martes, 9 de febrero de 2021

EL PERIODISMO TRASCENDENTE

 

EL PERIODISMO, INFORMACIÓN Y CULTURA

 

Lucila González de Chaves

"Maestra del idioma"

Lugore55@gmail

 

 El periodismo serio y bien entendido debe llevar a la comprensión y mejor interpretación de la realidad educativa, social, política, laboral, cultural, etc. Debe ser una profesión desempeñada con objetividad, es decir “buscar el sentido verdadero de los hechos”. Por ello, el periodista debe tener aptitudes para la comunicación, la cooperación y la aceptación de responsabilidades, todas, apoyadas en la ética, la seriedad y la investigación, no en la loca carrera de superficialidad que impone la competencia.

El afán de la noticia y el vértigo de la vida moderna le han impuesto al periodista una necesidad de propaganda y un imperioso afán de llevar la delantera en presentar los hechos, a una inmensa masa de personas ávidas de acontecimientos, lo que impide que – tal como debe ser – la información periodística sea para la verdad y, en consecuencia, la presentación de ella, tanto en lo que se dice como en la forma de decirlo, deje rendijas para que prosperen la maledicencia y la calumnia.

La actual forma de ejercer tal profesión ha convertido al periodismo en un hecho complejo, de crucial aceptación para sus destinatarios, llevándolos al escepticismo, porque la comunicación de muchos de los hechos, peca por falta de veracidad, ya sea exagerando, exasperando o faltando comprobación; el nombre actual de este fenómeno es noticias falsas.

En ayuda para rescatar la credibilidad, el periodismo hablado está abusando de las grabaciones a personas para ratificar los hechos, y en los medios escritos, la información y el espectáculo verbal y fotográfico, además del caricaturesco, caminan de la mano; así, de alguna manera, se va manipulando la conducta de los ciudadanos, y estos, luchando contra dicha manipulación se llenan de miedos, desconfianzas, recelos. 

Por razones del bien común el periodista debe autovigilarse, informarse bien y autocontrolar sus reacciones frente a los hechos, porque no es conveniente que suplante el criterio de la opinión pública. Hoy, el periodista reparte con gran facilidad – inflando los hechos - la notoriedad, la gloria o los fracasos. De esa manera crea, de la noche a la mañana, dioses, genios, líderes. Según la circunstancia y su propia manera de ver y valorar los hechos, sataniza sin piedad y juzga y condena cualquier error; y él mismo (el periodista), adorador de lo sensacional, se ufana de la notoriedad y acogida de su noticia, (y, ¡hasta recibe premios!).

Es obligatorio y ético cuidar con devoción y respeto la nueva característica del periodismo de hoy:  la cantidad de noticias que llevan a la gente a creer que se ha desatado una nueva construcción del mundo.

 Y si las noticias no son dadas con seriedad, ética y veracidad, el ser humano de hoy estará (ya lo está…) totalmente desorientado y mal educado, porque el periodismo ejerce tanta influencia como el maestro y, tal vez, más que el libro.

El periodista debe conocer a fondo su papel de mediatizador y de referencia, igual que su responsabilidad de informar objetivamente sin ningún tipo de participación ni compromiso.

Un periodista comprometido con la búsqueda del “sentido verdadero de los hechos”, además de ser responsable, serio, investigador, debe utilizar un estilo sobrio, reflexivo, lógico y ágil; no hacer gala de erudición y gran imaginación, sino de ser un asertivo informador de la opinión pública.

La probidad debe llevarlo a ser preciso en el concepto y en la presentación de los hechos; además de tener en alto grado el don de la observación, y desenvolverse ágilmente entre la reflexión y la acción.

¡Felicitaciones a los periodistas en este su día, en el cual todos debemos reflexionar en la importancia y la trascendencia del oficio que ustedes desempeñan con amor y ética!


Medellín, 9 de febrero de 2021  

 

 

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