PERFIL ÈTICO-PEDAGÒGICO DEL MAESTRO DE ESTE TERCER MILENIO.
El siguiente diálogo corresponde a la historieta cómica
“Artemio”. Los personajes son: el hijo de Artemio, un intelectual, adolescente
comprometido y demasiado serio frente a las encrucijadas de la vida; el
interlocutor de este joven es alguno de sus compañeros.
Compañero:
¿Qué te sucede?
Hijo de Artemio: No me siento bien. Tengo problemas éticos.
Compañero: Y
¿tanto te afecta?
Hijo de Artemio: Sí… ¿Tú nunca has tenido problemas éticos?
Compañero:
No, yo tengo muy buena salud… es más, ni sé dónde queda
la ética.
Si reflexionamos un poco sobre este texto de la tira cómica,
encontramos lo siguiente:
l. La
explicación del compañero del hijo de Artemio es la verdad actual de nuestra
sociedad, de nuestras familias y –lo peor- de cada uno de nosotros.
2. El concepto
de ética es impreciso para la mayoría de nosotros.
3. La otra gran mayoría de ciudadanos colombianos han
llegado maliciosamente a no asumir la semántica de la palabra ética, porque hay
algo que caracteriza esta sociedad de la posmodernidad, y es que está
constituida por individuos incomprometidos y facilistas.
4. Otro gran
número de personas llamadas a hacer historia, a crearla y a orientarla, hablan
mucho de ética pero no la practican, no saben “dónde queda”, como le pasa al
amigo del hijo de Artemio.
5. Podemos
agregar que la ética debe estar, tiene que estar en lo personal y en lo
profesional para que exista, entonces, una ética colectiva. Alguna corriente
filosófica sostiene que la ética debe mirarse desde dos aspectos: el práctico,
que tiene mucho que ver con los actos humanos en cuanto al obrar consciente y
libre; y el aspecto normativo, en cuanto a la regulación de los actos humanos. Indudablemente,
este tercer milenio tendrá una nueva sociedad, cuyas posibles características
serán:
l. Los hechos más
significativos estarán jalonados aún más por la ciencia y la tecnología.
2. Los jóvenes
seguirán siendo rebeldes y no creerán ya en tantos esquemas culturales
heredados del pasado; quizás juzgarán marchito y agotado lo que para nosotros
ha tenido vigencia histórica.
3. La
velocidad será especial vivencia de poderío. Presionar el acelerador significará
dilatar la personalidad y sentirse trascendente.
4. La nueva
sociedad desconfiará de las generaciones que le precedieron, porque no supieron
organizar un mundo satisfactorio.
5. Será una
sociedad de audacia y de energía, que en su empuje querrá quebrar y disolver
formas viejas de vida y pensamiento.
6. Una
sociedad nueva cuya principal crisis, quizás, se halle en la perplejidad frente
a la elección de los valores por los cuales sus mayores creyeron que valía la
pena sacrificarse.
7. Habrá nuevas
expresiones de la relación del hombre con la propiedad, con sus semejantes y
con las ideas. Y si esa relación es
impropia, ¿a quién le corresponde estructurar sólidamente para evitar
diferentes desplomes de la sociedad? Al
maestro, ¿verdad?
Estamos viviendo el “boom” de la pedagogía: nunca se
había hablado tanto de ella como en la actualidad; hoy se siente más la
necesidad de mejorar, renovar los medios, los métodos y las técnicas para el
proceso enseñanza-aprendizaje. Para aplicar esos procesos pedagógicos, el
maestro necesitará un comportamiento, un carácter cuyas especificaciones
deberán ser:
l. No podrá
buscar la ética fuera de sí mismo; la ética viene de adentro, está dentro de
cada uno de nosotros.
2. Deberá
tener como soportes de su existencia la reflexión, el compromiso, la dignidad,
la entrega.
3. Cultivará
con ahínco la comprensión, para que sea posible la pedagogía del amor sin
hipocresías ni intereses personales.
4. Tendrá que
estructurar de nuevo el concepto de libertad, la cual sólo sirve para
entenderse con los demás y poder
convivir.
5. Hoy, invade
a algunos maestros la angustia de no poder precisar la nueva imagen del hombre
del mañana. Quizás esta crisis tenga una solución: no permitir en el presente
la desintegración de la personalidad del alumno.
6. El maestro
tendrá que dar testimonio de una vida comprometida, no de una vida montada
simplemente en el esquema de facilitar el paso de la existencia de los demás,
por el amor al dinero y la satisfacción personal.
7. Deberá
reaprender que los alumnos no pueden vivir junto a su maestro una atmósfera de
falsedades, incumplimiento, protestas por todo y muy mal manejadas,
contradicciones; no podrá ocurrir, porque ello significa para el alumno
absorber deshonestidad, desamor, descuido, desamparo, angustia, baja
autoestima, inconformidad no precisada.
8. Los
técnicos y tecnólogos serán absolutamente necesarios en este tercer milenio;
pero, el maestro ha de saber que sólo él es quien despierta la inteligencia
moral, la inteligencia ética, al decir del sabio pensador Krishnamurti; y para
realizar esta tarea inmensa debe estar libre del deseo de poder, de posiciones,
de coacciones sociales y políticas; sólo así podrá crear una nueva cultura, una
nueva civilización.
9. El maestro
de este nuevo tiempo, a la par que erudito, tendrá que ser sabio: aprender él
mismo y enseñar a sus alumnos a pensar con claridad y sin prejuicios para que
no sean interiormente esclavizados, temerosos, resentidos.
10. Sentir la
importancia de tener armonía espiritual, sensibilidad a la belleza; esto sólo
se logrará conseguir si el maestro se da cuenta de la humana confusión que hay
dentro de cada uno de sus alumnos, cuando busca hasta descubrir lo que requiere
cuidado, afecto, consideración.
11. El maestro
no podrá permitir que su autoridad entre en crisis, por tanto, tendrá que tener
en cuenta algunos soportes como:
exigirse a sí mismo lo que exige en los demás; tener sobriedad y
prudencia en el ejercicio de la autoridad; dar mucha importancia a lo positivo;
tener claridad en las ideas, ser consecuente con ellas y expresarlas en un
lenguaje preciso y adecuado; fomentar un clima de confianza para que el
dialogar con sinceridad sea un factor liberador de los problemas académicos,
emocionales y, por sobre todo, los éticos.
La nueva pedagogía del maestro de este tercer milenio
tendrá que:
l. Encontrar
un sentido a la historia personal del alumno y a la historia colectiva para
evitar en las jóvenes generaciones la sensación de desamparo.
2. Colaborar
para que la nueva sociedad entienda que es, por lo menos, absurdo vivir sólo de
ciencia; que es necesario ir construyendo el futuro con el adecuado manejo de
la creatividad y alimentando fielmente la esperanza.
3. Encontrar
la manera de cambiar la mentalidad heredada de la modernidad, que creyó que el
hombre podía vivir sin asideros espirituales y afectivos. Pienso que son los
asideros del alma y de la inteligencia los que sostienen y sujetan.
4. Difícil, pero
tendrá que probar que en el despliegue de la existencia, todos estamos
obligados a trascender; los alumnos sabrán, entonces, que la trascendencia es
la afirmación de la existencia, según Krishnamurti.
5.
Comprometerse a construir la historia y el saber mezclando las mejores
huellas del pasado y las iluminantes posibilidades del futuro.
6. La técnica
y la tecnología han mejorado y mejorarán aún más las condiciones de vida del
hombre; pero, no será conveniente permitir que ellas anulen muchas de las otras
capacidades del espíritu.
7. Luchar para
llevar a los alumnos a tener fe, a creer en sí mismos y en los demás. Estoy
segura de que la fe les dará a ellos, como a nuestros antepasados, una forma de
seguridad espiritual que los ayudará a soportar su cambiante carácter.
8. Es
necesario que cada individuo tenga una visión integral de la vida, porque sin
ella la pedagogía tendrá muy poca significación. Un pensador oriental dijo
alguna vez: “¿De qué sirve instruirse si en el proceso de vivir nos estamos
destruyendo?”
Termino con las palabras del sabio Krishnamurti: “Tan sólo el amor y el recto pensar
producirán la verdadera revolución, la revolución interna en nosotros mismos
(…). Cuando no estamos en conflicto con nosotros mismos, no estamos en
conflicto con lo demás. Es la lucha interna que se proyecta hacia afuera la que
se convierte en conflicto mundial.”
Lucila González de Chaves
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