jueves, 7 de junio de 2018

EDUCAR EN LA REALIDAD



Hemos leído y aprendido

Autor: Lucila González de Chaves
7 junio de 2018 - 12:07 AM

Según Catherine L’ Ecuyer “el ordenador impide el pensamiento crítico, deshumaniza el aprendizaje y la interacción humana, y acorta el tiempo de atención de los alumnos.”

Comparto algunos apartes del libro Educar en la realidad, que nos alertan. La autora Catherine L’ Ecuyer es canadiense; máster por IESE Business School y máster Europeo de Investigación.  Escribe e imparte conferencias sobre temas educativos. La tesis de su anterior  libro Educar en el asombro, se convirtió en una nueva hipótesis/teoría del aprendizaje, entendido como un viaje que nace desde el interior del hijo, del alumno.
Aparece ahora su inquietante libro: Educar en la realidad. Algunos de sus capítulos son: Neuromitos en la educación (analiza cinco); Las pantallas en la primera infancia; Los nativos digitales, una “raza diferente”; La multitarea; La motivación (la interna y la externa); El uso de las pantallas en las aulas; El esfuerzo, la austeridad y la sencillez; La sensibilidad; El sufrimiento, etc.
Dice su prologuista que “este nuevo libro está basado en una teleología educativa con base humanística… subrayada por su concreción en lo real. Redactada al filo de los obstáculos que interponen las nuevas tecnologías (NT) y las falsas concepciones neuropsicológicas del desarrollo humano. La educación debe adecuarse a la naturaleza del sujeto con sus motivaciones internas, su curiosidad, su afán por lo bueno, lo verdadero y lo bello […]”
 (Juan Narbona; neuropediatra consultor, Universidad de Navarra).
1.
“En 1996, Steve Jobs dijo: ‘Había llegado a pensar que la tecnología podría ayudar en la educación. Probablemente haya encabezado esa creencia, soy uno de los que más equipamientos tecnológicos ha regalado a los colegios en todo el planeta. Pero llegué a la conclusión de que el problema no es algo que la tecnología pueda solucionar. Lo que no funciona con la educación no se arregla con la tecnología. […] Los precedentes históricos nos enseñan que podemos convertirnos en seres humanos asombrosos sin la tecnología. La experiencia también nos dice que podemos convertirnos en seres humanos poco interesantes a través de la tecnología; […] Cambiaría, si pudiera, toda mi tecnología por una tarde con Sócrates”. (p. 92)
2.
“¿Qué quiere decir ‘educar en la realidad?’  Básicamente, tres cosas:
Primero: Hemos de educar teniendo en cuenta el siglo actual. ¿Cuál es la situación actual en la infancia y en la adolescencia con respecto al uso de las nuevas tecnologías (NT)? ¿Cómo educar para que los hijos y los alumnos puedan vivir en el mundo actual, en el que las NT son omnipresentes?”
“Segundo: Educar en la realidad es educar en el sentido del asombro por todo lo que nos rodea. El asombro es el deseo de conocimiento, y lo que asombra es la belleza. La belleza de la realidad. Por lo tanto, hijos y alumnos deben estar rodeados de realidad. A más realidad, más oportunidad de asombro y, por lo tanto, de aprendizaje. Pero hay que pensar y analizar el tipo de realidades que les estamos proponiendo”.
“Tercero: Educar con realismo. El punto de partida  de la educación debe ser la naturaleza del hijo, del alumno… ¿Qué lugar deben ocupar las NT en la búsqueda de la perfección, de la que la naturaleza de niños y jóvenes es capaz?”
3.
“La educación ha logrado que las personas aprendan a leer, pero es incapaz  de señalar lo que vale la pena leer. […] Todo lo que pretenda forzar al hijo, al alumno a una perfección de la que su naturaleza no es capaz; pretender hacer muchas cosas al tiempo, que  requieren procesar información; bombardearlos con datos para ‘mejorar su inteligencia’; adelantar etapas; sustituir lo humano por lo digital, etc., todo ello los priva de lo que su naturaleza reclama: relaciones interpersonales reales, apego, contacto con la realidad, percibir los afectos; en fin, las NT no dan sentido a los aprendizajes porque son ajenos a sus fines, a lo que es verdadero, real y bueno para su naturaleza”. (p. 65).
4.
“[…]. El ordenador impide el pensamiento crítico, deshumaniza el aprendizaje y la interacción humana, y acorta el tiempo de atención de los alumnos. […]. Llevamos años usando pantallas digitales interactivas, y ahora hay colegios que están sustituyendo los libros de texto por tabletas […]. Los padres de familia están pidiendo una actitud prudente y responsable frente a la digitalización masiva de las aulas, porque no existe evidencia suficiente que avale los supuestos beneficios del uso de las tabletas en las aulas. Existe, sí, un conjunto de estudios que advierten de los riegos de sustituir el cuaderno por la tableta”. (p. 89)
5.
“Antes de adentrarse en internet, el hijo, el alumno, debe haber desarrollado en la vida real fuera de las pantallas, una serie de virtudes que soporten su carácter: competencias sociales, sentido de intimidad, discreción, autocontrol, sentido de relevancia, relaciones interpersonales […]. Es verdad que el alumno debe asumir el protagonismo de su educación, pero el ritmo acelerado de la multitarea tecnológica y los malamente llamados ‘juegos educativos’ no lo llevan a ese fin, sino a lo contrario. Quien lleva las riendas frente a la pantalla no es el alumno, sino la aplicación ‘inteligente’ de la tableta. Ayudemos a desarrollar en el hijo, en el alumno, un sentido de tiempo y secuencia […]. Ese mapa cognitivo permite identificar un contexto y crear un sentido, en varias dimensiones, de su ser en el mundo  y en el tiempo. […] La sensibilidad es profundamente humana, no digital”. (p. 99). 
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