EL LENGUAJE EN LA ERA DE LA POSVERDAD
Lucila González de Chaves
“Maestra
del Idioma”
Lugore55@gmail.com
Resumen y apreciaciones personales en
torno a la conferencia dictada por la académica español Soledad Gallego-Díaz
sobre la Posverdad.
1)
¿Qué son las noticias falseadas y la posverdad, y por qué nos preocupan ahora
tanto, cuando, al fin y al cabo - se nos
dice - la mentira y la intoxicación periodística no son un
fenómeno nuevo?
2)
Las noticias falseadas y la posverdad afectan solo a los medios de comunicación
y a la política, o ¿hay otros sectores y otros intereses de la sociedad que
están también sometidos al mismo proceso de desinformación?
3)
¿Qué papel han desempeñado los medios tradicionales, incluidos televisión,
radio y periódicos, digitales y en papel?
4)
¿Existe realmente el riesgo de que nuevos usos de la tecnología y del
procesamiento de grandes datos produzcan ciudadanos «burbuja», sometidos a lo
que algunos sociólogos llaman ya «cámaras de eco»? Y, qué riesgos sociales
comporta? ¿Las noticias falseadas y la posverdad terminan por provocar la
desaparición de los espacios de debate público, imprescindibles para el buen
manejo de las democracias?
Observaciones sobre estos asuntos:
a) La Fundéu, RAE, recomienda no hablar solo de fake news ni de noticias falsas, sino también de noticias falseadas. Fake news es la
expresión que utilizan quienes las originan porque quieren dar a entender que
se trata de un fenómeno muy antiguo y no tan alarmante.
b)
Los políticos siempre han tenido una relación elástica con la verdad. Siempre
ha habido campañas de intoxicación en los periódicos. Pero ahora, se trata de noticias falseadas intencionadamente que
forman parte de enormes redes de desinformación.
c)
El problema de la desinformación afecta no solo a los mensajes de índole
política y a los medios de comunicación, sino que, además acrecienta el pánico
que experimenta el mundo ante la campaña de desinformación respecto al virus y a
las vacunas, a la economía y a los negocios; aumenta la preocupación que
sienten muchos especialistas en educación, ante las campañas encaminadas a
negar que es posible la compatibilidad entre las creencias religiosas y los descubrimientos científicos; el enorme
caos actual sobre el rumbo que ha de tomar la educación, además de la dualidad
atormentadora: tecnología-humanismo.
d)
La transformación no se ha limitado a la aparición de nuevas tecnologías; ha
implicado un profundo cambio en todo y en especial, en la empresa periodística.
Uno de los problemas para el periodismo, es si puede llegar a ser objeto, con
las nuevas herramientas, de una malformación tal, que termine perdiendo su
sentido y su papel en las sociedades democráticas; termine con la poca ética
que existe, y la información se especialice en difamar, ofender, tergiversar
las opiniones de los demás.
e)
Acosados por la transformación digital, los periodistas cayeron en manos de las
redes, mucho más dinámicas y también mucho menos seguras y confiables. Si no se presenta una verdad periodística
basada en hechos comprobados de acuerdo con reglas profesionales, no se
recuperará la confianza de los ciudadanos, se perderá la guerra contra las
noticias falseadas o, peor aún, contra la posverdad, información que no se basa
en hechos, sino en emociones, creencias o deseos del público.
f) Pero no solo del público; en relación con la persona, la posverdad también entierra ideas y hechos objetivos y respetables en una avalancha de emociones y creencias personales, de afectos o de desprecios muchas veces gratuitos, nacidos en el propio corazón del periodista, y contagia malignamente las emociones y las creencias del ciudadano.
Tengamos presente que las noticias
falseadas son las informaciones falsas, ideadas, promovidas y difundidas
intencionadamente para causar un daño público y, muy pocas veces, un beneficio.
g)
Los medios de comunicación deben ser elementos de lucha, para recobrar la
credibilidad y mantener la defensa de la verdad de los hechos; para restaurar en
las sociedades, en las religiones, en los grupos de toda índole, la urdimbre
del respeto, de la cordialidad y de la libertad personal sabiamente entendida y
dignamente practicada.
h) Para hacer frente a tan inquietante
fenómeno, debe recurrirse a los mismos medios tradicionales, digitales o no,
incluidos radio y televisión, medios comprometidos, serios y respetables, para
que actúen como el principal instrumento de contención.
Existe el peligro – ya empezamos a
percibirlo notoriamente - de que desaparezca la verdad en el espacio público y
la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Los comunicadores y la ciudadanía tenemos, en estos
tiempos, más que siempre, la obligación de ir buscando y perfeccionando una
metodología que haga compatibles los pronunciamientos de las redes de posverdad
con la protección de la libertad de expresión, con la verdad y con la dignidad,
dentro de la pluralidad y diversidad de los medios de comunicación.
i)Los
periodistas deben tener también mucho cuidado para no permitir que se eche la
culpa de todo a las noticias falseadas o a las campañas de desinformación. Lo
que viene ocurriendo en el mundo entero no es consecuencia solo de la difusión
de noticias falseadas que apelan a sentimientos y creencias (posverdad), sino
también de otros fenómenos sociales, familiares, religiosos, educacionales muy
complejos que hay que identificar.
Medellín, febrero, mes del periodismo, 2021
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