miércoles, 13 de septiembre de 2023

MANUELA ZÁRATE

  

COLUMNISTA  MANUELA zÁRATE.

 EL COLOMBIANO- PERIÓDICO DE MEDELLÍN.

 

COSAS QUE UNO NO DEBERÍA SABER

 

Uno no debería saber lo que es una pesadilla recurrente. Esa pesadilla que empieza cada vez que abres los ojos y no cuando los cierras. Uno no debería saber lo que es la reja en la ventana, ni mucho menos en la puerta. Uno no debería saber que lo que es ver tu futuro del otro lado de una cerca, y convencerte de que la única forma de llegar a vivir tu propia vida es caerle a patadas.

 

Uno no debería saber lo que es sentir labios y huesos secos de miedo. Que bajo la piel lo que late es una estadística y no un corazón. Uno no debería saber a qué huele la muerte, ni a qué saben las lágrimas que caen en el pozo vacío de preguntas imposibles de responder.

 

Uno no debería saber lo que es el frío del desamparo. Uno no debería saber lo que es la mentira. Uno no debería saber lo que es la soledad de pertenecer a un mundo sordo. Uno no debería saber lo que es el temblor de una mano que actúa bajo presión, bajo miedo, bajo resignación. Uno no debería saber lo que es un callejón sin salida. Uno no debería saber lo que es metal en la sien, apúrate porque te voy a matar. Uno no debería saber lo que es morder polvo.

 

Uno no debería saber lo que es tragar palabras, ni mudar sentimientos para obligarse a sobrevivir. Uno no debería saber lo que es vivir nadando a contracorriente no para alcanzar la cabecera del río, sino porque te empujaron. Uno no debería saber lo que es sentir que la vida pasa en un bote, y uno no navega, sino que se deja llevar por cualquier corriente. Y no hay ni isla ni naufragio, solo el destino a la deriva.

 

Uno no debería saber lo que es una mirada que es un témpano, que te despoja de tu humanidad y te siembra la desesperanza. Uno no debería saber lo que es una trinchera ni un grito de dolor que es más un aullido animal que una expresión de tristeza. Uno no debería saber lo que es correr a campo traviesa, desnudo, sintiendo que cada paso que das es en falso. Uno no debería saber lo que es la trampa ni debería saber lo que es haber nadado con las alimañas.

 

Uno no debería saber lo que es la página en blanco. Blanco como una eternidad neutra. Uno no debería saber lo que es ser tu propio censor. Uno no debería saber lo que es tirar al suelo sus sueños, cansado, derrotado, uno no debería saber lo que es temblar porque reconoces en tus pensamientos algo más parecido a unas ruinas.

 

Aunque tal vez es lo contrario. Quizás hay que saber lo que es el desastre y la tragedia, el dolor, el llanto, la agonía, la impotencia, el silencio, el desencuentro, la pérdida momentánea de la esperanza, la lágrima seca, el grito reprimido, la lengua paralizada, el eco del latido. Aunque no se quiera ni se deba, tal vez hay que saberlo.

 

Para aprender lo que es la resiliencia, la fuerza interna, para saber que siempre hay una vuelta de hoja, un camino alterno, la posibilidad de un comienzo. Para poder construirte y al mirarte al espejo no mirar solo un reflejo, sino identificar de qué estás hecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

 

 


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