martes, 11 de abril de 2023

LOS DIVERSOS ESTILOS Y LOS BUENOS AUTORES

 

CLASES DE ESTILO

 

Ejemplos literarios de varios autores de las clases de estilo

 

Lucila González de Chaves (investigadora)

“Aprendiz de Brujo”. – lugore55@gmail.com

 

 

1.          Concepto:

 

La palabra estilo viene del latín stilus, un instrumento usado para escribir en tablillas enceradas. Este estilete o estilo consistía en un pedazo de metal o hueso, uno de cuyos extremos era una aguda punta para trazar las letras; en el otro extremo había un tope o superficie plana para extender la cera y borrar lo escrito. El que usaba ese instrumento con firmeza y de un modo incisivo para hacer una impresión clara y con relieve, era elogiado. El que hacía lo contrario era denigrado.

En tiempos de Platón los críticos consideraban el estilo como la cualidad que tiene una expresión determinada, y de la cual otra puede carecer. Según ellos, había obras que tenían estilo y otras que no lo poseían.

En la época de Aristóteles los criterios consideraban el estilo como una cualidad propia a toda expresión. De acuerdo con esta apreciación había estilo superior o inferior, estilo fuerte o débil, estilo bueno o malo, etc.

Séneca afirmó que “el estilo es el rostro del alma. Tal es el estilo en los hombres como en su vida”.

El escritor español Juan de Valdés dijo acerca de la esencia del estilo. “Todo el bien hablar castellano consiste en que digáis lo que queréis con las menos palabras que pudiereis”.

Conceptos más recientes se refieren al estilo como un término de crítica literaria empleado para nombrar o describir la manera o la cualidad de una expresión.

El crítico contemporáneo (peruano) Luis Alberto Sánchez afirma que no es escritor todo el que escribe. Ni siquiera el que escribe correctamente. Es escritor el que realiza la belleza por medio del lenguaje escrito, y para ello necesita tener su propio modo de ver el mundo, es decir, su estilo.

Para tener buen estilo son necesarios: buen gusto, cultura humanística y sensibilidad.

 

 

2.          Clasificación:

 

Los estilistas modernos opinan que frente a una producción literaria debemos hacernos tres preguntas fundamentales para lograr juzgar dicha obra con acierto. Estas preguntas son: ¿qué escribió el autor? - ¿cómo lo escribió? ¿para qué lo escribió? De aquí nacen las tres divisiones del estilo:

 

Según el fondo de la composición literaria,

Según la forma de la composición literaria,

Según la finalidad de la composición literaria.

 

a.      El estilo según el fondo de la composición literaria, puede ser:

         1) Lógico

         2) Pintoresco

         3) Patético

 

Lógico:

 

Es el estilo que se dirige al pensamiento y a la inteligencia. Se emplea en obras científicas, ensayos y crítica. Ejemplo de este estilo:

“Don Juan no es un cínico, es un sentimental decepcionado. Don Juan es un hombre que influido por los poetas, los pintores y los músicos, aceptó la imagen de la mujer que le presentaron los artistas y ha buscado por el mundo el ser que le describieron.

(...) En otros términos: Don Juan (o el hombre que ama demasiado las mujeres), es infiel, no porque quiera serlo, sino porque no encuentra en el mundo a la mujer que iguale a la imagen que él se forjó de la Mujer”.

(André Maurois)

 

Pintoresco:

 

Es el estilo que impresiona la imaginación. Utiliza las imágenes literarias. Hay que mostrar lo que se quiere decir, y para conseguir esta viveza descriptiva se utiliza lo que se ha llamado el detalle descriptivo. Veamos algunos ejemplos:

Frase poco pintoresca: El chofer del taxi siguió con la mirada a la bella señorita que pasaba por la acera.

Frase pintoresca con detalle descriptivo: El chofer del taxi, las manos sobre el volante, el cuello torcido y la boca abierta, miraba, como alelado, a la bella señorita que pasaba por la acera.

Otro:

Poco pintoresco: Cantó un gallo. Era el mismo de todos los días: un gallo arrogante.

Con detalle descriptivo: Cantó un gallo. Era el mismo de todos los días: un gallo arrogante, de plumaje dorado, cuello erguido, grandes espolones y con una gran cresta roja.

 

Patético:

 

Es el estilo que conmueve. Se dirige a los sentimientos, casi todas las obras están escritas en este estilo. Ejemplo:

“¡Oh!, el amor es una noche estival, bajo el cielo estrellado, sobre la tierra embalsamada. Pero ¿por qué es causa de que el adolescente siga senderos escondidos y hace erguir al anciano en su habitación solitaria? ¡Ah!, el amor hace el corazón de los hombres semejante a un vivero, un jardín ubérrimo e insolente, donde crecen misteriosas y atrevidas plantas.

Así es el amor.

No, no; todavía es otra cosa, sin parecido a nada en el mundo. Vino a la tierra en una noche de primavera, cuando un adolescente vio unos ojos, unos ojos. Los contempló, fijándolos en los suyos. Besó una boca, y fueron dos rayos de luz que se cruzaron en su corazón, un sol resplandeciendo hacia una estrella (...)

El amor es la primera palabra de Dios, es el primer pensamiento que cruzó por su mente. Cuando dijo: “Que sea la luz”, nació el amor. Y halló muy bueno todo lo que había creado; nada hubiera querido cambiar. Y el amor fue el origen del mundo, el maestro del mundo”.

(Knut Hamsun).

 

b. El estilo según la forma de la composición literaria, puede ser:

 

         1) Sencillo

         2) Elegante

         3) Florido

         4) Cortado o sentencioso

         5) Periódico o amplio

 

Sencillo:

 

Es el estilo que evita el rebuscamiento y hasta prescinde a veces de los recursos literarios. Ejemplo:

“Como el Principito tenía sueño, lo tomé en mis brazos y me puse nuevamente en camino. Me sentía emocionado llevando aquel frágil tesoro, y me parecía que nada más frágil había sobre la tierra. Miraba a la luz de la luna aquella frente pálida, aquellos ojos cerrados, los cabellos agitados por el viento y me decía: Lo que veo es sólo la corteza; lo más importante es invisible”.

(Antoine de Saint-Exupéry)

 

Elegante:

Cuida mucho de la forma de expresión. En la literatura colombiana es modelo de este estilo la obra Oración a Jesucristo de Marco Fidel Suárez. Ejemplo:

Jesucristo es el rey de las naciones, que le reconocen como causa principal de su cultura y prosperidad, menos en aquellos días en que la locura ofusca los entendimientos, alterando la idea de la justicia y velando los rayos de la evidencia. Su evangelio es célula portentosa a cuyo derredor se forma el organismo de libertad y el derecho, así como todo el sistema de la legislación. La igualdad y la fraternidad, que en boca de ateos se reducen a ironía sangrienta, son plantas que no pueden vivir lozanas sino en el huerto del Padre celestial. Por eso los pueblos, en los días de sus grandes expansiones, de sus empresas gloriosas, invocan al Dios crucificado como a Dios de los ejércitos y su cruz es el emblema del honor sobre el pecho de los héroes, así como su imagen es el símbolo de paz y alianza, colocada sobre la cima de los Andes y bendiciendo los mares y los continentes”.

(Marco Fidel Suárez)

 

Florido:

 

Se recarga de adjetivos que son las flores de la literatura (de ahí su nombre) y de figuras literarias. Es un poco barroco. Ejemplo:

“El mar, viejo barítono, ocultaba en su verde-amarillo chaleco de fantasía, la moneda de sol, jornal de un día de trémolos guturales... Los buzos, esos esgrimistas con cámara lenta, dejan a bordo su personalidad”.

(Gilberto Owen)

 

Cortado:

 

Se caracteriza por la frecuencia del punto y seguido y por la abundancia de verbos que dan un ritmo acelerado a la expresión, a veces signo de nerviosidad y de apresuramiento. Es muy propio de nuestro tiempo. Ejemplo:

“Aquí estoy, en una esquina cualquiera. No importa. Vivo. Vengo de una noche lejana, superada victoriosamente. No me siento cansado. Por el contrario, pleno, rezumando vida por los poros. Como si hubiera tomado una gran copa de vino oscuro reconfortante. Me siento revitalizado, como nunca. Igual a los tiempos en que mi cuerpo cumplió quince años. Acabado de hacer. Huelo a dril nuevo. A pan salido del horno. La tela de mi piel templada, tersa. Si alguien me diera un papirotazo en la frente, la rompería: delicado y fuerte como el ala de un díptero. Y detrás de todo, mi barro, de pie, listo a dorarse en un nuevo sol. Me cansé de ser siervo, de verlo cumplir la misma parábola durante treinta años. Tengo la certeza de que para mí, no volverá a salir por el oriente. Mi vida cambiará en forma radical”.

(Alfonso Bonilla Naar)

 

Periódico o amplio:

 

Es el que utiliza períodos amplios y largos en la expresión de la idea. En este estilo no abundan los puntos como en el anterior. Es un estilo lento, solemne y poco usado en la velocidad de nuestros días. Ejemplo:

“El río Bogotá, después de haber recorrido con paso lento y perezoso la espaciosa llanura de su nombre, vuelve de repente su curso hacia Occidente y comienza a atravesar por entre el cordón de montañas que están al Suroeste de Santafé. Aquí, dejando esa lentitud melancólica, acelera su paso, forma alas, murmullos, espumas; rodando sobre un plano inclinado, aumenta por momentos su velocidad. Corrientes impetuosas, golpes contra las rocas, saltos, ruido majestuoso, suceden al silencio y la tranquilidad. En la orilla del precipicio todo el Bogotá se lanza en masa sobre un banco de piedra; aquí se estrella, allí da golpes horrorosos, aquí forma hervores, borbollones y se arroja, en forma de plumas divergentes, más blancas que la nieve, en el abismo que lo espera. En su fondo el golpe es terrible y no se puede ver sin horror. Estas plumas vistosas que formaban las aguas en el aire se convierten de repente en lluvia y en columnas de nubes que se levantan a los cielos. Parece que el Bogotá, acostumbrado a recorrer las regiones elevadas de los Andes, ha descendido, a pesar suyo, a esta profundidad, y quiere orgulloso elevarse otra vez en forma de vapores”.

(Francisco José de Caldas)

(En esta descripción del Salto del Tequendama pueden señalarse los detalles descriptivos).

 

c.      El estilo según la finalidad de la composición literaria, puede ser:

         1) Jocoso

         2) Humorístico

         3) Dramático

         4) Épico

         5) Lírico

 

Jocoso:

 

Busca hacer reír, distraer, alegrar. En la literatura colombiana son modelo de estilo, las obras: La Muela, cuyo autor es Mariano Ospina Rodríguez y La Perrilla, de José Manuel Marroquín. También de este último la Serenata. Ejemplo: La Muela

“En las altas mesetas de Cundinamarca y Boyacá se han hallado en diferentes puntos restos de mastodonte más o menos conservadores (...)  Hace poco tiempo que, excavando una zanja cerca de Casablanca, encontró un labrador, como a un metro de profundidad, un enorme hueso que después de haberlo despojado de la tierra que lo cubría, halló ser una muela, pero una muela gigantesca. Ocurriósele luego que ella debía pertenecer a algún gigante que había sepultado allí. Pero un hombre que tenía muelas de aquel tamaño, pensó el labrador, no podía menos de ser de un hombre muy rico (...), metió la alucinadora muela en una mochila, y al día siguiente, que era domingo, la llevó consigo al pueblo.

Dirigióse a una tienda y puso sobre el mostrador el prodigioso hueso; al verlo la tendera se santiguó exclamando: ¡Virgen Santísima! esa muela es la del enemigo malo, porque está negra. (...) Se suscitó luego una viva discusión sobre el ser viviente en cuya boca había nacido y crecido aquella muela (...) Uno opinó que la muela podía ser de un buey, de un cristiano o de un burro, de tamaño común, y que la puesta debajo de la tierra podía haber crecido como crecen las papas y las yucas (...)”.

(Mariano Ospina Rodríguez)

 

Humorístico:

 

Este estilo es muy diverso. En él se mezclan lo jocoso, lo cómico, con lo patético. Lo humorístico hace sonreír dolorosamente, en cambio lo jocoso inspira una risa franca y desinteresada, no mezcla para nada el sentimiento como lo hace el humorístico. Por esto no deben confundirse el estilo jocoso con el humorístico. En Colombia este estilo no ha sido muy cultivado, sólo el poeta cartagenero Luis Carlos López lo empleó en algunas de sus poesías. Ejemplo:

 

A un perro callejero

 

¡Ah, perro miserable,

que aún vives del cajón de la bazofia

- como cualquier político - temiendo

las sorpresas del palo de la escoba!

 

 

¡Y provocando siempre

que hurtas en el cajón pleno de sobras,

- como cualquier político - la triste

protesta estomacal de ávidas moscas!

 

Para después ladrarle

por las noches, bien harto de carroña,

- como cualquier político - a la luna,

creyendo que es algún queso de bola...

 

¡Ah, perro miserable,

que humilde ocultas con temor la cola,

- como cualquier político del día -

y no te da un ataque de hidrofobia!

(Luis Carlos López)

 

Dramático:

 

Este estilo pertenece a un género literario bien conocido: el dramático (obras escritas para teatro). El estilo -como el género- es mezcla de elementos objetivos y subjetivos. Es un estilo propio de las obras de teatro.

 

Épico:

 

Es un estilo predominantemente objetivo, lo mismo que el género de su nombre. Este estilo tiene como finalidad narrar las grandes hazañas. Ejemplo de este estilo son los Canta-res de Gesta. Entre los poetas colombianos, Aurelio Martínez Mutis escribió poesías épicas como: La Esfera Conquistada; La Epopeya de la Espiga; La Epopeya del Cóndor, etc.

 

Lírico:

 

Es muy subjetivo. Ahonda en lo más profundo de cada ser y expresa los estados de alma del escritor. La mayoría de las veces es un estilo figurado, o sea, que para expresar los sentimientos se ayuda de las figuras literarias. Son modelo de este estilo las obras Platero y Yo de Juan Ramón Jiménez (español), La Luna Nueva - El Jardinero de Rabindranath Tagore (hindú). En Colombia un escritor lírico es Fernando Soto Aparicio. Veamos lo que escribe en su diario la protagonista de la obra Mientras Llueve:

 

“He dedicado toda la tarde a tu recuerdo.

Cuando pienso en ti siento un dolor agradable, una amargura con sabor de panal.

Te sé perdido para siempre y sin embargo sigo teniendo la esperanza de tu cariño.

Cuando el cielo está limpio, por las noches y los astros tienden sobre el mundo dormido caminos de luz, subo por ellos hasta el corazón del infinito para oír cómo palpita tu recuerdo.

Estás dulcemente reclinado dentro de mí, como un niño imposible.

Soy un tallo y cada día que pasa es una espina nueva; pero nada me importa su filo traicionero mientras pueda sentir que tu ternura me hace florecer cada mañana.

Si escribo tu nombre todo se llena de luz a mi alrededor.

Una sola de sus sílabas es suficiente para derruir los muros, para que mi espíritu recupere la libertad.

No me arredran las cadenas impuestas a mi carne. Todo cuanto me interesa es que mi pensamiento continúe libre para estar junto a ti”. (Fernando Soto Aparicio)

 

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