viernes, 15 de diciembre de 2017

LEER CON LIBERTAD



Leer con libertad o sin ella

Autor: Lucila González de Chaves
23 noviembre de 2017 - 12:08 AM

Estamos en un momento de perfección educativa, de cambios obligados en todo, ya no hay tiempo para la lectura placentera.

Un regocijo, una fiesta es leer con libertad; con libre escogencia; y tomar de la lectura lo que nos plazca, para luego pasar a otro libro: novela, cuento, poesía, historia, ensayo…, es el regalo de saber y poder  leer.
Esta es la clase de lectura que ha bajado en las encuestas, y sigue bajando,  porque la mayoría de la población estudia para profesionalizarse y, luego, estudia aún más para especializarse.
Los tiempos cambian: las anteriores generaciones no tenían el agobio del estudio investigativo, comparativo, deductivo; simplemente, todo transcurría en el colegio y en la universidad, con profesor al frente para explicarlo todo; de esa manera, había tiempo para la lectura por placer.
Estamos en un momento de perfección educativa, de cambios obligados en todo: profesores, materias, metodologías, competencias, estrategias, profesiones, procesos, logros, activación hasta el cansancio de creatividad, de conciencia crítica, de juicios analíticos de sí mismos y de los otros, de lo leído y lo estudiado… Cambios  que quieren hacer dar el gran salto al alumno, sin paliar la transición; ojalá no sea un salto en el vacío, porque no se le ha dado tiempo de poner los pies en la tierra, no se le ha guiado para que observe cuantos obstáculos graves tiene a su alrededor, amenazantes cada minuto para maestro y estudiante; y todo ello, con rapidez porque el tiempo de las innovaciones apremia. Ya vienen en camino otros cambios….
PARA PENSARLO…
Un sabio dijo, no hace mucho, en la universidad Nova Sautheastern de Florida, EE.UU. que retener  a un alumno más de veinte minutos en un mismo tema, contribuía a disminuir sus capacidades, porque esta nueva generación es capaz de hacer, entender y aprender varias cosas al mismo tiempo y con toda eficiencia: atender el celular, oír música, hacer tareas, ver un vídeo, atender a las redes sociales, consultar los temas de filosofía, leer en Internet, etc….Que es el maestro el que debe cambiar su sistema de enseñanza, para que ella sea de una alta exigencia, compacta, rápida…
Los alumnos  deben realizarlo todo con excelentes aciertos, no importa que no tengan bases.
 Hoy,  es el alumno el que debe acudir, con investigaciones precisas y lecturas extensas de documentos, muchas veces no entendidos, a completar la clase, a solucionar las incógnitas que plantea el profesor o que le señalan los textos.
Todo cambió porque como colombianos muy identificados con modelos extranjeros, nos hemos excedido, y la mayoría de los profesores dejaron en manos de los alumnos – para que sean sujetos de su propia educación como rezan las acertadas teorías de Pablo Freire – y de la familia la formación integral, holística como se dice hoy, que a ellos correspondía.
Para llevar a cabo todo este trabajo, el alumno necesita leer mucho y mucho, pero no los libros que las encuestas y las librerías esperan y señalan.
Es otra clase de lectura: exigente, agotadora, atenta, reflexiva que lleve a la intuición del conocimiento o que obligue al estudiante a deducirlo, después de luchar con textos y “documentos” extensos, engorrosos y agotadores.
Esta es la lectura que de continuo realizan en un alto porcentaje los seres humanos de este último tiempo: LA LECTURA DE ESTUDIO, la que no se ve, la que no se compra en librerías, la que no se lee en parques, ni en metros, ni en sitios de recreo, sino una lectura que se  realiza recogidamente en el “cuarto de estudio”; la que ignoran los libreros, los encuestadores y las gentes del común.

martes, 21 de noviembre de 2017

EXCELENCIA LITERARIA DE MARTÍN VIGIL


José Luis Martín Vigil, una luz literaria que

 solo fue un relámpago



19 noviembre de 2017 - 02:00 PM

Su estro literario fue fructífero desde siempre; pero, su gloria de gran novelista solo duró un poco más de diez años. ¿Por qué dicen que la causa fue su homosexualidad?


MedellínEl 20 de febrero de 2011, muere una gran figura de la literatura española, José Luis Martín Vigil; había nacido en 1919.
Ingresó en la Compañía de Jesús en 1948 y fue ordenado sacerdote en 1953. Sus minuciosos biógrafos se detienen en los avatares de su vida sacerdotal: a veces le negaban el permiso de confesar; a veces, el derecho a predicar; y hablan de sus rebeldías, de su homosexualidad, etc.
En 1958 abandonó la Compañía de Jesús y renunció al sacerdocio; continuó su vida de educador, la que lo convirtió en un acertado conocedor de la idiosincrasia de la juventud: inquietudes, anhelos, ilusiones, errores, exacerbada sensibilidad, heroicos sueños…. Todas estas experiencias, el exsacerdote (una sola palabra) las convirtió en obras literarias que lo llevaron a la fama entre 1960 y un poco más de 1970.
El ensayista Pedro M. Lamet que conoció y analizó las obras de Martín Vigil, conceptuó sobre su testamento: “En él confiesa abiertamente su fe, su amor a la Compañía de Jesús… y se despide con una enorme sencillez”.
El exjesuita dice: “Bueno, al fin muero cristiano como empecé. Creo en Dios, amo a Dios, espero en Dios. […] no conozco el odio, no necesito perdonar a nadie. […]. Amé al prójimo. […]. No haré un discurso sobre mi paso por la vida. Cuanto hay que saber de mí lo sabe Dios. […]. Solo deseo oraciones. De este mundo solo me llevo lo que me traje, mi alma”.

Sus experiencias como sacerdote y maestro están consignadas en numerosas novelas. Hay en ellas una constante: pasea a sus personajes adolescentes por un mundo cargado de peligros, de pecados, de desajustes espirituales y emocionales; pero, siempre hay un YO que se salva, una pequeña luz encendida que solo espera algo, o a alguien, que dé fortaleza y aumente su combustión. De entre su colección de joyas literarias destacamos las siguientes novelas:
La vida sale al encuentro
Su primera novela, moderna y comprometida, publicada en 1955 y reeditada de continuo hasta 2006. Con un perfecto conocimiento y en un estilo incomparable, el autor pone al lector frente a los múltiples problemas del adolescente, cuando se apresta a pasar el umbral de ese otro mundo desconocido.
El personaje vive la crisis del primer amor: sobresaltos, camaradería, dudas, timideces y, también, luminosos momentos de cercanía. Gracias a la comprensión de unos padres equilibrados, a los consejos del Padre Urcola y a la bondadosa y serena compañía de Karin –la hermosa joven novia- Ignacio, logra superar tantas crisis, entre ellas la muerte de su muy amado hermano Javier.
En esta obra, la alegría, el dolor, el miedo son emociones que aparecen y desaparecen.
Cierto olor a podrido
Novela dedicada a los padres, a los maestros, a los jueces, a todos aquellos que tengan algo que ver, en la vida de un muchacho. Un muchacho soñador, Carlos, que choca violentamente con el mundo circundante a causa, justamente, de ese mundo constituido por adultos y que desconocen el que el joven vive intensamente; un mundo que solo comparte con su pequeña hermana.
Una travesura de niño es el comienzo de su odisea. Los mayores prejuzgan, y uno de ellos es el padre que cree ser la encarnación de la rectitud, del equilibrio; en tanto que el chico no comprende lo que los adultos presuponen.
Los interrogatorios en la comisaría son verdaderos martirios para el muchacho. El comisario lo interroga como a un supuesto adulto y él contesta como el niño que apenas se asoma a la vida. A partir de este momento no tendrá paz. Todos se volverán contra él.
En aquel frío y lejano convento a donde su padre lo ha enviado, hay un joven monje que es todo bondad. Allí, Carlos vive los únicos momentos de paz. Al lado de los monjes, pasa la crisis del primer amor y sufre las inevitables exaltaciones de una inteligencia despierta y fantaseadora. El castigo se ha convertido en momentos de luz frente a la oscuridad que le aguarda.
Más tarde, Carlos aprende crudamente que en todos los seres humanos hay grietas tremendas y sangrantes, y la primera que descubre es la de su padre. ¿De qué magnitud fue aquel descubrimiento? ¿Cómo madurará Carlos? Le fue doloroso conocer que entre los suyos hay un cierto olor a podrido.
Sexta galería
Seis chicos se encuentran atrapados durante siete días, en la sexta galería de una mina, a causa de un derrumbe. Cinco de ellos pertenecen a la alta sociedad madrileña. Han ido hasta allí, en unas vacaciones, llevados por su sensibilidad social, para vivir con el minero y conocer su vida miserable.
Ellos son: los mellizos Borja y Gonzaga, de temperamentos encontrados: el primero es equilibrado y reflexivo; Gonzaga, inmaduro, apasionado e impetuoso. Otro grupo lo forman Luis, el único varón de su hogar; lucha por hacerse hombre fuerte a pesar de la influencia y excesivos cuidados de su madre y hermanas. Con Luis está el Vikingo, hijo único, muchacho libre de prejuicios, limpio de alma y cuerpo. El quinto personaje es Álvaro: un joven valiente, que por naturaleza es un líder decidido, con grandes capacidades para afrontar aquel peligro mortal de la mina.
Es Álvaro el que con dificultades y múltiples sacrificios, asume el mando en aquella emergencia. Será él quien se compenetre hondamente con el inmenso dolor de Luis al ver morir al Vikingo; será él quien comprenda las íntimas congojas de Borja a causa de las corrosivas explosiones de su hermano; es él quien llegará a intimidar y a querer de veras a Lucas el pobre minero, sexto personaje de esta dolorosa historia.
Lucas, el muchacho que un día se burlara groseramente de los “señoritos”, ahora, atrapado con ellos en aquel infierno, lucha desesperadamente por vivir; quiere comprenderlos, los ama y se identifica con ellos.
Una chabola en Bilbao
En esta novela social y de situaciones conflictivas, el autor narra el desenvolvimiento de dos vidas consagradas a un mismo fin, pero por sendas opuestas: un médico y un sacerdote, compañeros de colegio, tienen en su vida de adultos un mismo ideal: ayudar a los menos favorecidos, compenetrarse con los pobres y ser el amigo, el consejero, el protector.
Cada uno de ellos tiene sus propios procedimientos para realizar el ideal. En el transcurso de los acontecimientos, además de las situaciones intensas y de los desencuentros que presenta el autor, hay algo que mantiene el constante desasosiego en el lector:
Aquellos dos hombres –el sacerdote y el médico - animados por tan nobles deseos, en continuo contacto y en permanente discusión, ¿seguirán siendo vidas paralelas?
Este pensamiento punza hasta la última página en la que aparecen los dos debatiéndose en una lucha silenciosa por encontrarse, por comprenderse, por trabajar conjuntamente. En ese momento, llega la noticia de que alguien de una chabola (choza miserable) se está muriendo. El médico se dispone a salir rápidamente, el sacerdote se retrasa. En este preciso instante la comunión de ideas, la reconciliación entre los dos se hace luz en las palabras del médico, quien dice al sacerdote: “¿Qué esperas? ¡Coge tus cosas y ven conmigo!”.
Los curas comunistas
Habla de los curas que en aquella época, en Europa, se iban a vivir a barrios obreros para estar con los pobres. Esta novela tuvo en diez años, dieciocho ediciones en España, y más de trescientos cincuenta mil ejemplares en el “Círculo de Lectores”.
Es novela de tesis y de tipo social. El padre Francisco es la figura central del relato: un sacerdote que se debate entre los comentarios irónicos de los de su clase social y las expresiones cáusticas y odiosos procederes de sus compañeros de fábrica, a donde ha ido para ser otro Cristo: pobre, obrero, despreciado, incomprendido, calumniado.
En este vívido relato se debaten y analizan sin miramientos y sin miedos, las tesis sostenidas por el cristianismo, el marxismo, el comunismo, los deberes y los derechos de patronos y obreros.
 El final es doloroso, pero…. no podía ser de otro modo, dadas las circunstancias que comprometen la integridad del sacerdote.
En esta novela, hay una página maestra de ironía, dolor, desconsuelo y sarcasmo: el sermón (homilía) del padre Francisco. Sermón que es una “Carta al Niño Dios”…, dice el sacerdote…

jueves, 9 de noviembre de 2017

LA BUENA LECTURA Y LA EXCELENTE ESCRITURA





Secretos de la buena lectura y excelente escritura

9 noviembre de 2017 - 12:10 AM

Cuando nos interesamos por el contenido, la elegancia y la fuerza de las palabras, emprendemos un largo viaje para conocerlas, y respetarlas.

El secreto de toda buena lectura y de toda excelente escritura, (incluyendo el ensayo) no es la cantidad de vocabulario, sino la calidad de este y su correcto empleo. Comprender una idea, entender una lectura y dar un juicio crítico constructivo de ella, solucionar un problema, empiezan por conocer, tener un alto nivel de conciencia crítica, entender, estudiar y saber manejar LAS PALABRAS. La semántica y la ortografía y la etimología son necesarias, pero hay que poner atención a la sinonimia, dado que lo que el lenguaje exige es claridad, precisión y propiedad.
En la escritura y en la lectura se nos atraviesan vocablos como: mandato y orden; sabio y erudito; marcha y jornada. Y empezamos a dudar cuál vocablo emplear, que dé precisión y claridad al texto. Notamos que nos hace falta el diccionario de sinónimos; no palabras sinónimas en lista; sino un verdadero diccionario que explique seriamente la forma y el sentido del vocablo; el espacio preciso en donde debe usarse.
Ejemplos tomados de un buen diccionario de sinónimos:
1. Abogado; letrado; jurisconsulto; jurista. (Sinónimos)
Veamos qué los diferencia:
Abogado: el profesional llamado para un asunto, “advocatus”, quiere decir patrono, defensor. El abogado debe ser probo, diligente para defender una causa.
Letrado: hombre de ciencia; lo necesitamos para que nos instruya en un asunto que no comprendemos. Debe ser estudioso, investigador.
Jurisconsulto: hombre de consejo, es decir, de consulta. Necesito que me dirija en la defensa de mi derecho. Debe ser prudente.
Jurista: profesional versado en la erudición del derecho y en la crítica de los códigos, según los principios de la filosofía y de la moral. Debe ser erudito.
2. Segregar, separar (sinónimos). (Qué los diferencia):
Segregar: Lo que se segrega se arranca.
Separar: Lo que se separa se aleja.
Lo segregado está incompleto, pierde su identidad. Lo separado no pierde la identidad absoluta que tenía antes de unirse.
3. Auge, apogeo (sinónimos). (Qué los separa):
Auge, según su etimología latina, quiere decir aumentar, crecer. (La fama que tenemos de malos lectores está en auge).
Apogeo, según su etimología griega, significa lejos de la tierra, es decir, eminencia, altura. (Quisiéramos que Colombia estuviera en el apogeo de su poder, es decir, que estuviera en la cumbre de su grandeza y de su gloria).
4. Cálculo, cómputo (sinónimos). (Qué los separa):
Se calculan el número y la extensión. Se computa el tiempo.
El cálculo es matemático. El cómputo es cronológico.
Decimos cálculo diferencial, pero NO cómputo diferencial.
Es pues, obligatorio estudiar y conocer CADA PALABRA desde su origen, su función, su escritura, su fonética, el papel que va a desempeñar en la frase, el mensaje que va a llevar desde el codificador hasta el decodificador, sus variantes gramaticales, sus acuerdos y desacuerdos con otras palabras; todo esto – digo – es necesario, si queremos tener corrección y funcionalidad en el lenguaje, en relación con: escribir; leer, entender y emitir juicios críticos; hablar con propiedad, expresar con claridad los pensamientos y sentimientos.
Por ejemplo, leer no es solo vocalizar y juntar palabras como en los primeros años, en el hogar y en preescolar; saber leer es no vacilar, no perder el ritmo, no volver atrás, distinguir bien las palabras, saber juzgar el contenido, etc.; pero, casi nunca los lectores cuentan lo que leyeron, ni opinan sobre lo leído: qué contenido es el de esas frases; cómo decirlo de otras maneras; cómo juzgar apreciativamente y con equilibro un texto. Es ahí donde empieza la comprensión lectora. Así como se explica lo que hay en un dibujo, en un paisaje, también hay que explicar lo que el autor dice en un texto. No es repetirlo; es entenderlo y expresar la idea con las propias palabras.
Cuando nos interesamos por el contenido, la elegancia y la fuerza de las palabras, emprendemos un largo viaje para conocerlas, y respetarlas. Un viaje difícil de interrumpir porque nos va poseyendo un mundo de creciente asombro: es la maravilla del lenguaje, en su armonía estructural y en su eficiencia práctica.
Cuando entendemos qué es verdaderamente el idioma; cuando se siente el regocijo de su armonía; cuando lo empleamos con elegancia y belleza (el código estilístico), entonces comprendemos y aceptamos que existen normas gramaticales y ortográficas (el código lingüístico) que nos ayudan a alcanzar el esplendor de la perfecta expresión. Primero el amor por el idioma y la inaplazable necesidad de él, luego las normas.
Un catedrático ilustre, opinó: “El hombre es su lenguaje; cuanto más rico es este último, más polifacético será el primero”.
Como en nuestro país todo se ha vuelto grotesco en todos los campos: el político, el oficial, el educativo, el profesional, el de la comunicación, el del amor, el de la amistad, el de la familia…, la consecuencia es que nuestro armónico y elegante idioma vaya declinando y se vuelva más ordinario cada día; ha empezado a llenarse de extravagancias, inutilidades, melindres, incorrectas innovaciones, irrupción de expresiones vulgares, irrespetuosas, ininteligibles. Nuestra lengua española ha perdido su autoridad de ser modelo de elegancia, exquisitez, del bien decir y del mejor escribir.


jueves, 2 de noviembre de 2017

¿QUÉ NOS ENTIENDEN DE CUÁNTO DECIMOS?





El sentido de lo que decimos está en lo que los otros oyen


2 noviembre de 2017 - 12:09 AM

Los principales errores contra la armonía son la cacofonía y la monotonía.

Entre los compromisos con el hablar y el escribir están: la claridad de las ideas, la propiedad de los vocablos, la precisión en la contextualización y la difícil sencillez, base de la armonía y la elegancia.
1. La armonía en el lenguaje
La armonía radica en el sentido musical de las palabras y de las frases, y en el arte de combinarlas de un modo agradable para el oído. La armonía es el gran secreto de los grandes escritores. Según el crítico Albalat, la armonía “se funda en el genio de la lengua, en las exigencias del oído”. Y da la siguiente regla:
“Hay que abstenerse de toda  rudeza en el sonido, de todo tropiezo, de toda disonancia marcada, salvo que, para mantener estos sonidos o palabras, haya razones de relieve, de originalidad u otros motivos de belleza literaria”.
Debe tenerse en cuenta al escribir, no terminar una frase con la expresión más corta. Por ejemplo, no hay armonía en esta frase:
He clasificado todas las postales que me regalaste por países.
Es más armónico decir: He clasificado por países todas las postales que me regalaste.
Los principales errores contra la armonía son la cacofonía y la monotonía.
Cacofonía:
Es la repetición desagradable de sonidos iguales o semejantes. Ejemplos:
-        EL rigor abrasador del calor
-        La carretilla  no cabía en la cabina
-        Es penoso pensar que el pentágono no perciba el peligro de la penetración de espías entre su personal.
Monotonía:
Es el empleo frecuente de muy pocos vocablos; esa desagradable repetición de palabras se debe a pobreza de vocabulario. Ejemplos:
-        Hay el talento natural y el talento adquirido: el talento para las ciencias y el talento para las artes. Y también el talento para vivir cómodamente.
-        Para aliviar al contribuyente, es preciso hacer grandes reducciones en los presupuestos; y también conviene dar al pueblo grandes facilidades para el comercio y para que se funden grandes industrias.

2. Traducciones
Unos cuantos gramáticos consultados, entre ellos el eminente Martín Vivaldi y el tratadista del estilo Guillermo Díaz-Plaja, aconsejan lo siguiente a quienes se dedican a realizar traducciones:
1. Conocer a la perfección el idioma extranjero del que se va a realizar la traducción. Hoy se traduce mucho, y con frecuencia, mal. Abundan las malas traducciones de libros científicos y de obras literarias.
2. Escribir y hablar correctamente el idioma español. Por la puerta falsa de las malas versiones se están introduciendo muchos barbarismos y, sobre todo, múltiples vicios de construcción que están desfigurando nuestro idioma.
3. El traductor  ha de tener cierto talento literario, puesto que no conviene una traducción literal. Ha de ser sabio y prudente para no alterar el exacto sentido del texto traducido
4. El traductor  ha de estar a la altura, al nivel del original; de lo contrario, se deben respetar los textos y el buen nombre de los autores. No es elegante agregar de nuestra parte lo que nos parece que es conveniente.
5. El traductor  debe conocer a fondo la materia objeto de la traducción y estar muy familiarizado con ella. Por tanto:
6. El novelista debe traducir al novelista y el científico al científico.
7. Conviene ser fiel al original para captar el sentimiento y el pensamiento del autor. En consecuencia:
8. Antes de empezar a traducir es necesario leer varias veces todo el original para captar el sentido de la obra.
9. Terminada la traducción, debe dejarse pasar un tiempo antes de corregirla. Los defectos de versión (barbarismos, solecismos, etc.) resaltarán así con más fuerza.
10. El ideal es la ‘traducción libre’, antes que la ‘literal’, siempre que se respete el sentido original.
11. El uso del diccionario es más cómodo cuando no se tiene que ir escribiendo al tiempo que se traduce.

3. Para tener en cuenta
Los verbos lograralcanzar conseguir se emplean para referirse a la consecución de algo que se desea, no para expresar un resultado negativo. ..Frecuentemente se leen en diarios, o se oyen, frases como: “La izquierda ha logrado la pérdida de apoyos…”, o  “Los estudiantes han logrado suspender la mayoría de los exámenes”.
Lograr, (al igual que otros verbos, como conseguir alcanzar), significa ‘conseguir lo que se intenta o desea’, por lo que no es coherente emplearlo con resultados que frustran ese deseo.
Es preferible escribir "La  izquierda ha perdido apoyos…”; “Los estudiantes han suspendido la mayoría de los exámenes”.

lunes, 23 de octubre de 2017

GRANDES MAESTROS QUE PERDURAN




José Enrique Rodó (1871 – 1917)



22 octubre de 2017 - 02:00 PM

El escritor de alta categoría por su profundidad analítica

Escritor, maestro y político uruguayo. Un altísimo valor intelectual; el más preclaro de los ensayistas hispanoamericanos. Un escritor modernista, dueño de un refinado estilo en el que señaló todos los males del mundo hispanoamericano.
Para comprender a cabalidad lo polifacético de Rodó y la gran dificultad que ofrece a los críticos la diversidad de temas, de conceptos, de estudios de este ilustre uruguayo leamos lo que concisamente dice Vaccaro en el prólogo a sus obras:
“Un libro crítico ideal sobre Rodó debería ser escrito por varios autores, pero que se ocuparan separadamente de sus ideas políticas y sociales; de sus exposiciones filosóficas; de su labor estilística; de sus condiciones de crítico; de sus ideas religiosas; de su actuación periodística. Solo así podría llegarse a un análisis concienzudo y a una valoración ecuánime de su multiformidad”. P. 9
A muy temprana edad empezó a ejercer el periodismo y a publicar sus poemas.
Su prosa incomparable y la profundidad de su pensamiento han influenciado a las generaciones de intelectuales y encumbrados escritores de América.
Viajó por Europa como corresponsal de la revista Caras y caretas, y sus impresiones sobre España, Francia e Italia fueron publicadas en ella. Además de muchas muestras de su prosa política, filosófica y literaria.
En Europa fue atacado por la fiebre tifoidea, sin embargo, siguió escribiendo. Su físico se debilita cada vez más y su enfermedad se agrava; en sus escritos hay melancolía, desilusión, tristeza…. Muere a los cuarenta y cinco años, abandonado en un modesto hotel de Palermo (Sicilia); en 1920 sus restos son llevados a Montevideo.
Deduzcamos que desde sus primeros pasos en la cultura fue un escritor, un ensayista, un pensador, y por eso pudo legar al mundo, cuando apenas entraba en la madurez, una obra ya lograda; y, además, sus ideas ejercieron una fecunda acción educativa sobre la juventud de todo un continente.
Los integrantes del movimiento latinoamericano llamado “Reforma Universitaria” lo declararon: “Maestro de la Juventud”.

Algunos ensayos:
La novela nueva: analiza el malestar que domina en su época, y ofrece una alternativa: esperar que alguien llegue y pueda establecer una nueva vida basada en la armonía y en la paz.
El camino de Paros: Lleva por subtítulo Meditaciones y andanzas. Colección de artículos periodísticos publicados en Caras y Caretas. En ellos encontramos al pensador original, un devoto servidor del lenguaje que aventaja, por la superioridad del concepto, la elegancia de expresión y la impecable propiedad de la lengua española que emplea, a los demás literatos españoles.
Entre sus meditaciones están: La filosofía del Quijote y el descubrimiento de América… ”No hay otra estatua que la de Cervantes para simbolizar en América la España del pasado común”.
Cómo ha de ser un diario: ensayo en el que expone las cualidades que debe reunir el periódico perfecto.
Liberalismo y jacobismo: estudio que recoge sus artículos con motivo de la polémica entablada acerca de la supresión por el Gobierno de los símbolos religiosos en asilos y hospitales.

Obras representativas
Ariel: fue su primera obra maestra. En la obra La tempestadde Shakespeare, el personaje Ariel es el genio del aire y representa la parte noble o alada del espíritu; el dominio del espíritu y la razón sobre la irracionalidad; la espiritualidad en la cultura que domina al personaje Calibán, símbolo de sensualidad y torpeza…
Junto a una estatua de Ariel, el viejo y venerado maestro, presentado por Rodó, se despide de sus alumnos y los aconseja para su entrada en la lucha cotidiana; por esa razón, ese profesor era reconocido con el nombre de Próspero, y conceptúa: “Del renacer de la esperanza humana… adquiere su belleza el alma que se entreabre a la vida. Alegría, entusiasmo y esperanza son las prendas del espíritu joven que forman el ambiente natural de todas las cosas fuertes y hermosas”.
Agrega luego:
“Hay que defenderse contra la mutilación del espíritu… no hay que entregar a la utilidad o a la pasión más que una parte del ser”.
Motivos de Proteo, su segunda obra; en ella están las páginas de elegante tersura en el decir, cuyos temas sociológicos son notables: “Una de las raíces de la inferioridad de la cultura de nuestra América para la producción de la belleza o la verdad, consiste en que los espíritus capaces de producir, abandonan, en su mayor parte, la obra antes de alcanzar la madurez”
“Para la originalidad, esa cosa tan debatida, encuentro que la ausencia de originalidad en lo que se escribe es solamente ineptitud para reflejar y precisar la verdad de lo que se siente”
El mirador de Próspero: Su tercera obra con temas alejados de lo filosófico. Una serie de artículos didácticos caracterizados por el optimismo y el idealismo, como: La gesta de la forma; Rumbos nuevos. Rodó piensa que cada individuo tiene que aspirar a la perfección. Sus conceptos sobre moral y ética, en muchos casos, toman la forma de parábolas.
De la edición que poseo: Obras Completas de José Enrique Rodó, “Compilación y prólogo por Alberto José Vaccaro, ediciones Antonio Zamora”; de la parte: “Nuevos Motivos de Proteo”. “Manuscrito hallado en la mesa de trabajo del maestro”, de dicha edición, página 916, tomo el siguiente texto (¿una fábula?): “Los falsos cambios de rumbo”:
“En la historia de aquella pomposa literatura que en el Irán brotó al influjo del islamismo, cuéntase el caso de Anvari: Este poeta ignoraba que el oficio de poetizar diera motivo para tener el aprecio de los poderosos, cuando un día, viendo pasar al resplandeciente séquito del sultán notó que iba un magnate de quien le dijeron que era uno de los poetas de la corte. Estimulada su ambición, Anvari pidió ser oído por el soberano y lo cautivó con su estro; así, pasó a ser poeta de la corte”.
“Anvari había llegado a la cumbre por el camino de su natural condición; y en vez de apaciguarse en el goce de este honor merecido, codició otros laureles y despreció los que legítimamente había ganado. Se propuso cambiar la gloria de poeta por el saber y autoridad del astrólogo. Pero Anvari no estaba llamado por el cielo a leer el lenguaje de los astros, sino a entender la gracia y hermosura que hay en las cosas de la tierra; por eso leyó mal, hizo siniestras profecías que acongojaron al pueblo, y cuando fueron desautorizados por la realidad sus augurios, se vio obligado a huir de la burla de los cortesanos y refugiarse en una pequeña ciudad hasta donde le llegaban los ecos de las afrentas, como antes le habían llegado los de su gloria”.
“Infortunadamente para Anvari, la memoria del pueblo que es onda fugaz para los hechos de gloria y resistente bronce para recordar a los que denigra, mientras él vivió, el vulgo no vio en él al alto poeta, sino al astrólogo burlado. Mal pensó Anvari cuando creyó que los laureles que en la corte habían ceñido su frente, lo librarían en la calle de la pedrea de la multitud”. P. 916
Y el texto XXVI: “Si quieres saber si ha cambiado el ritmo de tu alma”, dice:
“Hay libros que por acumulación de vida refleja, por su complejidad e intensidad, por lo que equivalen al contacto con la naturaleza misma, por el modo como parecen darnos la visión de la totalidad de las cosas, sirven para que probemos en ellos todos los filos de nuestra sensibilidad, de nuestro ánimo, de nuestro juicio. […]”.
Rodó vivió acosado por el desasosiego del estilo, por lograr que sus páginas fueran armoniosas y precisas. De manera impecable supo ajustar la forma al pensamiento, caso incomprensible en un autodidacto; ¡lo que puede la voluntad, el carácter, la disciplina, la consagración a la realización de un ideal!
Y termino con este soneto suyo a las Lecturas, que tiene un seductor encanto y una escondida ironía:

De la dichosa edad en los albores
Amó a Perrault mi ingenua fantasía,
Mago que en torno de mi sien tendía
Gasas de luz y flecos de colores.

Del sol de adolescencia en los ardores
Fue Lamartine mi cariñoso guía.
“Jocelyn” propició, bajo la umbría
Fronda vernal, mis ocios soñadores.

Luego el bronce hugoniano arma y escuda
Al corazón, que austeridad entraña,
Cuando avanzaba en mi heredad el frío.

Amé a Cervantes. Sensación más ruda.
Busqué luego en Balzac… y hoy, ¡cosa extraña!
Vuelvo a Perrault, me reconcentro y río…
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jueves, 19 de octubre de 2017

martes, 19 de septiembre de 2017

VISITA DE SU SANTIDAD FRANCISCO



Lucila González de Chaves


“¡NO TENGÁIS MIEDO”!  HA DICHO SU SANTIDAD

Estoy segura de que cuando se siente nostalgia por alguien que se va, es porque ese alguien  nos ha removido nuestra vida interior, ha podido penetrar hasta los recónditos lugares de nuestra reflexión y de nuestros sentimientos. ¿Cuál es su imán?  Pues, que es un jefe de la iglesia a imagen y semejanza del Jesús que amamos entrañablemente.

Ese “¡no tengáis miedo!” de S.S. debe seguir resonando no en una comunidad particular sino en todo ser humano:

1. En los jóvenes, a quienes, amorosamente, les amplió el horizonte de la alegría, invitándolos a su permanencia en  la esperanza. Los  convocó a no dejarse arrebatar la esperanza;  en esta residen el amor a la vida y el servicio.
Y como definición iluminante, dijo: “La juventud no se deja enredar por historias viejas; miran con extrañeza cuando los adultos repetimos acontecimientos de división, simplemente por estar atados a rencores”.
Luego, les demandó esto: “Ayúdennos a nosotros los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono”.

2. ¡Inmensa lección  para todos!: maestros, padres de familia, gobernantes, jefes de empresas, clases sociales, directivos, que seguimos  sosteniendo disciplinas y predicando compromisos y ética, con las mismas historias de siempre, impuestas apasionadamente como si fueran el único camino hacia el saber, la virtud y el respeto por el otro; que volvemos invisibles los nuevos rumbos y “el soñar en grande” de esa  juventud cansada de la monotonía y, a veces, de la ineficacia de los caminos de siempre; no entendemos ni aceptamos los nuevos rumbos, el nuevo oxígeno que su vigor y sus renovados afanes de autenticidad, reclaman.

3. ¡Consoladora lección para los ancianos! que  vemos mermados y arrinconados por los demás, nuestros espacios físicos, espirituales, intelectuales; ¡cuánta angustia causa que nos desubiquen, y que nuestras reflexiones sean calificadas como “cosa de viejos”! Nosotros también necesitamos esa voz de alerta de Su Santidad: ¡“Sigan adelante. No se dejen engañar. No pierdan la sonrisa. No se dejen robar la alegría y la esperanza”.

4. ¡Impostergable lección para los sacerdotes! y para todos los  “consagrados”. ¡Ellos saben bien qué les dijo el hermano Francisco!…  Contundentemente, los invitó  a dejar   las comodidades, el alivio de los aires acondicionados en las acogedoras oficinas, la placidez de las poltronas, el facilismo y la superficialidad en las predicaciones y catequesis, que en esta sociedad del siglo XXI, ya no convencen, no guían,  no despiertan ningún compromiso con el Señor Jesús. Les pidió ir a la periferia  para conocer otras vidas, para hacerse cargo del dolor y la miseria, para rescatar la dignidad humana.

5. ¡Imperecedera lección para los católicos y no católicos! No tener miedo de los cambios que cada época trae; nada puede ser igual, y menos, para siempre. No tener miedo a las tinieblas de ese horizonte nuevo, detrás de las cuales, las generaciones venideras encontrarán sabiduría y nuevas formas de vivir, de pensar y de sentir. Derrotar el miedo recibiendo cada momento con alegría, pese a lo desconocido, y vivirlo intensamente; eso es vivir con esperanza,  lo que  recomienda y vive, a sus ochenta y un años, S.S.

 “¡No os dejéis arrebatar la esperanza!”.

No debiéramos tener miedo a los cambios generacionales. Esos años nuevos que se van juntando con los nuestros, ya añejos, nos vigorizan, nos pueblan lindamente el horizonte y nos crean deseos de vivir, para poder testimoniar la grandeza y fidelidad, el amor y la alegría con que han de  vivir nuestros muchachos.

6. Aprender a “ADORAR”. ¡Cómo ignoramos esto los católicos! La mayoría de nosotros resolvemos nuestra relación con el Señor Jesús,  suplicando, demandando. Su Santidad, con sus profundas lecciones dadas a cada minuto, en cada gesto, inclusive, con su extraordinario talante, nos recomendó: “no se olviden de adorar”.

Y adorar no es pedir, rogar y suplicar; adorar es reverenciar, venerar  al Dios  presente y viviente en nosotros; agradecerle y permitirle ser Dios en nuestra vida. Solo así podremos cumplir lo que nuestro hermano Francisco nos recomendó: “No piensen tanto en la situación ideal, piensen la situación real”, ¿nos llamaba al compromiso de ser menos soñadores y trabajar más en el real y fraterno encuentro de unos con otros para revitalizarnos?, ¿pensaba en ello cuando definió a nuestra  patria diciendo: “Colombia es un sendero de sufrimiento y de sangre”?

Y agregó: “No le tengamos miedo a esta tierra compleja”. Y el por qué no tenerle miedo a sus complejidades,  está en estas otras palabras, que –creo – son un desafío: “Dios quiso hacerse vulnerable y salir a callejear con nosotros… ir a las periferias… ser callejeros de la fe…”; mostrar la figura y el amor de Jesús.

En el momento en que adoctrinaba sobre la “fertilidad” necesaria para la siembra y para dar buenos frutos…, de repente, nos miró y nos increpó: “¿Cómo es la tierra en que crece la vid en Colombia?”

Y después de hacer el recuento de nuestros inútiles y desorientados tanteos en busca de lo que no conocemos ni hemos construido, nos retó nuevamente; pero especialmente, a los jóvenes a quienes les dijo: “¡Hay que encausar la inquietud!”

Su Santidad: insistentemente,  nos pidió orar por usted. Pero… es más urgente que usted ore por nosotros para que podamos “subir a la barca, luchar con las tinieblas, con los miedos que nos inmovilizan y retardan”, y poder defendernos del mar de inquietudes, de tantas desazones, desencantos, vulnerabilidades, errores… ¿Recuerda sus brillantes metáforas en  su primera homilía en la misa en Bogotá?

Santidad, su última homilía en Cartagena…

No, ¡dejemos que la reflexionen otros… pero, otros con conciencia humanística y no política, con ideas honestas y no sesgadas!

Gracias, hermano Francisco, por aquellas palabras cabalístas que horadaron nuestro orgullo: “Jesús nos asiste para que seamos más humanos, más misericordiosos; pero, cuando no es posible… Él sigue ahí, hasta que nosotros levantemos la cabeza, miremos hacia arriba y nos demos cuenta de que estamos caídos”.