sábado, 25 de febrero de 2023

SABER ESTAR.....

 

SABER ESTAR

 

Lucila González de Chaves

“Maestra del idioma”

Lugore55@gmail.com

 

Nuestro crecimiento interior nos lleva a hacer esfuerzos por ser impecables en nuestras acciones. Antes de tener una línea definida de “saber estar”, debemos conocernos cada día un poco más, porque saber estar es la gran sabiduría de la vida. Saber estar en todas las situaciones: el hogar (la familia), el trabajo, el descanso (diversión), la amistad (amor), la oración (presencia de Dios).

EN EL HOGAR: Es importante darnos cuenta de que cada actitud, cada gesto, mirada, palabra, cada comportamiento tienen siempre un mensaje para los otros: positivo o negativo o de indiferencia. Una mirada rechaza o acoge; una sonrisa conquista o se torna burlona.

Es necesario comportarnos como buenos interlocutores. Es muy difícil el diálogo. Todos lo recomendamos, lo elogiamos, lo escogemos como el mejor camino para afianzar el cariño o para aclarar desencuentros y falsas interpretaciones; pero, ocurre que casi nadie sabe manejar el diálogo, fundamentalmente por dos circunstancias: porque se vuelve un monólogo de una de las partes o de la otra, y porque si no nos dan la razón, afirmamos categóricamente que “no hubo diálogo”.

EN LA AMISTAD: (o en el amor, es lo mismo; porque quien sabe ser amigo de verdad sabe manejar el enamoramiento).

Se consigue equilibrio, si comprendemos que cada persona, cualquiera que sea su edad, su sexo, su estrato social, académico, etc.   tiene sus encantos y sus debilidades. Es muestra de gran sabiduría SER aquello que somos en el momento particular de la vida en que nos encontremos. ESTA ES LA ESENCIA DEL ARTE DE SABER ESTAR.

Y siempre están de por medio en la amistad y en el amor, el perdón, la aceptación, la fraternidad y la solidaridad. Los horizontes de nuestro mundo interior deben irse ensanchando indefinidamente mediante la cordialidad con todos los que nos rodean. Para llevar a cabo estos objetivos, primero tenemos que aceptarnos a nosotros mismos, con las inevitables limitaciones que lleva consigo la corta o larga vida: limitaciones del cuerpo físico que –creo- no deben esconderse, ni negarse, ni disfrazarse; las del cuerpo mental, muchas veces debidas a la falta de cultivo por parte del cuerpo espiritual, el que debe ser nuestro faro en cada paso; las fallas del cuerpo emocional (no dar ni saber recibir amor, amistad; alimentar odios, rencores). En estas caídas colabora en gran proporción, y equivocadamente el cuerpo mental.

EN EL TRABAJO: Hay que ser realista. Muchas personas exigen que el trabajo sea perfecto. Esto es muy discutible porque debemos contar con la condición humana, de suyo imperfecta. Los “perfeccionistas” sufren mucho y hacen sufrir innecesariamente a los demás. La perfección no existe. Existe sí, la lucha por alcanzarla, y es lo que le da sentido a la vida.

Exigir la perfección propia y la de los demás, sólo sirve para aumentar el nivel de estrés y de preocupación. Es la fuente de desencantos, discusiones, deshumanizaciones, desarmonía. Por eso, todos con todos, unos al lado de los otros, luchar por lograr que todo sea armónico y beneficioso para la comunidad

Hay que ser conscientes de que lo que debemos hacer puede resultar bien, y hacia ello enfocamos todas las fuerzas de nuestros cuerpos: espiritual, mental, emocional, energético y físico. Pero, también, estar alertas a que nuestro trabajo puede no salir tan   bien como lo esperábamos.

No nos sintamos autosuficientes; pidamos ayuda cuando sea necesario, para que en nuestro trabajo no se acumulen los problemas sencillos; ya que irles dando solución, uno por uno, a medida que aparezcan, impide que ellos se conviertan en problemas mayores. De aprender a resolver los problemas sencillos se adquiere la experiencia y la sabiduría para solucionar los que consideramos mayores o más graves.

Los acosos, las ansiedades y responsabilidades en el trabajo llevan al estrés y, dicen los médicos, que dicho estrés conduce a un colon irritable. De aquí la necesidad de balancear bien los alimentos y dormir lo suficiente, para que cuando se presenten situaciones estresantes, el aparato digestivo y, en general, el cuerpo físico sufra menos.

Si nos pidieran señalar los lugares del cuerpo físico donde duelen o se manifiestan el estrés, el cansancio, la falta de energía, el desorden en el trabajo, el desencanto, es seguro que diríamos que, en la espalda, la cabeza, el estómago, el corazón. Y dicen los estudiosos que dichos dolores se presentan porque no se asumen de manera correcta los traspiés, los desencantos, las debilidades, los desencuentros, las llamadas de atención, los equivocados conceptos de “todo perfecto”.

En el trabajo siempre habrá cosas que no dependen de nosotros, ni las podremos controlar. Es, entonces, necesario establecer prioridades, fijarnos metas que sean posibles de alcanzar. Reflexionar sobre todo esto, asimilarlo y ponerlo en práctica, es saber estar en el trabajo.

EN EL DESCANSO:

En el mundo actual, la palabra “viejo” tiene un fuerte significado, una connotación que no es del todo favorable.

Se toman decisiones y se organizan programas con base en reflexiones acerca de la edad. Por esto, el entretenimiento para los ancianos es tan limitado, ya que “son demasiado viejos” para invitarlos a fincas, fiestas, reuniones, conferencias…

Se les señalan edades cronológicas: por su aspecto, debe tener X años; por las características de su cuerpo, debe tener X años; por sus pensamientos y palabras, debe tener X años; por sus intereses, debe tener X años… No sé si les hemos preguntado si les gusta que los llamen “viejos”, o” ancianos”, o gente de “la tercera edad”, o que los llamemos con “sobrenombres”. En un alto porcentaje prefieren que los llamen por su nombre, o “señor”, “señora”; porque son señores y señoras.

Dice un sicólogo que el anciano no quiere ser juguete para diversión o burla de otras personas; por eso, agradecen y se sienten bien cuando los respetan y asumen su dignidad. Y les gusta que los inviten a las diversiones.

Los comportamientos de los ancianos son distintos de los de las personas adultas, y los de éstas, diferentes de los de los adolescentes y niños. Por tanto, el saber estar en los diferentes momentos en que se aplica el descanso, se basa en las capacidades del cuerpo físico, del mental, del emocional, del energético, y también del espiritual de cada persona, teniendo en cuenta su edad, su nivel de gustos, personales inclinaciones, su preparación académica, mental, etc.

En las diferentes diversiones se ve bien cuál es nuestro temperamento, nuestro carácter, nuestra educación y nuestros modales. La urbanidad y finura no riñen con la alegría, la diversión, el disfrute, el esparcimiento.

Pero, hay algo que cuidar: no dejarnos arrastrar de las masas. Muchas veces acabamos haciendo y diciendo inconscientemente “cosas” que los demás hacen y dicen, y de las cuales tenemos que arrepentirnos después: hemos hecho el ridículo, nos hemos visto torpes, ordinarios, maleducados, agresivos, cuando en realidad, no somos así.

EN LA ORACION: (Frente a Dios) Si sabemos estar frente a Dios, nos será más fácil saber estar en todas las demás situaciones. A través de mis años he comprendido que frente a Dios son indispensables: humildad, amor, fe, generosidad, confianza.

Y de las clases de oraciones: - la de petición, la de acción de gracias, la de alabanza, creo que esta última debe ser la primera de todas ellas y la que debe estar siempre presente en nuestro corazón; desde luego, al lado de la oración de acción de gracias (la gratitud). En cuanto a la oración de petición, me parece que debemos ser gentiles y bien educados con el SEÑOR: respetar y aceptar amorosamente, humildemente Su Santa Voluntad; aunque Él dijo: “Pedid y se os dará”.

 

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