, fiestas, reuniones, conferencias…
Se les señalan edades cronológicas: por su
aspecto, debe tener X años; por las características de su cuerpo, debe tener X
años; por sus pensamientos y palabras, debe tener X años; por sus intereses,
debe tener X años… No sé si les hemos preguntado si les gusta que los llamen
“viejos”, o” ancianos”, o gente de “la tercera edad”, o que los llamemos con
“sobrenombres”. En un alto porcentaje prefieren que los llamen por su nombre, o
“señor”, “señora”; porque son señores y señoras.
Dice un sicólogo que el anciano no quiere ser
juguete para diversión o burla de otras personas; por eso, agradecen y se
sienten bien cuando los respetan y asumen su dignidad. Y les gusta que los
inviten a las diversiones.
Los comportamientos de los ancianos son
distintos de los de las personas adultas, y los de éstas, diferentes de los de
los adolescentes y niños. Por tanto, el saber estar en los diferentes momentos
en que se aplica el descanso, se basa en las capacidades del cuerpo físico, del
mental, del emocional, del energético, y también del espiritual de cada
persona, teniendo en cuenta su edad, su nivel de gustos, personales
inclinaciones, su preparación académica, mental, etc.
En las diferentes diversiones se ve bien cuál
es nuestro temperamento, nuestro carácter, nuestra educación y nuestros
modales. La urbanidad y finura no riñen con la alegría, la diversión, el
disfrute, el esparcimiento.
Pero, hay algo que cuidar: no dejarnos
arrastrar de las masas. Muchas veces acabamos haciendo y diciendo
inconscientemente “cosas” que los demás hacen y dicen, y de las cuales tenemos
que arrepentirnos después: hemos hecho el ridículo, nos hemos visto torpes,
ordinarios, maleducados, agresivos, cuando en realidad, no somos así.
EN LA ORACION: (Frente a Dios) Si sabemos
estar frente a Dios, nos será más fácil saber estar en todas las demás
situaciones. A través de mis años he comprendido que frente a Dios son
indispensables: humildad, amor, fe, generosidad, confianza.
Y de las clases de oraciones: - la de petición,
la de acción de gracias, la de alabanza, creo que esta última debe ser la
primera de todas ellas y la que debe estar siempre presente en nuestro corazón;
desde luego, al lado de la oración de acción de gracias (la gratitud). En
cuanto a la oración de petición, me parece que debemos ser gentiles y bien
educados con el SEÑOR: respetar y aceptar amorosamente, humildemente Su Santa
Voluntad; aunque Él dijo: “Pedid y se os dará”.
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