jueves, 28 de noviembre de 2019

APRECIACIONES LINGÜÍSTICAS


Apreciaciones lingüísticas

Autor: Lucila González de Chaves
28 noviembre de 2019 - 12:05 AM

El lenguaje es un instrumento muy potente, y el uso que queramos darle sirve como causa, pero también es síntoma de la sociedad en la que vivimos

Medellín
1. Empobrecimiento del lenguaje político
El politólogo español Pablo Simón alerta del «notable empobrecimiento» del lenguaje político, que ha contribuido a «una simplificación en la forma de expresión, a una dialéctica creciente amigo-enemigo» y a que este lenguaje haya pasado a «sintetizarse en 140 caracteres», en las redes sociales.
Fue su tema de la conferencia El lenguaje en política, dentro del III Congreso Trabalenguas, organizado por la Fundación San Millán de la Cogolla, celebrado en Logroño.
Ha conceptuado:
a) El lenguaje político está muy ligado a los medios de comunicación a través de las redes sociales y ha sufrido «una doble dinámica».
b) Estas realidades, según este profesor y doctor en Ciencia Política, tienen una segunda implicación, creer que ayuda a explicar lo que ocurre en el panorama actual del lenguaje político, que es «la pérdida del matiz (político), lo que facilita unos entornos de creciente polarización».
c) El lenguaje (político) «ha dejado de ser un instrumento que pudiera servir para aproximarse a ideas muy generales, que acercaran a dinámicas de consenso o pacto», y ha pasado a ser un vehículo de confrontación en términos de «dialéctica amigo-enemigo», y «casi, se ha convertido en una herramienta de agresión, más que de comunicación».
d) El lenguaje es un instrumento muy potente, y el uso que queramos darle sirve como causa, pero también es síntoma de la sociedad en la que vivimos.
e) La comunicación se ha vuelto mucho más veloz; además, se ha producido una simplificación del lenguaje, al surgir las nuevas plataformas en internet.
f) «Estamos en unos ciclos en los que lo visual cada vez cobra más importancia frente a la palabra escrita», que «tiene que simplificarse cada vez más para llegar a mayores audiencias».
g) El lenguaje se ha transformado necesariamente ahora, con el surgimiento y “dominio” de las redes sociales.

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2. Un libro didáctico para nuestros tiempos
Por primera vez, en un mismo texto, se recogen la gramática y la ortografía básicas de la lengua española, un texto didáctico y muy útil para la enseñanza.
Publicado por la editorial Espasa y la Real Academia Española (RAE), el libro se ha presentado dentro del XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en Sevilla, y aborda las normas gramaticales y ortográficas del español, simplificadas, resumidas y al alcance de todos.
Para facilitar su consulta, hay apartes sobre el género y el número, sobre las categorías gramaticales del español (sustantivos, adjetivos, verbos, pronombres, nexos), sobre el uso de mayúsculas y signos de puntuación.
El académico español Gutiérrez Ordóñez, dice que en la lengua existen modas y realidades que van cambiando, y ha puesto como ejemplo lo ocurrido en 2005 con el Diccionario panhispánico de dudas, que dedicó gran espacio a la palabra casette, la que ahora ya no se usa.

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3. Cargador; recargador
Son alternativas válidas a los anglicismos: charger, juicer o hunter, con los que se alude a las personas que recargan los patinetes eléctricos de alquiler.
Con la implantación de este nuevo medio de transporte en algunas grandes ciudades, es frecuente leer en los medios frases como: «La empresa permite a los usuarios convertirse en chargers». «Un empleado contó que dudaba de si los ‘juicers’ eran conscientes del riesgo que corrían por llevar sus patines a casa a recargarlos».
«Cualquier persona autónoma puede darse de alta como hunter».
Con independencia de los términos que se escojan para referirse a las personas encargadas de recoger y recargar los patinetes eléctricos en alquiler, resulta mejor optar por los sustantivos españoles: cargador, el término español más extendido en estas noticias, o recargador.
La palabra cargador ya se emplea para referirse al ‘aparato de conexión eléctrica para cargar baterías’ y nada impide ampliar su significado para aludir a la persona que realiza dicha tarea. Una de las acepciones de cargar, además, es ‘suministrar
energía eléctrica a un cuerpo’, por lo que derivar cargador en este contexto resulta preciso.
Respecto a recargador, aunque el Diccionario de la lengua española no incluye este sustantivo, está bien formado a partir de recargar, que significa, como es previsible, ‘volver a cargar’.
Así pues, en los ejemplos iniciales habría sido preferible escribir «La empresa permite a los usuarios convertirse en cargadores», «Un empleado contó que dudaba de si los cargadores eran conscientes del riesgo que corrían por llevar sus patines a casa a recargarlos». «Cualquier persona autónoma puede darse de alta como cargador».
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Comentarios:

Edgar
Edgar
2019-11-28 10:15:02
Excelente. No sé porqué tenemos la manía de usar palabras y verbos extranjeros, generalmente ingleses, para el uso cotidiano, siendo el español tan rico.

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