sábado, 14 de diciembre de 2019

VAMOS JUNTOS AL PESEBRE A DEPONER NUESTRAS RIVALIDADES







¡Vamos juntos al pesebre, a deponer nuestras rivalidades!





14 diciembre de 2019 - 12:05 AM

Lleva más dos mil años cumpliendo su promesa de amarnos y perdonarnos; pero no ha sido posible que aprendamos de Él.


Todos ¡juntos!, guiados por la luz de un noble y urgente deseo y con la humildad y el arrepentimiento como presentes, vamos al encuentro de la conmemoración de este extraordinario acontecimiento, ocurrido en Belén hace más de dos mil años; celebremos jubilosamente el origen de la historia de nuestra salvación.
Este Dios-Niño, hijo de Dios-Padre, Príncipe de nuestros corazones, lleva siglos acompañando a la humanidad, e instándola a que aprenda amar, a que alcance la paz interior y la capacidad de convivencia, que son el único comienzo y el exclusivo camino de la verdadera paz en las familias, en la sociedad, en nuestro país, en los gobiernos, en el mundo entero.
Lleva más dos mil años cumpliendo su promesa de amarnos y perdonarnos; pero no ha sido posible que aprendamos de Él. Y lo más doloroso: gobernantes y gobernados vamos dejando atrás y en el olvido, la nobleza de vivir para redimir, lo que el gran Niño del pesebre, con su nacimiento, constituyó como historia y mandato.
La historia existencial ha cambiado; hoy se cimienta en incumplir y manchar la palabra, el juramento, el mandato, la obligación de cuidar la patria; nos anima el perverso sentimiento de ver en los ciudadanos a seres extraños, a desconfiar de todos ellos y, por ende, a convertirlos en enemigos.
Cada diciembre los colombianos, cargados con todo el daño que hemos hecho, con los engaños, la corrupción, recorriendo un camino cada vez más resbaladizo y tomando un rumbo sin luz ni guía...; con toda esa carga a cuestas, hacemos promesas, nos decimos palabritas tranquilizadoras, nos damos regalitos impulsados por el amor familiar, el amor de amigos, de vecinos, de jefes, de subalternos..
¿Qué hemos logrado? ¿Sí ha sido el Mandamiento del Amor el centro de nuestra vida, el semillero de una paz que consiste en ponerles: limpieza al alma, seriedad a las palabras, respeto al compromiso, honestidad a la promesa, firmeza a la obligación?
Nos hemos anestesiado con todos los aconteceres porque el cerebro no procesa, ya, más noticias escandalosas, perversas y fabricadas, muchas veces, a costa de silencios sabios y de la rectitud de comportamientos que pueden ser salvadores; nos vigorizamos con aspavientos, algarabías, hechos irreverentes y asesinos del pudor, del honor, de las promesas para defender la majestad de la patria, lo sagrado de los hogares, el juramento profesional, el respeto a los bienes, el obligatorio cuidado y protección moral de los niños, que son nuestra prolongación en el tiempo.
Cada año, cada día, Colombia tiene para mostrar violaciones, corrupción, llanto, dolores, atropellos morales, familiares, económicos; y, luego, nos sentimos redimidos, simplemente negando nuestra responsabilidad y culpabilidad, o utilizando deportivamente la palabra “perdón”, ya tan manoseada y por ello, tan falta de significación.
Se mata, se engaña, se viola, se atropella y, luego… el fulano, el doctor, el funcionario, el dirigente, la empresa, la institución…, el que tenga el turno, sale a decir: “pido perdón”. Y, ¡ya está!

Cedo la palabra a un escritor-autoridad en sabiduría, espiritualidad y limpieza y dignidad: el sacerdote carmelita, Hernando Uribe Carvajal, quien, alguna vez, escribió estas reflexiones sobre “LA PAZ”.
Esa paz que nace en el pesebre, que los ángeles y los pastores ensalzan y glorifican, pero que, pasando los tiempos, el ser humano olvida, enloda, le cambia su sentido y la manipula como quiere. Dice el sacerdote:
“(…). La paz no es una cosa que puedo encontrar en algún lugar. La paz va conmigo a dondequiera que voy”.
“Me detengo a preguntarme quién soy, de dónde vengo y a dónde me encamino”.
“Me sorprendo de mí mismo, y mi sorpresa crece al constatar que yo soy la paz, lo que busco por todas partes con afán”.
“Mi interioridad se manifiesta en cada gesto mío”.
“Miro mi rostro, mis ademanes; estoy mirando la paz, lo que soy, esa maravilla de unidad, pasmosa en su complejidad, armonía de cuerpo y alma, de cerebro y corazón”.
“La paz, […] nace en mi interioridad. Cuanto más tiempo le dedico, más descubro la maravilla que es”.
“San Juan de la Cruz me enseña a llevarlo todo con igualdad tranquila y pacífica, y a alegrarme en todo por no perder la paz, y así, ponerle remedio conveniente a toda adversidad haciendo de la armonía el tesoro del corazón. […].
“Vivo haciendo la paz conmigo; vives haciendo la paz contigo; vivimos haciendo la paz con nosotros. Coincidimos”.
“La coincidencia es fruto de un juego lleno de inteligencia y corazón, regalo de la Divinidad”.
“La paz que somos llena la atmósfera que respiramos”.

jueves, 12 de diciembre de 2019

FUNDÉU Y EL LENGUAJE INCLUSIVO


Icono Mi Mundo Mi MundoIcono Regístrate Regístrate
Fundamundoelmundo_facebookelmundo_twitterelmundo_youtube
Toggle navigationelmundo_home

Fundéu y el lenguaje inclusivo

12 diciembre de 2019 - 12:05 AM


1. ¿Usted cree que el masculino genérico se queda corto?
El precepto académico es: «los sustantivos masculinos no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también, en los contextos apropiados, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos». (Gramática, RAE).
Precepto que se rompe, casi siempre, en los foros en los que las mujeres son mayoría; lo mismo en reuniones y encuentros profesionales; en el deporte femenino, que cada vez cuenta con más presencia en los medios; en la composición de los distintos gobiernos. Muchos hablantes sienten que, para recoger claramente este hecho, el llamado masculino genérico se queda corto: ante una mayoría, por ejemplo, de ministras, la gente cree que lo más adecuado sería hablar de las ministras del Gobierno, englobando con esta denominación a hombres y mujeres, en lugar de hacerlo al revés.
El servicio de consultas de la RAE explica que «los alumnos», en masculino, «es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones”.
Y presenta estos motivos:
a). La economía lingüística: desdoblar cada apelación en dos géneros, son un circunloquio innecesario y molesto, la mayor parte de las veces, como: el alumno y la alumna aplicado y aplicada serán los jefes y las jefas de los colombianos y de las colombianas.
b). La concordancia gramatical: ante soluciones como el desdoblamiento sistemático, la concordancia pasaría a ser mucho más complicada y farragosa: ciudadanos senadores y ciudadanas senadoras de la república.
2. ¿Cuántos géneros tiene el idioma español?
El género es una propiedad de los nombres y los pronombres. Los sustantivos en español solo pueden ser masculinos o femeninos. Pero, los demostrativos, los cuantificadores, los artículos y los pronombres personales pueden ser, además, neutros como cuando empleamos los vocablos: esto, eso, aquello; tanto, cuanto, mucho; lo, ello.
3. ¿Existe una correspondencia estricta entre el género y el sexo?
El género, en gramática, no es lo mismo que sexo; es una propiedad gramatical independiente: la mesa es femenino, el libro es masculino.
4. ¿Cómo se marca el género?
a) Morfemas o terminaciones como: la -a en (niña); -esa, en (abadesa); -isa en (poetisa), -ina en (heroína), -era en (cocinera), -ana en (decana), - óloga en (psicóloga), -ada en (magistrada), etc.
b) Raíces distintas: caballo, yegua; vaca, toro; (son los llamados heterónimos).
c).Determinantes: el artista, la artista; el cantante, la cantante: (se los conoce como: comunes en cuanto al género).
5. Los sustantivos ambiguos
Se pueden usar en femenino o masculino indistintamente: el mar, la mar; esta última forma pertenece más a la poesía.
6. Los sustantivos epicenos
Se refieren a un ser vivo, de uno u otro sexo, con un único género, como: el mosquito (mosquito macho/hembra). No es apropiado decir: “de ambos sexos”, como: en el colegio hay estudiantes de ambos sexos.
7. Según su terminación
Los sustantivos acabados en A son casi todos femeninos; los terminados en O, son en su mayoría masculinos; los terminados en consonante o en otras vocales pueden ser masculinos o femeninos.
Términos como el cónyuge / la cónyuge distinguen el género por la concordancia y no mediante terminaciones, ejemplo: su cónyuge está enferma / enfermo.
8. Sustantivos comunes que denotan profesiones,
Cargos, títulos, empleos o actividades; en la evolución de muchos de estos nombres, aparecen las formas femeninas, a medida que la mujer se ha ido incorporando a ellos (el socio, la socia; el juez, la jueza; el magistrado, la magistrada, el abogado, la abogada, etc.).
9. La Gramática académica
Ha acogido voces como: coronela, edila, fiscala, jueza, médica, plomera, árbitra, alcaldesa…
(El hecho de que una palabra suene bien o mal no es un criterio lingüístico).
10. En la escala militar
La RAE no recomienda la expresión: “la soldada”, señala que es más apropiado emplear: las mujeres soldados; las soldados.
11. Los sustantivos colectivos
Han transformado las pautas de comunicación para asegurar que sean incluyentes; utilizan el desdoblamiento para evitar el masculino genérico. El empleo recurrente del "desdoblamiento" en textos redactados genera confusión y hastío en el lector, y resulta inadecuado, además de empobrecedor.

12. Sugerencias para evitar el molesto desdoblamiento:
a. Emplear colectivos: "la ciudadanía", por los ciudadanos; el alumbrado, la niñez, el discipulado, etc.
b. Usar sustantivos epicenos como: persona, víctima, clientela.
c. Sustantivos abstractos como: dirección, presidencia, alcaldía, secretaría, etc.
d. Usar la paráfrasis, es decir: el ser humano, por: el hombre; el personal administrativo, por: los administrativos; la clase trabajadora, por: los trabajadores, etc.
e. Empleo de relativos, ejemplos: quien solicite ayuda, puede acudir a la oficina….
f. Formas explicativas: se necesita personal docente.
g. Omisión del sustantivo en algunas construcciones: entrada gratuita para menores de 12 años.

CompartirComentarios
1

Comentarios:
Edgar
Edgar
2019-12-12 08:27:27
Ni más ni menos, la clase esperada y para enmarcar.

martes, 3 de diciembre de 2019

LA TROVA Y LA COPLA. ÑITO RESTREPO


La trova y la copla Ñito Restrepo





2 diciembre de 2019 - 12:09 AM




La maestra Lucila González de Chaves invita a conocer clásicos de la poesía popular, como el antioqueño Ñito Restrepo




1. Poesía popular

Es mezcla de la filosofía del pueblo y de la realidad; pretende, a veces, obtener de los lectores efectos didácticos, morales o políticos.
Alguna poesía popular está en condiciones de operar sobre las masas, como las trovas y las coplas que son poesía “oral y de diversión”, de autores no reconocidos o ya olvidados, cuyo referente es su entorno y sus circunstancias; poesía que encierra gracia y donaire, regocija el ánimo y mueve a risa con chistes y agudezas; poesía que si no se escribe enseguida, tiende a ser olvidada.

Lea también: Invitación a seguir leyendo

2. La trova y copla
Brotan de todas partes; las oímos dondequiera, aprendemos sus versos y tonadas; sensaciones e ideas que viajan a través de la vida y se han cantado siempre porque nos llegaron con los conquistadores y colonizadores.
Con esa herencia, nuestros poetas improvisadores buscan una idea primordial cantable y elaboran la historia de un suceso o el proceso de una emoción, y van tejiendo, así, la urdimbre de la literatura patria:
Por ser la primera vez
que yo en esta casa canto,
¡Gloria al Padre, Gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu santo!
Cabe destacar que encumbrados poetas colombianos, entre ellos, el antioqueño León de Greiff, escribieron coplas de corte humorístico y satírico. Un ejemplo es la que De Greiff dedicó en 1971, al doctor Diego Calle Restrepo, y que luce esplendorosa en una composición de mosaicos, en la estación “Prado” del metro, muy cerca del Parque de Berrío, en Medellín:
En el Alto de Otramina
quedó atrás Titiribí;
me topé con Diego Calle
colorado como ají,
por culpa de tantos tragos
que él bebió y que yo bebí.

3. Reflejo del alma de los pueblos
LA COPLA es la expresión del sentir popular; su origen es español, y su estructura está muy cercana al romance; el tema puede ser sacado de una canción, de un suceso regional o de un romance de taberna. Los pueblos suelen reflejar su alma en ella, la que constituye la esencia de su tesoro folclórico.
El campesino, a pesar de que piensa en las dificultades de hoy, vive contento con lo que tiene; en las noches cargadas de estrellas, al terminar la faena, puebla el aire de notas, ronda en torno al corazón de una mujer con una copla de amor entre los labios, o con un lamento de quejas y amarguras.
A veces, ese amor campesino está cargado de nostalgia y de atormentadora melancolía. Entonces, en la tarde callada y muriente, se escucha la copla reveladora:
Cantando en la mesa
Cantando en la mesa, Manuel Cabral y Aguado Bejarano.


El mayor de los males
es aborrecer queriendo,
vive el alma padeciendo
ansias que son inmortales.

Lucero del alto cielo
préstame tu claridá
para seguirle los pasos
a mi amada que se va.

Tardes hay, en que el tenorio rústico canta amenazadoramente porque el desprecio y el desdén muerden furiosamente su alma:

Madres, las que tengás hijas
solteras y por casar,
hacé las paredes altas
que yo soy el gavilán.

Coplas cargadas de sentimientos, hijas amadas del repentismo poético de troveros andariegos y maliciosos. Coplas de amor herido:

Esta noche canto aquí,
mañana en Titiribí.
pasó mañana en la noche,
en los llanos de Itagüí.

Una niña me dijo
en Salamina:
¿Cuándo va por el niño
que ya camina?

El hombre que se’namora
de mujer que no lo quiere,
merece cincuenta azotes
cantándole el miserere.

Las siguientes son coplas populares antioqueñas, recogidas por un antiguo arrancador de oro en los filones de El Zancudo (Titiribí)

Antioquia me dio su leche,
Sopetrán mi desventura,
San Jerónimo la muerte,
La Villa mi sepultura.

Vivan Guarne y San Vicente,
Copacabana y Barbosa,
Santo Domingo y Cancán
y el sitio de Santa Rosa.

Concordia para dichosa,
Jericó para un enredo,
Andes para dar tuntún,
Bolívar para dar miedo.

Para carate en Antioquia,
para niguas en La Villa,
para muchachas bonitas
Rionegro y la Marinilla.

Eran cuarenta los negros
que fueron al Anorí,
mucha plata que trajeron
cuando volvieron aquí.


En las calles de Remedios
me puse a cantar un baile,
me decían las remedianas:
¡Por la Virgen, no se vaye!

Tus ojos son dos Dabeibas,
tu boquita un Pipintá,
tu cinturita un Darién
con su golfo de Urabá…

Yo me vine de Fredonia,
fue por una causa sola:
por un pequeño rasguño
de la cruz hasta la cola…

Es rico Titiribí
porque tiene minerales,
en el cantón de Amagá
trapiches y cañuzales.

Yo conocí a Campamento,
menos los santos y el cura,
conocí al mono Barrientos,
el que vive en Angostura.

La copla
La Copla, óleo sobre lienzo del pintor español Manuel Cabral y Aguado Bejarano.


4. Antonio José Restrepo (“ÑITO”)
En Colombia, es el doctor Antonio José Restrepo, “Ñito” (1855- 1933), nacido en Concordia - cuando esta era corregimiento del municipio de Titiribí - el más grande representante de la trova. Fue diplomático, político, ensayista, escritor satírico y un orador mordaz.
Dice uno de sus críticos que su mayor acierto como poeta es “la sublime traducción de “El Crucifijo”, obra del poeta francés Lamartine:

                         ...........................................................................
Por esa muerte tuya concede que mi ánima
En tu divino seno se aduerma a descansar;
Y cuando mi hora llegue, ¡ah! de la tuya acuérdate,
Tú, ¡fuerte al expirar!
                       ..............................................................................

En su libro Ají pique, (“Epístolas y estampas del ingenioso hidalgo don A. J. Restrepo, compiladas por Benigno A. Gutiérrez”), al finalizar su escrito: “Restrepería antioqueña”, Ñito hace esta convocatoria:
“¡Metamos todos el hombro a la carga para levantar a Colombia al cenit de las naciones! Mezclemos en una sola raza del futuro todas estas sangres azules, o amarillas, o negras que corren por nuestras venas; abramos nuestro territorio inmenso a todas las razas trabajadoras de la tierra y el Dios de las naciones, […], sea adorado entre nosotros, junto con la libertad y la felicidad, en todas las lenguas y dialectos conocidos y por conocer”. (p. 541)
Y en la página 504, en el ensayo: “Prólogo del Cancionero de Antioquia”, dice Ñito: “[…]. Uno de los sucesos de mi vida fue mi mudanza a Titiribí…mi abuelo y mi padre eran de este rico municipio…Pasaron el río Cauca, cuando llegó la hora del empuje antioqueño, y fundaron a Concordia. […]; al pasar yo a estudiar a un famoso colegio del pueblo de las íes, no mejoré de conducta…. Me remonté a los socavones de una mina donde trabajé como simple jornalero […] Mi padre me preguntó: ¿Quieres ir a estudiar a la Universidad en Medellín? Esta propuesta me cabrilleó por todo el magín en arco iris…. Contesté: ¡Sí, señor!”
“Es necesario decir esto para explicar a mis lectores, cuándo y dónde me aprendí de memoria el rimero de coplas…. en los socavones de una mina… en la que yo trabajé […]”. (El Zancudo en Titiribí).
El noble señor titiribiseño, don Efraín Flórez, habla de las pendencias de “Ñito” en las fondas de El Zancudo, con los jóvenes Pombales, ricos hacendados del Cauca abajo. En una noche de juerga, el más joven de los Pombales tomó el tiple, se encaró con “Ñito” y cantó con arrogancia esta TROVA:

Trove, trove, compañero,
dicen que usted es poeta,
y lo creo, pues se ve
que no tiene una peseta.

Enseguida, “Ñito” rasgueó su tiple para replicar con furia, asaeteando a su contendor, y, de repente, le endilgó estas trovas, sin espacios para responder:


No tener una peseta
es el mayor de mis males.
¡Ah malhaya! ¡Quién tuviera
plata como los Pombales!

¡Ah malhaya! ¡Quién tuviera
plata como los Pombales!
Lo que no tienen en plata
lo tienen en animales.

Lo que no tienen en plata
lo tienen en animales.
Porque son la misma cosa
animales y Pombales.

Porque son la misma cosa
animales y Pombales.
Los unos viven en ranchos
y los otros en yerbales.

Los unos viven en ranchos
y los otros en yerbales,
pero comen yerba todos,
animales y Pombales.

Pero comen yerba todos,
animales y Pombales.
Y se embuchan de aguamasas
de aguamieles y aguasales.

Y se embuchan de aguamasas
de aguamieles y aguasales,
porque no son más que buche y cachos,
animales y Pombales.


En ese antiquísimo periódico de Titiribí (hojas ya amarillentas guardadas celosamente en un enorme y bien trabajado baúl de cuero y cerrado con llave, (pues era su biblioteca) por mi abuelo materno, el titiribiseño Braulio Lorenzo Restrepo R.), leímos también, lo que escribió Efe Gómez (el gran cuentista antioqueño, ingeniero en las minas de El Zancudo): “las trovas ofensivas de “Ñito”, aumentaron la gritería y el consumo de aguardiente; se armó la pelea, rompieron los tiples de unos contra los otros; brillaron las armas; acudió la policía; chillaron las mujeres; corrió la sangre. Yo me puse a tocar plegarias…”

Le puede interesar: Tres novelas colombianas, joyas literarias indiscutibles


5. La trova

Es un canto típico. Cada trova expresa sentires de su región y se apoya, casi siempre, en una música sencilla, contrapunteando, en lo cual, lo importante es la letra. Nació de los cantos de los caballeros medievales.
Algunas trovas son de sentido jocoso y siempre de carácter competitivo. Los dos trovadores se enlazan en el mismo tema, el que deben expresar con rima:

Al paisa nunca le faltan
machete, carriel y ruana,
ni mula, mujer, ni tiple,
ni misa por la mañana.


 Termina Ñito sus escritos con estas reflexiones:

De los recuerdos del pasado se forman las vidas nuevas, porque sin gratitud colectiva no hay estímulo para los sacrificios generosos…Sin ejemplos constantes de honor las nuevas generaciones se dejan llevar del egoísmo apático, del lucro inmediato sórdido, y de la decadencia y muerte en bestial lucha de apetitos, en revueltas innobles y en baja indiferencia por la Patria que es el bien de todos”
(Antonio José Restrepo, Ñito).