domingo, 25 de febrero de 2018

EL DRAMATURGO CALDERÓN DE LA BARCA



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Pedro Calderón de la Barca, el español filósofo, dramaturgo y poeta


25 febrero de 2018 - 02:00 PM



Fue Calderón de la Barca (1600 – 1681), un teólogo y un aristócrata del espíritu. Recibió la ordenación sacerdotal en 1651.
Sus obras son la cumbre del barroco en el teatro español. Su técnica escritural buscó siempre una arquitectura perfecta, gracias a la fusión de lo poético y lo dramático. Por eso, su teatro es aristocrático, pulido, suntuoso; a veces, de sentido filosófico.
Sus obras teatrales más representativas:
La vida es sueño
Es el modelo de la concepción filosófica de Calderón. El tema: las luchas interiores frente a la libertad del hombre, que el príncipe Segismundo libra diariamente en su encarcelamiento, debido al vaticinio de las estrellas consultadas por su padre.
Segismundo es príncipe de Polonia, “hijo de la fragilidad de la existencia y del sueño de la vida”. Sus rasgos más característicos son: una mente reflexiva y su decisión de vencer el destino que, al nacer, le señalaron los astros.
 La conciencia de la libertad que posee lo pone en conflicto con el destino. Al final de la obra, al  asumir la realidad de los hechos, se convierte en un sabio gobernante.
Según los críticos, Segismundo representa los siguientes conflictos:
La voluntad frente al destino.
Libre albedrío y determinismo.
La fuerza de la educación.
Segismundo no hubiera sido brutal si  no se le hubiera tratado brutalmente. La educación no lo adaptó a la sociedad. Tenía que actuar salvajemente quien fue tratado como una fiera. Segismundo sufre la opresión de su padre, el rey Basilio.
 Las diversas circunstancias llevan a Segismundo a considerar la vida como una ilusión, como un sueño. El final de la escena XIX de la Jornada Segunda es clave:

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son.
Pero la cumbre de esta obra está en uno de los monólogos de Segismundo, en la escena segunda de la Jornada Primera (p.149):
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí,
contra vosotros naciendo;
aunque si nací
 ya entiendo
qué delito he cometido:
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber,
……………………….
¿Qué más os pude ofender,
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
…………………………….
Y teniendo yo más alma
¿tengo menos libertad?

…………………………..
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío:
¿Y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?

Nace el arrollo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
………………………………
Y teniendo yo más vida
¿tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón:
¿Qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
exención tan principal
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

La gran percepción poética de Calderón de la Barca, a través de toda su producción dramática, y en especial, en la obra La vida es sueño, nos muestra que todas las cosas del mundo son ilusorias, carecen de valor en sí, aparte del que les confiere la vida de nuestros sentidos y nuestras pasiones.
A Basilio, rey de Polonia, un experto en astrología le  anunció que tendría un hijo, pérfido y malvado, que lo derribaría del trono y hundiría al país en la anarquía. Para evitar tanta desgracia, Basilio mandó encerrar a su  hijo Segismundo, en cuanto nació, en un castillo perdido entre los bosques y confiado a la custodia y vigilancia del criado Clotaldo.
Al final de la obra, Segismundo recobra la libertad, porque una gran multitud lo reclama como sucesor del reino de Polonia; en largas luchas vence a los ejércitos de su padre, el rey Basilio.  Segismundo llega a ejercer el reinado con rectitud de ánimo y carácter sereno.
El gran teatro del mundo
Es un Auto Sacramental**, escrito en un acto y en verso.
El Creador (Autor) inicia el “Auto” invitando al Mundo a preparar un espectáculo con los personajes creados por él. Mientras el Mundo prepara el escenario, el Autor llama a siete personajes y les distribuye los papeles:
¡Venid, mortales, venid
Para que representéis
En el Teatro del Mundo!
Yo entre todos quiero
Repartir estos papeles.
(Salen: el rico, el rey, el labrador, el pobre, la hermosura, la discreción y un niño).
Frente a las quejas que cada uno opone por el papel que le toca representar, el autor dice:

-Con cualquier papel se gana;
Que toda la vida humana
Representaciones, es.

El escenario tiene dos puertas: en la primera está pintada una cuna; en la otra, un ataúd.
A los personajes les está prohibido ensayar; tienen que improvisar. Salen a escena, guiados solo por una misteriosa voz que les dice: “Ama al otro como a ti, y obra bien, que Dios es Dios”.

Empieza la improvisación:
El Rico se entrega a los placeres.
El Labrador trabaja y protesta.
El Rey presume de su poder.
La Hermosura se complace en sí misma.
El pobre mendiga inútilmente.
La Discreción se crece.
Cuando cada personaje ha dado pruebas de sus excelentes calidades, el Mundo lo saca de la escena por la puerta
del ataúd. Luego viene el momento de los premios y castigos según su representación:
A la Mesa Eucarística son invitados la Discreción y el Pobre. El Rey, la Hermosura y el Labrador son enviados al Purgatorio. El Niño, no nacido, va al Limbo. El Rico, al Infierno.
El crítico A.R. Ferrarin conceptúa: “La obra representa el libre albedrío humano que en unión de la Gracia, un don de Dios representada por la voz misteriosa…. puede obrar la salvación…. Es notable la habilidad de Calderón para dar cuerpo a unos conceptos teológicos…”.
Menéndez y Pelayo afirma: “Calderón de la Barca es el más grande autor en el género simbólico”.
……..
** Auto Sacramental:
Composición dramática religiosa, en un solo acto y en verso, para ser representada en la fiesta del Corpus; con personajes alegóricos como: la Avaricia, la Iglesia, los Pecados, el Hombre, etc., y con temas, de preferencia, eucarísticos.

(Apartes de la obra)
………………………….
Pasarán con pies enjutos
Los hebreos desde Egipto
Los cristales del mar rubio….
Para salir con la ley
Moisés a un monte robusto
Le arrebatará una nube….
(en la tercera jornada de la obra, da anuncios de que habrá mayores portentos):

“En tres jornadas,
Tres leye y un estatuto
Los hombres dividirán
Las tres edades del mundo
……………………………….
Al que hubiere de ser rey,
Púrpura y laurel augusto;
Al valiente capitán,
Armas, valores y triunfos;
Al que ha de ser el ministro,
Libros, escuelas y estudios;
Al religioso obediencias;
Al facineroso, insultos;
Al noble le daré honras
Y libertades al vulgo….
A la que hubiere de ser
La dama , le daré sumo
Adorno en las perfecciones
Dulce veneno de muchos…..
¡Venid , mortales, venid
Para que representéis
En el Teatro del Mundo!
Yo entre todos quiero
Repartir estos papeles.
(Salen: el rico, el rey, el labrador, el pobre, la hermosura, la discreción y un niño).
Dice el rey:
Sopla Aqueste polvo
Para que representemos.
Dice la Hermosura:
Solo en tu concepto estamos,
Ni animamos ni vivimos,
Ni tocamos ni sentimos.
Dice el labrador:
A tu mandamiento estoy
Como hechura de tu mano.
Dice el autor:
Si el hombre elección tuviera,
Ningún papel quisiera;
Todos quisieran hacer
El de mandar y regir….
-La hermosura humana, tú
-Tú has de ser el labrador
-Tú de discreción harás.
-Tú eres el mendigo.
-Tú, niño, sin nacer morirás.
Frente a las quejas que cada uno opone por el papel que le toca representar, el autor dice:
-Con cualquier papel se gana;
Que toda la vida humana
Representaciones, es.


jueves, 8 de febrero de 2018

LA EDUCACIÓN DE HOY




¿Hay bifurcación en la familia, la sociedad, la educación de hoy?

Autor: Lucila González de Chaves
8 febrero de 2018 - 12:10 AM

¿Cuándo resolvimos que era más efectivo intensificar el conocimiento, en detrimento de la formación del SER?,

Hasta hace pocos años, la educación era holística, es decir integral; y eso lo entendía, lo asimilaba y lo exigía tanto la sociedad como la familia. Teníamos que esforzarnos en dar conocimientos, sí; pero, sobre todo, intensificar el cuidado y cultivo del alma, del corazón, del carácter de los niños y jóvenes.
¿En qué momento se bifurcó el exclusivo objetivo de “educar”? ¿Cuándo resolvimos que era más efectivo intensificar el conocimiento, en detrimento de la formación del SER?, ¿y que ganar las pruebas del Saber y todas las demás competencias y demostraciones de conocimientos eran la cima que se tenía que alcanzar en la educación?
Dizque los puntajes altos en el conocimiento eran el índice de la excelencia EDUCATIVA…
Hemos dedicado todos los esfuerzos y todas las metodologías al SABER…, y en su pro, todas las filosofías educativas de gobernantes y maestros….
Y, ¿el SER?.... ¿Sabemos algo sobre el ineludible compromiso de educar el SER?
 Se nos olvidó que para darle sentido al SABER y encaminarlo provechosamente, primero hay que SER; y que lo que necesitamos hoy es gente que sepa SER, no tanto SABER. 
Por esta bifurcación ahondada cada vez más por el miedo al compromiso, a las amenazas, muchas de ellas, mortales, y por no aplicar normas serias y hacerlas cumplir, y sancionar cuando la falta de ellas hiere hondamente el alma, la personalidad, la dignidad, las mínimas normas de convivencia en esta sociedad desvalida; por ello, por esa flexibilidad, nuestras familias, la educación, la sociedad… y todo en Colombia se está derrumbando….
Se esfumaron el buen ciudadano, el honrado político y el gobernante, el amable compañero, el cómplice gentil de todos los momentos, el vecino educado, el adolescente dispuesto a respetar y a colaborar en la formación de su carácter, el niño inocente, atento a recibir lecciones de vida. Hoy, casi todos los colombianos, son, al decir de Dostoievski, “seres humillados y ofendidos”.
Detengámonos en esa loca competencia por puntajes de saber y elijamos, organicemos puntajes de respetuosos hijos de familia, de ejemplares miembros de la sociedad, de compañeros fraternos de estudio y de diversión, de ciudadanos que no fomenten actos horripilantes…
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No desconozco que hay mucha planeación oficial y privada, y miles de conferencias sobre la “convivencia”, (teorías éticas, religiosas y filosóficas sobre ese sustantivo), pero poca ejercitación en el acto de “convivir”. Hagamos de este verbo un verdadero objetivo de la educación; vivifiquemos ese logro con ejemplos, estrategias, ejercitación…y no con retóricas repetidas hasta el cansancio.
Que “convivir” sea el VERBO núcleo de nuestros esfuerzos educativos como padres “realmente presentes en la vida de los hijos”, como maestros, como dirigentes de una sociedad, como religiosos, como vigilantes para que se cumplan las normas y se aplique justicia.
Hoy, tenemos que enseñar a decir: ¡NO! 
Antes, nos enseñaban a decir ¡SÍ!, porque había que aprender a obedecer para, más tarde, saber mandar; porque “había que respetar a los mayores”, escuchar sus consejos y lecciones y ejemplos de vida; había que colaborar con los compañeros de estudio, con los amigos, los vecinos y con todos cuantos nos necesitaran…. 
Pero, era que ¡se podía creer en el otro!
Hoy, por la puerta del “SÍ” han penetrado todos los males, al amparo de las consignas de contemporizar, de perdonar, de comprender, de tolerar, socializar, fraternizar, de “vivir y dejar vivir” porque se impone el mandamiento de: “el libre desarrollo de la personalidad es sagrado”. Por la puerta del SÍ a los celulares, a la TV, a Internet, a las malvadas redes sociales; por esa puerta del debilitamiento del carácter – digo - ha penetrado en el ser humano la ruina de su capacidad de decisión y el respeto por sí mismo y por los demás, y lo ha convertido en un robot, ya sin capacidad de discernimiento.
Del “dejar hacer y el dejar vivir” emana la flexibilidad de todos cuantos tienen la investidura de la autoridad, que ya solo alcanzan a pedirle a una sociedad herida de muerte que “comprenda y que perdone” y a los otros, que pidan perdón, ¡qué facilismo!; han olvidado que uno de los pilares de la moral, del compromiso, de la decencia, del respeto es la sanción, acomodada a las características de la falta, del pecado, del crimen.
En estos cruciales momentos, tenemos que reaprender a asumir nuestra culpa en palabras, en acciones, en opciones de vida, y las consecuencias de ella; y, muy importante, a aceptar el castigo. Y no estoy hablando de la ley del talión.