sábado, 15 de abril de 2023

¡FELICITACIONES POR TU NUEVO CUMPLEAÑOS, TITIRIBÍ!

 

TITIRIBÍ Y SUS VALORES HUMANOS Y CULTURALES

 

 

Lucila González de Chaves

“Aprendiz de Brujo”

Maestra, periodista y escritora

lugore55@gmail.com

Blog: lucilagonzalezdechaves.blogspot.com

 

 

“PUNTUDO”

 

“Un personaje de leyenda” lo ha llamado el ilustre abogado titiribiseño Rodrigo Flórez Ruiz y agrega que en el libro Poemas, producción literaria de José Manuel Vélez Trujillo, alias “Puntudo”, encontramos al poeta romántico, al existencialista, al costumbrista.

Nada más apropiado para explicar cómo es este hermoso terruño del suroeste de Antioquia que la página “Romance”:

 

Mi pueblo vive de anhelos,

De glorias y alegrías,

Músicas y poesías,

Crónicas de torería

Y lances de amor y celos;

………………………………………….

 

Octavio Quintero Villa, otro gran valor de Titiribí, músico, poeta y escritor, prologó el libro en referencia y define su mejor soneto, “Como vine me voy”, diciendo que es “un verdadero reflejo de su vida bohemia, resumida en catorce versos llenos de realidad y sentimentalismo”:

 

Como vine me iré, no llevo nada

En mi raída alforja de viajero;

Ni la caricia de un amor sincero,

Ni una ilusión, ni una esperanza, nada.

 

Pero sé que al final de la jornada,

Al terminar del árido sendero,

Hallaré a mi cansancio de viajero,

El reposo apacible de la nada.

 

Como vine me voy; la vida es eso:

Un viaje con pasaje de regreso

Hacia una estación desconocida.

 

Como vine me voy, ensueño loco;

Viví un instante, me amañé muy poco,

No gocé nada y se acabó la vida.

 

 

“CHAMPAÑA”

 

Todos los pueblos han tenido uno o más personajes típicos que por sus costumbres, comportamientos y lenguaje llaman la atención; por eso, se les ha llamado con el común denominador de “personajes típicos”.

 

En Titiribí, uno de ellos fue Jesús María Velásquez, alias “Champaña”.

 

Mi imagen de “Champaña” está captada entre mis trece y quince años de edad. Diría que él fue un perfecto contraste. Me explico: contrastaban su físico y su alma.

 

Su físico era descuidado y le gustaba cierto tipo de extravagancia en el vestir; andaba a zancadas y, a veces, con levedad, metido en su mundo interior; de ahí que diera la impresión de estar lejos de la realidad, razón por la cual muchos de sus paisanos lo creyeron loco. (Eso de “personaje típico” tiene en las poblaciones antioqueñas una connotación especial de “loco”, “bobo”, “retardado”, “maniático”, el “hazmerreir” de los demás).

 

Su alma, en cambio, estaba totalmente habitada por la  poesía. Amaba con ardor la literatura y tenía una pasión: la lectura. Era, cuando quería, un gran conversador, con una memoria prodigiosa; y sin ningún preámbulo, y en forma repentina, empezaba – en cualquier sitio - a declamar páginas completas de grandes autores: Valencia, Silva, Barba Jacob, Rubén Darío etc., o de oradores, porque amaba la oratoria. Su misma voz y sus ademanes eran – a veces- de carácter oratorio.

 

Hablaba sin parar, revolviendo temas culturales, fechas, escritores, nombres de libros, de revistas, de periódicos; y todo ello, con gran señorío, porque fue un hombre cordial y educado.

 

Pasaron los años. Mi vida, mis estudios, mi profesión y mi hogar fueron desarrollándose en Medellín. Por ese motivo, ignoro si su carácter cambió en sus últimos años. En mis visitas a Titiribí,  de manera fugaz, pude verlo ya setentón y me pareció que su interior seguía siendo igual.

 

No puedo dejar de recordar la gran sorpresa que tuve el 17 de mayo de 1981, cuando el Gobierno Departamental me concedió la Medalla al Mérito “Miguel Giraldo Salazar” (era mi primera condecoración en mi vida profesional), ese día recibí un telegrama de Titiribí. Aún lo conservo, dice:

 

“Merecido galardón compartímoslo orgullosamente ciudadanía titiribiseña y el suscrito. Felicitaciones. Champaña”.

 

Tuvo la desbordante manía de ser coleccionista; amaba con pasión su cuartito en el parque municipal, el que había convertido en museo, al cual casi nadie tenía acceso; él fue un celoso guardián de sus tesoros.

 

 

Patrimonio cultural de Titiribí

 

 

Titiribí fue fundado el 17 de abril de 1775 por el señor Benito del Río, en territorio de los indios Nutabes.

Fue erigido en municipio en el año de 1807.

 

Su patrimonio cultural:

 

 

El cuadro de la Virgen de los Dolores

 

Este óleo fue llevado desde Sitioviejo hasta el lugar en donde hoy está el municipio, en la nueva fundación, el 17 de abril de 1815. En tan antiguo y valioso lienzo, del año 1795, está el nombre del autor y la fecha.

 

El Sagrario.

 

Una valiosa joya de plata que algún sacerdote, (hace ya años) ajeno al arte y a los intereses de Titiribí, quiso cambiarlo por una moderna caja fuerte.

Al comenzar el siglo XX, la señora Clementina Uribe de Vélez –con dinero recogido entre los fieles de la población – le pidió a un señor alemán, Reinaldo Wolff, fundidor en las minas de El Zancudo, hacia el año 1901, el favor de comprarle en París (Francia), el   Sagrario.

El fundidor Wolff regresó con el Sagrario, y con una Medalla de Honor que acreditaba que dicha joya había obtenido en Francia el Segundo Premio en la Exposición de Arte Religioso en el año 1900.

En ese entonces, el precio de dicho Sagrario, el que hoy está en nuestro templo parroquial, era de ciento cincuenta mil pesos oro. Esta joya religiosa es de estilo gótico; labrado en bronce con gruesa cubierta de plata. Se conserva tal como lo trajeron de París en 1901.

Es, además, el segundo Sagrario extranjero, en Antioquia, más bello y valioso, después del Sagrario del Templo de La Candelaria, en Medellín.

 

La campana menor

 

Del Templo; llevada desde Envigado por el Padre José Miguel de la Calle, primer párroco de Titiribí. Fue la primera campana fabricada en Alemania, no fundida, sino hecha a cincel. En el campanario de la capillita de Sitioviejo, está la campana que vino de Francia, traída por orden del Conde Gustavo Adolfo de Bourmont, copropietario de la empresa minera.

También está en el Templo la campana grande, fundida en los talleres de “El Zancudo”.

 

El majestuoso Templo

 

Erigido en el año de 1813, y reconstruido en 1880. De estilo republicano. Con tres amplias naves, tres altares tallados en madera,  confesonarios de estilo antiguo, las hermosas y bien conservadas escalas para subir a coro, en madera y en forma de espiral. Las imágenes religiosas, en su mayoría, de talla española. Un hermoso bautisterio (o baptisterio) hecho casi todo en mosaicos de mármol.

 

El Hospital San Juan de Dios

 

Construido en la primea mitad del siglo XX por iniciativa del doctor Julio Quintero Restrepo, médico, y don Jorge Yepes, ilustre maestro, rector del  Liceo Santo Tomás. Posee todas las dependencias necesarias para una buena asistencia en salud.

 

El Liceo Santo Tomás de Aquino

 

 Con más de cien años de fundado, y cuyo primer rector fue el ilustre académico, hombre de letras y gran ensayista, el rionegrero Baldomero Sanín Cano.

Fue fundado en 1888 por el Padre Sotero Martínez (párroco). Clausurado durante la Guerra de los Mil Días y reabierto en 1904. El Padre Francisco A. Ramírez, párroco muy ilustre y propulsor de la cultura en Titiribí, le dio al Liceo una nueva sede, que es la que ocupa hoy.

 

El antiguo Colegio de la Presentación

 

Fundado en 1918 por el Padre Francisco A. Ramírez. Regentado por las Hermanas de la Presentación. Tuvo cursos de comercio y pedagogía, los que tenían la aprobación del Ministerio de Educación Nacional y, en consecuencia, expedía títulos de “Secretaria” y “Maestra”. Al llegar el momento  de la educación mixta, no hubo personal femenino para dicho Colegio, y desapareció. Hoy, sus instalaciones las han dedicado a otros usos y han sufrido modificaciones. Esperamos que, al menos, la Capilla siga siendo amada, honrada y respetada.

 

El Palacio Municipal

 

Obra arquitectónica de estilo republicano. Fue construido en 1922 por el arquitecto belga Agustín Goovaerts.

 

El Circo-Teatro Atanasio Girardot

 

El más pequeño circo del mundo. Construido en 1929 con el estilo del periodo Republicano e inaugurado con una corrida de toros. En 1998, el Ministerio de Cultura lo declaró como “Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional”. Lo vemos maravillosamente restaurado, conservado y utilizado debidamente en actividades culturales y recreativas.

 

 El Parque de la plaza pública:

 

Inaugurado en 1939 por el entonces presidente de la República, doctor Eduardo Santos. Posee cuatro bustos de mármol, en homenaje a:

 Juan Bautista Montoya y Flórez, nacido en 1867. Su tesis de grado como médico, fue un importante estudio sobre el carate en Colombia. A su regreso de París, donde se especializó, este titiribiseño abrió en Medellín el primer curso de bacteriología en 1896; murió en Medellín en 1937.

 Luis Zea Uribe, nacido en Sitioviejo (corregimiento de Titiribí) en 1891. Se graduó en medicina; pero, se distinguió también como astrónomo y escritor. Padre del pro-hombre Francisco Antonio Zea. Murió en 1934.

Antonio José Cadavid; nació en 1866 en la antigua casa donde funciona la escuela de niñas (hoy remodelada y modernizada). Estudió derecho, en Bogotá. Fue ministro de Gobierno, del Tesoro y de Guerra (tres veces ministro). Murió en 1919.

 Antonio José Restrepo (“Ñito”), nacido en Concordia en 1855 (cuando este municipio era solamente un corregimiento de Titiribí). Desde muy pequeño él y su familia se radicaron en nuestro municipio, y el mismo “Ñito” afirmó que este era su patria. Trabajó en las minas de El Zancudo en donde brilló por su repentismo en la trova. Se graduó en derecho en Bogotá. Fue cónsul de Colombia en varios países, representante de Colombia en la Corte Internacional de La Haya. Sobresalió como orador, escritor y poeta, ensayista y periodista. Murió en Barcelona en 1933.

En el centro del Parque se honra la memoria de Simón Bolívar.

 

Los monumentos:

 

A Cristo Rey en el sitio “La Camelia” y en “Los Alpes”. La Gruta que honra a la Virgen Inmaculada, situada a la entrada de la población; así mismo, los monumentos a La Bandera y a La Madre. Se desconocen los escultores de estas obras.

 

Qué bueno sería que Titiribí tuviera una galería de retratos de sus hijos destacados en la poesía, en la educación, en la música, en la ciencia, en la literatura, en la pintura, etc.

 

El viacrucis

 

 Las “Estaciones”, decíamos cuando yo era niña. Hace muchos años, en una de mis visitas a Titiribí, tuve la oportunidad de comprobar que el señor cura párroco estaba dirigiendo la  labor de restauración; observé las dos primeras y me complació comprobar la estética, la armonía en los colores, la correspondencia con la época, ya remota, en que fueron hechas y el respeto por su autenticidad. ¡Magnífica su labor al rescatarlas de las cuevas húmedas en donde habían estado amontonadas catorce obras de arte!

El mismo sacerdote de entonces dio también funcionalidad a esa otra obra de arte que es el bautisterio.

Medellín, 16 de abril de 2023

martes, 11 de abril de 2023

LOS DIVERSOS ESTILOS Y LOS BUENOS AUTORES

 

CLASES DE ESTILO

 

Ejemplos literarios de varios autores de las clases de estilo

 

Lucila González de Chaves (investigadora)

“Aprendiz de Brujo”. – lugore55@gmail.com

 

 

1.          Concepto:

 

La palabra estilo viene del latín stilus, un instrumento usado para escribir en tablillas enceradas. Este estilete o estilo consistía en un pedazo de metal o hueso, uno de cuyos extremos era una aguda punta para trazar las letras; en el otro extremo había un tope o superficie plana para extender la cera y borrar lo escrito. El que usaba ese instrumento con firmeza y de un modo incisivo para hacer una impresión clara y con relieve, era elogiado. El que hacía lo contrario era denigrado.

En tiempos de Platón los críticos consideraban el estilo como la cualidad que tiene una expresión determinada, y de la cual otra puede carecer. Según ellos, había obras que tenían estilo y otras que no lo poseían.

En la época de Aristóteles los criterios consideraban el estilo como una cualidad propia a toda expresión. De acuerdo con esta apreciación había estilo superior o inferior, estilo fuerte o débil, estilo bueno o malo, etc.

Séneca afirmó que “el estilo es el rostro del alma. Tal es el estilo en los hombres como en su vida”.

El escritor español Juan de Valdés dijo acerca de la esencia del estilo. “Todo el bien hablar castellano consiste en que digáis lo que queréis con las menos palabras que pudiereis”.

Conceptos más recientes se refieren al estilo como un término de crítica literaria empleado para nombrar o describir la manera o la cualidad de una expresión.

El crítico contemporáneo (peruano) Luis Alberto Sánchez afirma que no es escritor todo el que escribe. Ni siquiera el que escribe correctamente. Es escritor el que realiza la belleza por medio del lenguaje escrito, y para ello necesita tener su propio modo de ver el mundo, es decir, su estilo.

Para tener buen estilo son necesarios: buen gusto, cultura humanística y sensibilidad.

 

 

2.          Clasificación:

 

Los estilistas modernos opinan que frente a una producción literaria debemos hacernos tres preguntas fundamentales para lograr juzgar dicha obra con acierto. Estas preguntas son: ¿qué escribió el autor? - ¿cómo lo escribió? ¿para qué lo escribió? De aquí nacen las tres divisiones del estilo:

 

Según el fondo de la composición literaria,

Según la forma de la composición literaria,

Según la finalidad de la composición literaria.

 

a.      El estilo según el fondo de la composición literaria, puede ser:

         1) Lógico

         2) Pintoresco

         3) Patético

 

Lógico:

 

Es el estilo que se dirige al pensamiento y a la inteligencia. Se emplea en obras científicas, ensayos y crítica. Ejemplo de este estilo:

“Don Juan no es un cínico, es un sentimental decepcionado. Don Juan es un hombre que influido por los poetas, los pintores y los músicos, aceptó la imagen de la mujer que le presentaron los artistas y ha buscado por el mundo el ser que le describieron.

(...) En otros términos: Don Juan (o el hombre que ama demasiado las mujeres), es infiel, no porque quiera serlo, sino porque no encuentra en el mundo a la mujer que iguale a la imagen que él se forjó de la Mujer”.

(André Maurois)

 

Pintoresco:

 

Es el estilo que impresiona la imaginación. Utiliza las imágenes literarias. Hay que mostrar lo que se quiere decir, y para conseguir esta viveza descriptiva se utiliza lo que se ha llamado el detalle descriptivo. Veamos algunos ejemplos:

Frase poco pintoresca: El chofer del taxi siguió con la mirada a la bella señorita que pasaba por la acera.

Frase pintoresca con detalle descriptivo: El chofer del taxi, las manos sobre el volante, el cuello torcido y la boca abierta, miraba, como alelado, a la bella señorita que pasaba por la acera.

Otro:

Poco pintoresco: Cantó un gallo. Era el mismo de todos los días: un gallo arrogante.

Con detalle descriptivo: Cantó un gallo. Era el mismo de todos los días: un gallo arrogante, de plumaje dorado, cuello erguido, grandes espolones y con una gran cresta roja.

 

Patético:

 

Es el estilo que conmueve. Se dirige a los sentimientos, casi todas las obras están escritas en este estilo. Ejemplo:

“¡Oh!, el amor es una noche estival, bajo el cielo estrellado, sobre la tierra embalsamada. Pero ¿por qué es causa de que el adolescente siga senderos escondidos y hace erguir al anciano en su habitación solitaria? ¡Ah!, el amor hace el corazón de los hombres semejante a un vivero, un jardín ubérrimo e insolente, donde crecen misteriosas y atrevidas plantas.

Así es el amor.

No, no; todavía es otra cosa, sin parecido a nada en el mundo. Vino a la tierra en una noche de primavera, cuando un adolescente vio unos ojos, unos ojos. Los contempló, fijándolos en los suyos. Besó una boca, y fueron dos rayos de luz que se cruzaron en su corazón, un sol resplandeciendo hacia una estrella (...)

El amor es la primera palabra de Dios, es el primer pensamiento que cruzó por su mente. Cuando dijo: “Que sea la luz”, nació el amor. Y halló muy bueno todo lo que había creado; nada hubiera querido cambiar. Y el amor fue el origen del mundo, el maestro del mundo”.

(Knut Hamsun).

 

b. El estilo según la forma de la composición literaria, puede ser:

 

         1) Sencillo

         2) Elegante

         3) Florido

         4) Cortado o sentencioso

         5) Periódico o amplio

 

Sencillo:

 

Es el estilo que evita el rebuscamiento y hasta prescinde a veces de los recursos literarios. Ejemplo:

“Como el Principito tenía sueño, lo tomé en mis brazos y me puse nuevamente en camino. Me sentía emocionado llevando aquel frágil tesoro, y me parecía que nada más frágil había sobre la tierra. Miraba a la luz de la luna aquella frente pálida, aquellos ojos cerrados, los cabellos agitados por el viento y me decía: Lo que veo es sólo la corteza; lo más importante es invisible”.

(Antoine de Saint-Exupéry)

 

Elegante:

Cuida mucho de la forma de expresión. En la literatura colombiana es modelo de este estilo la obra Oración a Jesucristo de Marco Fidel Suárez. Ejemplo:

Jesucristo es el rey de las naciones, que le reconocen como causa principal de su cultura y prosperidad, menos en aquellos días en que la locura ofusca los entendimientos, alterando la idea de la justicia y velando los rayos de la evidencia. Su evangelio es célula portentosa a cuyo derredor se forma el organismo de libertad y el derecho, así como todo el sistema de la legislación. La igualdad y la fraternidad, que en boca de ateos se reducen a ironía sangrienta, son plantas que no pueden vivir lozanas sino en el huerto del Padre celestial. Por eso los pueblos, en los días de sus grandes expansiones, de sus empresas gloriosas, invocan al Dios crucificado como a Dios de los ejércitos y su cruz es el emblema del honor sobre el pecho de los héroes, así como su imagen es el símbolo de paz y alianza, colocada sobre la cima de los Andes y bendiciendo los mares y los continentes”.

(Marco Fidel Suárez)

 

Florido:

 

Se recarga de adjetivos que son las flores de la literatura (de ahí su nombre) y de figuras literarias. Es un poco barroco. Ejemplo:

“El mar, viejo barítono, ocultaba en su verde-amarillo chaleco de fantasía, la moneda de sol, jornal de un día de trémolos guturales... Los buzos, esos esgrimistas con cámara lenta, dejan a bordo su personalidad”.

(Gilberto Owen)

 

Cortado:

 

Se caracteriza por la frecuencia del punto y seguido y por la abundancia de verbos que dan un ritmo acelerado a la expresión, a veces signo de nerviosidad y de apresuramiento. Es muy propio de nuestro tiempo. Ejemplo:

“Aquí estoy, en una esquina cualquiera. No importa. Vivo. Vengo de una noche lejana, superada victoriosamente. No me siento cansado. Por el contrario, pleno, rezumando vida por los poros. Como si hubiera tomado una gran copa de vino oscuro reconfortante. Me siento revitalizado, como nunca. Igual a los tiempos en que mi cuerpo cumplió quince años. Acabado de hacer. Huelo a dril nuevo. A pan salido del horno. La tela de mi piel templada, tersa. Si alguien me diera un papirotazo en la frente, la rompería: delicado y fuerte como el ala de un díptero. Y detrás de todo, mi barro, de pie, listo a dorarse en un nuevo sol. Me cansé de ser siervo, de verlo cumplir la misma parábola durante treinta años. Tengo la certeza de que para mí, no volverá a salir por el oriente. Mi vida cambiará en forma radical”.

(Alfonso Bonilla Naar)

 

Periódico o amplio:

 

Es el que utiliza períodos amplios y largos en la expresión de la idea. En este estilo no abundan los puntos como en el anterior. Es un estilo lento, solemne y poco usado en la velocidad de nuestros días. Ejemplo:

“El río Bogotá, después de haber recorrido con paso lento y perezoso la espaciosa llanura de su nombre, vuelve de repente su curso hacia Occidente y comienza a atravesar por entre el cordón de montañas que están al Suroeste de Santafé. Aquí, dejando esa lentitud melancólica, acelera su paso, forma alas, murmullos, espumas; rodando sobre un plano inclinado, aumenta por momentos su velocidad. Corrientes impetuosas, golpes contra las rocas, saltos, ruido majestuoso, suceden al silencio y la tranquilidad. En la orilla del precipicio todo el Bogotá se lanza en masa sobre un banco de piedra; aquí se estrella, allí da golpes horrorosos, aquí forma hervores, borbollones y se arroja, en forma de plumas divergentes, más blancas que la nieve, en el abismo que lo espera. En su fondo el golpe es terrible y no se puede ver sin horror. Estas plumas vistosas que formaban las aguas en el aire se convierten de repente en lluvia y en columnas de nubes que se levantan a los cielos. Parece que el Bogotá, acostumbrado a recorrer las regiones elevadas de los Andes, ha descendido, a pesar suyo, a esta profundidad, y quiere orgulloso elevarse otra vez en forma de vapores”.

(Francisco José de Caldas)

(En esta descripción del Salto del Tequendama pueden señalarse los detalles descriptivos).

 

c.      El estilo según la finalidad de la composición literaria, puede ser:

         1) Jocoso

         2) Humorístico

         3) Dramático

         4) Épico

         5) Lírico

 

Jocoso:

 

Busca hacer reír, distraer, alegrar. En la literatura colombiana son modelo de estilo, las obras: La Muela, cuyo autor es Mariano Ospina Rodríguez y La Perrilla, de José Manuel Marroquín. También de este último la Serenata. Ejemplo: La Muela

“En las altas mesetas de Cundinamarca y Boyacá se han hallado en diferentes puntos restos de mastodonte más o menos conservadores (...)  Hace poco tiempo que, excavando una zanja cerca de Casablanca, encontró un labrador, como a un metro de profundidad, un enorme hueso que después de haberlo despojado de la tierra que lo cubría, halló ser una muela, pero una muela gigantesca. Ocurriósele luego que ella debía pertenecer a algún gigante que había sepultado allí. Pero un hombre que tenía muelas de aquel tamaño, pensó el labrador, no podía menos de ser de un hombre muy rico (...), metió la alucinadora muela en una mochila, y al día siguiente, que era domingo, la llevó consigo al pueblo.

Dirigióse a una tienda y puso sobre el mostrador el prodigioso hueso; al verlo la tendera se santiguó exclamando: ¡Virgen Santísima! esa muela es la del enemigo malo, porque está negra. (...) Se suscitó luego una viva discusión sobre el ser viviente en cuya boca había nacido y crecido aquella muela (...) Uno opinó que la muela podía ser de un buey, de un cristiano o de un burro, de tamaño común, y que la puesta debajo de la tierra podía haber crecido como crecen las papas y las yucas (...)”.

(Mariano Ospina Rodríguez)

 

Humorístico:

 

Este estilo es muy diverso. En él se mezclan lo jocoso, lo cómico, con lo patético. Lo humorístico hace sonreír dolorosamente, en cambio lo jocoso inspira una risa franca y desinteresada, no mezcla para nada el sentimiento como lo hace el humorístico. Por esto no deben confundirse el estilo jocoso con el humorístico. En Colombia este estilo no ha sido muy cultivado, sólo el poeta cartagenero Luis Carlos López lo empleó en algunas de sus poesías. Ejemplo:

 

A un perro callejero

 

¡Ah, perro miserable,

que aún vives del cajón de la bazofia

- como cualquier político - temiendo

las sorpresas del palo de la escoba!

 

 

¡Y provocando siempre

que hurtas en el cajón pleno de sobras,

- como cualquier político - la triste

protesta estomacal de ávidas moscas!

 

Para después ladrarle

por las noches, bien harto de carroña,

- como cualquier político - a la luna,

creyendo que es algún queso de bola...

 

¡Ah, perro miserable,

que humilde ocultas con temor la cola,

- como cualquier político del día -

y no te da un ataque de hidrofobia!

(Luis Carlos López)

 

Dramático:

 

Este estilo pertenece a un género literario bien conocido: el dramático (obras escritas para teatro). El estilo -como el género- es mezcla de elementos objetivos y subjetivos. Es un estilo propio de las obras de teatro.

 

Épico:

 

Es un estilo predominantemente objetivo, lo mismo que el género de su nombre. Este estilo tiene como finalidad narrar las grandes hazañas. Ejemplo de este estilo son los Canta-res de Gesta. Entre los poetas colombianos, Aurelio Martínez Mutis escribió poesías épicas como: La Esfera Conquistada; La Epopeya de la Espiga; La Epopeya del Cóndor, etc.

 

Lírico:

 

Es muy subjetivo. Ahonda en lo más profundo de cada ser y expresa los estados de alma del escritor. La mayoría de las veces es un estilo figurado, o sea, que para expresar los sentimientos se ayuda de las figuras literarias. Son modelo de este estilo las obras Platero y Yo de Juan Ramón Jiménez (español), La Luna Nueva - El Jardinero de Rabindranath Tagore (hindú). En Colombia un escritor lírico es Fernando Soto Aparicio. Veamos lo que escribe en su diario la protagonista de la obra Mientras Llueve:

 

“He dedicado toda la tarde a tu recuerdo.

Cuando pienso en ti siento un dolor agradable, una amargura con sabor de panal.

Te sé perdido para siempre y sin embargo sigo teniendo la esperanza de tu cariño.

Cuando el cielo está limpio, por las noches y los astros tienden sobre el mundo dormido caminos de luz, subo por ellos hasta el corazón del infinito para oír cómo palpita tu recuerdo.

Estás dulcemente reclinado dentro de mí, como un niño imposible.

Soy un tallo y cada día que pasa es una espina nueva; pero nada me importa su filo traicionero mientras pueda sentir que tu ternura me hace florecer cada mañana.

Si escribo tu nombre todo se llena de luz a mi alrededor.

Una sola de sus sílabas es suficiente para derruir los muros, para que mi espíritu recupere la libertad.

No me arredran las cadenas impuestas a mi carne. Todo cuanto me interesa es que mi pensamiento continúe libre para estar junto a ti”. (Fernando Soto Aparicio)

 

jueves, 6 de abril de 2023

SEMANA SANTA, 2023

 

“BÚSCATE EN MÍ” - (frase de Santa Teresa de Jesús)

 

 

Lucila González de Chaves

“Maestra del Idioma”

Lugore55@gmail.com

Blog: lucilagonzalezdechaves.blogspot.com

 

 

De repente, leyendo a Santa Teresa, se le aparece a uno esta frase: “búscate en mí”.

 

 Cuenta la santa doctora que una tarde, Jesús se la dijo muy quedo.  ¿Sería para consolarla de su soledad interior o de sus eternos padecimientos?

 

Para los que tenemos fe en Jesús, esta frase sobrecoge, obliga a cerrar el libro y a reflexionar despacio, serenamente.

 

Producto de mis pensamientos es que:

 

Uno vive en su adolescencia y buena parte de la juventud y, quizás, en la madurez, una primera etapa:

 

Se busca en los otros, en los que lo rodean y, al encontrarse, lo que ve es una imagen de sí mismo, fabricada por alabanzas, aplausos, abrazos, frases de amores pasajeros, compromisos sociales, académicos y profesionales que desgastan.

 

 Recibimos títulos de inteligencia, de solidaridad, coronas de perfección, certificados de que somos importantes y eficientes, lo que nos lleva al maligno sentimiento de ‘autosuficiencia’.

 

Con tanta palabrería, con tantos reconocimientos, con tantos amores y tantas amistades, acabamos por no reconocer la verdad de nuestra esencia, por no entender nuestra personalidad íntegra.

 

Cansados de todo lo anterior y a medida que se van diluyendo y agotando tantos menjurjes amorosos, espirituales, sociales, intelectuales, físicos, empezamos a buscar otro refugio: nos buscamos dentro de nosotros mismos y comenzamos una segunda etapa.

 

Ir hasta el fondo de uno mismo es un desafío. Hay quienes tienen miedo de encontrarse, de verse, de conocerse y ¡huyen! Acuden, entonces, al ruido exterior – teléfono, televisión, equipos de sonido, conversaciones a gritos, radio, redes sociales - para salir de la prisión amenazante de encontrarse y conocerse a sí mismos.

 

Ir hasta el fondo de uno mismo es someterse a hallazgos luminosos y a hallazgos oscuros. Solo la valentía y la verdadera humildad nos mantienen firmes y dignos frente a ese claroscuro del alma: pasados amores, amistades, compañerismos, éxitos que la gente aplaudió, rencores, desencantos, silencios y olvidos; muy hondamente están las verdaderas manipulaciones nobles u oscuras que todos nosotros, sin excepción, les hemos dado, algunas veces, a las palabras, al comportamiento, a los aplausos, a los regalos, etc.

 

Queriendo poner orden por dentro, empezamos a pulir, a limpiar, a desagraviar, y este último verbo nos retiene, porque tenemos que desagraviarnos a nosotros mismos por tantas mentiras que nos hemos dicho y creído; por no observar y valorar la calidad de nuestras virtudes.

 

 ¡Dolorosa la remoción de la basura interior!

 

Hay basura de todas las clases: espirituales, intelectuales, amorosas, sociales, religiosas, económicas, profesionales, familiares….

 

La mayoría de las personas salen aniquiladas de aquel “adentro”, de aquel examen íntimo, y sellan la puerta de entrada; prefieren regresar a solazarse con lo de afuera, con lo que los demás dicen y hacen, con lo inane, con lo que pasa presto, con la “insoportable levedad del ser”.

 

En momentos de profundo vacío de todo y del cansancio de existir, en una tercera etapa, escuchamos esa VOZ:

 

BÚSCATE EN MÍ”.

 

Los católicos queremos “que Dios esté con nosotros”; otros seres más evolucionados espiritualmente, se “buscan en Él”.

 

 Pero el esfuerzo de buscarse en Él los agobia y pronto están de regreso: unos se escudan en la misantropía, otros en la filantropía, otros en el dejar pasar…...

 

Sigo pensando….

 

Creo que lo determinante, con perdón de la santa doctora, no es buscarse en Él.

 

 Tengo la certeza de que siempre, y desde siempre, estamos en Él. Lo que necesitamos es ENCONTRARNOS EN ÉL.

 

Y, encontrarnos en Él, es tener un alma enamorada, capaz de sentirse abrazada por el Señor, consolada, educada, guiada, inspirada en Él, de tal manera, que con verdad y con sinceridad y con mucha decisión de entrega, podamos decirle y demostrarle, como el profeta Samuel le enseñó a contestar a Elí cuando el Señor volviera a llamarlo:

 

 “Aquí estoy, Señor, para cumplir tu voluntad”.

….


El 15 de octubre es la fecha consagrada a honrar la memoria y a conocer la obra de Santa Teresa de Jesús, “la primera doctora de la Iglesia”, y su exquisita unión con Dios, leamos su oración más conocida: «Solo Dios basta»

 

Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.