El lenguaje en la era de la posverdad
Lucila González de Chaves
Revisión de la conferencia de la periodista y académica española Soledad
Gallego-Díaz, en el seminario realizado sobre la posverdad. Estos son algunos puntos:
1.
¿Qué son las noticias falseadas y la posverdad, y por qué nos preocupan ahora
tanto, cuando al fin y al cabo, se nos dice, basta remontarse a la guerra de
Cuba para saber que la mentira y la intoxicación periodística no son un fenómeno
nuevo?
2)
¿Las noticias falseadas y la posverdad afectan solo a los medios de
comunicación y a la política, o hay otros sectores y otros intereses de la
sociedad que están también sometidos al mismo proceso de desinformación?
3)
¿Qué papel han jugado los medios tradicionales, incluidos televisión, radio y
periódicos digitales, no solo en papel?
4)
¿Existe realmente el riesgo de que nuevos usos de la tecnología y del
procesamiento de grandes datos produzcan ciudadanos «burbuja», sometidos a lo
que algunos sociólogos llaman ya «cámaras de eco»? Y, si esto es así, ¿qué
riesgos sociales comporta? ¿Las noticias falseadas y la posverdad terminan por
provocar la desaparición de los espacios de debate público, imprescindibles
para el buen manejo de las democracias?
8)
¿Las recientes propuestas que ha formulado la Comisión Europea para hacer
frente a las noticias falseadas y la posverdad son las adecuadas?
Hasta
aquí las preguntas que podrían ayudarnos a centrar el debate.
Ahora,
algunas observaciones sobre estos asuntos:
a)
La Fundéu recomienda no hablar solo de fake news ni de noticias falsas, sino
también de noticias falseadas. Fake news es la expresión que utilizan quienes
las originan porque quieren dar a entender que se trata de un fenómeno muy
antiguo y no tan alarmante.
b)
Los políticos siempre han tenido una relación elástica con la verdad, siempre
ha habido campañas de intoxicación en los periódicos. Pero ahora se trata de
noticias falseadas intencionadamente que forman parte de enormes redes de desinformación.
c)
El problema de la desinformación afecta los mensajes de índole política y los
medios de comunicación; además del pánico que experimenta el mundo de la
medicina ante la campaña de desinformación respecto a las vacunas; la enorme
preocupación que sienten muchos especialistas en educación ante la campaña que
niega que las creencias religiosas sean compatibles con los descubrimientos
científicos.
d)
La transformación no se ha limitado a la aparición de nuevas tecnologías; ha
implicado un profundo cambio en la empresa periodística. El problema para el
periodismo, es si puede ser objeto, con esas nuevas herramientas, de una
malformación tal que termine perdiendo su sentido y su papel en las sociedades
democráticas.
e)
Acosados por la transformación digital, los periodistas cayeron en manos de las
redes, mucho más dinámicas y también mucho menos seguras y confiables. Si no se
presenta una verdad periodística basada en hechos comprobados de acuerdo con
reglas profesionales, no se recuperará la confianza de los ciudadanos, se
perderá la guerra contra las noticias falseadas o, peor aún, contra la
posverdad, las informaciones que no se basan en hechos, sino en emociones,
creencias o deseos del público.
f)
La posverdad entierra hechos objetivos en una avalancha de emociones y
creencias, y produce un contagio emocional ciudadano. Los medios de
comunicación deben ser elementos principales de lucha, para recobrar la
credibilidad y la defensa de la verdad de los hechos.
g)
Los expertos han desaconsejado que los gobiernos legislen sobre las noticias
falseadas y la posverdad. Se consideran noticias falseadas las informaciones
falsas, ideadas, promovidas y difundidas intencionadamente para causar un daño
público o un beneficio.
h)
Para hacer frente a ese inquietante fenómeno, debe recurrirse a los medios
tradicionales, digitales o no, incluidos radio y televisión, para que actúen
como el principal instrumento de contención. Existe el peligro de que
desaparezca la verdad en el espacio público, y de que se acentúe la falta de
confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Hay que hacer compatible la
denuncia de las redes de posverdad con la protección de la libertad de
expresión y de la pluralidad y diversidad de los medios de comunicación.
i)
Los periodistas deben tener también mucho cuidado para no permitir que se eche
la culpa de todo a las noticias falseadas o a las campañas de desinformación.
El brexit fue consecuencia de muchas cosas complejas y la victoria de Donald
Trump también. Lo que ocurre en Polonia o en Hungría, dentro de la
Unión Europea, no es consecuencia solo de la difusión de noticias falseadas que
apelan a sentimientos y creencias, sino también de otros fenómenos sociales muy
complejos que hay que identificar. No
simplifiquemos la realidad ni permitamos que la posverdad nos convierta en
personas simplificadas.
Periodismo
Posverdad
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