CARLOS FUENTES, UN
ESCRITOR REPRESENTATIVO DE AMÉRICA
Lucila González de Chaves
El mexicano Carlos Fuentes es uno de los más
representativos novelistas en la nueva técnica narrativa de Hispanoamérica. En
su novela La muerte de Artemio Cruz hay
muchos momentos vivenciales que son valorados por el lector según el plano, el momento, el ambiente en donde los
coloque el autor. “Una novela es una impresión personal de la vida”, dijo un gran estudioso de la narrativa; y
Carlos Fuentes quiere hacer verdadera esta definición.
La
muerte de Artemio Cruz es la novela del
llamado “perspectivismo”. Un crítico moderno explica: “Podríamos decir que hoy,
no es el tema el problema fundamental que se plantea el novelista al empezar a
trabajar. Ni la forma entendida como puro estilo, lenguaje más o menos culto o
popular. Sí lo es la forma, en sentido amplio, como principio configurador de
toda la obra: Planteamiento estructural de la arquitectura o composición. Pero,
sobre todo, elección de una perspectiva
para narrar, de un punto de vista desde el cual se enfocará todo el relato”.
Y ese “punto de vista” en La muerte de Artemio Cruz, es la súbita
dolencia a los setenta y un años. Desde ahí, el narrador ofrece al lector, en
una especie de abanico, las épocas existenciales del protagonista, y cada una
de ellas tiene su modo propio y su auténtico valor.
Por otra parte, el escritor combina dos
elementos: el autor narra episodios externos vividos por algunos de sus personajes;
y cede el paso a los monólogos interiores.
Los capítulos empiezan por “YO”, o “TÚ”, o “ÉL”.
Dice el ensayista Amorós que “los capítulos encabezados por el “YO” son el
monólogo interior del moribundo. Los en “TÚ” son menos claros: el que le habla
parece una consciencia omnisciente (¿el narrador, Dios, él mismo?) que lo ve
desde fuera y se atreve a decirle las cosas que él siempre sospechó, pero no
tuvo el valor de admitir. Los capítulos encabezados por “ÉL”, narran
objetivamente hechos de su vida pasada, con gran desorden temporal”. Se
confunden el pasado y el futuro, por ejemplo: ”Lo que pasará ayer”. “Sí, ayer
volarás”. …
Esta novela acusa una permanente temática
social: Las consecuencias de la revolución: engaños, corrupciones, despojos,
etc. El protagonista se defiende de todo,
alegando que “no somos responsables porque no elegimos, no somos libres”.
Las señales de la obra son las fechas; a
partir de ellas y en un desfile fílmico, la novela salta hacia atrás
desordenadamente:
Julio 6, 1941: Preparación del matrimonio de
Teresa, la hija de Artemio y Catalina. Artemio tuvo dos hijos: el muchacho
pereció en un bombardeo, la muchacha sólo aparece en el relato, para repetir a
la madre, cuando contempla al padre: “Se está haciendo….” (y el padre agoniza).
Mayo 20, 1919: Artemio Cruz conoce a la
hermosa joven Catalina, quien fue luego su esposa. En el momento de la
narración, está separado de ella.
Diciembre 4, 1913: Regreso de su pensamiento
al tiempo en que fue soldado y los breves, pero plenos encuentros con la mujer
amada: Regina. Artemio tenía, entonces, veinticuatro años. Con el sacrificio de
ella, aflora en él “su primer llanto de hombre”.
Junio 3,
1924: La época de su matrimonio. La tan extraña pasión nocturna de
Catalina y su frialdad durante el día. Luego, la separación. Su postulación para
diputado federal en reconocimiento a “sus méritos” revolucionarios.
Noviembre 23, 1927: Adhesión a una ideología
política y el delirio centrado en una sola idea: Chingar, con la cual el “TÚ”
construye una serie de juegos verbales.
Septiembre 11, 1947: Su viaje a Acapulco “con
una chica para las vacaciones”: Lilia. El afán de su esposa y su hija por
encontrar el testamento y su última jugada burlona: Las engaña, dándoles sitios
diferentes para hacerles más cruel y expectante la búsqueda.
Octubre 22, 1915: El momento en que siendo
capitán, fue apresado y llevado a la cárcel de Perales por los partidarios de
Pancho Villa. Su frustrada fuga, al pasar por una mina abandonada, son páginas
de un intenso dramatismo. Su encuentro en la cárcel con Bernal, el futuro
cuñado, y el asesinato del coronel, para poder quedar en libertad.- Para
Artemio, los seres humanos no tienen ningún valor, por eso su corazón está
lleno de soledad y egoísmo; él mismo declara: “Mi único amor ha sido la
posesión de las cosas, su propiedad sensual”.
Agosto 12, 1934: Otra mujer en su vida:
Laura, a quien había conocido en Nueva York. Le acosa también el recuerdo de su
hijo Lorenzo, víctima de un bombardeo.
Febrero 3, 1929: Su hijo Lorenzo está en
España y pelea por una causa con los ejércitos populares. Se suma a los
refugiados que van a Francia a empezar de nuevo la vida. Luego, su muerte, a
causa del bombardeo llevado a cabo por el trágico avión, con la cruz gamada.
Diciembre 31, 1955: El relato salta aquí
hacia la época en que ya, un tanto vencido por la enfermedad, da esas fiestas
de año nuevo. Estas fiestas son suntuosas y se llevan a cabo en casa de Lilia,
una mujer ordinaria. Aquí, la voz de su consciencia (el “TÚ”) es implacable. En
este capítulo hay una toma de posición y una valentía y un ardor para
manifestarse.
Enero 18, 1903: En este momento, nos
enteramos de quién es aquel rico, gran licencioso, rodeado de soledad interior,
el teniente, el soldado, el terrateniente: Artemio, el temido. Fue un pobre
niño nacido en una choza de negros, que en compañía del mulato Lunero, hacía
velas de cera para las fiestas de la parroquia. Su abuelo –un tirano- muerto en
una prisión. Su abuela, loca. Su padre, muerto en una emboscada. Su único tío,
un borracho. Su madre, una negra renegada.- Un día, su tío materno, el mulato
Lunero, debe dejar al muchacho de dieciocho años completamente abandonado a su
suerte, porque van a engancharlo a la cuadrilla del nuevo amo. Artemio, niño,
se roba una escopeta y con ella da muerte a quien cree ser el enganchador, pero
el muerto es su tío, el borracho. El mulato y el niño huyen; en su fuga, una
bala mata a Lunero, y el chico se queda solo para siempre.
Abril 9, 1889: Nacimiento de Artemio Cruz. Su
madre Isabel Cruz es atendida por su hermano Lunero.
Este es el final de la novela. El nacimiento
y la muerte de Artemio Cruz: un relato circular que atrae y conmueve.
Hoy, 15 de mayo de 2012, lamentamos el
fallecimiento de tan gran escritor.
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