jueves, 30 de mayo de 2019

ALGUNOS LIBROS, ¡SIEMPRE MAESTROS!





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Algunos libros, ¡siempre maestros!

29 mayo de 2019 - 09:04 PM


Entre los años 1940 y 1950, la “Feria del libro” (así se llamaba tan exclusivo acontecimiento cultural en Medellín), se llevaba a cabo en el mes de septiembre, en una de las enormes casas de la avenida La Playa, a unas dos cuadras del Palacio de Bellas Artes.
Tenía yo catorce años y cursaba mi bachillerato pedagógico en el Instituto Central Femenino, hoy CEFA. Entonces, empezaba a contar mis ahorros (cero mediamañanas y algos, y menos los mamoncillos de la época) para poder hacer presencia en la Feria.
Cada libro era un espíritu encantador lleno de magia y, por tanto, atrayente; pero mis centavos (no digo pesos) no alcanzaban para muchos libros, había que elegir. Y, como desde siempre, me acompañó una misteriosa y urgente necesidad de “encontrarme”, de “verme”, de “ubicarme”, quizás a causa de una doble orfandad a muy temprana edad y de una niñez solitaria y tímida, mi mayor alegría era ir todos los días a la Feria: era enorme mi alelamiento frente a una de las mesas de la entrada, en donde había muchos libros llamativos, cuyas portadas en vivos colores y letras, la Editorial TOR (Río de Janeiro 760) llevaba las de ganar: era la editorial de moda y sus escritores, los grandes maestros, en literatura, y, sobre todo, en la estructuración de la personalidad, según la “clase-información” que nos daban los dos sabios libreros de entonces: Jaime Navarro y Luis Eduardo Marín. Con esa motivación, encontré entre los autores al francés Paul Clemente Jagot (1889 – 1962).
Eran muchos los títulos de este mismo escritor: El poder de la voluntad (cómo aplicar la fuerza mental y la tenacidad); El arte de hablar bien y con persuasión; Hipnotismo a distancia; La educación del estilo; El libro renovador de los nerviosos, etc., que elegir era una tortura. A un peso con cincuenta centavos cada libro, solo alcanzaba a comprar tres; y otros dos o tres de otros autores como Amado Nervo o Constancio C. Vigil, y Dostoievski, que ya en ese entonces, tanto me gustaba.
Un poco más tarde, profundizando en nuestros estudios, fui sabiendo de psicología, de filosofía, de métodos, de proyectos, de interacción, del compromiso de expresar bien el pensamiento y la emoción, de la necesaria educación personal del comportamiento, etc., etc.
Y, encontré la información sobre el autor que me había conquistado en la Feria: Paul Jagot; escribía libros sobre el desarrollo personal, sobre el dominio de sí mismo, de la timidez (mi peor enemigo en ese entonces, y también ahora), era guía y maestro en educar la voluntad, perfeccionar la expresión oral, derrotar el nerviosismo, y aseguraba que todo ello se lograba por la propia voluntad y no por las leyes morales o sociales.
Era doctor en psicología, apasionado por el hipnotismo el que descubrió cuando tenía solo dieciocho años. Mi profesor de psicología, doctor Téllez, dijo en clase, que lo que los libros de este autor pudieran ofrecer al lector, estaba dentro de cada uno, dentro de lo personal, y su valor dependía de si solo se pasaba de simple lector a ser un lector receptivo.
Es muy posible que todo esto se considere anticuado; pero en mis lecturas de lo nuevo y moderno, encuentro que estos temas están hoy expresados en lenguajes de científicos; con vocabulario y semánticas de cada siglo, según sus nuevas complicaciones de exponer y convencer.
De estos libros, a pesar de su propia vejez y de la mía, extraigo algunos conceptos….
a) “Es preciso buscar el aislamiento por lo menos una hora por día. Así, el nervioso se ahorrará una buena dosis de influjo nervioso, pues suspende dos funciones que desgastan considerablemente: la audición atenta y la palabra.
“No se trata de una medida molesta y toda persona podrá acomodarla a sus necesidades. Si “la hora de aislamiento” se efectúa en un lugar oscuro, su efecto dinamogenético aumentará, ya que dos de los sentidos, la vista y el oído, cesarán en su funcionamiento, y no demandarán ningún desgaste de influjo nervioso […].
“Es un sueño letargoide, equilibrador y reconstituyente. Manejarlo con disciplina y concentración:
1. Mantener la intención de dejar de pensar.
2. Disociar la atención de todo género de ideas o de toda imagen que tienda a persistir”.
b) “La atención restrictiva de la palabra asegura una rápida reconfortación. Todo exceso oratorio va seguido de una depresión; y, al contrario, algunas horas de silencio constituyen para el espíritu y los nervios, un verdadero tónico.
c) “Siempre tendremos que hablar; pero cada cual puede ahorrar un número de palabras, reemplazando las frases espontáneas por una frase bien pensada…. La sola abstención de palabras inútiles deja disponible en el organismo una cantidad de energía beneficiosa”.
(El libro renovador de los nerviosos. - p.34)

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lunes, 20 de mayo de 2019

CONTAR LOS SUEÑOS, EFE GÓMEZ Y OTROS CUENTISTAS





No solo corrección, necesitamos una excelente y atractiva literatura



19 mayo de 2019 - 09:09 PM

Recorrido por grandes cuentos y cuentistas de la historia de la literatura, guiados por la maestra Lucila González de Chaves.



1. Contar los sueños, una necesidad imperiosa
Desde los más remotos tiempos el hombre tuvo necesidad de contar sus sueños, esperanzas, desvelos, y así nació, aunque en forma oral primero, ese género literario que es el cuento.
Este es más breve que la novela, y no es la creación de un ambiente o un mundo, sino la narración de un acontecimiento sorprendente, estimulante, sugerente. Por eso su técnica de construcción es muy distinta de la de la novela:
a). La esencia del cuento: captar la vida a través de un solo minuto, el más importante y decisivo, para entregarnos una de sus facetas.
b). Sus elementos: humor, lirismo, ternura. Los tres contribuyen a precisar ese tono peculiar que tiene el cuento como obra literaria.
c). Ingredientes formales: La narración debe ocupar el primer lugar junto al diálogo, la descripción o el análisis psicológico.
d). El tema: cualquier aspecto del vivir: la recreación de un ambiente, de un carácter, una situación significativa, una experiencia de la realidad, un estado de ánimo. Eso será lo que tendremos que valorar en el cuento.

Lea también: José María Pemán, el olvidado autor más polifacético del siglo XX

2. Desarrollo histórico
Entre los cuentos de origen hindú, los primeros que llegaron a Europa fueron los que se agruparon en un libro con el título: PanchatantraEntre los cuentos de origen árabe, los más famosos son los reunidos en el célebre libro: Las mil y una noches.
Ilustración cuento del Príncipe Ahmed
Ilustración del cuento del Príncipe Ahmed y la bella Paribanou, por Willy Pogany.
En la Edad Media el cuento sustituye los grandes relatos épicos y los Libros de Caballerías que son un reflejo del espíritu de la sociedad aristocrática medieval. Así en Italia, Bocaccio (1313 - 1375) explica los relatos que un grupo de damas y caballeros se contaron, con ocasión de hallarse refugiados, huyendo de una epidemia, en una casa próxima a Florencia. La reunión duró diez días, de donde se deriva el título del libro: Decamerón.
Chaucer, en Inglaterra, paralelamente, nos ofrece la obra de carácter satírico y alegre, Cuentos de Canterbury, supuestamente narrados por un grupo de peregrinos que se dirigen a ese lugar.
En los siglos XVl y XVII se destacan los estupendos relatos del gran cuentista francés Charles Perrault. Y a principios del siglo XIX en Alemania, los hermanos Jacobo y Guillermo Grimm publican sus famosos Cuentos de niños y del hogar que tuvieron un éxito extraordinario.
Sin olvidar al gran maestro de la literatura infantil, el danés Christian Andersen. Tiene 150 cuentos de hadas y de duendes: los motivos son los bosques, las selvas, las flores, los pájaros, la nieve, el mar, los animales. Algunos cuentos inolvidables: Pulgarcito, El patito feo, El soldadito de plomo.
Desde fines del siglo XIX la mayoría de los cuentos han sido realistas en cuanto a su estilo: el diálogo es fiel a la vida; las ambientaciones, detalladas, reconocibles; las situaciones, probables.
La mayoría de los autores modernos consideran el cuento como una exploración de una experiencia específica; por eso, la mayoría de los cuentos de hoy, reproducen la realidad.

3. Algunos cuentistas

 Mark Twain (1835- 1910)

Escritor y humorista norteamericano, cuyo verdadero nombre fue Samuel Clemens. Autor de cuentos, relatos de viaje y novelas de costumbres americanas como las que describe en su obra: Las aventuras de Tom Sawyer.
Tom Sawyer y Hucklberry Finn
Ilustración sobre Tom Sawyer y Hucklberry Finn expuesta en el Museo del río Mississippi en Memphis.
Todo cuanto acudía a su mente era útil para sus cuentos casi todos de carácter popular: La rana saltadora; El billete de un millón de libras; Historia de un caballo, cuento en el que muestra toda su indignación moral. Es característico que en casi toda su producción literaria sobresalga la influencia de lo moral; pero, otro valor por resaltar es su sentido del humor.

 Rudyard Kipling (1865 - 1936)

Nació en Bombay, pero se educó en Inglaterra. En casi todos sus relatos, situados en el ambiente de la vida hindú, y en un lenguaje directo y vigoroso, Kipling reveló un agudo espíritu de observación, capacidad inventiva y una habilidad especial en la descripción de tipos característicos, inspirados en la realidad.
La primera obra maestra que escribió fue El libro de la jungla, en donde presenta un mítico mundo animal, regulado por las férreas leyes de la fuerza, donde Mowgli, el cachorro humano, es acogido fraternalmente y encuentra de nuevo las huellas de una afinidad atávica. A través del hilo conductor de las aventuras de un muchacho, el autor ofrece un cuadro clásico de los aspectos más pintorescos de la India.
En 1907 obtuvo el Premio Nobel de Literatura.
Óscar Wilde (1854 - 1900)
Nació en Dublín. A su producción poética y dramática añadió la narrativa, integrada por cuentos escritos entre 1885 y 1891. Algunos de ellos son: El príncipe feliz, El ruiseñor y la rosa, La casa de las granadas, El gigante egoísta.
Una de las apreciaciones de este incomparable autor, que nos enseña la literatura es la de ser un genio excepcionalmente brillante, de especial su sutileza expresiva.
“El arte singularísimo de improvisador que tuvo Wilde” lo vemos reflejado y evidentemente comprobado en los cuentos que, además, son altísimas expresiones poéticas:
“Dame una rosa roja – gritó el ruiseñor – y te cantaré mis más dulces canciones. El arbusto…. Dijo: Mis rosas son rojas…; más rojas que los grandes abanicos de coral que el océano mece en sus abismos; pero el invierno ha helado mis venas, las heladas han marchitado mis botones, el huracán ha partido mis ramas, y no tendré ya rosas en todo este año”. (El ruiseñor y la rosa).
Anton Chejov (1860 - 1904)
Autor representativo de la narrativa rusa del siglo XIX. Realizó estudios de medicina que no terminó por dedicarse a la literatura. Se dio a conocer en 1886, con el libro: Cuentos de varios colores. Pero a partir de ese año y de este libro se liberó de las formas humorísticas del cuento y se interesó en los más candentes problemas de la vida y de la personalidad humana.
Otras obras suyas muy conocidas son: El tío Vania, y El jardín de los cerezoscuyo principal atractivo no está en el relato, sino en su arte de los caracteres; es como si la acción no fuera más que un pretexto para presentar una galería incomparable de tipos humanos palpitantes frente a los encrucijados caminos de la vida.
El aporte colombiano
En Colombia, el cuento ha recorrido diversos caminos de la mano de excelentes cuentistas. Nuestra literatura se ha enriquecido con cuentos de tema fantástico, legendario, inverosímil, real, trágico, amoroso, etc.
Recordemos maestros del cuento como: Jesús del Corral, Tomás Carrasquilla, Sofía Ospina de Navarro, Rocío Vélez de Piedrahíta, Manuel Mejía Vallejo, Gabriel García Márquez, Gonzalo Arango, Hernando García Mejía y muchos más.

Efe Gómez (1867 – 1938)
Efe Gómez por Pedro Nel Gómez
El ingeniero y escritor Efe Gómez (Francisco Gómez) pintado por su colega ingeniero Pedro Nel Gómez.

Francisco Gómez, uno de los antioqueños más representativos en la narrativa colombiana por su poder de observación y de captación de los problemas humanos. Combinó su profesión de ingeniero con sus dotes de escritor de mente poderosa. Así, su vida y sus escritos dan cuenta de una personalidad extraordinaria: matemático y artista, filósofo y cuentista.
Su impecable prosa está recogida en tres volúmenes de cuentos; en cada tomo, uno de los cuentos le da el título; ellos son: Almas rudas que agrupa 13 cuentos; Retorno, 16 cuentos; Guayabo negro, 8 cuentos.
El que da título a este último volumen es la historia de Pedro Zabala, llevado a la cárcel en medio de una orgía; su retorno a la conciencia está lleno de sed, náuseas, vértigo, alucinaciones… ¿Por qué está en la cárcel?, no lo sabe…; pero no se extraña porque no es la primera vez….
Encadenado, lo ponen ante el cadáver de Manuel. No entiende; lleno de estupor mira el cadáver de su amigo. De pronto le llega la imagen de la escena sangrienta cuando, en medio de la borrachera, le traspasó el corazón.
En la cárcel, Pedro Zabala piensa en su pasado inmediato y traza planes de reforma para un venturoso futuro. Pero, cuando vuelve la imagen de su amigo asesinado, él mismo se decreta la sentencia de muerte y quiere ejecutarla.
“Don Efe” es único en sus cuentos por la fuerza dramática de la acción, la viva reproducción de los elementos reales y humanos y la extraordinaria relación de los complejos estados psíquicos de sus personajes.
Su lenguaje, ejemplo de expresión literaria, es ágil, como lo exige el género del cuento; exquisito en la construcción sintáctica y estilística, producto de una mente prodigiosa y de intuiciones geniales.
El aporte ecuatoriano
La literatura ecuatoriana ha aportado a las letras latinoamericanas grandes escritores como Eugenio Santa Cruz y Espejo, inigualable figura intelectual del siglo XVIII, José Joaquín Olmedo, Juan Montalvo el brillante ensayista, César Borja el precursor del modernismo…

Lo invitamos a leer: Aprendiz de brujo en Luciano de Samosata, Goethe, Dukas y Walt Disney

Rigoberto Cordero y León (1916 – 1998)
En la segunda mitad del siglo XX, llega al panorama literario su producción, con sus cambiantes y atractivos frutos de ensoñación, melancolía y nostalgia.
Un caso especial en el desenvolvimiento del cuento, es su narración: NacimientoLos críticos lo catalogan como cuento de Navidad; pero nos parece que el autor hace un divertimento en torno a los niños armando su pesebre.
Juguetea sabia y poéticamente con las palabras, con los recuerdos, con las características de los objetos y los personajes que los niños aportan al pesebre; paladea las imágenes y expresiones literarias, y con repeticiones que, en otro lugar del idioma serían redundancias, aquí, en este texto, se convierten en alegres lucecitas traviesas, igual que la imaginación infantil, encendida ante la llegada del Dios-Niño a un lugar preciso: su pesebre, ¡el suyo!
“Niñez, niñez azul… infantilidad poesía esencial, poesía pura, poesía tierna, poesía perfecta… Infantilidad, edad en la que se guardan en el alma, las leves ilusiones… Edad en que es el corazón una cometa multicolor buscando cielos en los cielos reales o en los imaginarios cielos de cada noche… […]”.

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Edgar
Edgar
2019-05-20 07:37:57
Interesante lección la de hoy.

jueves, 16 de mayo de 2019

QUÉ DIFERENCIA ESTOS TÉRMINOS


Qué diferencia estos términos

Autor: Lucila González de Chaves
15 mayo de 2019 - 09:06 PM

A propósito de la Pedagogía, la Didáctica y la Metodología

Medellín
1. Pedagogía
La palabra pedagogía tiene su origen en el griego antiguo: paidagogós. Este término estaba compuesto por paidos (“niño”) y gogía (“conducir” o “llevar”). Se refería al esclavo que llevaba a los niños a la escuela.
En la actualidad, la pedagogía es el conjunto de los saberes que están orientados hacia la educación. Por lo tanto, es una ciencia aplicada con características psicosociales que tiene a la educación como principal interés de estudio.
Esta ciencia tiene en escuelas o en universidades unas funciones delimitadas como: servicio de orientación y organización escolar, programación de diversas metodologías, asesoramiento al profesor, elaboración de terapias específicas, técnicas de estudio, diagnóstico del estudiante… La pedagogía se nutre de los aportes de diversas ciencias y disciplinas, como la antropología, la psicología, la filosofía, la medicina y la sociología. Pero, hay autores que sostienen que la pedagogía no es una ciencia, sino que es un arte o un tipo de conocimiento. Paulo Freire fue un educador de origen brasileño que se convirtió en un referente dentro de esta citada ciencia. Estableció una serie de veinte máximas fundamentales en el ámbito de la Pedagogía, según su punto de vista, por ejemplo: enseñar exige siempre saber escuchar; todos siempre aprendemos; estudiar no es un proceso mediante el cual se consumen ideas, sino que es crear esas citadas ideas.

Lea también: Sabias palabras, siempre maestras

Uno de sus planteamientos: “Nadie educa a nadie; todos nos educamos unos a otros mediatizados por el mundo”.
Es importante distinguir entre la pedagogía como la ciencia que estudia la educación y la didáctica como la disciplina o el grupo de técnicas que favorecen el aprendizaje.

2. Metodología
Es un vocablo generado a partir de tres palabras de origen griego: metà (“más allá”), odòs (“camino”) y logos (“estudio”). El concepto hace referencia a la planeación que permite cumplir ciertos objetivos en el marco de una ciencia.
Es importante la distinción entre el método (nombre que recibe cada plan seleccionado para alcanzar un objetivo) y la metodología (rama que estudia el método). El metodólogo se dedica a la tarea de rastrear y adoptar estrategias válidas para incrementar el conocimiento.
La metodología es un recurso concreto para la selección de técnicas específicas. Puede ser, entre muchas, comparativa (analiza), descriptiva (expone) o normativa (valora). No sobra que recordemos al doctor Ovidio Decroly con su proceso basado en: observación, asociación, expresión; y sus palabras base del aprendizaje en su muy exclusivo método: “La actividad mental: el sentir, el pensar y el expresar, bases fundamentales del método para el bien aprender”.
Y, ¿qué tal releer a Montessori, Pestalozzi, Ferrière, etc.?
Para saber qué tipo de metodología debe emplearse, hay que tener en cuenta algunos aspectos importantes. Algunas de las preguntas que debemos hacernos son: ¿qué resultados (o logros) esperamos conseguir?, ¿quiénes son los interesados en conocer los resultados?, ¿cuál es la naturaleza del proyecto?
De una manera más simple y como lo aprendimos hace mucho en nuestros seis años de estudios, debemos pensar en el QUÉ se enseña; el a QUIÉN se enseña; el PARA QUÉ, y en el CÓMO.
El término método, también conocido como técnicas, puede definirse como el camino para alcanzar un fin: objetivos-método-logros. Es decir, los procedimientos que deben llevarse a cabo, para cumplir con lo propuesto en los objetivos.
No digo: “logros”, porque este vocablo que reemplazó a “objetivos o metas” en la planeación moderna, en el campo educacional, está un poco desajustado en el contexto: objetivo es lo que me propongo, la meta señalada; método es el camino; logro es lo que hemos alcanzado, mediante un buen entendimiento de lo que es un objetivo. No creo que lograr, alcanzar, conseguir, puedan reemplazar, como sinónimos, lo que me propongo conseguir, lo que me he propuesto como meta u objetivo.

Lo invitamos a leer: ¿Hay bifurcación en la familia, la sociedad, la educación de hoy?

A los maestros de ayer y de hoy, felicitaciones en el “Día del Educador”.
 Los invito a disfrutar este texto del poeta español Gabriel Celaya:
Educar es lo mismo / que poner un motor a una barca; / hay que medir, pensar, equilibrar, / y poner todo en marcha. / Pero para eso, / uno tiene que llevar en el alma / un poco de marino, / un poco de pirata, / un poco de poeta, / y un kilo y medio de paciencia / concentrada. / Pero es consolador soñar, / mientras uno trabaja, / que esa barca, ese niño / irá muy lejos por el agua. / Soñar que ese navío / llevará nuestra carga de palabras / hacia puertos distantes, / hacia islas lejanas. / Soñar que cuando un día / esté durmiendo nuestra propia barca, / en barcos nuevos seguirá  / nuestra bandera enarbolada.

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jueves, 9 de mayo de 2019

PARECIERA QUE...



Inquietudes

Autor: Lucila González de Chaves
8 mayo de 2019 - 09:05 PM

Ese “pareciera” que no resuelve nada, pero que a algunos les parece sofisticado, elegante, de valor estilístico, se ha convertido en simple “muletilla”.

Medellín
1. Profesores de español

Preguntan: Pueden emplearse correctamente expresiones como:
1. El gobernante da mucho de qué hablar…
2. Pareciera que la frontera está cada vez más borrosa
3. ¿Por qué esa fastidiosa inflexión del verbo parecer: “pareciera”, está tan de moda y se emplea en todo y por todos?
4. ¿No hay una inflexión verbal más sencilla, con más fonética aceptable, y menos rebuscada?

2. Respuesta desde la entidad directiva

Para dar respuesta adecuada a sus inquietudes consulté a la fuente que es la RAE y trasladé su correo tal cual; esto respondió:
 “La expresión que recogen los diccionarios es: dar que hablar, en la que el pronombre relativo que no lleva tilde.
Sin embargo, también se emplea, y está bastante extendida, la forma: dar de qué hablarque equivaldría a dar motivos para que se hable, dar materia para comentarios, y en este caso se escribe qué, con tilde.
“Parecería: es escogencia personal de léxico para llamar la atención, para no comprometerse en nada (al parecer) con lo que dicen, o forma antiquísima y poco usada de verbo que ponen de moda….”
“No sabemos por qué se pone de moda una expresión”.

Lea también: Claves escriturales según la RAE


3. Mi opinión:

Acabo de leer en un periódico esto: “Hay mucho de (en) Colombia que me recuerda mi infancia; pareciera que estuviera en casa”:
a) En la frase hay una cacofonía horrorosa: pareciera-estuviera; que desluce el idioma.
b) ¿No es más elegante, sonoro, apropiado y menos melindroso decir:…me recuerda mi infancia; es como si estuviera en casa?
c)”Pareciera” es una inflexión verbal del verbo parecer, llamada pretérito imperfecto,  del modo subjuntivo. Un modo casi inusual y difícil en su conjugación. No hay compromiso.
d) En la conjugación de los verbos en español hay los siguientes modos:
* Modo indicativoEs el modo de la realidad. Todo cuanto con él se expresa, sucede, sucedió o sucederá realmente.
* Modo subjuntivoEs el modo de la posibilidad, de lo que puede llegar a ocurrir o no; de la duda; de la no seguridad en afirmar algo. En este modo está ubicado el “pareciera” que la RAE propone cambiar por: “al parecer”; “a lo que parece”.
* Modo imperativoEs el modo  de las órdenes, de la sugerencia, la diferencia está en el hipertono: ¡Salga de ahí!  Salga de ahí.  Es un modo que solo tiene un tiempo: el presente.
e) Y ese “pareciera” que no resuelve nada, pero que a algunos les parece sofisticado, elegante, de valor estilístico, se ha convertido en simple “muletilla”, (palabras vacías, sobrantes que no explican ni aclaran nada).

4. Cómo emplear algunos vocablos

a) Las palabras llanas terminadas en ESE son invariables; su forma singular y la plural son iguales: la crisis / las crisis; el virus / los virus; el tenis / los tenis;  la tesis / las tesis….
b) El gentilicio de los nacidos en Gaza es: gazatí, gazatíes.
c) Cognitivo/a: (de cognición). Relativo al conocimiento.
d) Cognoscitivo/a: (del latín “cognoscere”, conocer). Que es capaz de conocer: su potencia cognoscitiva.

5. Curiosa respuesta de la RAE

“Hola, tengo un dilema. Hoy hablando con mi peor es nada, me di cuenta que puedo decir que una correa es negrA, pero no que es marronA. ¿Por qué? ¿Estamos discriminando a las marronAs?”  “Gracias por su atención”.
Esa fue la consulta formulada en Twitter por Betibú.
La Real Academia Española le respondió: Hay adjetivos de dos terminaciones, como «rojo, -ja», «amarillo, -lla», «listo, -ta», y otros de una sola terminación, válida para el masculino y para el femenino, como «marrón», «azul» o «imbécil»”.
¿Habrá alguna connotación especial en la respuesta de la RAE?

Lo invitamos a leer: Cómo hablar e informar correctamente


6. ¿Osea?, ¿O  sea?

El Diccionario de la lengua española registra la locución o sea, en dos palabras. El Diccionario panhispánico de dudas explica que no es correcta su escritura en una palabra (osea).
Esta misma obra señala que o sea permanece en singular aunque al verbo ser le siga un sustantivo plural, es correcto: Veintinueve semanas, o  sea, siete meses; (es incorrecto decir: veintinueve semanas, o sean, siete meses).
Lo habitual es poner coma después de esta locución cuando introduce una explicación, precisión o reformulación del elemento precedente (Más del 60 % de la variabilidad en la tolerancia al dolor proviene de factores hereditarios, o sea, genéticos).
Conviene distinguir entre la locución: o  sea y el adjetivo:ósea, este sí escrito en una sola palabra y con tilde, con el que se alude a lo perteneciente o relativo al hueso: médula ósea, no médula oseamasa óseadensidad ósea, no densidad osea.
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