lunes, 17 de agosto de 2020

EL LENGUAJE DE LA POSVERDAD



El lenguaje en la era de la posverdad

 Lucila González de Chaves



Revisión de la conferencia de la periodista y académica española Soledad Gallego-Díaz, en el seminario realizado sobre la posverdad. Estos son algunos puntos:

1. ¿Qué son las noticias falseadas y la posverdad, y por qué nos preocupan ahora tanto, cuando al fin y al cabo, se nos dice, basta remontarse a la guerra de Cuba para saber que la mentira y la intoxicación periodística no son un fenómeno nuevo?

2) ¿Las noticias falseadas y la posverdad afectan solo a los medios de comunicación y a la política, o hay otros sectores y otros intereses de la sociedad que están también sometidos al mismo proceso de desinformación?

3) ¿Qué papel han jugado los medios tradicionales, incluidos televisión, radio y periódicos digitales, no solo en papel?

4) ¿Existe realmente el riesgo de que nuevos usos de la tecnología y del procesamiento de grandes datos produzcan ciudadanos «burbuja», sometidos a lo que algunos sociólogos llaman ya «cámaras de eco»? Y, si esto es así, ¿qué riesgos sociales comporta? ¿Las noticias falseadas y la posverdad terminan por provocar la desaparición de los espacios de debate público, imprescindibles para el buen manejo de las democracias?

8) ¿Las recientes propuestas que ha formulado la Comisión Europea para hacer frente a las noticias falseadas y la posverdad son las adecuadas?

Hasta aquí las preguntas que podrían ayudarnos a centrar el debate.

Ahora, algunas observaciones sobre estos asuntos:

a) La Fundéu recomienda no hablar solo de fake news ni de noticias falsas, sino también de noticias falseadas. Fake news es la expresión que utilizan quienes las originan porque quieren dar a entender que se trata de un fenómeno muy antiguo y no tan alarmante.

b) Los políticos siempre han tenido una relación elástica con la verdad, siempre ha habido campañas de intoxicación en los periódicos. Pero ahora se trata de noticias falseadas intencionadamente que forman parte de enormes redes de desinformación.

c) El problema de la desinformación afecta los mensajes de índole política y los medios de comunicación; además del pánico que experimenta el mundo de la medicina ante la campaña de desinformación respecto a las vacunas; la enorme preocupación que sienten muchos especialistas en educación ante la campaña que niega que las creencias religiosas sean compatibles con los descubrimientos científicos.

d) La transformación no se ha limitado a la aparición de nuevas tecnologías; ha implicado un profundo cambio en la empresa periodística. El problema para el periodismo, es si puede ser objeto, con esas nuevas herramientas, de una malformación tal que termine perdiendo su sentido y su papel en las sociedades democráticas.

e) Acosados por la transformación digital, los periodistas cayeron en manos de las redes, mucho más dinámicas y también mucho menos seguras y confiables. Si no se presenta una verdad periodística basada en hechos comprobados de acuerdo con reglas profesionales, no se recuperará la confianza de los ciudadanos, se perderá la guerra contra las noticias falseadas o, peor aún, contra la posverdad, las informaciones que no se basan en hechos, sino en emociones, creencias o deseos del público.

f) La posverdad entierra hechos objetivos en una avalancha de emociones y creencias, y produce un contagio emocional ciudadano. Los medios de comunicación deben ser elementos principales de lucha, para recobrar la credibilidad y la defensa de la verdad de los hechos.

g) Los expertos han desaconsejado que los gobiernos legislen sobre las noticias falseadas y la posverdad. Se consideran noticias falseadas las informaciones falsas, ideadas, promovidas y difundidas intencionadamente para causar un daño público o un beneficio.

h) Para hacer frente a ese inquietante fenómeno, debe recurrirse a los medios tradicionales, digitales o no, incluidos radio y televisión, para que actúen como el principal instrumento de contención. Existe el peligro de que desaparezca la verdad en el espacio público, y de que se acentúe la falta de confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Hay que hacer compatible la denuncia de las redes de posverdad con la protección de la libertad de expresión y de la pluralidad y diversidad de los medios de comunicación.

i) Los periodistas deben tener también mucho cuidado para no permitir que se eche la culpa de todo a las noticias falseadas o a las campañas de desinformación. El brexit fue consecuencia de muchas cosas complejas y la victoria de Donald Trump también. Lo que ocurre en Polonia o en Hungría, dentro de la Unión Europea, no es consecuencia solo de la difusión de noticias falseadas que apelan a sentimientos y creencias, sino también de otros fenómenos sociales muy complejos que hay que identificar. No simplifiquemos la realidad ni permitamos que la posverdad nos convierta en personas simplificadas.

Periodismo Posverdad

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