El sentido de lo que decimos está en lo que los otros oyen
2 noviembre de 2017 - 12:09 AM
Los principales errores contra la armonía son la cacofonía y la monotonía.
Entre los compromisos con el hablar y el escribir están: la claridad de las ideas, la propiedad de los vocablos, la precisión en la contextualización y la difícil sencillez, base de la armonía y la elegancia.
1. La armonía en el lenguaje
La armonía radica en el sentido musical de las palabras y de las frases, y en el arte de combinarlas de un modo agradable para el oído. La armonía es el gran secreto de los grandes escritores. Según el crítico Albalat, la armonía “se funda en el genio de la lengua, en las exigencias del oído”. Y da la siguiente regla:
“Hay que abstenerse de toda rudeza en el sonido, de todo tropiezo, de toda disonancia marcada, salvo que, para mantener estos sonidos o palabras, haya razones de relieve, de originalidad u otros motivos de belleza literaria”.
Debe tenerse en cuenta al escribir, no terminar una frase con la expresión más corta. Por ejemplo, no hay armonía en esta frase:
He clasificado todas las postales que me regalaste por países.
Es más armónico decir: He clasificado por países todas las postales que me regalaste.
Los principales errores contra la armonía son la cacofonía y la monotonía.
Cacofonía:
Es la repetición desagradable de sonidos iguales o semejantes. Ejemplos:
- EL rigor abrasador del calor
- La carretilla no cabía en la cabina
- Es penoso pensar que el pentágono no perciba el peligro de la penetración de espías entre su personal.
Monotonía:
Es el empleo frecuente de muy pocos vocablos; esa desagradable repetición de palabras se debe a pobreza de vocabulario. Ejemplos:
- Hay el talento natural y el talento adquirido: el talento para las ciencias y el talento para las artes. Y también el talento para vivir cómodamente.
- Para aliviar al contribuyente, es preciso hacer grandes reducciones en los presupuestos; y también conviene dar al pueblo grandes facilidades para el comercio y para que se funden grandes industrias.
2. Traducciones
Unos cuantos gramáticos consultados, entre ellos el eminente Martín Vivaldi y el tratadista del estilo Guillermo Díaz-Plaja, aconsejan lo siguiente a quienes se dedican a realizar traducciones:
1. Conocer a la perfección el idioma extranjero del que se va a realizar la traducción. Hoy se traduce mucho, y con frecuencia, mal. Abundan las malas traducciones de libros científicos y de obras literarias.
2. Escribir y hablar correctamente el idioma español. Por la puerta falsa de las malas versiones se están introduciendo muchos barbarismos y, sobre todo, múltiples vicios de construcción que están desfigurando nuestro idioma.
3. El traductor ha de tener cierto talento literario, puesto que no conviene una traducción literal. Ha de ser sabio y prudente para no alterar el exacto sentido del texto traducido
4. El traductor ha de estar a la altura, al nivel del original; de lo contrario, se deben respetar los textos y el buen nombre de los autores. No es elegante agregar de nuestra parte lo que nos parece que es conveniente.
5. El traductor debe conocer a fondo la materia objeto de la traducción y estar muy familiarizado con ella. Por tanto:
6. El novelista debe traducir al novelista y el científico al científico.
7. Conviene ser fiel al original para captar el sentimiento y el pensamiento del autor. En consecuencia:
8. Antes de empezar a traducir es necesario leer varias veces todo el original para captar el sentido de la obra.
9. Terminada la traducción, debe dejarse pasar un tiempo antes de corregirla. Los defectos de versión (barbarismos, solecismos, etc.) resaltarán así con más fuerza.
10. El ideal es la ‘traducción libre’, antes que la ‘literal’, siempre que se respete el sentido original.
11. El uso del diccionario es más cómodo cuando no se tiene que ir escribiendo al tiempo que se traduce.
3. Para tener en cuenta
Los verbos lograr, alcanzar o conseguir se emplean para referirse a la consecución de algo que se desea, no para expresar un resultado negativo. ..Frecuentemente se leen en diarios, o se oyen, frases como: “La izquierda ha logrado la pérdida de apoyos…”, o “Los estudiantes han logrado suspender la mayoría de los exámenes”.
Lograr, (al igual que otros verbos, como conseguir y alcanzar), significa ‘conseguir lo que se intenta o desea’, por lo que no es coherente emplearlo con resultados que frustran ese deseo.
Es preferible escribir "La izquierda ha perdido apoyos…”; “Los estudiantes han suspendido la mayoría de los exámenes”.
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