jueves, 25 de marzo de 2021

PANDEMIA- MENSAJE: CALMA MIS PASOS, SEÑOR - 2021

 

MENSAJES DE SOSIEGO


¡En medio del dolor, el miedo, la soledad, las pérdidas irreparables, la incertidumbre que nos abruma, la irrefrenable  indisciplina  de unos y la incansable labor salvadora de otros, oremos para alcanzar serenidad!

 

 

CALMA MIS PASOS, SEÑOR

 

Calma mis pasos, Señor

DESACELERA los latidos de mi corazón,

calmando mi mente.

 

DISMINUYE mi ritmo apresado

con una visión de la eternidad del tiempo.

 

En medio de las confusiones del día a día,

DAME la tranquilidad de las montañas.

 

RETIRA la tensión de mis músculos y nervios

con la música tranquilizante de los ríos de aguas constantes

que viven en mis recuerdos.

 

AYÚDAME

a conocer el poder mágico

y reparador del sueño.

 

ENSÉÑAME

el arte de tomar pequeños descansos:

reducir mi ritmo para contemplar una flor,

charlar con un amigo, acariciar a un niño,

leer un poema, oír una música preferida.

 

CALMA MIS PASOS, SEÑOR,

para que yo pueda percibir en medio de la incesante labor cotidiana, de los ruidos, luchas, alegrías, cansancios o desalientos,

TU PRESENCIA constante en mi corazón.

 

CALMA MIS PASOS, SEÑOR,

para que yo pueda entonar el cántico de la esperanza,

sonreír para mi prójimo

y callarme para escuchar TU VOZ.

 

CALMA MIS PASOS, SEÑOR,

e inspírame a enterrar mis raíces en el suelo de los valores duraderos de la vida,

para que yo pueda crecer hasta las estrellas de mi destino mayor.

¡Gracias, Señor!

Por el día de hoy,

por la familia que me diste,

por mis hermanos de la vida, mi trabajo,

y sobre todo por TU presencia en mi vida.

Amén

 

(Autor: Wilferd A. Peterson)

 

¡GRACIAS!

 

Ahora Señor, voy a cerrar mis párpados:

hoy ya han cumplido su oficio.

Mi mirada ya regresa a mi alma tras de haberse paseado

durante todo el día por el jardín de los hombres.

 

Gracias, Señor, por mis ojos, ventanales abiertos sobre el mundo;

gracias por la mirada que lleva mi alma a los hombres

como los buenos rayos de tu sol conducen el calor y la luz.

 

Yo te pido en la noche, que mañana, cuando abra mis ojos al claro amanecer, sigan dispuestos a servir a mi alma y a mi Dios.

Haz que mis ojos sean claros, Señor.

Y que mi mirada, siempre recta, siembre afán de pureza.

Haz que no sea nunca una mirada decepcionada, desilusionada, desesperada, sino que sepa admirar, extasiarse, contemplar.

 

 Da a mis ojos el saber cerrarse para hallarte mejor,

pero que jamás se aparten del mundo por tenerle miedo. 

Concede a mi mirada el ser lo bastante profunda como para conocer tu presencia en el mundo y haz que jamás mis ojos se cierren ante el llanto del hombre.


Que mi mirada, Señor, sea clara y firme,

pero que sepa enternecerse y que mis ojos sean capaces de llorar.


Que mi mirada no ensucie a quien toque,

que no intimide, sino que sosiegue,

que no entristezca, sino que transmita alegría,

que no seduzca para no apresar a nadie, sino que invite y arrastre al mejoramiento.


Haz que mi mirada conmueva las almas por ser un encuentro con Dios.

Que sea una llamada, un toque de clarín que movilice a todos los parados en las puertas, y no porque yo paso, Señor, sino porque pasas Tú. 

Para que mi mirada sea todo esto, Señor, una vez más en esta noche yo te doy mi alma y mi cuerpo y mis ojos.

Para que cuando mire a mis hermanos los hombres, seas Tú quien los mira y, desde dentro de mí, Tú les saludes y les ames.


(Autor: Michel Quoist)


Semana Santa, marzo-abril, 2021. En medio de la tormenta mundial desatada por el virus COVID-19

Lucila González de Chaves

"Maestra del idioma"

lugore55@gmail.com

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