Cuando Safo no era poeta
Autor: Lucila González de Chaves
7 octubre de 2018 - 06:55 PM
La maestra Lucila González de Chaves discute a otras feministas que rechazan la voz poetisa para referirse a las mujeres escritoras de poesía.
- Se habla de “poeta”; ¿es correcto “poetisa”?
“Ya que se habla de poeta, ¿es correcto poetisa? Sé que está aceptado decir de una mujer que es poeta, y que tal vez sea hasta rebuscado el decir poetisa. Sin embargo, el femenino de profeta es profetisa, como la profetisa Débora”; - escribe la doctora Diana Clara Daich de Eidelsztein.
Por supuesto que es correcto decir poetisa. Pero la incorporación de “poeta” como femenino no vuelve incorrecto el sustantivo poetisa.
“La terminación -ta es la adaptación latina del sufijo griego -tes o -tas (según los dialectos), que forma sustantivos masculinos. Estos sustantivos comunes, como en general, las palabras antiguas de origen griego, nos llegaron a través del latín y por eso decimos poeta y profeta (del latín poeta y propheta, y estos, a su vez, del griego poietés y prophétes). No se podía decir que Safo era “poeta” ni que Débora era “profeta” ; había que aplicar a esos nombres un sufijo de feminización.
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¿Por qué, si ya teníamos poetisa, se empezó a usar poeta como femenino?
Por un reclamo feminista mal entendido. Las poetisas no tenían muy buena fama. Se las identificaba con aquellas señoritas cursis que en otro tiempo llenaban sus ocios componiendo rimas sentimentales.
“Por ello, las escritoras que no querían ser confundidas con las ‘poetisas’ empezaron a llamarse a sí mismas poetas. Tanto insistieron aquellas obcecadas damas, que el uso prendió y la Academia, quizás a regañadientes, tuvo que registrarlo”- RAE-
2. Marta Abadía
“Desde antiguo y a causa de que los hombres han descalificado las aportaciones de las mujeres, poetisa ha pasado a designar el hecho de que la mujer, escriba una poesía débil, cursi.
Pero, las poetisas desde antiguo se han caracterizado por la originalidad y la valentía; y cuando digo antiguo, me refiero a Safo de Lesbos, a Corina la griega, a Telsilla de Argos y otras poetisas del siglo V antes de Cristo. Para nada creo en la minusvalía de las poetisas, sino en su heroísmo histórico y salvador de la vida, castigado por el mundo masculino y patriarcal.
Hoy, yo, como feminista reivindico la igualdad en el respeto a la diferencia y afirmo que una poetisa no es menos que un poeta.
Este tema me lleva a una guerra de sexos–géneros–lingüismo–agotamiento, en la que no me gusta estar, porque en mi uso de la palabra poetisa no hay descalificación alguna. En definitiva, si soy mujer y escribo poesía, soy poetisa. Me gusta llamarme así.
Si reivindico decir poetisa, es básicamente porque me gusta; porque me individualiza, porque me siento incluida, nombrada y referenciada en el seno de esa palabra hermosa que suena a poesía, a música y a historia, a magia y a creación con la palabra….
Si las mujeres se quieren llamar a sí mismas poetas, y no poetisas, yo lo respeto, pues es su opción. Pero seguiré reivindicando la filosofía detrás de la palabra poetisa, porque me parece sugerente, bella, poética, cargada de referencias históricas, de libertad, de juego, de música y de alegría de ser así”.
Pero, las poetisas desde antiguo se han caracterizado por la originalidad y la valentía; y cuando digo antiguo, me refiero a Safo de Lesbos, a Corina la griega, a Telsilla de Argos y otras poetisas del siglo V antes de Cristo. Para nada creo en la minusvalía de las poetisas, sino en su heroísmo histórico y salvador de la vida, castigado por el mundo masculino y patriarcal.
Hoy, yo, como feminista reivindico la igualdad en el respeto a la diferencia y afirmo que una poetisa no es menos que un poeta.
Este tema me lleva a una guerra de sexos–géneros–lingüismo–agotamiento, en la que no me gusta estar, porque en mi uso de la palabra poetisa no hay descalificación alguna. En definitiva, si soy mujer y escribo poesía, soy poetisa. Me gusta llamarme así.
Si reivindico decir poetisa, es básicamente porque me gusta; porque me individualiza, porque me siento incluida, nombrada y referenciada en el seno de esa palabra hermosa que suena a poesía, a música y a historia, a magia y a creación con la palabra….
Si las mujeres se quieren llamar a sí mismas poetas, y no poetisas, yo lo respeto, pues es su opción. Pero seguiré reivindicando la filosofía detrás de la palabra poetisa, porque me parece sugerente, bella, poética, cargada de referencias históricas, de libertad, de juego, de música y de alegría de ser así”.
Otras autoridades:
Para muchas mujeres decirles poetisa es ofensivo, pues se sienten minimizadas. Pero para otro numeroso grupo, decirles poeta, también es ofensivo porque les niega, dicen, su derecho a tener un sustantivo femenino correcto que las denomina.
Sobre este caso hablan algunas personalidades:
1. Los académicos mexicanos:
Opinan que las confusiones empezaron con Nebrija, en 1492, cuando en su Diccionariodictaminó que poeta debía funcionar igual para chicos y chicas. ¿Escribe usted poesía o simplemente escribe poesías? Pero eso es profundizar demasiado en subjetividades.
2. Gustavo Páez Escobar:
“Siempre utilicé la palabra poetisa, no poeta, - para mencionar a las mujeres que hacen versos… los movimientos feministas insisten en que el término correcto es poetapara referirse a los dos sexos. Por mi parte, considero que mis argumentos expuestos en El Espectador…. conservan plena validez. Dicho escrito, que fue acogido por la Academia Colombiana de la Lengua en su boletín número 172 dice:
“De acuerdo con el Drae, la mujer que escribe versos o está dotada de imaginación poética recibe el nombre de poetisa. Y si se trata del hombre, se le llama poeta. Las dos palabras diferencian los sexos, y la poesía será siempre poesía, ni masculina ni femenina, porque el arte es único. Dentro de las campañas de liberación femenina, se ha puesto de moda designar a la poetisa con el título del varón: poeta. Se comete así un error de concordancia, o sea, un caso de hermafroditismo idiomático.
¿Acaso las campañas de liberación buscan borrarle el sexo a la mujer? ¡Ni más faltaba! …. No se trata de masculinizar a la mujer, sino de ponerla a competir con los puestos y las dignidades. Al entrar la mujer a ocupar las posiciones que antes eran exclusivas del varón, la sabiduría del idioma reconoció a nuestras queridas competidoras, con los términos indicados. Y cada cual continuó en su puesto. En los tiempos antiguos solo había médicos. Hoy también hay médicas. Lo mismo: ingenieras, abogadas, capitanas, alcaldesas, gobernadoras, ministras, gerentas, presidentas, zapateras, peluqueras... Sin embargo, algunas universidades todavía le dan el título de ingeniero o médico a la mujer. Parece que en tales recintos no hubiera entrado la evolución del idioma, que también es una conquista de la mujer.
“Poetisas siempre las ha habido y las habrá, por más que ciertos alardes feministas persigan, en un desmedido afán por igualarlas con el hombre, volverlas machos. La poesía, entre tanto, seguirá siendo poesía. No importa quién la elabore”.
3. La poetisa Meira Delmar
Hizo esta defensa de la mujer en su discurso de ingreso a la Academia Colombiana de la Lengua: “Tal vez no sobre aquí una breve observación dirigida a los que opinan que se encarece más a la poetisa si se le llama poeta, olvidando no solo elementales principios de gramática, sino la verdad incuestionable de que si la obra de arte cumple su cometido y trasciende su propia materia, no será ni más alta porque se le atribuya a un creador, ni menos porque se le asigne a una creadora” .
4.Óscar Echeverri Mejía
“En más de una ocasión he escrito sobre el tema: es contrario al buen uso y a la concordancia llamar poetas a las poetisas. Lo dice el Diccionario de la Lengua y lo manda la Academia Colombiana. Leo en la interesante revista “Manizales” un artículo del escritor Gustavo Páez Escobar, quien cita al secretario ejecutivo de la Academia Colombiana de la Lengua, Horacio Bejarano Díaz, académico que se muestra totalmente de acuerdo con las ideas expuestas al respecto por Páez Escobar.
De manera que Meira del Mar, Maruja Vieira, Dora Castellanos, Mariela del Nilo, mis ilustres colegas, en la Academia, son poetisas, a mucho honor.
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5.José Ríos Trujillo, en El Tiempo:
“La palabra poeta (que en griego significa creador) en castellano designa únicamente al varón que se dedica al anterior quehacer, pero si se trata de la mujer, el término que le corresponde es poetisa. Este error no se cometía cuando los ministros de Educación exigían la enseñanza del español como materia primordial y éramos por eso reputados los colombianos.
Curiosamente son las mismas poetisas las que quieren denominarse poetas, como si se tratara de un término peyorativo, el que les corresponde, lo que es paradójico en los tiempos de la revolución feminista.
6. Antonio Panesso Robledo, en El Espectador :
La primera vez que oí hablar mal de la palabra “poetisa” fue al poeta Eduardo Carranza, a quien nunca le gustó ese vocablo, así como detestaba también la palabra “mirlo”.
Empero, poetisa es una palabra muy bonita, bien formada en la tradición del idioma y usada durante siglos por los escritores de la lengua española, incluyendo a las mismas poetisas.
Una circunstancia cultural destructora que influye en estos fenómenos es el unisex, originado hacia 1968 y que ha tendido a la confusión de los sexos, en una atolondrada tendencia de garantizar los derechos femeninos y la “igualdad” de mujeres y hombres.... No queda fácil implantar una regla o teoría única. En los tiempos de Laura Victoria no había “mujeres poetas”. Todas eran poetisas y lo único que les afanaba era hacer buena poesía.
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