jueves, 30 de marzo de 2023

¿CONOCE LA DIFERENCIA ENTRE OÍR Y ESCUCHAR?

 

SABER ESCUCHAR. CLASES DE OYENTES

 

 

Lucila González de Chaves

“Aprendiz de Brujo”

Lugore55@gmail.com

 

 

Oír  es un acto involuntario (se oye caer la lluvia, se oye pasar un avión).

Escuchar  es una acción deliberada (se escucha una sinfonía, una conferencia, se escucha a un amigo). Escuchar es un modo de aprender. Por mucho tiempo, la palabra fue el único medio de comunicación. Luego vinieron los libros, pero en el siglo XX la palabra retomó su poder en la radio, la televisión, como medio de enseñanza directa en simposios, seminarios, coloquios, foros, mesas redondas.

 

Clasificación de los oyentes:

 

1.El oyente agresivo: se sitúa lejos de quien habla. Casi nunca está relajado. Su rostro es hermético, su entrecejo fruncido y habla en frases cortadas. Es un personaje solitario.

 

2. El oyente obsesionado por una idea fija: interpreta todo lo dicho únicamente en el sentido de sus propias ideas. Todo lo que propone es siempre en función de su misma idea, pero bajo formas diferentes.

 

3. El oyente bufón: es un niño grande. Su ambición es hacer reír, no escuchar. Se enorgullece de sus juegos de palabras. En el fondo pretende rehuir el esfuerzo que exige escuchar.

4. El oyente aprobador: se sienta muy cerca de quien habla. Aprueba todo lo que escucha, bien con movimientos de cabeza o con gruñidos. No admite que se critique al hablante; de esta manera, corre el peligro de perder su sentido crítico.

 

5. El oyente distraído: se le dificulta sostener la atención. Concentrado al principio, toma buena notas de lo que escucha; luego, todo desaparece: atención y notas. Excelente dibujante, llena su papel de figuras complicadas y arabescos. Aísla las palabras del contexto y desvía el tema con preguntas no adecuadas.

 

6. El oyente charlatán: este caso incluye siempre dos personas. Llegan al tiempo y se instalan confortablemente en un rincón del aula, de la sala, del auditorio, lejos de quien habla para no molestarlo. Su conversación sigue de manera discreta. En esta clase está también el oyente que toma la palabra y no se decide a dejarla, es víctima de la magia del verbo.

 

7. El oyente silencioso: éste o es tímido y está paralizado por el miedo, o es indiferente, pues cree que ya todo lo ha visto y oído; su espíritu está ausente. Este oyente puede también sentirse superior: mira desde su altura a todos y se pregunta qué hace él junto a gente tan mediocre, o es acomplejado, pues juzga que todos son superiores a él; se dedica a tomar notas con mucha atención. El oyente silencioso puede también ser hostil: siempre está descontento; a veces abandona el lugar y se siente enfurecido.

 

8. El oyente perfeccionista:  sólo está pendiente del más mínimo error que pueda cometer el que habla, y se regocija con ello.

9. El oyente sabelotodo: como cree que todo lo sabe, puede volverse agresivo cuando considera que los demás no le reconocen su ciencia universal. No le ve sentido a lo que oye, pues considera que ya no hay nada para aprender.

 

10. El oyente ideal: tiene las siguientes cualidades:

a) Libre y maduro. 

b). Abierto a los demás (acepta respetuosamente a quien habla).

c)  disponible (con tiempo para todos). 

 d) capaz de mantener la atención. 

e) activo (escucha con buena voluntad, con los cinco sentidos, y con sus ademanes manifiesta su respetuosa aceptación del hablante).

 f) Sin prejuicios (ni sociales, ni culturales, ni de edad, ni religiosos).

 g) Escucha con los ojos. No se encierra en sí mismo ni en sus notas; mira con atención al interlocutor.  

 

Cómo ejercitar la escucha

 

1.  Forzar el oído. El oído es perezoso. Conviene escuchar la radio o la televisión en el límite de la percepción (más bajo).

2.  Medir la memoria. Después de escuchar (conferencias, discursos, clases, conversaciones), evocar las ideas en el orden en que fueron expuestas por el hablante.

3.  Obligar al cerebro a que se concentre exclusivamente en lo que vamos escuchar: conferencias, explicaciones, y desde luego y muy importante, la conversación, bien sea familiar, grupal, amistosa, etc.

4.  Analizar una exposición, grabarla, y al oírla, anotar ideas y palabras claves (esto ayuda a comprender lo mucho que sobra en ideas y en palabras, el abuso que se hace del idioma).

5.  Leer en los labios: quitar el volumen, en televisión, por ejemplo, y adivinar lo que dicen.

 

Escuchar es un acto de la voluntad, necesario en todo momento de la vida. Hay mucha más exigencia para escuchar que para hablar, y mucha más dificultad en formarnos como oyentes o escuchas, puesto que exige paciencia, humildad, aceptación honrada y cordial, comprensión ajena a prejuicios, respeto por las ideas y las palabras de los demás.

 

 

martes, 21 de marzo de 2023

21 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA

 


Poesía culta y popular. La trova y la copla 

 

por: Lucila González de Chaves

“Aprendiz de Brujo”

Maestra, periodista y escritora

Lugore55@gmail.c

 


El escritor español Víctor Corcoba Herrero dice:

 

“En la poesía están todas las emociones, todas las identidades creativas y todos los cánticos liberadores. Hay que volver a ella para hallarse consigo mismo y aproximarse a lo absoluto, para reencontrar la paz malgastada y borrar de la memoria amores que no son”.

 

“En el perenne gozo de la enigmática belleza (que es la poesía) anida la autenticidad de la que estamos hambrientos…

 

“La poesía es una exigencia para dar voz a los sentimientos arrinconados… A la poesía hay que reconocerle su efecto socializador, su carácter persuasivo y único. Convive con cada uno. Forma parte de nuestra existencia. Lo decía Bécquer: ‘Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía’.

 

“Los intentos del ser humano por comprender el origen de los dioses y, en ellos, del cosmos, encontraron su primera locución en la poética….

 

“La poesía es imprescindible y necesaria en la época actual, aunque sólo sea para poder respirar placenteramente y saber que existimos con pensamientos renovados y libres de ataduras…

 

“En el fondo, un poema no es algo que se ve, sino algo que se siente…”  (Apartes de una de sus columnas periodísticas).

 

 

 

La poesía culta 

 

Surge del sentimiento, la inteligencia y el lenguaje depurado y fino del poeta. En él, la poesía alcanza el nivel literario; es la poemática del pensar, el símbolo, para que el estado de espíritu del autor pueda tener eco en el oyente o en el lector.

 

La poesía culta mueve los estados del ánimo, a causa de la altura de  pensamientos y de la belleza de las imágenes.

 

Los elementos de la poesía son: tema, contenido, materia (la palabra), forma que es la exposición del tema a base de aprovechar al máximo los valores fonéticos y la fuerza sugestiva de la materia verbal.

 

A partir del Romanticismo, la expresión “Obra Poética” se emplea como sinónimo de obra de arte, bien lograda, y merecedora de elogios.

 

Pero la poesía de vanguardia desecha la tradicional exigencia de belleza, tanto en el objeto como en su representación artística, y se ha vuelto racionalista. Se ha desprendido también de la rima y de los moldes formales. Así, el impulso poético se trasforma en palabras, sin más límites que su propia fuerza y la capacidad expresiva del poeta.

 

La poesía popular 

 

Ante todo, es mezcla de la filosofía del pueblo y de la realidad. Dicho con las palabras de un crítico: “Es el preferencial enfoque de la atención artística sobre la realidad”. 

 

A veces pretende obtener de los lectores ciertos efectos didácticos, morales o políticos. Alguna poesía popular no se acerca demasiado a su público, quizás para no confundirse con él, o para no configurar la cultura  de las masas.

 

Otra poesía popular, en cambio, está en condiciones de operar sobre las masas, como las trovas y las coplas, que son poesía “oral y de diversión”, relativa a sus autores no reconocidos o ya olvidados, a su ambiente y a sus circunstancias; poesía que, si no se escribe enseguida, tiende a ser olvidada.

 

Esta poesía encierra gracia y donaire y mueve a risa  a causa de sus  agudezas.

 

 

Brotan la trova y copla 

 

De todas partes; las oímos dondequiera, aprendemos sus versos y tonadas: acervo de sensaciones e ideas que viajan con nosotros a través de la vida; se han cantado siempre porque nos llegaron con los conquistadores y colonizadores.

 

Con esa herencia de los caballeros medievales, nuestros poetas improvisadores buscan en su mente una idea primordial cantable, y van elaborando la historia de un suceso, o el proceso de una emoción; van tejiendo la urdimbre de la literatura patria; cada idea cantable, en algunos troveros, empezaba:

 

 

 

Por ser la primera vez

Que yo en esta casa canto,

¡Gloria al Padre, Gloria al Hijo,

¡Gloria al Espíritu Santo!

 

Entre los varios significados de estas dos palabras: trova y copla, la RAE nos da los siguientes:

 

Trova: […] Canción amorosa compuesta o cantada por los trovadores. […]

 

Copla: […]. Composición poética que sirve de letra en las canciones populares. […]

 

 

Cabe destacar, que encumbrados poetas colombianos, como el antioqueño León de Greiff, escribieron coplas de corte humorístico y satírico. Un ejemplo es la que De Greiff dedicó en 1971, al doctor Diego Calle Restrepo:

 

 

En el Alto de Otramina

quedó atrás Titiribí;

me topé con Diego Calle

colorado como ají,

por culpa de tantos tragos

 

que él bebió y que yo bebí.

 


La copla

 

Es la expresión del sentir popular, una forma poética de cuatro versos; el tema puede ser sacado de una canción, de un suceso regional o de un romance de taberna. Los pueblos suelen reflejar su alma en ella; es la esencia de su tesoro folclórico.

 

El campesino -el de antes, el que yo conocí en mi infancia-, en las noches cargadas de estrellas, al terminar la faena, poblaba el aire de notas, rondaba en torno al corazón de una mujer con una copla de amor, o con un lamento de quejas. Los niños escuchábamos esos tiples y esos relatos con un alborozo sinigual. 

 

En la tarde callada y muriente, se escuchaba la copla reveladora:


El mayor de los males

es aborrecer queriendo,

vive el alma padeciendo

ansias que son inmortales.

 

En alguna noche, el tenorio rústico cantaba amenazadoramente, porque el desprecio y el desdén mordían furiosamente su alma:

 

 

Madres, las que tengás hijas

solteras y por casar,

hacé las paredes altas

que yo soy el gavilán.

 

 

Las siguientes son coplas populares antioqueñas, recogidas por un antiguo arrancador de oro en los filones de El Zancudo (Titiribí), y guardadas celosamente por mi abuelo Braulio Lorenzo Restrepo:

 

Antioquia me dio su leche,

Sopetrán mi desventura,

San Jerónimo la muerte,

La Villa mi sepultura.

 

Vivan Guarne y San Vicente,

Copacabana y Barbosa,

Santo Domingo y Cancán

 y el sitio de Santa Rosa.

 

Concordia para dichosa,

Jericó para un enredo,

 Andes para dar tuntún,

Bolívar para dar miedo.

 

Para carate en Antioquia,

para niguas en La Villa,

para muchachas bonitas

Rionegro y la Marinilla.

 

Eran cuarenta los negros

que fueron al Anorí,

mucha plata que trajeron

cuando volvieron aquí.

 

En las calles de Remedios

me puse a cantar un baile,

me decían las remedianas:

¡Por la Virgen, no se vaye!

 

Tus ojos son dos Dabeibas,

tu boquita un Pipintá,

tu cinturita un Darién

con su golfo de Urabá…

 

Yo me vine de Fredonia,

fue por una causa sol

por un pequeño rasguño

de la cruz hasta la cola…

 

Es rico Titiribí

porque tiene minerales

en el cantón de Amagá

trapiches y cañuzales.

 

Yo conocí a Campamento,

menos los santos y el cura,

conocí al mono Barrientos,

el que vive en Angostura.

 

 

El gran representante de la trova 

 

En Colombia, es el doctor Antonio José Restrepo, “Ñito”, (1855- 1933) nacido en Concordia cuando no era municipio sino corregimiento de Titiribí. Además de ser diplomático, político, ensayista, escritor, fue un gran trovero en Titiribí (Ant.)

 

Cuentan sus historiadores, entre ellos, don Efraín Flórez de Titiribí, las innumerables pendencias de  “Ñito” en las fondas de El Zancudo, con los jóvenes Pombales, buscarruidos y petulantes. Uno de ellos tomó el tiple, se encaró con “Ñito” y cantó con arrogancia:

 

Trove, trove, compañero,

dicen que usted es poeta,

y lo creo, pues se ve

que no tiene una peseta.

 

Enseguida, “Ñito” rasgueó su tiple para replicar:

 

No tener una peseta

es el mayor de mis males.

Ah malhaya ¡quién tuviera

plata como los Pombales!

 

Y sin dar lugar a ninguna interrupción:

 

¡Ah malhaya! Quién tuviera

plata como los Pombales

Lo que no tienen en plata

lo tienen en animales.

 

Lo que no tienen en plata

lo tienen en animales.

Porque son la misma cosa

animales y Pombales.

 

Porque son la misma cosa

animales y Pombales.

Los unos viven en rancho

y los otros en yerbales.

 

Los unos viven en ranchos

y los otros en yerbales,

pero comen yerba todos,

animales y Pombales.

 

Pero comen yerba todos, 

animales y Pombales.

Y se embuchan de aguamasas,

de aguamieles y aguasales.

 

Y se embuchan de aguamasas

de aguamieles y aguasales,

porque no son más que buche y cachos,

 animales y Pombales.

 

Dice un antiguo periódico de Titiribí (hojas ya amarillentas de mi abuelo) que en ese momento aumentó el consumo de aguardiente, se armó la pelea, rompieron los tiples de unos contra los otros, llegó la Policía y muchos fueron a dar a la cárcel.

 

 

 

 

 

 

sábado, 11 de marzo de 2023

UNA GRAN POETISA HA MUERTO


 

 

EN HOMENAJE A LA GRAN POETISA QUE SE HA MARCHADO

 

Mara Agudelo y su clamor en el tiempo

Lucila González de Chaves

maestra, periodista y escritora

lugore55@gmail.com

Medellín

 

Querer sentirlo, verlo y adivinarlo todo;

Tener la mente y llamas y los pies entre el lodo.

 

Con la lectura del último libro de la excelente poetisa Mara AgudeloClamores al atardecer, traigo a este presente, la anterior precisa definición del nunca olvidado poeta Guillermo Valencia, refiriéndose a José Asunción Silva, en su inigualable poema Leyendo a Silva.

 Encabezo esta triste nota evocativa con tan incomparable apreciación, porque Mara también fue ese ser que define Valencia.

¿Se despide Mara? No lo sabemos. Leemos en su ofrenda: Clamores al atardecer llega a ustedes cuando me acerco a los 88 años [] He cumplido con amor y constancia mi vocación [] Va mi libro para los amantes del libro que aún quedan.

Y en el primer poema, Mensaje, nos dice: “¡Oh, si pudiera dejaros / antes de mi partida, este yo positivo / que me invade, / esta resurrección que me transforma, / esta salmodia dulce que me exalta! / Este anhelo supremo de crear / y destruir / todo lo que no debe ser.

En El viaje, estas palabras hablan de desasimiento: Calzaremos de amor nuestras sandalias / y nuestros corazones. / De amor hasta la última pisada. / Hasta el último polvo en el camino. / ¡Después como cansados, / dejaremos el alma reclinada / en cualquier madrugada!

Todos cuantos amamos la palabra hecha luz, verdad y armonía admiramos a Mara Agudelo en quien el verso se hizo denuncia, confesión, hermandad, ternura, súplica, solidaridad con los más humillados y ofendidos al decir de Dostoievski.

Muchos poetas y críticos califican su producción como Poesía de protesta. Pienso que, poesía social, sí; pero no protesta, porque la ternura de Mara, la limpieza de su mirada, la elegancia y estructura de su lenguaje no le permiten posiciones desordenadas, ni gritos ni adjetivos desobligantes. Ella es una dama sensible que toca nuestros corazones, para que veamos y sintamos el gran dolor del mundo.

Retengamos por un momento estas líneas del libro citado: Si fuéramos guerreros /asaltaríamos el mundo en un instante / para buscar al hombre / y transformarle el alma; / para matar el hambre, y escribir / libertad por todas partes, / hasta que se arrodillen / las palabras.

Y, ¿ternura?, leamos: “¡Hermano campesino / pequeño dios agrario / corazón de montaña! / Hermano campesino, / niño de los trigales, / alumno de la hormiga / y las abejas / ¿cuándo veremos / nuestra patria limpia, / de malezas humanas?

Otras pruebas irrefutables de auténtica poesía, tomadas de varias de sus producciones poéticas, son:

“… que los niños del campo griten que somos muchos, que el mundo es una granja de esperanzas…”

Si la patria es de todos / todos deben caminar a las aulas, / con un libro en sus manos / y una esperanza bajo el sol.

La realidad es otra / es esto que lastima que recorre la sangre / sube a la piel del alma y se asoma a los ojos / con un tinte de lila en la mirada.

Epifanio: hoy como ayer / Antioquia canta airosa / tu himno de alabanza / porque tanto dolor y tanto llanto / no han podido dar muerte a la esperanza.

_Te necesito, ¡ oh, Dios, te necesito / porque me queda grande esta tristeza; porque me duele ver tanta pobreza / que borrona tu Ser.

 

 Por eso yo afirmo que los versos de Mara Agudelo están inspirados en todos nosotros, porque todos, todos, somos desposeídos, huérfanos de algo o de alguien... huérfanos de alguna presencia, de alguna palabra, de una mirada, o de posesiones; también de posiciones...

Aplaudo la libertad de Mara para estructurar su libro antológico. No necesitó asesores, ni amigos, ni buenos declamadores, o amables lectores. En el silencio de su alma y en el latir de su corazón, fue recogiendo las fulgentes joyas que nos entrega en su libro elegantemente editado: Clamores al atardecer.

Despaciosamente, leo estos versos de Mara y reitero mi apreciación: ella detiene y analiza el pensamiento, lo soporta en la emoción y lo moldea, luego, en las palabras que le salen en tropel. Un tropel en donde nace su hermoso juego poético de las metáforas, de los símiles, de las personificaciones, de las paradojas

¡Mara y sus versos!

¡Presencia dolorosa del hombre sobre la tierra! ¡Sufren los niños, los ancianos, los derrotados, los olvidados!

 Sufren los recuerdos y las nostalgias, los tiempos de la infancia y los de la ya larga experiencia vivencial. Sufrimos los lectores porque hacemos muy nuestras sus palabras que denuncian, atestiguan y se duelen

Su verso es, también, bello y sonoro cuando testifica su fraternidad con el ser ilusionado, soñador, expectante; con el que crea y ama.

¡Mara, poetisa colombiana, cargada de palabras palpitantes, armoniosas, significativas que nos plantean el dolor de existir, pero también nos entregan ternura, amor, anhelos y esperanzas!

¡Mara, te has marchado; cómo nos dueles!

Medellín, marzo de 2023