GONZALO ARANGO EL INTELECTUAL IRREVERENTE,
CREADOR DEL “NADAÍSMO”
Lucila
González de Chaves
Este gran poeta representativo de una época,
nació en Andes (Antioquia) en 1931 y murió en Bogotá en 1976, a causa de un
accidente. Él mismo anota que “era de clase media burguesa”. Estudiaba derecho
en la Universidad de Antioquia, pero su exaltación emotiva, sus sueños y sus
contrastantes miradas a la vida le hicieron abandonar sus estudios.
Su agudeza mental y sus razonamientos
contagiaron de entusiasmo y fervor a un
buen número de jóvenes, primero en Medellín, luego a todo lo largo del país.
Sus primeros escritos aparecieron publicados en el periódico El Colombiano
(Medellín), y entre ellos, uno en que analiza la influencia de la novela Mientras agonizo del escritor
estadounidense William Faulkner en la obra La
Hojarasca de Gabriel García Márquez; ensayo que termina con un caluroso
elogio.
En 1958 funda el movimiento literario llamado
“Nadaísmo”. Más que todo fue una protesta contra las instituciones
tradicionales de la sociedad y la cultura. La historia literaria registra este
movimiento como una subversión cultural en lo estético, lo social y lo
religioso. Sus elementos principales eran la duda, la negación, la irreverencia,
el inconformismo; de ahí la actitud iconoclasta de los integrantes que se
autocalificaban como: “generación frustrada, indiferente y solitaria”.
En este año redactó y firmó el texto Manifiesto Nadaísta, del cual dicen
algunos de sus analistas que: “muchas de sus ideas eran perfectamente
razonables”. Y en este Manifiesto Gonzalo Arango cita a grandes escritores y
pensadores como: Mallarmé, Sartre, Kierkegaard, Kafka y muchos más, como
soportes de sus reflexiones.
Entre los seguidores de Gonzalo, los más
destacados: Amilkar Osorio, Eduardo Escobar, Jaime Jaramillo Escobar, Fanny
Buitrago y otros más eran jóvenes contestatarios e irreverentes que llegaron a
la poesía y la crearon con una forma muy especial: un alto contenido de
protesta social.
En 1970 aparece publicado Nadaísmo 70, una bibliografía del
movimiento incluye a un numeroso grupo de seguidores, pero ya su fundador no
milita en dicho movimiento. En 1963, Gonzalo Arango había cancelado a nombre
del “Nadaísmo” su etapa de desesperación
y el derrotismo que lo caracterizaron en las primeras contiendas, para vivir en
una superación de sí mismo, mediante una nueva fe y un nuevo concepto de
belleza. Dice: “Daré testimonio de mi actitud nadaísta a través de la creación
y no de la alucinación”. Esta declaración exaspera a los integrantes del
movimiento y lo repudian con esta frase: “Gonzalo Arango ha muerto ¡viva el
Nadaísmo!
Algunas de sus obras son: Soledad bajo el sol; Sexo y saxofón; Prosas
para leer en la silla eléctrica; De la Nada al Nadaísmo; Obra Negra, etc.
Desde la estética en el manejo de las
palabras y en la expresión del sentimiento hay que destacar la incomparable
Carta a su padre, ya muerto, don Francisco Arango. Es una prosa impecable
cargada de belleza literaria. Dice, cuando lo recuerda el día de la despedida
para Betania:
“[…] Solo
sentía un dolor punzante, humillante. Te amaba demasiado para dejarte partir
como un pobre gitano […] Eras tan alegre y enamorado de la vida, un héroe del
pan cotidiano. A tu lado toda grandeza fue pequeña. Soldado del amor y el
alimento […] Tú, el sembrador de sueños y de cosechas, el poeta de los
plenilunios y las cabañuelas, con tu rostro bruñido por huracanes y rudos soles
[…] Tu bondad desbordó los moldes de la gloria […] con razón heredé tu fatiga,
y como pasaste la vida esperando y esperando, heredé tu silenciosa
desesperación […]”.
Las siguientes son algunas de sus más
fulgentes ideas, tomadas de su libro
Oleajes de la Sangre, que bien podría intitularse “El Gonzalo
desconocido”. Libro que recoge sus cartas íntimas a la familia, especialmente a
su madre y a su hermana Amparo. En dichas cartas se devela su espíritu cristiano,
su lucha entre el bien y el mal, su progresiva depuración hasta llegar a la
libertad absoluta de no poseer nada y de vivir sólo para el espíritu y la
eternidad.
l. “Esta tarea de ser escritor y vivir en
función de escritor, no produce dinero, es cierto. Pero el dinero no es la vida ni representa los valores del espíritu del
hombre”.
2. “[…] me resigno a que cada uno llegue por sí
solo a la conquista de la bondad y del amor, que en síntesis es el objetivo de
la vida”.
3. “Estas alegrías no provienen de ninguna
parte, sino de mi ser íntimo que se regocija de estar vivo, presente en el
mundo, vibrando como una esperanza más de la naturaleza”.
4. “La vida de un hombre es casi insignificante
y su grandeza nunca es suficientemente grande. La única gloria está en los
seres que nos aman y que nos rodean”.
5. “Todos mis esfuerzos los he dirigido a
realizar el deseo tuyo: hacerme un destino superior. Te aseguro que me siento
dueño de muchos caminos para llegar a la grandeza. Una voz interior me revela
el secreto de lo que busco”.
6. “A pesar de la aparente quietud en que me
ven, mi vida es lucha, acción espiritual, movilización de todos mis recursos
humanos a la perfección de mi destino”.
7. “No tendré de qué arrepentirme. Mis manos
están limpias y mi corazón también. Siempre actué de buena fe y con el ánimo de
servir a mi patria y a mi pueblo”.
8. “[…] es necesario vencer muchos obstáculos,
sobreponerse a innumerables contratiempos y, no obstante, seguir adelante con
fe y con coraje hasta lograr uno su conquista”.
9. “El hombre moderno crucifica todos los días
a Cristo en sus actos. En sus pensamientos niega sus verdades, su lección de
poesía y amor”.
10. “Yo pienso que para un gran amor no existe
más lenguaje que el silencio, pues la palabra tiene la desgracia de que limita
y a veces finge”.
11. “Dios viviendo en nosotros, nosotros en El,
en la absoluta identidad, en la plena beatitud del amor humano y el divino, sin
necesidad de ese instrumento sucio que es el conocimiento, o la razón. La razón
no es conciencia”.
12. “Debe ser que la belleza es como un
infierno. Es una tortura aspirar a la perfección, a lo absoluto, con
instrumentos tan imperfectos como las palabras, como los signos humanos. Las
palabras desfiguran mi ideal, mi verdad”.
13. “Sólo aspiro a enriquecerme espiritualmente,
y a esto sacrifico con placer todo bienestar exterior, lo decorativo y lo
superficial. Me quiero hacer profundo en la intimidad, santificar mi espíritu
en el arte, elevarme a planos que tengan que ver con lo divino”.
14. “Todos los signos indican que el
cristianismo volverá a la vanguardia de la historia, enarbolando símbolos de
espiritualidad, dignidad humana, justicia económica, en fin, todos esos valores
redentores que están vigentes en la revolución de Jesús”.
15. Todo debe saber a Dios a tu lado. Uno no
puede sentirse nunca solo si esa fe está vívida y late como una vena en el
espíritu”.
16. “En el hecho de escribir hay un profundo
desgarramiento y casi nadie merece este poner el ser al desnudo ante los otros”.
17. “La existencia de esta angustia, de esta
zozobra, es al menos un buen síntoma que habla a favor de la vida. Es una
especie de temblor, de sacudida de tumba que presagia un renacimiento”.
18. “Vivir, pensar, es estar en movimiento, es
un incesante proceso de destrucción y creación, de ser y dejar de ser […]”
19. “[…] mis palabras encontraron una espontánea
fraternidad en los que esperan y en los que desesperan, pues tal es la realidad
del mundo contemporáneo”.
20. “Ser artista es aceptar un suplicio que durará
toda la vida y en este suplicio se mezcla una dicha extrema con una extrema
desesperación”.
21. “Las ideas no tienen siempre una validez
universal. Su valor está condicionado por circunstancias ambientales, de vida y
de cultura”.
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