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Pedro Calderón de la Barca,
el español filósofo, dramaturgo y poeta
25 febrero de 2018 - 02:00 PM
Fue Calderón de la Barca (1600 – 1681), un teólogo y un aristócrata del
espíritu. Recibió la ordenación sacerdotal en 1651.
Sus obras son la cumbre del barroco en el teatro español. Su técnica
escritural buscó siempre una arquitectura perfecta, gracias a la fusión de lo
poético y lo dramático. Por eso, su teatro es aristocrático,
pulido, suntuoso; a veces, de sentido filosófico.
Sus obras teatrales más representativas:
La vida es sueño
Es el modelo de la concepción filosófica de Calderón. El tema: las
luchas interiores frente a la libertad del hombre, que el príncipe Segismundo
libra diariamente en su encarcelamiento, debido al vaticinio de las estrellas
consultadas por su padre.
Segismundo es príncipe de Polonia, “hijo de la fragilidad de la
existencia y del sueño de la vida”. Sus rasgos más característicos son: una
mente reflexiva y su decisión de vencer el destino que, al nacer, le señalaron
los astros.
La conciencia de la libertad que posee lo pone en conflicto con el
destino. Al final de la obra, al asumir la realidad de los hechos, se
convierte en un sabio gobernante.
Según los críticos, Segismundo representa los siguientes conflictos:
La voluntad frente al destino.
Libre albedrío y determinismo.
La fuerza de la educación.
Segismundo no hubiera sido brutal si no se le hubiera tratado
brutalmente. La educación no lo adaptó a la sociedad. Tenía que actuar
salvajemente quien fue tratado como una fiera. Segismundo sufre la opresión de
su padre, el rey Basilio.
Las diversas circunstancias llevan a Segismundo a considerar la
vida como una ilusión, como un sueño. El final de la escena XIX de la Jornada
Segunda es clave:
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son.
Pero la cumbre de esta obra está en uno de los monólogos de Segismundo,
en la escena segunda de la Jornada Primera (p.149):
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí,
contra vosotros naciendo;
aunque si nací
ya entiendo
qué delito he cometido:
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
……………………….
¿Qué más os pude ofender,
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
…………………………….
Y teniendo yo más alma
¿tengo menos libertad?
…………………………..
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío:
¿Y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
Nace el arrollo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
………………………………
Y teniendo yo más vida
¿tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón:
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
exención tan principal
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
La gran percepción poética de Calderón de la Barca, a través de toda su
producción dramática, y en especial, en la obra La vida es sueño,
nos muestra que todas las cosas del mundo son ilusorias, carecen de valor en
sí, aparte del que les confiere la vida de nuestros sentidos y nuestras
pasiones.
A Basilio, rey de Polonia, un experto en astrología le anunció que
tendría un hijo, pérfido y malvado, que lo derribaría del trono y hundiría al
país en la anarquía. Para evitar tanta desgracia, Basilio mandó encerrar a su
hijo Segismundo, en cuanto nació, en un castillo perdido entre los
bosques y confiado a la custodia y vigilancia del criado Clotaldo.
Al final de la obra, Segismundo recobra la libertad, porque una gran
multitud lo reclama como sucesor del reino de Polonia; en largas luchas vence a
los ejércitos de su padre, el rey Basilio. Segismundo llega a ejercer el
reinado con rectitud de ánimo y carácter sereno.
El gran teatro del mundo
Es un Auto Sacramental**, escrito en un acto y en verso.
El Creador (Autor) inicia el “Auto” invitando al Mundo a preparar un
espectáculo con los personajes creados por él. Mientras el Mundo prepara el
escenario, el Autor llama a siete personajes y les distribuye los papeles:
¡Venid, mortales, venid
Para que representéis
En el Teatro del Mundo!
Yo entre todos quiero
Repartir estos papeles.
(Salen: el rico, el rey, el labrador, el pobre, la hermosura, la
discreción y un niño).
Frente a las quejas que cada uno opone por el papel que le toca
representar, el autor dice:
-Con cualquier papel se gana;
Que toda la vida humana
Representaciones, es.
El escenario tiene dos puertas: en la primera está pintada una cuna; en
la otra, un ataúd.
A los personajes les está prohibido ensayar; tienen que improvisar.
Salen a escena, guiados solo por una misteriosa voz que les dice: “Ama
al otro como a ti, y obra bien, que Dios es Dios”.
Empieza la improvisación:
El Rico se entrega a los placeres.
El Labrador trabaja y protesta.
El Rey presume de su poder.
La Hermosura se complace en sí misma.
El pobre mendiga inútilmente.
La Discreción se crece.
Cuando cada personaje ha dado pruebas de sus excelentes calidades, el
Mundo lo saca de la escena por la puerta
del ataúd. Luego viene el momento de los premios y castigos según su
representación:
A la Mesa Eucarística son invitados la Discreción y el Pobre. El Rey, la
Hermosura y el Labrador son enviados al Purgatorio. El Niño, no nacido, va al
Limbo. El Rico, al Infierno.
El crítico A.R. Ferrarin conceptúa: “La obra representa el libre
albedrío humano que en unión de la Gracia, un don de Dios representada por la
voz misteriosa…. puede obrar la salvación…. Es notable la habilidad de Calderón
para dar cuerpo a unos conceptos teológicos…”.
Menéndez y Pelayo afirma: “Calderón de la Barca es el más grande autor
en el género simbólico”.
……..
** Auto Sacramental:
Composición dramática religiosa, en un solo acto y en verso, para ser
representada en la fiesta del Corpus; con personajes alegóricos como: la
Avaricia, la Iglesia, los Pecados, el Hombre, etc., y con temas, de
preferencia, eucarísticos.
(Apartes de la obra)
………………………….
Pasarán con pies enjutos
Los hebreos desde Egipto
Los cristales del mar rubio….
Para salir con la ley
Moisés a un monte robusto
Le arrebatará una nube….
(en la tercera jornada de la obra, da anuncios de que habrá mayores
portentos):
“En tres jornadas,
Tres leye y un estatuto
Los hombres dividirán
Las tres edades del mundo
……………………………….
Al que hubiere de ser rey,
Púrpura y laurel augusto;
Al valiente capitán,
Armas, valores y triunfos;
Al que ha de ser el ministro,
Libros, escuelas y estudios;
Al religioso obediencias;
Al facineroso, insultos;
Al noble le daré honras
Y libertades al vulgo….
A la que hubiere de ser
La dama , le daré sumo
Adorno en las perfecciones
Dulce veneno de muchos…..
¡Venid , mortales, venid
Para que representéis
En el Teatro del Mundo!
Yo entre todos quiero
Repartir estos papeles.
(Salen: el rico, el rey, el labrador, el pobre, la hermosura, la
discreción y un niño).
Dice el rey:
Sopla Aqueste polvo
Para que representemos.
Dice la Hermosura:
Solo en tu concepto estamos,
Ni animamos ni vivimos,
Ni tocamos ni sentimos.
Dice el labrador:
A tu mandamiento estoy
Como hechura de tu mano.
Dice el autor:
Si el hombre elección tuviera,
Ningún papel quisiera;
Todos quisieran hacer
El de mandar y regir….
-La hermosura humana, tú
-Tú has de ser el labrador
-Tú de discreción harás.
-Tú eres el mendigo.
-Tú, niño, sin nacer morirás.
Frente a las quejas que cada uno opone por el papel que le toca
representar, el autor dice:
-Con cualquier papel se gana;
Que toda la vida humana
Representaciones, es.
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