jueves, 23 de julio de 2020

A PERMANENTES CAMBIOS, NUEVO VOCABULARIO



A permanentes cambios, nuevo vocabulario
Reciclaje

23 julio de 2020 - 12:07 AM

Un vocablo es de nuestro dominio solo cuando ya conocemos bien su semántica, su etimología y su uso, y podemos utilizarlo con seguridad y propiedad en un contexto, sin dudar de su correcta escritura y de su lugar propio en la frase.




1.    Suprarreciclaje
Los términos suprarreciclaje e infrarreciclaje, sin guion ni espacio y con doble erre después del prefijo, son alternativas adecuadas en español para los anglicismos upcycling y downcycling, respectivamente, para referirse al reciclaje del que se obtienen productos de mayor o menor valor que los originales.
El suprarreciclaje es también conocido como reutilización creativa o upcycling.
Convertir el material reciclado en productos de menor valor. Algunos expertos consideran que esto es infrarreciclaje.
Para hacer referencia al reciclaje del que resultan productos de un valor y calidad mayor o menor que los originales, en español pueden utilizarse las voces suprarreciclaje e infrarreciclaje, respectivamente, en lugar de las formas inglesas correspondientes.
De acuerdo con las normas ortográficas de escritura de los prefijos, lo adecuado es que tanto supra- como infra- se escriban unidos al sustantivo reciclaje, sin espacio ni guion, y que dupliquen la erre para que se mantenga su sonido fuerte.
(Nota: En el alfabeto español, la ERE ha sido suprimida. Ya no hay ERE y ERRE. Solo existe una sola letra: R, y se llama: “erre” que se representa con una sola letra: R. Cuando en lugar del sonido suave entre consonante y vocal como en: enredo, se escribe dicha letra una sola vez; pero cuando necesitamos su sonido fuerte como cuando va entre vocales, dicha letra erre, se escribe doble: carro; carretera (en esta última palabra, la erre tiene los dos sonidos: el primero fuerte, el segundo suave).


2.    Otras formas
También se utilizan con frecuencia las variantes supraciclaje e infraciclaje, basadas en la forma de las palabras inglesas, y no se consideran incorrectas. Asimismo, se encuentran formas como superciclaje, sobreciclaje o subciclaje, que, aunque de estructura adecuada, se utilizan mucho menos, por lo que se recomienda no utilizarlas en favor de las cuatro anteriores.

3.    Estatuafobia
La palabra estatuafobia, que se ve con alguna frecuencia en las informaciones sobre las protestas contra la discriminación racial, significa: ‘aversión o rechazo a las estatuas’, no ataques a estatuas ni destrucción de estas.
Uso adecuado:
La estatuafobia se extiende por el mundo.
La aversión a estatuas crece, y ya afecta a Churchill o Colón.
El término estatuafobia puede considerarse bien formado a partir del sustantivo estatua y el elemento compositivo -fobia, (‘aversión o rechazo’), pero su significado lógico sería el de ‘aversión o rechazo a las estatuas’ en general. También se emplea, aunque es minoritaria, la forma estatuofobia.
El español tiene desde hace siglos la forma iconoclasia (o iconoclastia) —creada a partir de las voces griegas eikón, -ónos (‘imagen’) y klásis (‘rotura, acción de romper’)—, que se refiere, en su origen, a ‘la corriente que en el siglo VIII negaba el culto a las imágenes sagradas, las destruía y perseguía a quienes las veneraban’ y, de forma más general, a la ‘negación y rechazo de la autoridad de maestros, normas y modelos’, que por extensión, puede aplicarse a algunos de los casos referidos.

4.Prever

El verbo prever genera frecuentes dudas al escribir, por lo tanto, recordemos las siguientes claves de redacción:
a). Prever: conjugación.
El Diccionario panhispánico de dudas indica que el verbo prever se conjuga como ver; al conjugarlo, las formas adecuadas son prever, previó, previendo, etc. El plan de desescalada hace prever que todavía no llegamos a la nueva normalidad.
b). Se prevé:  acentuación.
Aunque las formas: ve y ven no llevan tilde al ser monosílabas, prevé y prevén sí se acentúan gráficamente, pues se trata de palabras agudas terminadas en vocal y en la consonante N, respectivamente: Solo se puede salir por causa mayor o las que se prevén en el decreto,
c). Tener/Estar previsto: concordancia
Lo apropiado es que el participio previsto concuerde en género y número con su referente en expresiones como: tener o estar prevista la instalación; tener/estar previstos los gastos: Se tiene prevista la instalación de separadores en las bibliotecas. No tenemos previstos los gastos de fin de año.


4.    ¿Por qué decir “update”, si existe “actualización”?
El anglicismo update hace referencia a una ‘actualización o puesta al día’.
Uso recomendable:
La jerarquía de la institución no ha experimentado una puesta al día. Los programas lingüísticos no han tenido una actualización adecuada.
Estos vocablos también son adecuados para traducir el italianismo: aggiornamento.
Si se opta por el anglicismo update o el italianismo aggiornamento, lo recomendable es escribirlos en cursiva o entre comillas.
En el caso de aggiornamento, se escribe sin i en la penúltima sílaba y con dos ges; no: aggiornamiento ni agiornamento.

Comentarios:

Edgar
2020-07-23 09:21:42
Palabras de sumo interés, muy actuales. Muchas gracias Doña Lucila.

jueves, 16 de julio de 2020

CONCORDANCIA Y CORRECCIÓN

Hemos oído y leído 

Autor: Lucila González de Chaves
16 julio de 2020 - 01:06 AM

El vocablo convulsionado no lo acepta la RAE como adjetivo calificativo, solo como participio del verbo convulsionar


Medellín
1. Concordancia

 “Los camioneros tienen capacidad para mover más de quinientas millones de toneladas…”.
“Millones” es el plural del sustantivo masculino “millón”; no puede concordar con artículos o con adjetivos femeninos: lo correcto es: …. Tienen capacidad para mover más de QUINIENTOS millones de toneladas… la concordancia es con millones (masculino) y no con toneladas (femenino).
El gramático Antonio de Nebrija, en su tiempo, ya hablaba de concordancia, llamándola "concordia".

Lea también: Un poco de morfosintaxis

Casos de concordancia:
El adjetivo concierta (o concuerda) con el sustantivo, en género y número. Casos:
a) Dos sustantivos en singular: el adjetivo concuerda en plural: mi hermano y tu primo son estudiosos.
b) Sustantivos de diferente género: el adjetivo concierta en plural y en masculino: el amor y la confianza son necesarios.
c) Si los sustantivos son sinónimos o van unidos por “o”, “u”, el adjetivo concierta con el último sustantivo, en singular: mi amigo sufre un miedo o una timidez extraña.
d) Si el adjetivo va delante de dos sustantivos, concuerda, en singular, con el primer sustantivo: Admiro tu extraordinaria bondad y valor.
e) Si el adjetivo va después de dos sustantivos, concuerda con ellos, en plural: es un hombre de preparación y conocimiento asombrosos.
f) En adjetivos compuestos, solo el segundo elemento concierta con el sustantivo: La guerra ruso-japonesa. Las guerras ruso-japonesas.

Sujeto y verbo conciertan en número y persona. Casos:
a) La primera persona gramatical (yo) y la segunda (tú, o también: vos, aceptada ya por la RAE) hacen la concordancia en la primera, ejemplos: tú y yo lo haremos mañana. Vos y yo lo haremos...
b) Primera persona (yo) y la tercera (él) concuerdan con la primera: él y yo lo haremos mañana.
c) La segunda persona (tú – vos) y la tercera (él) hacen la concordancia con la segunda: tú y ella lo haréis mañana; se dice así, en las zonas donde se usa el “vosotros”. En zonas donde se usa el “vos”, la segunda persona (vos) y la tercera (él), se hace igual la concordancia con la tercera: vos y ella lo harán
d) Cuando el sujeto es neutro, el verbo va en plural, ejemplo: Todo (el sujeto neutro) eran habladurías.e) El verbo va en plural y en tercera persona en las frases introducidas por la preposición DE, ejemplo: yo soy de los que apoyan tus planes.
(Es incorrecto el verbo en primera persona, ejemplo: Yo soy de los que digo
f) Existe el plural de modestia que diluye el “yo”: creemos que es el mejor escritor (yo creo que…).
g) Los vocablos neutros hacen la concordancia con el verbo en singular: esto y aquello me disgusta.

2. Para recordar las formas correctas:
a) El DRAE nos permite emplear indistintamente: homosexualidad y homosexualismo. Es la “enmienda” que la RAE había anunciado.

b). Otro día con mucho agua; con mucha agua….
Los artículos EL y UN acompañan a los sustantivos femeninos que empiezan por /a/ tónica (a acentuada), ejemplos: el agua, el hambre; un agua, un hambre. Cuando dichos sustantivos se usan en plural, recuperan el artículo femenino que les corresponde: las aguas, las hambres; unas aguas, unas hambres.
Es incorrecto decir y escribir: todo el agua (lo correcto: toda el agua); mucho hambre (lo correcto: mucha hambre); hay poco agua (lo correcto: poca agua).

c). Una cita convulsa:
“El mundo se encuentra convulsionado con un desequilibrio socioeconómico […]”.
El vocablo convulsionado no lo acepta la RAE como adjetivo calificativo, solo como participio del verbo convulsionar, (ha convulsionado). El adjetivo adecuado es convulso: Lo correcto es: “El mundo está convulso a causa de un desequilibrio socioeconómico”.

d). Muy pocas palabras con X:
Las palabras terminadas en XIÓN vienen del latín y son muy pocas en español: complexión, conexión, flexión, inconexión, reflexión, anexión, crucifixión, fluxión (flujo), transfixión (herir pasando el cuerpo de parte a parte), inflexión, genuflexión.

e). Buen uso de las conjunciones:
“Más sinembargo hay que reconocer que un artículo de periódico es ligero y un poco superficial […]”.  (Un columnista)
Son incorrectas dos conjunciones seguidas: mas (sin tilde, que equivale a pero) y sin embargo (se escribe en dos palabras). Además, hay un pleonasmo (redundancia) de ideas, no de palabras, al decir: es ligero y un poco superficial; sobra el adjetivo ligero.

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3. Frase para reflexionar y valorar el lenguaje connotativo:
Cuando la partida de Ajedrez termina, el Peón y el Rey regresan a la misma caja. Proverbio irlandés
…….
Antes de reaccionar, piensa. Antes de gastar, gana. Antes de criticar, espera. Ernest Hemingway
……..
 El secreto para aburrir a la gente es hablarle siempre de ti. Voltaire
……..
 El tedio es la forma más corriente de suicidio. O.S. Marden
…………………
Es curioso que la vida, cuanto más vacía, más pesada se pone. León Daudí


martes, 7 de julio de 2020

ROSARIO DE LA PEÑA, MUSA DE LOS POETAS ROMÁNTICOS



Rosario de la Peña, la musa mexicana de los poetas románticos

6 julio de 2020 - 12:10 AM
Rosario aprisionó sus afectos en una muralla de piedra; tal vez por convencimiento o por disposición irrevocable del destino, tenía que vivir su papel de musa
Rosario de la Peña
 Cortesía
Rosario de la Peña y Llerena

Manuel Acuña

En el estado de Coahuila (México), Manuel Acuña vio la luz en 1849. Al trasladarse a la capital mexicana para continuar sus estudios, sintió angustia, y un presentimiento lo acorraló. Escribió un poema de despedida a su hogar; poema que termina con una involuntaria alusión a su prematura muerte:

¡Quién sabe si mis ojos
No volverán a verte! …
¡Quién sabe si hoy te envío
El adiós de la muerte!

Ya en la capital, a la vez que hacía sus estudios de medicina, se dedicó al cultivo de la poesía. Escribió su drama, El Pasado, representado solamente dos años después; el público lo acogió con entusiasmo; pero, este éxito fue tardío para el poeta amargado por la muerte de su padre; su soledad y tristeza lo volvieron aún más retraído y pesaroso.
Manuel Acuña
Manuel Acuña
Cuando el amor tocó a las puertas de su corazón, y Acuña, que era un ser sensible, enamorado y ardiente, fue arrebatado por una pasión alimentada por su juventud y romanticismo de poeta, y la belleza de la mujer amada. Pero, ella, Rosario, lo rechazó violentamente, y el desdén y la frialdad fueron las respuestas a las demostraciones de amor, e hicieron que el sentimiento del poeta se convirtiera en un verdadero delirio; y no pudiendo dominar los impulsos de esa pasión, decidió quitarse la vida (1873) cuando solo tenía veinticuatro años de edad y cursaba su cuarto año de medicina.
La gloria del poeta Manuel Acuña convirtió a Rosario en la heroína de un romance; es su poema Nocturno a Rosario:

¡Pues, bien! Yo necesito
Decirte que te adoro,
Decirte que te quiero
Con todo el corazón;
……………………………………
Yo quiero que tú sepas
Que ya hace muchos días
Estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías;
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías;
que ya no sé ni dónde
se alzaba el porvenir.
……………………………….

Acuña muestra su personalidad de poeta en poemas como: El hombre; Ante un cadáver, La ramera, Lágrimas; Entonces; Hoy, en los que evoca sus recuerdos de hogar, con un corazón desbordante de ternura y cariño por.
Sus poemas de amor son hondos y sentimentales, y en ellos campea siempre una nube de tristeza, porque Manuel Acuña fue el romántico desligado de la realidad vertido en sí mismo y ajeno al rumor de la vida que pasaba a su lado, como principio eterno de fe y de optimismo.


Otros amores igualmente imposibles
El trágico final del poeta Manuel Acuña inmortalizó el nombre de Rosario, la mujer que encendió locuras de amor impaciente.
Ella fue el amor imposible de muchos hombres; su primer gran amor tuvo un fin trágico: Juan Espinosa fue atravesado por la espada de un su amigo; un trozo de la ensangrentada camisa la guardó Rosario en una cajita de sándalo, y en el olvido, sepultó el amor que le tenía.
Después, Ignacio Ramírez, el “Nigromante”, viudo y un tanto viejo, a quien Rosario ve sin la sombra del tiempo, nimbado por la inteligencia y por el numen. En los ojos profundos de este hombre, en su docta palabra y en su poesía vibrante, Rosario ama solo el talento; cuando él busca los dones del amor y es rechazado, se da cuenta de que ya es tarde y que no ha de conseguir de Rosario lo que pretende, justifica su desgracia y escribe:


Al inerme león, el asno humilla,
vuélveme, Amor, mi juventud, y luego
tú mismo a mis rivales acaudilla.

El poeta Ramírez, en contraste con Acuña, logra alcanzar una vejez sin esperanza y sin cariño; y, al final, se despide del mundo sin violencias, con serenidad en el rostro y en el alma. Rosario lo olvidó muy pronto….
El nuevo enamorado es el poeta Manuel María Flórez, quien en la misma noche en que la conoce, ya está escribiéndole: “Perdóneme usted, pero esta noche no puedo hacer versos, no puedo escribir… Tengo el alma tan llena de usted, Rosario… tan llena de ti, rosa del cielo, que no puedo ni siquiera pensar. Pensar, para mí, no es más que contemplar tu imagen… está en adoración todo mi espíritu… Si el pensamiento fueran los labios, estarías, Rosario, envuelta en un beso eterno”.
Este poeta que siempre había sido amado por tantas mujeres sorprendió a Rosario: de repente se había tropezado con el hombre completo, adecuado a lo que su espíritu pedía. Su ambición de mujer siempre aspiró a la conquista de un ser que la satisficiera plenamente.
Era una mujer lo bastante inteligente para haber pasado sobre lo físico, si el espíritu que la atrajera hubiera bastado; pero, en el espíritu solo había encontrado también trozos.
Ella creía que lo que sentía por su nuevo enamorado, era de verdad el amor; pero el amor es algo más complicado: cuando los sueños se derrumbaron, la realidad le negó lo que buscaba.
Ni Manuel Acuña, un sentimental, una sensibilidad exagerada, la satisfizo; menos aún Ignacio Ramírez, su provecto enamorado, un cerebro potente, de firme inteligencia, pero a quien le faltaba sentimiento, tal como ella lo deseaba.
Ahora llega Manuel María Flórez, el hombre que se prende a la epidermis, que se pierde entre besos y suspiros; él es el aspecto del espíritu más cercano al cuerpo, y tal vez, por esto, Rosario lo aceptó.
Pasa el tiempo y Flórez muere ciego y en la ruina, y ella siente que este tampoco fue el hombre que ella deseaba; así, este poeta sensual es una página más en la historia de Rosario.
Otro hombre arrogante y cuyos ojos queman, su contacto estremece y su voz acaricia; viene de una isla romántica preñada de sol y de palmeras, es el inmortal poeta José Martí. Viene a buscar en México comprensión para luchar con la pluma, mientras suena la hora de hacerlo con el fusil, y este hombre vigoroso y ardiente, encuentra a Rosario. Ella lo conquista con el fulgor de su sonrisa y ya, a los pocos días, Martí está escribiendo cartas apasionadas; solo tiene alma para amar a Rosario.

José Martí
José Martí
Y, Rosario, inaccesible siempre, es para este otro enamorado alegría en la frase, pero nieve en el corazón, pues no es mujer para entregarse a un idilio apacible o turbulento; se empeña en conturbar y sojuzgar a Martí, quien siente en su corazón desatadas todas las pasiones: odia, desprecia, pero solo consigue amarla cada vez con mayor locura. Sus cartas a Rosario son apasionadas: “A nadie perdoné yo nunca lo que perdono a usted; a nadie he querido tanto… Yo soy excesivamente pobre, pero rico en vigor y afán de amar”.
Rosario es impasible…; poco después, Martí se va a luchar y a morir por la libertad de su patria, Cuba; lleva en el corazón un desengaño de amores, y repite aquellos versos que una vez escribiera en el álbum de Rosario:

En ti pensaba yo, y en tus cabellos
que el mundo de la sombra envidiaría,
y puse un punto de mi vida en ellos
y quise yo soñar que tú eras mía.

Al marcharse Martí, Rosario no sufre ninguna pena; se había acostumbrado a ser la musa de grandes hombres, de inspirados poetas.
Cuando Martí murió, ella solo recuerda algunos apartes de sus cartas: “Yo no sé con cuanta alegría repito yo muchas veces este dulce nombre de Rosario. Un amor tempestuoso quema. Un amor impresionable pasa”. Y, sobre todo, aquella carta en que Martí le hablara de los anhelos de una mezcla sólida de espíritus y de una unión perfecta de cuerpos:
“Las almas se avecinan, las vidas se habitúan…”. “Anhelo yo esto con esta brusca decisión y esta altiva energía que amo yo como la parte más noble de mi ser. Que amé, no ha sido. Que quise amar, fue cierto. Que amo hoy, lo espero. Que me aman, es verdad. No de otra manera soy, Rosario, cambio de todos los pensamientos, súplicas de todos los temores, confidencias de todas las ideas, y yo en todas mis rebeldías y ansiedades ante usted, y usted en todas sus dudas y todas sus esperanzas ante mí. Pero abierta, completa, plenamente, como conviene a la rara pureza de este afecto y a la dignidad y poder de la inteligencia que ayudó a despertarlo en mí”.
Pasan para Rosario muchos años, y un día encuentra a un joven bohemio, cuyos ojos la miran con deleite, pero este enamorado ha llegado tarde, es el gran poeta Luis Gonzaga Urbina, y cuando Rosario asume su actitud de indiferencia, él escribe, convencido ya de su mala fortuna:

Tú no puedes quererme, el alma sabe
que ya en tu inmenso corazón no cabe
otra nueva pasión, ni otra tristeza…

Y termina con la voz implorante de su anhelo que se estrella en la indiferencia de Rosario:

Mas déjame a tu lado, me fascinas;
me haces soñar, me elevas y me asombras,
seré un rayo de luz en tus neblinas,
seré un festón de hiedra entre tus ruinas,
seré un lucero pálido en tus sombras.

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Urbina tiene entonces veintidós años, Rosario, cuarenta y tres. Ella sonríe, pero no corresponde a la pasión del joven; él insiste, ruega, suplica. Su estro luminoso vibra ante la inconmovible Rosario, como un mensaje sin respuesta.
Este poeta tampoco fue correspondido, como no lo fueron ni antes ni después, otros. Todos creyeron conquistarla, pero ninguno la alcanzó. Rosario aprisionó sus afectos en una muralla de piedra; tal vez por convencimiento o por disposición irrevocable del destino, tenía que vivir su papel de musa; quizás ella hubiera querido vivir su papel de mujer.
Pasa el tiempo, y los amigos se alejan; ya no se escuchan los apasionados cantos; suena al fin, su hora, y una tarde gris, se pierde en la distancia una carroza fúnebre.

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