miércoles, 16 de enero de 2013


DON QUIJOTE O LA CABALLERÍA REDIVIVA


Lucila González de Chaves



Los orígenes del género literario llamado Libros de Caballerías están en la rehabilitación del espíritu heroico de la Edad Media. Su evocación nostálgica hace que sea tratada como creación literaria. La doctrina amorosa que en los Libros de Caballerías encontramos, es consecuencia de la poesía provenzal conocida en toda Europa.

El mundo maravilloso del amor cortés se amplía ante los ojos del lector. El amor cortés o la poesía escrita por los trovadores para rendir homenaje de admiración a su dama, a la señora de sus pensamientos; ese amor cortés sale de Provenza y llega a España, a Gran Bretaña, a Italia y a Alemania. El amor cortés que es un amor sufriente, de tormentas, puede llevar a la locura. A veces, encontramos el amor cortés con cierta falta de sentido en algunos personajes –especialmente en las obras de Caballerías- que hablan solamente de lo más extraordinario. Es que en la caballería andante suceden cosas increíbles para quien no está iniciado en ella. Por ejemplo:

Una espantable sierpe está riñendo con don Artidel de España, un gran caballero. De repente, la sierpe huye, se tira a un lago y convertida en una hermosa joven sale nadando a la orilla.
El príncipe de nombre Lepolemo pelea contra el viejo Torino convertido en estatua de bronce.
La dama Ipermea llega en forma de grifo (mitad águila, mitad león), toma en sus garras a los jóvenes que tratan mal a su protegido don Olivante de Laura, se eleva con ellos en el aire y los suelta contra el suelo, desde arriba.

Los caballeros andantes creen que hay una estirpe de sabios y sabias (magos y magas) que los persiguen o los protegen según que despierten en ellos y ellas repulsión o simpatía. De esta creencia nacen personajes con grandes poderes como: Uganda, Morgaina, Ipermea, Ardémula, Taranta, Linigobria, Melisa, Zirfea. Y entre los personajes masculinos: Artidoro, Artemidoro, Merlín, Alquife, Atlante, Silfeno, Fristón (el peor enemigo de don Quijote), Arcalaús (el gran enemigo de Amadís de Gaula).

Los romances se conocían mucho en España, y ellos fueron el primer eslabón literario para conocer y estudiar los libros de caballerías. Se conocieron en España las leyendas sobre el mago Merlín, quien aparece varias veces en las novelas y poemas caballerescos. Él es un ser mitológico que adquiere aspecto humano; a veces es un anciano fabuloso por su ciencia, que vivió en el siglo VI en las montañas de Escocia; fue amigo y defensor del rey Artús (Arturo) a quien le ordena fundar la orden de la Caballería y de la Tabla Redonda.

Merlín es ejemplo de patriotismo y de heroicidad, a veces mago y profeta, a veces poeta y guerrero. Por amor a la joven Viviana se condena espontáneamente a un eterno cautiverio.
Don Quijote leyó también las historias del rey Artús, las de Tristán, las de Lanzarote. Y obras como El Caballero Cifar, la que presenta a un caballero pobre –Cifar- , a su esposa Grima y a sus hijos Garfín y Roboán. Esta familia sufre muchísimas aventuras que consigue superar, a veces mediante la ayuda del mismo Jesucristo. Este libro de caballería tiene un fondo didáctico: ensalza las virtudes o valores.

La historia literaria ha hecho diferencias entre el caballero “atrevido” y el caballero “esforzado”. Según la obra El Caballero Cifar, el que tiene valor es el caballero esforzado, clase a la cual pertenece Cifar. Frente a los caballeros heroicos, poderosos y ricos, aparece Cifar con su pobreza, con la humildad con  que resiste los escarnios.

Son obligaciones concernientes a la caballería andante –y don Quijote lo sabe muy bien- respeto, amor a Dios, hombría de bien cabal, honestidad a prueba de ocasiones, fe, pundonor y fidelidad a su dama. Nuestro “Caballero de la Triste Figura” hace esta reflexión: “Caballero andante sin amores es árbol sin hojas y sin frutos, y cuerpo sin alma”.

El escritor Juan Montalvo en su obra Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, considera a don Quijote (encarnación de la Caballería) elevado, grave, adusto en ocasiones, audaz, intrépido, temerario; sensible, amoroso, enamorado, constante, sincero, fiel.

Es difícil separar los Libros de Caballerías de las novelas sentimentales debido a los episodios caballerescos que en ellas abundan. Entre las novelas sentimentales y de aventuras integradas por situaciones caballerescas y amorosas están: Amadís de Gaula (es la obra preferida de don Quijote), La historia de los dos enamorados Flores y Blancaflor; Historia del muy valiente Clamades y de la linda Claramonda.

El Amadís de Gaula, obra con la cual empieza verdaderamente el género de Libros de Caballerías, tiene un origen que es casi leyenda: se dice que en el siglo XIV circulaba por Castilla un libro Amadís dividido en tres pequeños libros; luego le agregaron un cuarto libro y después un quinto. El Amadís imita claramente al Lanzarote y al Tristán.
El eje de la obra Amadís de Gaula  es una corte de un rey en la que se destaca Amadís, lo mismo que en la corte del rey Artús (Arturo) y en la del rey Marco sobresalen Lanzarote y Tristán.

Amadís, el hijo del rey Perión de Gaula y de la princesa Elisena, fue abandonado en un arca en un río y salvado luego por Gandales. Años más tarde, Amadís llega a la corte del rey de Escocia y se enamora de Oriana, hija del rey Lisuarte; este gran amor es uno de los hilos conductores de la historia. Amadís, encarnación del ideal caballeresco, ampara y defiende a viudas y a doncellas, humilla a caballeros orgullosos, lucha por la paz; -es también el ideal de don Quijote como caballero andante. Un genio benéfico llamado Uganda, y otro maléfico, Arcalaús, favorecen y perjudican, respectivamente, el destino de Amadís: sufre encantamientos y derrotas; también triunfa, como cuando libera a Oriana.

El rey Lisuarte es hostil a Amadís quien tiene que separarse de Oriana, y se va a vivir a la Ínsola Firme. Después de muchas luchas, ausencias y penalidades, por ejemplo: que el rey Lisuarte entregue a Oriana como esposa al emperador de Roma. Después de luchar y ser rescatada, tiene lugar la boda de Oriana y Amadís.

Otra obra de caballería muy leída por don Quijote, es Palmerín de Inglaterra, un libro que mereció el elogio de Cervantes. Esta obra tiene situaciones menos complicadas que los otros libros de caballerías, y momentos de gran delicadeza y generosidad.

Influyó también en don Quijote el libro Lanzarote o el Caballero de la Carreta; es un poema francés: Artús es el legendario rey de Bretaña y quien preside la reunión de los caballeros alrededor de una mesa (la Tabla Redonda) para narrar sus hazañas. Un día, en la fiesta de la Ascensión se presenta en la corte del rey Artús un caballero extranjero y lanza un desafío: un duelo a muerte; si dicho caballero pierde, entregará un gran número de damas y caballeros de la corte de Artús que tiene prisioneros, si gana el duelo, le entregarán a la reina Ginebra.
Keu ha aceptado el desafío y es vencido, por tanto, la reina queda prisionera. Las caballeros luchan por rescatarla; después de muchas y maravillosas aventuras en las que da prueba de valor, de sumisión, de lealtad, un desconocido llamado Lanzarote, impulsado por su amor a la reina Ginebra, logra liberarla; pero, ella lo desprecia porque él tuvo algunas dudas al subir a la carreta (un artefacto en el que exponían a los delincuentes a la vergüenza pública). La reina Ginebra opina que el amor de un caballero por su dama debe ser de devoción completa, de sumisión absoluta.

Los amores de Lanzarote y la reina Ginebra imitan los de Tristán e Isolda. Es el amor cortés que ennoblece al hombre y lo hace capaz de las más gloriosas hazañas, convirtiéndolo en un héroe, en un vasallo de “su dama”, la que le impone todos los deberes, pero le permite –si sabe merecerlas- todas las esperanzas. Esta clase de amor cortés no lleva al matrimonio, por el contrario, viola sin escrúpulos sus leyes.

Don Quijote revive en el siglo XVII la caballería andante de la Edad Media, y con él se cierra el ciclo del amor cortés. Es el último caballero andante que lucha por Dios, por el rey y por su dama –Dulcinea del Toboso- en beneficio de los demás.

La Caballería:

Institución creada en la Edad Media. Algunos estudiosos afirman que nació en Alemania y se extendió a todos los demás países europeos.
Sólo se admitía y se armaba caballero “por la justicia y el derecho” a los jóvenes nobles y capaces de llevar armas. Pertenecer a la Caballería era un signo de virilidad y nobleza.

Libros de Caballerías muy leídos por don Quijote:

Percival el Galo; El Caballero del león; Cligés; Eric y Enida; Cuento del emperador Otas; Palmerín (sus dos primeras partes fueron publicadas con los títulos de: Palmerín de Oliva y Primaleón; esta última parte continúa en Palmerín de Inglaterra, procedente de un texto portugués); Espejo de Caballerías (su protagonista es Ronaldos de Montalbán); Libro del invencible caballero Lepolemo o “Caballero de la Cruz”; Belianís de Grecia; Espejo de príncipes y caballeros (uno de los poemas caballerescos más admirados por don Quijote).

Caballeros andantes que influyeron en don Quijote:

Lanzarote (o Lancelote): héroe que personifica el “amor cortés; amor que todo caballero debe a su dama”.
Fiorovante: lucha contra el rey Balante (en Italia) y se enamora de la hija de éste, la princesa Dusolina.
Godofredo de Bouillon: rey de Jerusalén.
Tristán: el enamorado de Isolda, en la corte del rey Artús.
Amadís y Cifar, grandes y esforzados caballeros, rendidos de amor por la dama de sus pensamientos.

Gigantes que robaban el sueño y la paz a don Quijote:

Por medio de la constante lectura de los libros de caballerías, don Quijote supo de gigantes y endriagos; ellos influyeron en su vida de caballero andante; algunos de esos gigantes son:
Anfeón, Carmadón, Bruciferno, Boralto Dragontino, Brutillón, Arrastronio el Bravo, Pronastor el Orgulloso, Grindalafo, Furibundo, Astrobando (que andaba en elefante porque ningún caballo podía con su peso), Mandanfabul, Calfurnio, Baledón, Bravorante (sólo comía carne de fieras), Pacanaldo, Cartaduque, Daliagán de la Cueva Oscura, Frandamón el Desmesurado, Galpatrafo, Luciferno de la Boca Negra, Pasaronte el Malo, Marisgolfo, Mondragán el Feo, Bracamonte el Espantable, Mordacho de las Desemejadas Orejas, Serpentino de la Fuente Sangrienta, Nabón el Negro, Candramarte, Tenuronte el Malo, Argomeo el Cruel, Fierabrás y otros.



BIBLIOGRAFÍA:


Cervantes, Miguel de.       El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha
Doren, Mark van.              La profesión de don Quijote
Franco, D.                         La preocupación de España en su Literatura
García López, José.          Literatura española
González Ruiz, N.             La literatura española
Riquer, Martín de.            Aproximación al Quijote
Rodríguez, Antonio.         El Quijote, mensaje oportuno
Balbuena Prat, Angel.      Historia de la literatura española