viernes, 19 de julio de 2019

¡L I B E R T A D!




¡L I B E R T A D!


Lucila González de Chaves
Lugore55@gmail.com

Hace doscientos años nuestra patria empezaba a hacer realidad su sueño de liberarse del yugo de los españoles (20 de julio de 1810). El siete de agosto de 1819 ¡se cumplió su sueño!
Hoy, Colombia, soporta muchos más yugos: corrupción, deshonestidad, envidia, engaños, violaciones; desviación de las conciencias, de las leyes, de las sanas ideas, de las tan necesarias acciones justicieras; de desacatos religiosos, sociales, familiares, gubernamentales, educacionales; de enredos malignamente fabricados para favorecer, sin ningún pudor, a los destructores de patria y condenar severamente otros pecados, quizás, menos tremebundos.
Es un sueño este poema de Jorge Robledo Ortiz, ¡cómo quisiéramos que fuera una realidad, siquiera en mínima parte!
(Sábado, 20 de julio de 2019)

La patria que buscamos

La patria que buscamos
es una patria buena
donde la voz del pueblo sea la voz de Dios.
Una patria que agite la savia en sus banderas
y al ofrecer el trigo de sus espigas nuevas
cante junto al molino del viejo corazón.

La patria que buscamos
es la noble parcela
donde la sed del alma sea una sed de amor.
Una patria sin odios, sin sombras ni cadenas,
donde los hijos puedan cultivar sus cosechas
sin esconderle al monte sus gotas de sudor.

La patria que buscamos
tiene la piel morena
quemada por los rayos de un sol agricultor.
Una patria cristiana que eleve en cada aldea
la Cruz de un campanario, la lumbre de una escuela,
el pan de cada día y un grano de ilusión.

La patria que buscamos
es la antigua querencia
con cal de los abuelos y fe de su dolor.
Una patria que pueda creer en sus profetas
y conquistar la altura sin hundir la conciencia
ni enlodar los cuarteles azules de su honor.

La patria que buscamos
es la entraña materna
que empuja hacia el futuro toda palpitación.
La patria que fabrica con la misma madera
los tiples y las cunas, los sueños y las penas,
al niño su juguete y al anciano el bordón.                              

La patria que buscamos
es una patria entera
sin miembros mutilados por golpes de pasión.
Una patria que escuche de frontera a frontera,
los salmos de los jóvenes, los rezos de la abuela,
la copla del trapiche y el himno de la unión.

La patria que buscamos
es la patria fraterna
que fue angustia sin ecos en el Libertador.
Una patria segura donde los hombres puedan
ambicionar la altura sin borrar las estrellas
y «pescar en las noches» sin redes de pavor.

La patria que buscamos
sube por nuestras venas
ofreciéndole surcos al milagro del sol.
Una patria que anhela ver justicia en su tierra
y cambiar por mazorcas las palabras en guerra
y enseñarle a la herida vendajes de perdón.

La patria que buscamos
es el limo de  América
que dominó los Andes a golpes de azadón.
Una patria que nutra sus raíces eternas,
con los amaneceres que el porvenir despierta
sobre la sangre en marcha de una generación.

La patria que buscamos
tiene luz ecuménica
para esta madrugada de clarines en flor.
Somos los alfareros de una Colombia nueva,
y haremos con su arcilla himnos de primavera
que enarbolen las glorias de nuestra tradición.

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