LEER PARA CONOCERNOS Y EDUCARNOS
Lucila González de Chaves
Indudablemente, la lectura es el mayor
bien del hombre, y encausarla, reflexionarla y asimilarla es una imponderable
manera de educarnos y conocernos. Expongo la importancia de dos valiosos
libros:
Las
crisis de la edad adulta (Gail Sheehy)
La sugestiva recomendación que
encontramos al abrir el libro es: “Si usted cree que la adolescencia fue la
última crisis de su vida, no está preparado para lo que le espera”.
La autora estudia en detalle las
crisis posteriores a la adolescencia, y empieza su análisis a partir de los
veinte años, cuando todos empezamos a “arrancar raíces”; son los penosos veinte
años del despegue en la vida, de la identidad personal.
Luego viene “el paso a los treinta” en
el que se hacen nuevas e importantes elecciones y se alteran o profundizan los
compromisos. Esta década implica grandes cambios, confusiones y, por tanto,
profundas crisis.
Tenemos después lo que la autora llama
“La década tope”. Se inicia el camino en el paso de la mitad de la vida. Llegan
los cruciales cuarenta y los cuestionamientos acerca del tiempo y del no
tiempo, de la actividad y el estancamiento, del yo y los otros, de la
existencia, de “un cuesta abajo” de la vida, y se sufre una plena crisis de
autenticidad.
Veamos lo que la autora opina al
respecto:
“La afirmación que hayas -o no- conseguido a los cuarenta, te dirá qué puedes
esperar para el resto de tu vida…
“Es hora de dejar de creer que todas
las bellezas de la vida las obtendrás gracias a haber alcanzado las metas de tu
yo idealizado. Sí, evidentemente tu yo ideal no ha de ser alcanzable, y si te
niegas a adaptarte a esta idea avanzarás por el camino de la depresión crónica.
Si tu yo ideal ha sido alcanzado, ¿qué
ocurre cuando ya el sueño ha llegado a ser realidad? Si no lo reemplazas por uno nuevo, es posible
que no llegue a haber más entusiasmo en el futuro, y sí, en cambio, mucho temor”.
“La pérdida de la juventud, la disminución
de las capacidades físicas que siempre hemos tomado como dadas, el desvanecido
propósito de roles estereotipados, mediante los cuales hasta ahora nos hemos
identificado, el dilema espiritual de no tener respuestas absolutas… cualquiera
de estos elementos, o todos ellos, pueden lanzarnos a una crisis. Profundos
cambios y una cierta modificación de la personalidad son, probablemente,
inevitables”.
“Estos cambios pueden permitirle a una
mujer afirmarse a sí misma, a un hombre dar rienda suelta a sus emociones, y a
cualquiera modificar sus estrechas definiciones profesionales y económicas.
Cuando eso ocurre, estamos preparados para encontrar un sentido de objetivos,
auténticamente propio. El acto mismo de asomarse a esa senda puede allanar el
camino hacia una nueva y libre intimidad entre nosotros y aquellos a quienes
amamos”.
“Impedir los importantes cambios
interiores exige pasar rozando todas las experiencias. El precio último es la
superficialidad.
La única vía para alejar el temor del “cuesta
abajo” consiste en abrirle la puerta de entrada… Las palabras más importantes
en la mitad de la vida son: DA PASO.
Da paso a que te ocurra. Da paso a que
le ocurra a tu compañero o compañera. Da paso a tus sentimientos. Da paso a los
cambios”.
Tus
Zonas erróneas (Wayne W. Dyer)
Un libro, como muchos otros, que hay
que leer con cuidado y aprovechar lo que nos es benéfico, y dejar un poco de lado
–sin desprecio, sin juzgamientos- lo que
no querríamos que entrara en nuestra vida.
Un libro interesado en desterrar del
hombre cuanto lo debilite y lo anule, pero al cual le discutimos algunos
aspectos porque nos parece un arma de doble filo. Valedera para los pusilánimes
y conflictivos; peligrosa arma para los ególatras, sensuales y narcisistas.
De la lectura de grandes maestros en
el pensar y en el decir, aprendimos -especialmente de Goethe- que, en la
reflexión, en el silencio, en la austeridad se construye un carácter. Darle
ilimitado gusto al cuerpo y seguir ciegamente todas las inclinaciones que
sentimos, relajan y debilitan la personalidad, nos es imposible llegar a ser
grandes triunfadores, y debilitan el carácter.
Los seres humanos de carácter bien
templado, maestros de la austeridad y la equidad, del dominio de sí mismos y de
la humildad, son arquetipos del éxito, del triunfo, del dominio de las
situaciones y de la solución de los problemas.
Pero, desde hace años, el manejo del
comportamiento humano ha cambiado, el temple de carácter no entra en la
educación del ser humano; la invitación es a no sufrir, a no cohibirse, a no
desgastarse en los demás, a no privarse de nada…
Una buena parte del libro Tus zonas erróneas ayuda a esta
sensualidad, al narcisismo, a la egolatría.
El aparte que lleva por título: El amor al cuerpo, es interesante pero
exagerado. Si restringimos un poco la aceptación, sacamos verdaderas
enseñanzas; pero en la forma en que está expuesto, se corren riesgos porque
algunos conceptos son extremistas.
El autor expone “unos ejercicios fáciles
para amarse a sí mismo”, entre los cuales están:
“Abomina y destierra toda conducta
abnegada en la que te niegues a ti mismo”.
“Sexualmente, puedes practicar un mayor
amor a ti mismo. Puedes contemplarte desnudo frente al espejo y decirte lo
atractivo que eres; […]”.
En la lista de preocupaciones que
dicho científico aconseja abolir, están estas: “yo me preocupo de mis hijos…de
mi salud… la muerte… mi trabajo… la felicidad de mi marido o mujer…la muerte de
mis padres… etc. […] son un dividendo estupendo pero malsano y que carece de
lógica”.
Más adelante, en Explorando lo desconocido, leemos: “Uno se puede paralizar con la
tontería de: ‘hacerlo - lo mejor - posible’… En la gran mayoría de las
actividades, tener que hacerlo lo mejor posible, o incluso, tener que hacerlo
bien, significa poner un verdadero obstáculo a la posibilidad de hacer”.
Y, en contra de que tomemos modelos
para construir nuestra personalidad, para ser mejores, afirma: “Tus héroes son
seres humanos. Cada día hacen las mismas cosas que tú […]. Con los demás
malgastas tus esfuerzos. Ninguno de los grandes héroes de tu vida te ha enseñado
nada. Y no son mejores que tú en nada…”
Hasta aquí las zonas que nos parecen
muy grises.
Trae al final capítulos maestros, como:
Tú no necesitas la aprobación de los demás.
Expone con llaneza: “Hay que deshacerse de la necesidad de aprobación. Hay que
erradicarla completamente de tu vida, si quieres lograr tu realización
personal… Es imposible vivir en este mundo sin provocar la desaprobación de la
gente, a veces en forma grave…”
Capítulos educativos y guiadores en el
camino del equilibrio y la serenidad, como: La
ruptura con el pasado. - Las emociones inútiles: culpabilidad y preocupación. La
culpabilidad es inhibidora del presente porque nos ata al pasado; la preocupación
es dañina porque nos hace vivir pensando en el futuro sin darnos cuenta del
momento presente y sin disfrutarlo.
Esta obra, como tantas otras,
discretamente aceptada y dosificadamente practicada, es un inapreciable manual
de vida, un eficiente remedio para nuestras “zonas erróneas”, algunas de ellas,
tal vez, necesarias para equilibrar el sentido de la vida.
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