lunes, 29 de enero de 2018

DRAMA EXISTENCIALISTA DE SARTRE



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A puerta cerrada, el drama existencialista de Sartre

28 enero de 2018 - 02:00 PM
La maestra Lucila González de Chaves se adentra en esta obra clásica del teatro existencialista y explica sus incidencias y dramas.

Jean-Paul Sartre (1905 – 1980). Filósofo, escritor y dramaturgo francés, es el representante del existencialismo. Participó en la Segunda Guerra Mundial y estuvo prisionero de los alemanes. Es posible que quisiera calmar su náusea interior dando a conocer todo lo que pensaba, lo que hacía, valiéndose de todos los medios: novela, teatro, conferencias…
Como testigo de su generación, la de post-guerra (literatura comprometida), plantea cuestiones palpitantes y presenta tipos y circunstancias en un ambiente de inquietud. Uno de sus críticos señala que  “a partir de 1914, la Primera Guerra Mundial, la revolución rusa, la mal entendida democracia de algunas naciones, el fascismo, el nazismo, la Segunda Guerra Mundial, la pérdida de la libertad de muchos países, el peligro de una guerra nuclear…, en síntesis, la angustia, forma de la vida presente, invade todo el ser”.
Después de cada conmoción histórica surge un movimiento que deja huellas profundas. De las guerras napoleónicas surgió el “romanticismo”. De la guerra de 1914 – 1918, el “dadaísmo” y el “surrealismo”. La guerra de 1939 - 1945 trajo el “existencialismo”.
Los jóvenes, después de la Segunda Guerra Mundial, se encontraron solos, desorientados, desesperanzados, sin hogar. A esa angustia mezclaron el anhelo de libertad, y como escape, se refugiaron en la música estridente, se vistieron con camisas negras, usaron sandalias espartanas. Como manifestación falsa del existencialismo, se puso de moda dejarse crecer el cabello, tomar droga, no estudiar ni trabajar; renunciar a todas las esperanzas y proclamar que la vida es un asco; y para todo eso, se reunían  en París, en Saint Germain des Prés. Pero  aquello no era existencialismo.
El existencialismo es una doctrina que trata el doloroso problema de la existencia humana, y no da lugar ni al humorismo ni a la fantasía.
Sartre creía que ELEGIR Y RESPONSABILIZARSE son fundamentales para el hombre. Por eso su teatro es de ideas;  lleva al espectador a poner atención a los más graves problemas de nuestra existencia; acomete problemas que afectan directamente la vida humana y crea personajes desagradables.

“A puerta cerrada”

Es una de sus obras de teatro existencialistas, estrenada en 1944.  En un cuarto (del infierno), Sartre encierra a tres desconocidos que van asumiendo conscientemente sus crímenes. Una habitación herméticamente cerrada en la que TIENEN que convivir  José Garcin, publicista y hombre de letras, muerto de doce balazos por cobarde,  y dos mujeres: Inés Serrano, empleada de correos, muerta a causa de que su compañero le abrió la llave del gas, y Estela, la coqueta y “fácil” muchacha, quien murió a causa de una neumonía, pero que cometió el crimen de matar a su hijo. Ella se interroga: “¿Por qué nos han reunido?... ¿Para qué?... Los miro y pienso que vamos a continuar juntos”.
Garcin responde: “Ninguno puede salvarse solo; tenemos que perder juntos o salir juntos del apuro”.
Inés dice: “Estamos en familia…. En la familia de asesinos… estamos en el infierno… ¡en el infierno! ¡Condenados! Está condenada esta santita. Condenado el héroe irreprochable… Hay gentes que han sufrido por nuestra causa hasta la muerte, y eso nos divertía ¿no? Pues ahora hay que pagarlo…. No tenemos tortura física, y sin embargo estamos en el infierno…. El verdugo es cada uno de nosotros para los demás…Yo soy mala; eso quiere decir que necesito el sufrimiento de los demás para existir….”.
Los tres tienen que vivir en un infierno; tendrán que soportarse, fijas las miradas los unos en los otros, cada uno con sus culpas y sus castigos. Garcin, soñó ser un héroe de la guerra, pero murió como un cobarde. Las mujeres, una muy femenina; la otra, viril y lúcida. Ninguno de los tres  podrá cerrar los ojos, tendrán que vivir con ellos abiertos porque hay permanente luz y el cuarto está herméticamente cerrado. Esta obsesión de los ojos abiertos y fijas las miradas unos en otros, se repite a través de la obra:
Garcin afirma: “todos tenían los ojos clavados en mí”. Estela declara: “Cuando no me veo, me pregunto si existo de verdad”. Inés dice: “No les quitaré los ojos de encima”. Estela a Garcin: “No puedo amarte mientras tengan los ojos puestos en mí”.
Viven molestos; discuten, al contar cada uno la causa que lo llevó a esa situación. Todo les resulta inútil. Se dan cuenta de que no hay nada que hacer, y resignadamente, se sienta cada uno en su sillón……
Garcin empieza a llamar a la puerta: “¡Abran! ¡Lo soportaré todo!”
La puerta se abre de repente, pero Garcin no se va, e Inés dice: “¿Quién entonces?.... ¿Quién nos retiene? ¡Resulta que somos inseparables!”
Y Garcin: “Ahora comprendo que estoy en el infierno… esto es el infierno… el infierno son los demás…”
Inés exclama: “¿Comprendes? ¡Estamos juntos para siempre!” Garcin agrega: “¡Para siempre!.... Bueno, sigamos…”
 El telón cae. Y ellos también caen sentados, cada uno en su canapé.


Los estudiosos 

De Sartre se han preguntado: ¿Qué quiso significar el autor con esta obra?
La tortura más grande que padecen, más que vivir juntos, es no poder actuar, no poder modificarse. Los personajes han perdido –por estar muertos -  toda esperanza de recuperación, toda posibilidad de enmienda. Lo que fueron hasta el momento de morir, eso serán siempre.
Otros afirman que a pesar de las contradicciones, de las penalidades y de los distintos caracteres que nos separan, nos necesitamos los unos a los otros. Los personajes utilizan el derecho que tienen de escoger, y, ante la puerta, inesperadamente abierta, eligen quedarse juntos y encerrados.
El marco espacial de esta obra es el infierno. Pero, no un infierno según la concepción de la Edad Media (diablos y candela). Es un infierno que representa el tormento de cada personaje; y cada personaje es un tormento, un infierno para los demás.  Inés, lo dice: “Estamos en el infierno, nunca se condena a la gente por nada”.
 Pero, hay que notar que el único tormento del infierno, para cada uno, son los otros, y el mismo personaje anota que no hay tortura física, solo que están juntos y hasta el fin; y lo reafirma cuando repite que “el verdugo es cada uno para los otros dos”.
Cito las palabras de uno de los intérpretes de esta obra: “El autor ratificó con el espacio de su obra lo intemporal y perdurable del sufrimiento de vivir con los demás. Ese espacio, el infierno, tiene resonancia universal porque objetiviza una situación vital básica del ser humano”.
 “El lenguaje de Jean-Paul Sartre es descarnado y audaz. A veces hay desorden en la exposición de ideas, lo que refleja la desorientación y el desequilibrio de la vida moderna, vida de postguerra. Todo cuanto tiene que decir, lo dice sin sutilezas. Prefiere el simbolismo en las situaciones y en los personajes y no en el lenguaje”.
Esta obra pertenece al llamado “teatro de ideas o de tesis”, en el que las obras apasionan, interesan más por los motivos polémicos que por la acción.

El teatro de tesis
Se caracteriza por:

-Los personajes revelan sus secretos y contradicciones; a veces, ellos son monstruos morales, seres vulgares, mentirosos, cobardes y libertinos.
-La obra de tesis descubre la antítesis entre el ser y el parecer, entre la verdad interna y la externa.
-Presenta la vida como misteriosa compenetración de bien y mal, verdad y mentira.
-Introduce la introspección, el análisis psicológico y sostiene, a lo largo de toda la obra, una tesis que puede ser política, religiosa, filosófica…
-Es un teatro simbólico, es decir: detrás de las palabras, los personajes y las situaciones hay, casi siempre, una verdad amarga.

Es también, 
“teatro del absurdo”.

El teatro del absurdo es un intento del teatro moderno por mostrar la condición humana en su soledad interior, en su nada, en su inutilidad. Sus características principales son:
-Hay abandono de la lógica.
-Los personajes viven en el mundo de la desgracia o de la degradación como en su propio y cómodo universo.
-Ningún personaje intenta que su sufrimiento sea redentor; carecen de humanidad. La abyección en que están sumergidos es propia, connatural a su ser. El dolor no los redime de nada.
-Los autores del teatro del absurdo no conciben al hombre con un poder de elevación y de superación. Un intento de superación no tiene sentido dentro de este teatro.



jueves, 18 de enero de 2018

EL EJERCICIO DE ESCRIBIR

Etapas en el bien escribir



18 enero de 2018 - 12:10 AM

Saber escribir es un permanente aprendizaje, una ejercitación durante toda la vida; no, una culminación.

Escribir es un largo ejercicio que se emprende desde la niñez, y a medida que él va desarrollando competencias o habilidades de comunicación, al mismo tiempo, la escritura va imponiendo condiciones, porque cada vez se vuelve más indispensable y exigente en contenidos y en estilo.
Es posible que al tener en cuenta las siguientes etapas, el escribir sea menos penoso y más fructífero:
1. Preescribir.
Exige: ser un buen lector; manejar correctamente la expresión oral (quien sabe hablar, sabe escribir); tener riqueza de vocabulario, un léxico propio, para no acudir a expresiones ajenas; pensar y jerarquizar las ideas, porque hay que usar conjuntamente el paradigma pensante y el paradigma lingüístico. Por la ausencia de estos factores hay defectos en la redacción, tales como: entender mal el tema y no poder expresarlo con claridad; desenfocar el tema al desarrollarlo, o tratarlo solo en parte, lo que da por resultado: textos inconclusos y, peor aún, confusos; no hay que dar importancia a lo secundario, ni expresar banalidades (palabras vacías y párrafos de relleno).
2. Escribir.
Este ejercicio se hace más funcional si se ponen por escrito las ideas, todas de una vez.
Exigencias: expresar las ideas con lógica (raciocinio); orden (las ideas, las palabras y frases en su sitio correspondiente, porque la sintaxis es necesaria); claridad (transparencia en el texto para poder entenderlo); sencillez (sin artificios, sin ostentación, que son los que hacen que el estilo sea ampuloso, retórico, y esto no enaltece al autor; al contrario, da una mala imagen de rebuscamiento. Otra cosa muy distinta es la “prosa artística”, y en esta, son muy pocos los maestros); naturalidad(la forma de expresión debe estar de acuerdo con el contenido del texto); precisión (exactitud; se necesita riqueza de vocabulario, para no cometer el error estilístico de emplear adjetivos en abundancia, sinónimos sin un buen razonamiento,+ palabras impropias que oscurecen el contenido); propiedad (esta nace de la precisión: usar los vocablos con los significados exactos para evitar ambigüedades); corrección (se alcanza teniendo en cuenta todas las exigencias anotadas).
3. Reescribir.
Es el paso de la composición escrita que más atención, tiempo y responsabilidad exige: es el momento de pulir el texto. Para ello hay que saber y cuidar la ortografía, la gramática, la sintaxis, la semántica, la etimología; utilizar con prudencia y acierto los sinónimos y los antónimos, los elementos de enlace. Todo ello, para evitar errores como: falta de concordancia; el “dequeísmo”; el “queísmo”; el “que galicado”; el “anivelismo” (está de moda decir “a nivel de”, sin importar cuándo es forma correcta y cuándo no); lo mismo que el “seraqueísmo” (muchas personas necesitan esta muletilla: “será que” nos vamos ya; “será que” te cuento; “será que” puedes venir mañana…); evitar, también, la cacografía; el incorrecto uso de verbos y gerundios, etc.
Y, por sobre todo, evitar los adornos expresivos, las frases deslumbrantes, los adjetivos rebuscados, los diminutivos. Todo eso vuelve melindroso el idioma. Evitar hacer uso de las expresiones y conceptos ajenos sin la consabida exigencia de las comillas (es mejor que nos tilden de “especialistas en citas” y no de usurpadores de creaciones ajenas); dejar de lado las frases caracoleantes que vuelven ridícula y monótona nuestra expresión, al dar vueltas y más vueltas a la misma idea, querer explicarla de varias maneras, lo que da lugar a las tautologías.
Algunos autores nos recomiendan hacernos estas preguntas, y en torno a ellas, corregir, aclarar, completar nuestros escritos:
1. ¿Qué dije?
2. ¿Cómo lo dije?
3. ¿Sí dije todo cuanto quería y tenía que decir?
4. ¿Sí entenderán, en su totalidad, quienes me lean, todas mis ideas, mis intenciones, mis propósitos?
Si las respuestas son negativas, es mejor estructurar de nuevo el texto, y utilizar con seriedad el paradigma pensante: hay que pensar, ordenar, jerarquizar las ideas,
No olvidemos que hablamos y escribimos para los otros, no para nuestra narcisista complacencia.
4. Tres grandes fases
La composición escrita (y a veces, la oral) es – solamente – el arte de desarrollar un tema. Dicho arte es la reunión y desarrollo de varias facetas que se producen en nuestro cerebro casi simultáneamente.
Dicho de otra manera, la escritura tiene tres grandes fases:
La invención: búsqueda de las ideas por desarrollar. Según los retóricos griegos la invención comprendía: las pruebas, que instruían y convencían; las costumbres, que complacían; las pasiones, que conmovían.
La disposición: procedimiento por el cual ordenamos y jerarquizamos tales ideas.
La elocución: es el estilo, la forma, el modo de expresar nuestros pensamientos por escrito.
Saber escribir es un permanente aprendizaje, una ejercitación durante toda la vida; no, una culminación.

jueves, 11 de enero de 2018

RENOVACIÓN DEL LÉXICO AVALADO POR LA RAE


Un año de renovación de nuestro léxico amparado por la RAE



11 enero de 2018 - 12:06 AM

“La aporofobia  ha estado presente en la actualidad informativa de 2017: con el drama de los migrantes en diversas partes del mundo, el empobrecimiento de extensas capas de la sociedad en muchos países.

1. Un feliz  2018
De acuerdo con la Ortografía de la lengua española, en los números que designan los años nunca se utilizan punto, coma ni espacio entre las unidades de millar y las de centena.
Cuestión distinta es que ese número no exprese un año en sí, sino una cantidad de años; en este caso sí se introduce un espacio (Hace 40 000 años), pero no el punto ni la coma. Son incorrectas las siguientes grafías: Hace 40.000 años. Hace 40,000 años.
Ejemplos adecuados, correctos: “Puede ser la gran sorpresa  del 2018”. “Esperemos que 2018 traiga mejores noticias que 2107”. “Les deseamos un feliz y próspero 2018”.
  1. Bitcóin - bitcoines
(Pluralbitcoines en lugar de: bitcoins).
Bitcóin es la adaptación al español de bitcoin,  nombre de esta  moneda electrónica.
Con motivo de la aparición de esta criptomoneda o moneda electrónica en el mercado de futuros, también surgieron frases como: “La locura del bitcoin: la divisa virtual alcanza los 16 000 dólares”. “¿Son de fiar los bitcoins?”. “El 31 de diciembre el bitcoin cerró en 14.244 dólares….”.
En español, (conceptúa la RAE) este término inglés se adapta adecuadamente como bitcóin (con tilde); su plural: bitcoines.
En singular, se  escribe con tilde, por ser voz aguda acabada en ene, y con minúscula y sin ningún resalte tipográfico, al igual que  las monedas: dólar, franco, yen.
Las frases anteriores debieron escribirse correctamente así: “La locura del bitcóin: la divisa virtual….”.  “¿Son de fiar los bitcoines?”. “El 31 de diciembre el bitcóin cerró en 14 244 dólares…”
Lea también: Nuestra lengua española y el renovado léxico
  1. “La palabra del año 2017”, es un neologismo.
Aporofobia, neologismo que da nombre al miedo, al rechazo o a la aversión a los pobres.
Es la quinta vez que la Fundación Español Urgente da a conocer “la palabra del año”; escogida entre los términos de la actualidad informativa, que tienen, además, interés desde el punto de vista lingüístico.
Han sido elegidas: escrache en 2013; selfi en 2014; refugiado en 2015; populismo en 2016.
En 2017, la Fundación ha optado  por aporofobia, un término  novedoso que alude a una realidad social arraigada y muy antigua; además, corrosiva.
“La voz aporofobia ha sido acuñada por la filósofa española Adela Cortina en varios artículos de prensa en los que llama la atención sobre el hecho de que solemos llamar xenofobia o racismo al rechazo a inmigrantes o refugiados, cuando en realidad esa aversión no se produce por su condición de extranjeros, sino porque son pobres”.
“Este término se acaba de incorporar al Diccionario de la lengua española (DLE). En septiembre el Senado español aprobó una moción en la que pide la inclusión de la aporofobia como circunstancia agravante en el Código Penal”.
 “Conviene recordar —dice Joaquín Muller, director de Fundéu— la importancia de poner nombre a las cosas para hacerlas visibles. Si  no lo tienen, esas realidades no existen o quedan difuminadas. No se pueden defender o denunciar. En esta ocasión, la filósofa valenciana, Adela Cortina, ha hecho una gran aportación a la sociedad y al idioma, y la Institución ha considerado que es merecedora de ser elegida palabra del año”.
“La aporofobia  ha estado presente en la actualidad informativa de 2017: con el drama de los migrantes en diversas partes del mundo, el empobrecimiento de extensas capas de la sociedad en muchos países…, con las actitudes de algunos líderes y ciudadanos ante estos fenómenos, en las que son claramente visibles el rechazo y la aversión a los pobres y a la pobreza”.
Antes de la decisión definitiva, la Fundación publicó una lista de doce palabras finalistas en la que figuraban otros términos de nueva creación, como turismofobia, que alude al rechazo al turismo masificado; uberización, con la que se denomina un cierto tipo de actividad económica basada en plataformas colaborativas.
Además, otras que traducen o adaptan voces extranjeras, como: aprendibilidad frente a learnability;- noticias falsas por fake news;- y algunas más que, sin ser nuevas, han asumido otros usos o sentidos; es el caso de odiador y soñadores, alternativas a hater   y   dreamers.
Completaban la lista transcomo acortamiento válido de transexual o transgénero; destripe, como alternativa a spoiler;- también, superbacteria.
(Nota: A todas estas últimas voces nos hemos referido, una por una, en columnas anteriores: “Una mirada al idioma”).